(Harry)

Tuve que tomar asiento para intentar asimilar la noticia, esto estaba totalmente fuera de mis planes y sentí mucho miedo, pero no a tenerlo, sino, a no ser una buena madre, sin embargo conforme transcurrieron los minutos mi miedo se fue convirtiendo en alegría, en una dicha desmedida, un hijo sería la promesa de no volver a estar solo jamás, por fin tendría la familia que había deseado toda mi vida, aunque solo fuéramos mi bebé y yo.
Yo me aseguraría de que no le faltara nada, pero sobre todo jamás dejaría que le hicieran daño.

El fruto de mi amor por Neville ahora crecía dentro de mi.
¡ Que sensación más maravillosa !.
Esa de llevar una vida en tu vientre.

Acaricié mi pancita infinidad de veces, con tanta ternura que terminé llorando, pero de felicidad.
Ahora tenía que reprogramar mis planes, para darle toda la prioridad a mi bebé, tenía que ir al doctor, checar que todo estuviera perfecto y tener una gestación tranquila.

Estaba tan ilusionado con la noticia que no reparé en otro asunto importante, decirle o no Neville sobre su paternidad.
También tenía derecho de saber, pero... ¿ Y si no le importaba ?.

Me demostró que yo no estaba en su lista de prioridades, además suponía que ya se había casado con Hanna y querría formar una familia con ella.
Mi bebé y yo solo seríamos un estorbo o la segunda familia y eso en el caso de que quisiera reconocer a mi bebé.

No.

Lo mejor sería no buscarlo ni decirle nada, no lo necesitaba, no sería el primer doncel que cría a un hijo solo.

Al día siguiente le notifiqué a Sirius mi nuevo Jefe, que estaba embarazado, pensé que perdería mi trabajo pues tenía poco tiempo ahí, pero después de sorprenderse me felicitó, él y yo habíamos hecho una especie de amistad, sabía perfectamente que no tenía pareja, así que asumió que sería padre soltero

Era por algunos años más mayor que yo, de cabello azabache, ojos plateados y sonrisa juguetona, él me inspiraba confianza.

— Y, ¿ Ya fuiste al doctor ?, ¿ Todo bien ? — me preguntó.

— Aún no he ido, me acabo de enterar ayer y no sé de algún doctor que pueda llevar mi control.

— ¡ Faltaba más !, conozco a un ginecólogo excelente, te llevaré con él. Es importante la salud del hostess más hermoso que ha tenido el restaurant — dijo Sirius sonriendo.

— Oh no, no te molestes. Iré mañana temprano.

— Insisto, iremos ahora y regresaremos.

Fue imposible tratar de disuadirlo, así que fuimos al ginecólogo, quien después de revisar que todo estuviera en orden, me mandó a hacer análisis y checo por el ultrasonido el tiempo de gestación.

Los días transcurrían felices para mi, no perdería mi trabajo y yo ahorraba todo lo posible para ir comprando lo que necesitaría el bebé.
Creo que después de todo, la vida intentaba compensarme lo padecido trayendo está felicidad a mi vida.

Sería una excelente madre.

Sirius siempre estaba pendiente de mi y de mis chequeos médicos, insistía en acompañarme y hasta se emocionaba al ver el ultrasonido, era viudo y no había tenido hijos, por un momento pensé en que quizá tenía interés en mi, pero después descubrí que a pesar de sus negocios estaba tan solo como yo lo había estado alguna vez, entonces nuestra amistad se fortalecía.

Transcurrieron así los primeros 3 meses de mi embarazo donde todo era tranquilidad y felicidad, aún no se me notaba el embarazo, a excepción de mis pechos los cuales los notaba un poco más grandes. Parecía que ésta vez los planetas se habían alineado a mi favor, pero solo parecía, pues un día tocaron a mi puerta y cuál fue mi sorpresa al abrir...