(Henry)

Decidí que era hora de salir de mi encierro y dejar de esperarlo, me sentí algo estúpido por guardar la esperanza de que llegara a buscarme y por estar pensando en él.

Me presenté en el trabajo y hablé con mi jefe, solo trabajaría tres días a la semana.
Los demás días los ocuparía para estudiar y tomar algún curso, necesitaba darle un giro a mi vida, para poder abandonar ese ambiente definitivamente.

Pasaba las tardes esperando que tocaran a mi puerta y fuera él, me daban ganas de buscarlo, pero... ¿ Dónde ?.

Realmente no sabía nada de él, nunca me dio nombres o direcciones de sus negocios, no sabía dónde vivía.

¿ Como era posible que haya dejado entrar a mi vida a un completo desconocido ?.

Me contó su historia que a estas alturas ya dudaba de que fuera cierta, ni siquiera tenía su número de móvil y muy probablemente ni siquiera se llamaba Neville Lomgbotton, pero yo así lo conocía, como él a mi por Henry.

Me odiaba descubrirme pensando en Neville, pero más me odiaba a mi mismo por dejarlo entrar así como así en mi vida, no comprendía que ganaría él mostrando tanto interés para después solo desaparecer de la nada, y sin explicaciones.

Venir a cuidarme, prepararme comida, mostrar preocupación, a leguas se notaba que era un hombre de dinero, si fuera por sexo podría pagarle a cualquiera.

Eso me confundía.
No saber que sucedió con él o porque hizo todo lo que hizo conmigo.

Pasaron dos semanas más sin saber de él y me convencí de que jamás le importe, quizá solo fui una apuesta entre amigos, una distracción a la que le perdió el interés, no me quise torturar más pensando en eso, pues tenía que reconocer con algo de rabia que me había enamorado de Neville, no conocía el amor, es verdad, pero pensaba en él todo el tiempo, ansiaba volver a verlo, necesitaba sus besos, pero sobre todo, ese sentimiento que él despertó, me alentó a ser una mejor persona, me hizo ver que mi trabajo no era la única manera de salir adelante en la vida, por eso empecé a estudiar, quería superarme, lograr mi sueño de poner mi escuela de baile y tener éxito.

Dejé de atender clientes en el Manhattan's y me dediqué exclusivamente al baile, armé un pequeño show con otras dos chicas para tener algo de realce y ganar un poco más, pues mis ingresos sin clientes bajaron considerablemente, pero por fortuna yo había ahorrado una muy buena cantidad, la muerte de Hermione me devastó pero me levanté, el desamor de Neville no me tumbaría, al contrario saber que amaba a alguien por primera vez, me hacía sentir feliz, no estaba muerto por dentro como llegué a creer, aunque él sólo se haya burlado de mí, el tiempo que pasó conmigo fue maravilloso y con eso me quedaría.

Al pasar de los días recibí una visita inusual en el Night Club, me avisaron que alguien me buscaba, lo cual me extrañó porque mis clientes ya sabían que no atendería a nadie más, salí con el corazón queriendo salirse de mi pecho imaginando que podría ser Neville, pero al llegar al privado la que me esperaba era una mujer, de aspecto muy fino, cabello castaño, ropas caras, joyas y un gesto de desdén que en realidad yo no comprendía en absoluto.

— ¿ Tú eres el doncel que se hace llamar Henry ? — preguntó alzando una ceja y mirándome de arriba hacía abajo, analizando mi anatomía, pero sin quitar el gesto de desdén.

— Si soy yo, ¿ En qué te puedo ayudar ?.

— Tú no me conoces ni yo a ti, pero supongo que debiste escuchar de mi, soy Hanna, la prometida de Neville Lomgbotton.