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Parte 1.2: M@[email protected]

El tiempo límite de la entrega de los resultados había llegado al fin. Si hubiera estudiado estaría tranquilo, conocía de antemano mi nota en programación pero en matemáticas, no. La incertidumbre de esa nota no había dejado dormir durante toda la semana y el día había llegado y ahora era yo quien prefería seguir en la incógnita.

Mi madre me alentaba y me pedía que ingresara a la red a ver mi nota que para ella de seguro era un nueve o un diez. ¡Pobre!, ella no sabía lo que yo sí.

Ella se veía bastante más ilusionada que yo con respecto a ser ingeniero, de hecho no sólo ella, mi padre también lo estaba.

Y como no, si ambos pertenecían a la elite de los ingenieros, ambos trabajaban codo a codo con los ancianos ingenieros creadores del Cyber-world; no es por presumir pero mi madre era la mayor y mejor adquisición, teniendo mi edad había logrado a la universidad con la mayor calificación: diez, aunque algunos ingenieros solían mencionarme que de haber existido una nota mayor a esta se la hubiera puesto, y luego en los cinco años mantuvo supo mantener los logros obtenidos en el ingreso, siendo una de las pocas ingenieras en recibirse con honores, y mi padre tampoco se quedaba atrás. El mayor sueño de ambos era tener a su único hijo trabajando junto a ellos también y ni que pensar el mío. Crecí en ese ambiente y quería formar parte de él, pero bueno no había nacido tan listo como ellos o... responsable; al menos había heredado de ellos mi don para la programación, pero era todo.

Uno de los motivos por los que no quería ver mi nota eran ellos, no quería tener que mostrarles un gran reprobado y decepcionarlos.

Pero había otro más: el estatus.

Durante las decadas del 20 y 80 el calentamiento global había afectado completamente al clima; lluvias, terremotos y otras catástrofes azotaron el planeta.

Fue como un reinicio, unos ingenieros informáticos mostraron una nueva y revolucionaria tecnología, el cual no necesitaba gran tecnología más que señal de satélites y las impresoras 3D que habían logrado sobrevivir a la catástrofe. Esta tecnología fue el Cyber-world, una red que revolucionó el mundo y colocó a esos ingenieros como los grandes salvadores. Aunque se decía que ellos ya trabajaban en este proyecto aun antes de que todo esto surgiera, lo que les dio tiempo de estar preparados.

Con este reinicio, aquellos salvadores habían creado una nueva una nueva pirámide monarquica en donde ellos, los ingenieros en informática, cual si fueran reyes, se pusieron a la cabeza y los demás ingenieros en carreras informáticas inferiores eran como los miembros de la nobleza y tal como ellos gozaban de los privilegios que la nobles de aquella época, y estaban los no privilegiados: técnicos en computación, y arreglos de objetos informáticos, ya que los ingenieros a cargo creían que no se necesitaba cerebro para realizar esos trabajos, y por ello eran considerados inferiores, aunque no eran los únicos la demás carreras -sin importar cuan importantes hayan sido en el pasado-, también habían pasado allí, con la evolución de la tecnología habían pasado a ser más que vanales. Muy pocas eran las que se consideraban necesarias ya.

Esta era una organización nada justa, en efecto, pero nadie se opuso a este nuevo orden, y por qué lo harían; ellos eran los salvadores, los grandes héroes del mundo. Los peces gordos que podrían haber puesto un pero se habían derrumbado durante la crisis climática. Quedando esta nueva organización. En donde Virtuix City era la cabeza central gobernado por esos cinco ingenieros (de los cuales ya sólo quedaban tres) y los demás países que habían logrado sobrevivir debían obedecer las órdenes impuestas desde allí sin poner objeción.

No puedo negar que esa organización no me molestaba, yo también admiraba a esos seis hombres que habían logrado sobrellevar la catástrofe.

Ahora, ¿qué tenía todo esto que con mi nota? Básicamente, todo. No era un drama adolescente al decir que de mi nota dependía mi vida, mi estatus social.

Si mi nota era inferior a la deseada, estaba condenado a pertenecer al grupo de perseodres eternamente, a ser considerado un tonto, sin capacidad mental y definitivamente no quería eso para mí.

Eran casi las seis de la tarde cuando al fin me decidí, lo haría; de nada me servía seguir posponiendo lo inevitable la viera o no esa nota seguiría allí y el resultado no cambiaría.

Tomé mi smartphone, me coloque mis gafas de realidad virtual.

-"Facultad de informatica - Resultados examen de ingreso" -dije en voz alta. Al instante, me encontré en un pasillo grisáceo y en el paredón en frente mío estaba escrito una lista en color verde flúor. Otros tres chicos ya estaban allí revisando. Observé al grupo, por un momento pensé que hallaría a Moon o a su hermano Judd entre ellos, quería que al menos ella estuviera, pero no. Además las ganas de hallarla ahí disminuyeron cuando recordé que mi nota, no sería la mejor y no quería protagonizar

Me acerqué a ellos con cautela, casi iba contando cada paso que daba.

-¿Vienes a ver tus notas, amigo? -me preguntó uno. Vestía un rompevientos ancho color azul y unos pantalones también anchos color negro, lucía como si fuera un rapero y quizá lo era o no. Lo único de lo que estaba seguro era de que de seguro él no había aprobado.

-Eh, sí. ¿Son esas, no?

-Sí. Yo también vengo a verlas, realmente estoy preocupado. Creí haber hecho bien el examen pero al revisar... No sé, viejo. Estoy aquí hace rato.

-Me sucede algo similar -dije, aunque realmente no estaba interesado en su conversación, sólo hacia que me preocupe más.

-Bueno, al mal paso darle prisa -citó una vieja frase y sr acercó al cartel, su rostro preocupado cambio completamente, siendo reeplazado por uno de alivio y felicidad-. ¡Sí, Lo logré! ¡Saqué 80!

-Felicitaciones -dije, aunque estaba más sorprendido que él. Pero me sirvió para alentarme, si ese chico pudo sacar una nota alta, por qué yo no.

Me abrí paso entre los curiosos y me acerqué a la lista, busqué mi nombre "Elliot Neumann"

Recorrí con la mirada hasta que me topé con mi nombre y ahi estaba ese número, como burlándose de mí y de mi desgraciado futuro; ese número de una sola cifra: "7"

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El primer día de clases supuse que iba a ser más sencillo, pero no fue así. Cada paso que daba para llegar hasta la universidad sólo me hacia avanzar medio centímetro, era como si caminara sobre un terreno lodoso en lugar de asfalto. Definitivamente no iba por la vereda de la vocación, precisamente.

No quería ir a la universidad y enfrentarme a mi nueva realidad, pero debía hacerlo. Y aún tenía en mi mente la mirada de decepción de mi madre, pero igual fingía una sonrisa e intentaba animarme dieciendome que al menos lo había intentado, mi padre fue menos compresivo, me dio un gran sermón y me habló de responsabilidad y de la que me esperaba a partir de ahora, yo no me atreví a replicar, sabía que él tenía razón.

Con un pésimo destino marcado no tenía ninguna motivación para ir, tenía la opción de escoger otra carera pues de todas maneras sería gual, pero... la informática seguía siendo mi pasión y si esa era la única manera en que podía cursarla, debía hacerlo.

Entré a la facultad por segunda vez, nada había cambiado desde hace dos semanas; los mismos cuadros, la misma pintura en las paredes, el mismo pasillo, los mismos profesores rondando; sin embargo yo lo sentía diferente.

Ya había varios otros alumnos y alumnas buscando sus aulas, buscando los pabellones de ingeniería, entre otras carreras, y yo buscaba la de los de Analistas de Sistemas.

Había llegado abajo pero no tan abajo, el siete no fue tan malo después de todo, al menos no tendría que reparar PCs viejas y podría seguir trabajando con software aunque muy lejos de la red Cyber-world.

-¡Hola, Elliot! -la dulce voz de Moon, resonó en mis oídos. Me giré, y en efecto, allí estaba ella, llevaba puesto un vestido blanco de falda corta, tacones, y el cabello recogido en un rodete.

-Hola -saludé, rascando mi nuca intentando ocultar mi nerviosismo, ciertamente sabía que en algún momento la iba a cruzar y de iba a enterar de mi vergonzoso resultado, pero no tan pronto.

-¿Cómo te fue en el examen?

Ahí iba y sí le dije el resultado real, aunque por un momento había pensado en engañarla.

-¡Huy! Lo siento -dijo. "Lástima" era lo único que yo no quería de ella. Moon continuó hablando:- Pero entonces serás compañero de mi hermano, él está en la misma carrera.

-¿En serio? -dije asombrado, yo aun aseguraba que había aprobado- Vaya que sorpresa. ¿Y... y a ti?

-Bien, obtuve un diez -dijo con orgullo, mientras el mío caía al piso y era aplastado por un alumno que pasaba caminando cerca de nosostros-. Huy, lo siento de nuevo. Es que, vaya, yo no esperaba una nota tan alta. No soy una super-genio o algo así.

-No te preocupes lo entiendo. Tienes que alegrarte, te fue bastante bien, y fue sólo tu esfuerdo -ella sonrió- Por cierto, ¿tu hermano dónde está?

-Creo que ya en clase -contestó y miró la hora en su teléfono-. Yo también debo irme, nos vemos en otro momento.

-Bien, adiós. Ah... ¿sabes dónde queda el salón 115?

-Por el ala este -respondió antes de perderse corriendo por uno de los pasillos.

Asentí e ingresé al pasillo que me llevaba hasta allá.

101, 102, 103, ..., 110... y salón 115.

Mientras ingresaba podía sentir la mirada de algunos chicos clavados en mi, incluso susurros burlándose. Eran ingenieros de seguro.

Apreté mi mano derecha formando un puño, perp me contuve de ir hasta ellos, después de todo esto yo sabía que esto me lo había provocado yo, tome una gran bocanada de aire y me preparé mentalmente para entrar a mi primera clase.

Ingresé al aula, miré a mi alrededor; ya había varios alumnos sentados allí, esperando la llegada del profesor que dictaría ka materia.

Buscando donde sentarme, logré divisar una cara conocida, se trataba de Judd, el hermano de Moon. Había un asiento libre junto a él, así que fui hasta allí.

-Hey, Judd. ¡Hola, amigo! -lo saludé con falso ánimo.

Él escribía algo en su cuadernillo, aunque no conseguía ver qué. Alzó la cabeza, acomodó sus lentes y me miró.

-H-hola... -saludó e hizo una pausa para recordar mi nombre, al parecer- Elliot, ¿no?

-Sí, ese es mi nombre. ¿Está ocupado? -señalé el asiento.

-No... sientate si quieres -dijo despreocupado y volvió a las anotaciones en su cuaderno.

Yo me ubiqué en el asiento y saqué mi propio cuadernillo, traté de escribir algo allí, imitándolo, pero realmente no tenía nada que poner. Realice unos cuantos rayones en la tapa y lo dejé.

Miré a mi callado compañero, parecía bastante inmerso en su cuadernillo. La curiosidad me invadió y como si fuera una vieja chismosa me incliné disimuladamente a intentar ver sus anotaciones, alcancé a ver algunas letras y números, pero no lograba ver la hoja completa para darle algún sentido. Definitivamente el trabajo de detective jamás hubiera podido ser lo mío.

-¿Oye que es lo que tanto haces allí, eh?-pregunté.

-¡Nada! -exclamó nervioso, al mismo tiempo que cerraba su cuadernillo-. Sólo algunos cálculos. Pero nada que pueda interese.

-Ahh, entiendo. Bien, no hay problema -dije, realmente había quedado un ocoo sorprendido; pues desde que le había conocido no le había visto decir una frase com tanta seguridad y sin tartamudeo. Tampoco era que lo conociera tanto, pero aun así era raro-. De igual manera no alcancé a ver nada.

Judd carraspeó con cierto aire nervioso.

-No importa, n-no era nada importante -intentó aclarar.

-No te preocupes, no tienes que explicar nada. Por cierto me encontré con tu hermana. ¿Entró a ingeniería, no? Ella me contó

Realmente no se porque intentaba hacer conversación con él. Pero no había nadie más allí; en la secundaria solía estar rodeado de mis amigos, tenía un gran grupo con el cual pasaba mucho tiempo y salía cada vez que podía (siempre). Creo que estar en soledad no era lo mío, me hacía hablar hasta con alguien como él.

-Sí, así fue-contestó con poco interés, buscando mirar algún punto invisible en la pizarra con tal de no mantener conversación.

Pizarras, arcaico instrumento, pero útil para un antisocial.

-¿Y tú... cómo es que terminaste aquí? Yo estaba seguro de que habías aprobado. ¿No estudiaste o...?

-P-pues ya ves que no aprobé. Saque 50 -Me interrumpió, no se oía molesto, de hecho no había alguna clase de emoción que yo lograra distiguir-. No siempre puede salir todo bien, ¿no?

-Es posible...

El profesor ingresó a la clase, interrumpiendo la conversación (si es que podía llamarle conversación).

Era un anciano calvo y regordete, usaba unos lentes gruesos similares de a los de Judd sólo que de marco rojo, y llevaba puesto una camisa azul a cuadros y pantalón de vestir negro.

-Buenos días, clase -saludó con voz gruesa-. Yo doy la clase de Programación 1. Mi nombre es Albert Adams -escribió su nombre en la pizarra y se giró a vernos-. Sean bienvenidos a la cursada.

Sin más preámbulo, inició la clase.

Judd observaba atento y tomaba apuntes sin dejar por fuera el más mínimo detalle. Lo cual me seguía haciendo pensar de cómo había hecho para reprobar.

Yo en cambio no pude prestar atención ni una sola vez, programación básica era una materia que habíamos visto en 5to año de secundaria, de hecho ya me conocía la materia al derecho y al revés.

El armado de los algoritmos se basaba de dos simples funciones "Leer" y "escribir"; resumido simplemente a entrada y salida de datos. Luego se iría complicando más, hasta terminar con matrices y vectores, no más que simple repaso para mí.

Las demás clases que le siguieron fueron igual de entretenida, sólo conocimiento básico y que realmente no eran de mi interés.

El día escolar acabo casi al atardecer. Compartir aula con Judd en todas fue casi como compartirla con un fantasma, casi no habló más que lo estrictamente necesario para realizar algún punto de los prácticos y nada más. Era una persona bastante extraña, realmente no tenía el comportamiento de un adolescente normal, ni siquiera de uno anormal, todo un antisocial. Era completamente todo lo contrario a su hermana; Moon, parecía irradiar luz por cada lugar que pasaba. Siempre sonriente y conversadora. Judd en cambio, parecía ser un tipo amargado, sólo centrado en si mismo y en el mundo de su cabeza.

Aun no me quedaba claro como es que podían ser hermanos y ser tan distintos, pero lo eran, bueno al menos eso era lo que ellos decían.

Luego de haber ingresado a la biblioteca virtual a buscar unos libros que necesitaba, me encontraba caminando por la galería de la facultad cargando los dos libros, cuando me topé con Moon quien iba caminando con su hermano "el mudo".

-Elliot, hola. ¿Ya vas de salida? -me preguntó.

-Sí, ¿ustedes también?

Ella asintió con la cabeza y comenzamos a caminar juntos

-¿Qué tal tu primer día? -inquirió- Este chico no me ha dicho mucho.

No me sorprendía.

-Ahí, masomenos. Complicado como cualquier primer día -respondí- ¿Y a ti?

-Masomenos, el primer día en análisis matemático y ya vimos integrales triples, está bastante costoso. Ni hablar de las materias de informática.

-Puedo entenderlo.

La amena charla continuó mientras caminabamos por los pintorescos edificios de Virtuix City. Me contó más de su clase y lo que le esperaba en los días siguientes, aunque de igual manera de veía animada y no era para menos: ingeniería valía el sacrificio; yo con menos ánimo también mencioné algo de mi carrera, Judd, por su parte se mantuvo en su acostumbrado silencio, uniéndose a la charla sólo para asentir con un "Ajá" y "Sí"

Finalmente, Moon puso fin a la charla al avisar que se iban por otra calle y nos despedimos.

Antes invité a Judd a mi casa para realizar un práctico de la única materia que me costaba: Álgebra y elementos de geometría analítica mi casa, él era realmente bueno en la materia; lo había demostrado en clase. Judd se negó al principio pero, gracias a la insistencia de su hermana, aceptó. Antes de irse Moon me susurró: "necesita amigos" y me guiñó un ojo. Yo sólo sonreí. Al menos había ganado puntos con eso. Aunque ser amigo de Judd no estaba en mis planes a futuro.

Caminé el resto del trayecto a mi casa solo. Al menos había sobrevivido a mi primer día como "rezagado" en la universidad. Ahora debía hacerlo por tres años más y el resto de mi vida laboral.

Sin embargo, la universidad, mis nuevos amigos, mi nuevo estatus serían sólo una introducción de los acontecimientos que vendrían poco tiempo después

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Hola, aquí estoy de regreso liego de varios meses de bloqueo cerebral. Realmente ya no sé si quede algún lector en esta historia, pero bueno... de igual manera algo raro que noté fue que el prólogo tiene 56 leídos mientras que el primer cap solo 16 #raro.

Bueno espero que les haya gustado el cap, voten y comenten si fue así. También si tienen alguna corrección que hacerme o alguna pregunta no duden en hacérmelo saber ;) ¡Gracias!

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