Al entrar casualmente en el banco, el Hombre-Araña observó a los hombres abriendo los cajeros automáticos con las armas de alta tecnología. Descansó su costado contra la puerta del cajero.

—No puedo ver desde aquí —balbuceé para mí misma, comenzando a dar pasos cautelosos para acercarme a los cajeros.

Y justamente cuando estaba pensé en sacar la cámara de mi celular y hacer un acercamiento, una imagen interfirió en mi visión, reemplazándola con lo que sucedía frente a mí. Ahogué un grito, asustada con lo que acababa de suceder. Pero tan rápido como llegó y se fue, comprendí lo que era la imagen a blanco y negro. Era el interior del banco, con los ladrones usando las armas para abrir los cajeros.

¿Acababa de tener acceso a las cámaras de seguridad?

Dividida entre la desconfianza y la impresión, hice un esfuerzo por concentrarme en reestablecer la conexión, y poco a poco la imagen se volvió clara en mi cabeza. Lo único malo era que, mi visión era suplantada por la de las cámaras. Podía ver el interior del banco ahora, pero no lo que realmente sucedía frente a mí. No me encantó esa inseguridad, pero traté de enfocarme en el robo y el Hombre-Araña.

—¿Qué pasa? ¿Se les olvidó su NIP?

Los ladrones rápidamente se voltearon al oír al intruso.

—¡Wooow! ¡Son los Vengadores! ¿Qué hacen aquí?

"Iron Man" le apuntó con la escopeta mientras los otros apenas buscaban algo con qué apuntarle. Aún así, nada de eso importó. El superhéroe lanzó una telaraña al cañón y jaló de ella, golpeando a más de uno al quitarle el arma.

—Thor. Hulk. Un placer conocerlos. Creí que serías más guapo en persona —dijo pensativo, mirando al ladrón con la máscara de Thor, tirado en el suelo después de una fuerte patada por su parte—. ¡Iron Man! ¿Por qué robas un banco? Eres multimillonario.

Al principio, se enfrentó a los ladrones con poco esfuerzo, hasta que uno de ellos blandió un arma anti-gravedad y comenzó a incapacitarlo fácilmente.

—¡Esto se siente raro! —exclamó, levitando en reacción al arma alienígena. Se quejó con dolor cuando aterrizó contra la pared y cayó de cabeza. Al levantarse, miró el objeto extraño— ¿Qué es esa cosa?

"Capitán América" volvió a encender el arma y levantó al arácnido en el aire.

—¡Estoy... empezando... a pensar... que no son... los Vengadores!

Miré de arriba abajo, conforme el superhéroe estaba sometido a subir y bajar en el aire por el arma anti-gravedad.

Habría seguido observando la pelea con expresión de asombro, pero esa extraña antena en mi mente se puso en alerta cuando una llamada al 911 se conectó con mi línea de pensamientos. Venía del otro lado de la calle, en la bodega de Sándwiches Delmar. Sonrió, asombrada con la forma en que su mente se dividía entre dos conexiones.

—911, ¿cuál es su emergencia?

—El Hombre-Araña está peleando contra los Vengadores en la calle 21 —dijo con duda, mirando extrañado la escena en el banco. Los billetes volaban y el superhéroe saltaba y hacía maniobras en su combate contra los ladrones.

—Acabemos ya. Es noche de escuela —dijo el Hombre-Araña—. ¿Cómo consiguieron tan buena tecnología?

Finalmente, aunque el Hombre-Araña logró someter a los ladrones, el arma explotó, destruyendo el banco y la bodega de Sándwiches Delmar. Vi el rayo de energía pasar frente a mis ojos y cegarme por un instante, haciéndome perder la conexión con la cámara de seguridad. El impacto de la explosión me empujó tan fuerte que caí de espaldas.

Me levanté aturdida. Parpadeé y vi con mis propios ojos al arácnido correr rápidamente para auxiliar al señor que había llamado al 911. Escuché las sirenas de ambulancias y patrullas a lo lejos. Eso me obligó a levantarme y correr. Las armas quedaron deshechas en la explosión.

Después de ver al Hombre-Araña salir y correr a Sándwiches Delmar, supe que era el momento de volver e inventarme una excusa para explicarle a Terry por qué había tardado. Las armas ahora no eran más que cenizas, no quedaba prueba de lo que había sucedido. Buscaría otra manera de hacer otro contacto con aquella tecnología para entender mejor los cambios por los que estaba atravesando gracias a aquella roca alienígena.

Dentro de la Torre de los Vengadores, se estaban empacando las pertenencias de Tony Stark. Dum-E tomó un jarrón de porcelana de aspecto caro.

—Está bien. Bueno. Sí. Sí- No. No, deja eso —inmediatamente le dijo Happy al robot inteligente que había construido Tony en la universidad—. Eso vale más que tú o yo... ¿Hola?

Peter, vestido como Hombre-Araña, corría por un tejado.

—Happy, me acaba de pasar la cosa más loca. Estos tipos estaban robando un cajero automático con estas armas de alta tecnología.

—Oye, respira un segundo, ¿de acuerdo? No tengo tiempo para robos en cajeros automáticos...

—Sí, pero...

—... o las consideradas notas que dejas atrás. Tengo un día de mudanza del que preocuparme. Todo tiene que estar fuera de aquí la semana que viene.

Peter saltó a otro tejado y se detuvo en seco.

—¡Espera, espera! ¿Te estás mudando? ¿Quién se muda?

—Sí, ¿no ves las noticias? Tony vendió la Torre de los Vengadores. Nos estamos mudando a una nueva instalación en el norte del estado, donde, con suerte, el servicio celular es mucho peor.

—Pero ¿qué hay sobre mí?

Fue el turno de Happy de estar confundido.

—¿Qué hay sobre ti?

Peter se sentó en una farola.

—Bueno, ¿y si el Sr. Stark me necesita o algo, no sé, algo grande pasa? ¿Puedo hablar con el Sr. Stark?

—Mira, mantente alejado de cualquier cosa demasiado peligrosa. Soy responsable de asegurarme de que seas responsable, ¿de acuerdo?

Peter saltó al callejón, donde había escondido su mochila.

—Soy responsable. Yo... Oh, mierda. Mi mochila se ha ido.

Happy frunció el ceño antes de presionar el botón del elevador al que había entrado.

—Eso no suena responsable.

—Te llamaré después.

—Siéntete libre de no hacerlo.

Las puertas del ascensor se cerraron cuando Happy cortó la llamada y Peter se volvió a poner la máscara y salió corriendo del callejón.