~•~ 8 de abril ~•~

Hoy al despertar hago lo que los últimos días he hecho para asegurar mi cordura, revisó el lugar en el que me encuentro, al no notar nada extraño paso a la siguiente fase, verme al espejo. Ahora soy rubia, este cambio es el que más me ha molestado hasta el momento, por suerte hoy es sábado espero arreglar este desastre antes del lunes.

Comienzo a pensar que estoy loca, es la única respuesta a lo que me ha pasado estos días, es decir, despertar y estar maquillada y peinada en un principio era bueno, el que me la pasé durmiendo casi todo el día tampoco es tan malo, según mi investigación en el embarazo es normal experimentar más sueño, lo que no dice en ningún lado es que tendría ligeras lagunas en mi memoria. Por más que lo intento no recuerdo el momento en el que me arreglo, incluso en el que me levanto, llegó un punto en el que simplemente al despertar ya estaba en mi salón de clases, por suerte nadie parece darse cuenta de ello.

Después de un tiempo me acostumbre a todo lo que me pasaba, decidí confiar en mí y en qué puedo afrontar esto. Me la paso investigando, leyendo o viendo películas que según yo me ayudarán, ahora hablo con mi bebé e intento averiguar qué es lo que quiere, estoy segura que él o ella no es el culpable pero todo esto comenzó con el embarazo así que ahí fue donde decidí partir.

También tengo la teoría de que el problema soy yo, mis lagunas tienen cierta similitud con la de un chico de una película que trata sobre viajes en el tiempo, las cosas en esa película no salieron exactamente bien, por lo que me aleje de las películas de terror para enfocarme en las de fantasía en las que al final la magia arregla todo. En eso me resumo en este momento, creyendo en imposibles, aceptando mis cambios y siendo positiva ante todo lo que se me presente.

Salgo de mi habitación sin hacer ruido, revisó y me doy cuenta que estoy sola, Melanie debió entrar temprano lo que quiere decir que es mi turno de hacer el aseo. Comienzo con la cocina, pero los trastes están lavados, la estufa, mesa, incluso el horno está perfectamente limpio, la sala, el baño, todo está en orden, me encojo de hombros y me pongo a desayunar, podría acostumbrarme a ésto.

Sigo con mi investigación y lo que continua es ver una serie, definitivamente no estoy siendo muy formal en esto, pero estás pequeñas cosas me ponen más relajada. La serie no trato de bebés, pero en el tercer capítulo ya me volví fan por lo que no la puedo dejar, hasta que una frase que dice el protagonista me brinca en la mente, él dice que a los demonios les gustan rubias, es una tontería y aún así me dió un poco de miedo, apagó la televisión y me dirijo a tomar un baño.

Extrañamente ahora tomo duchas largas de agua fría, cuando yo era de bañarme rápido con agua muy caliente, en fin cosas raras pasan con mi cuerpo pero la emoción de ver que en mi vientre ya comienza a notarse mi embarazo ha sido lo más mágico hasta el momento. Salgo en toalla sin quererme vestir todavía y me cepillo el cabello frente al espejo, el rubio no me queda tan mal, pero a mí me resulta desagradable, yo quiero mi tono natural, bueno también quiero un jugo de manzana pero eso no va a pasar porque no planeo ir hasta la tienda.

Mi toalla se cae y cuando yo me levanto con ella en mano, veo en mi mesita de noche un vaso con jugo de manzana. Yo vuelvo a soltar la toalla de la impresión ahogando un pequeño grito, giro a verme en el espejo y me noto con el cabello natural, ese fue mi pequeño límite, las cosas nunca habían pasado frente a mí, así que grito fuertemente y me tambaleo hasta chocar con la cuna.

— ¡Keilahy! ¿Estás bien? — entra corriendo Dylan luciendo realmente preocupado.

Me incorporó haciendo repaso mental en busca de algún dolor, por suerte no me hice daño, lo siguiente que noto, es que estoy desnuda delante de Dylan. Algo hace clic en mi mente, recuerdo lo que hizo y yo me siento de nuevo indefensa y tan asustada que me recorro lejos de él, Dylan no paso desapercibido mi gesto porque agacha la cabeza triste.

— Yo sólo pasé para ver si no necesitabas nada, cuando escuche que gritabas, abrí la puerta y ví que no tenía llave, así que me asuste y subí a verte — todo eso lo dijo mirando hacia abajo y sin moverse, no sé porqué pero le creí.

— Me resbalé y casi me caigo, pero me alcance a sostener, estoy bien, gracias.

Dylan asiente cabizbajo, mientras yo intento relajarme, en eso Dylan levanta un poco la cabeza para después observarme detenidamente, lo que me pone de nervios de nuevo.

— Se ve adorable tu vientre, ya comienza a notarse tu embarazo — sonríe un poco y sin embargo no consigo decir nada, por lo que él sale de la habitación.

Me hizo sentir como la mala del cuento el haber provocado esa reacción cuando él únicamente se preocupo por mí, además cuando tuvo la oportunidad de verme desnuda decidió ver a su hijo, creo que es lo más dulce que le he visto hacer hasta ahora.

Isa