(Harry)

Trataba de repetir en mi mente las palabras de él, al decirme que no hiciera caso a lo que viera o escuchara, pero no tenía atole en las venas, sentía hervir la sangre dentro de mi cuerpo y mi cara enrojecida, era la primera vez que sentía eso y lo podía reconocer a la perfección, tenía celos.

¿ Porqué Neville estaba haciendo todo eso ?.

¿ Acaso el destino de un doncel enamorado era la sumisión y aceptar las decisiones de su hombre a pesar de que éstas lo lastimen ?.

No lo entendía.

Lo había visto infinidad de veces en las chicas y chicos que conocía y sufrían por amor, se convertían en mártires en nombre de lo que para ellos significaba amar, jamás estuve de acuerdo con eso.
Aún cuando él buscara algún tipo de venganza en contra de Hanna.

¿ Qué finalidad tenía ?.

¿ Cómo podía besar a alguien que lo traicionó de esa manera ?.

Había puesto en pausa mi vida por esperar noticias de ese hombre, que patético, ¿ Qué estaba esperando ?.

¿ Ser el héroe de una historia de amor trágica, dónde al final a él no le importa mi pasado, ni él que dirán de la sociedad y se casa conmigo ?.

Sin duda el amor te hace perder el piso y la objetividad respecto a la realidad de las cosas.
Todo este tiempo me la había pasado quejándome sobre lo que había perdido, desde mi inocencia, mis padres, mi dignidad, a Hermione, mis libros, mi hogar, decía constantemente que no tenía a nadie en el mundo y se me olvidó lo más importante: me tenía a mi mismo.

La soledad no es la ausencia de personas en tu vida, es la ausencia de uno mismo y yo me tenía.
Era hora de dejar de regodearme en la tragedia.

Mucha gente había tomado de mi lo que deseaba y yo lo había permitido, pero mis ideas y mis sueños, esos me pertenecían totalmente a mi y no tenían precio.
Con o sin Neville mi vida tenía que seguir.

Al día siguiente fui temprano a mi apartamento, tenía que ponerlo en orden y hacer limpieza.
No regresaría a vivir ahí, rescataría todo lo que se pudiera y lo vendería.
Lo demás iría a la basura aunque me doliera.

No tenía caso apegarse a las cosas materiales, finalmente solo eran cosas.
Entré primero al cuarto de Hermione, recogí las fotografías que había tiradas en el piso con el marco y los cristales rotos, me ví en una junto con ella cuando fuimos al cine, nos veíamos sonrientes.
Su ropa la puse en cajas y la donaría.
Solo me quedé con una pulsera que a ella le gustaba mucho y las fotografías.

De mi cuarto de igual manera empaqué mi ropa y las cosas personales que aún servían.
No necesitaba nada más para empezar de nuevo.

Poner orden en el apartamento fue algo que me llevó 3 días, entre limpiar el desorden, empaquetar lo que donaría y vender los pocos muebles sanos que quedaron.
En esos días no tuve noticias de Neville para nada.

Pero ya no me derrumbé imaginando cosas, él tenía asuntos que atender y yo también, además ya había tomado una decisión.

Al llegar al lobby del hotel me disponía a pagar mi última semana ahí, no necesitaría más tiempo, pero me indicaron que alguien había dejado un 'voucher' abierto para mi habitación y que me estaban esperando.

Cuando subí a mi cuarto y entré, lo vi, ahí estaba Neville recostado en el sofá, se levantó de inmediato y sin darme tiempo de reaccionar me besó y me perdí en su boca, solo de sentir sus manos en mi cintura, todo yo ardía en deseo, entonces me levantó en brazos y como era su acostumbre me aventó a la cama para abalanzarse sobre mi, se quitó la playera negra que traía, se veía tan sexy con esos vaqueros deslavados y su barba ya bien definida, me dejaba sin respiración.

Entonces con desesperación me arrancó el short y la blusa pero antes de que hiciera otra cosa lo detuve.

— Tienes que decirme que ocurre con Hanna, yo no puedo continuar con esta situación, fíjate hasta donde he salido afectado Neville.

— Lo sé precioso y lo lamento mucho, pero ahorita en lo único que puedo pensar es en hacerte mío, te deseo tanto, que me volveré loco sino te poseo ahora mismo — me volvió a besar mientras con sus hábiles manos me desnudaba y se desnudaba.

Verlo desnudo hizo que olvidara todos mis reclamos y solo me entregué a las ricas sensaciones que me provocaba.
La manera en que tocaba y recorría mis pezones con su boca y lengua me estaba llevando a la gloria.
Solo podía aferrar mis manos a su cabeza para levantarla después y meter mi lengua a su boca.

Era divino poder tocarlo a mi antojo, besarle cada rincón, lamer su sexo como si fuera un niño con un caramelo.

Se reclinó un poco sobre la cama y me sentó encima de él, imaginé que se pondría el preservativo pero no lo hizo y así comenzamos a hacer el amor.

Fue maravilloso poderlo sentir así, me besaba y gruñia de placer.
Que rica sensación esa de tener sexo con amor.

Otra cosa que jamás había experimentado hasta ese día.

Nuestros orgasmos llegaron al mismo tiempo, mientras me sentía desfallecer de tanto placer.
Me recosté en la cama feliz de tenerlo conmigo y esperando que se acostara a un lado mio.
Ya tendríamos tiempo de hablar más tarde, pero en lugar de eso, comenzó a cambiarse como si tuviera prisa.

— ¿ A dónde vas ?. Aún tenemos que hablar — le dije.

— Me tengo que ir precioso, dejé pagado todo el tiempo que necesites aquí, en uno de los cajones te dejé dinero suficiente para tus gastos. Vendré a verte en otra ocasión, aún sigo arreglando algunos asuntos — me dijo mientras me daba un beso en la frente y se dirigía a la salida.

— ¿ Eso es lo que quieres ?, ¿ Qué sea tu amante mientras sigues con ella ? — le pregunté.

A lo que él solo me aventó un beso en el aire y salió sin darme respuesta alguna...