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seis


—Quiero traer a mi vecino —comunicó Jungkook, comprobando el equipo de sonido. Jiwoo alzó la mirada de su guitarra, Yoongi hundió su dedo en el teclado y Hoseok frunció el ceño desde atrás de la batería—. ¿Por qué me miran así?

—Nunca has traído a tus conquistas a los ensayos, ni siquiera a los conciertos —replicó Yoongi.

—Que no son conciertos —masculló Hoseok entre dientes.

—Tocamos en un bar y damos un espectáculo, es un concierto pequeño —alegó de vuelta de Yoongi, mirando a su amigo.

Jiwoo puso los ojos en blanco y soltó su guitarra, dejando que colgara de su hombro.

—¿Estás saliendo con él?

—Es el profesor de matemáticas de la universidad —confesó Jungkook de repente, tomando el micrófono.

—¿Qué? Pero... —Jiwoo balbuceó, sus ojos abriéndose en sorpresa—. Ese hombre tiene como sesenta años.

Jungkook chasqueó la lengua.

—No ese, hablo del profesor que da clases extras.

—¿El sexi?

—Si...

—¿El sexi?

—Sí, Jiwoo, el sexi. Kim Taehyung. Ese.

—¿Quién es el profesor sexi de matemáticas? —curioseó Hoseok desde atrás, confundido.

—Es mi vecino. Nos hemos vuelto amigos.

—¿Tan amigos que vas a traerlo al bar? —cuestionó Yoongi en tono divertido, mirando a su amiga—. ¿Qué crees, Jiwoo?

La chica cerró la boca de golpe, parpadeando lento después de salir de su estado de estupefacción.

—No sabía que estabas saliendo con él. Ni siquiera que fuera tu vecino, ¿por qué no me lo dijiste? Han pasado como tres semanas.

—No lo sé —suspiró Jungkook, dando golpecitos al micrófono para asegurarse de que funcionaba—. Pero no estamos saliendo, solo somos amigos. Él... Me cae muy bien.

Jiwoo no supo que responder o que preguntar en todo caso, así que volvió agarrar la guitarra y ordenó que comenzaran a ensayar. Como grupo no tenían canciones propias, más que covers hechos a su estilo. Y estaba bien, a la gente le gustaba y a ellos también. Nunca habían pensado en volverse famosos, todo se trataba de diversión, así que estaban bien con eso.




Jungkook regresó en la noche y tocó a la puerta de su vecino. Taehyung abrió con su piel empapada de sudor y las mejillas enrojecidas.

—¿Tienes fiebre?

—No, sola estaba cocinando. Entra, no puedo dejar que se queme.

—Creí que ya habías cenado —comentó el menor, quitándose sus zapatos antes de cruzar la sala.

—Creí que dejarías comida en mi puerta y no preparé la cena. Pensé que teníamos una rutina. Aunque... Es mi culpa.

—Me gusta dejar comida en tu puerta, hyung —admitió y Taehyung torció el gesto, centrándose en revolver las verduras que estaban en el sartén—. Hoy no pude salir más temprano. Lo lamento.

—¿Tienes clases extras o algo así?

—Soy el vocalista de una banda llamada Sky blue —confesó con notable emoción.

Taehyung volteó ligeramente, mirándolo de arriba abajo como si la persona que tuviera en frente fuera otra.

—¿Qué clase de música cantas?

Jungkook se encogió de hombros.

—Indie pop, romántica. Lo que nos salga hacer. Intentamos variar para que la noche sea entretenida.

—¿Tocan en algún lugar?

—Un bar, se llama Stone. ¿No quieres ir a verme? Tocamos todos los sábados.

El mayor apretó el mango del cucharón, apagó la estufa y vertió las verduras en un plato. Los sábados solía salir a tomar un café en la tarde, volver a casa y relajarse. O a veces, aceptaba una invitación de sus amigos para salir a algún bar. Pero de vez en cuando, considerando que no hacia parte de una rutina y le costaba las salidas imprevistas.

—Tal vez.

Jungkook asintió con la cabeza, sonriendo de oreja a oreja, aunque Taehyung no lo viera.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó anoche? —preguntó el menor y, al no obtener respuesta después de un largo silencio, cambió la pregunta—: ¿En qué momento te fuiste? Incluso lavaste los platos. Cuando bebo y luego duermo, caigo en un sueño profundo, pero tú despertaste como si nada.

—Tenía que trabajar.

—Ah, sí. Olvidé que das clases en la secundaria Taejon —musito con desánimo.

—¿Vas a comer? —cuestionó el mayor, dejando varios platos en el comedor—. No soy bueno cocinando, pero no te hará daño, lo prometo. —Jungkook sonrió poquito y asintió, yendo a sentarse frente a Taehyung—. Me cuesta comer muchas cosas diferentes, así que las combino —confesó.

Jungkook lo observó combinar las verduras, seguido de carne y arroz para comerlo de un solo bocado, arrugando el entrecejo. No supo si porque se le era difícil digerirlo así, o porque estaba delicioso, así que se apuró a comer también, satisfaciéndole cada bocado.

El sábado siguiente, Jungkook volvió a casa de Taehyung sosteniendo dos cascos. El mayor puso los brazos en jarra y negó con la cabeza. A comparación de Jungkook, que vestía unos pantalones anchos y una camisa de tiras algo femenina, Taehyung vestía algo formal, como si fuera a un restaurante, pero a Jungkook le parecía que seguía viéndose sexi, y tierno.

—No voy a subirme a tu motocicleta.

—Por favor, hyung. Solo esta vez.

—No, no me gusta.

—Te sujetas de aquí y no te pasará nada —dijo, apuntando su cintura—. Por favor, te prometo que no volveré a pedirte algo así. Por favooor.

Taehyung rodó los ojos, abrazándose con fuerza. Podría intentarlo.

Bajaron juntos al estacionamiento y Taehyung miró con desagrado la motocicleta donde Jungkook ya se había hecho espacio. Cuando el menor le entregó el casco y Taehyung amagó ponérselo, torció la nariz y se lo devolvió.

—No me gusta como huele.

Jungkook se sonrojó, olfateando el interior de dicho casco. Olía Jiwoo de alguna manera, quizás a Hoseok también, pero no olía realmente mal. Sonrió y le ofreció el suyo mientras se ponía el contrario.

—Ese huele a mí, ¿está bien? —indagó Jungkook, riendo apocado.

—Me gusta tu olor, así que está bien —respondió el mayor, sin siquiera advertir que sus palabras habían revelado algo, o incluso, hecho sentir a Jungkook como si flotara entre nubes.

Finalmente, se puso el casco, subió a la motocicleta y pasó sus brazos por la cintura del menor, enganchándose contra su vientre, sintiéndolo duro y con formas particulares.

—¿Haces ejercicio?

—Hago algunos abdominales al levantarme. Y planchas también —contestó el menor, poniendo la moto en marcha.

Taehyung sintió tanto miedo al principio que lo apretó fuerte, como si quisiera hacerle explotar los órganos internos. A Jungkook no le molesto, aunque a veces fuera doloroso. Por el retrovisor alcanzó a ver que el mayor cerraba los ojos y a veces los abría, mirando todo a su alrededor como si fuera otro mundo. Así, hasta que pareció perder el miedo o cualquier cosa que lo cohibía, porque aflojó el agarre y dejó de cerrar sus ojos hasta que llegaron.

La música alta hizo a Taehyung estremecerse por un momento, cubriendo sus oídos con las manos al tiempo que seguía a Jungkook atrás del escenario, donde el sonido era menos estridente.

—Chicos, él es Taehyung.

Los amigos de Jungkook se quedaron estáticos, siendo Jiwoo la primera en ir a saludar, seguido de Hoseok y Yoongi. El menor se volvió hacia Taehyung cuando los demás volvieron a concentrarse en lo suyo, preparándose para tocar en diez minutos.

—¿Quieres quedarte aquí? Hay una pantalla para que nos veas.

—Creí que querías que te viera en vivo. —Se frotó las manos, inquieto—. Quiero verte y escucharte en vivo.

—Pero-

—No te preocupes por mí, puedo soportarlo. Es más, mientras terminas de organizarte, iré a pedir algo de tomar.

—¿Estás seguro, hyung?

—Basta. Soy un adulto. He venido a estos lugares más veces que tú, te lo aseguro. Nos vemos ahora. Fue un gusto conocerlos —añadió hacia los demás, saliendo del camerino.

Jiwoo sonrió desde atrás, acercándose a Jungkook.

—Es como... Seis años mayor que tú y lo tratas como un niño. ¿Es por ser autista?

—No.

—No estás con él por lástima, ¿verdad?

Jungkook se sacudió, girando a verla con un gesto de enfado.

—¿Por quién me tomas? —bufó—. Vamos a tocar.

Hacía mucho que Jungkook no se sentía tan nervioso como en el instante en que salió al escenario y observó la multitud, puntualmente a Taehyung, que estaba recargado contra la barra y bebía un mojito al tiempo que lo miraba fijamente. Había esperado que él estuviera dentro del camerino, viéndolo y escuchándolo desde allí para no distraerse o, en todo caso, ver su gesto de desaprobación por si no le era de su agrado la canción, o su voz. ¿Qué clase de música escuchaba su hyung?

—Jungkook —llamó Jinwoo en un susurro, atrayendo su atención—. ¿Estás bien? Vamos a comenzar.

El menor tomó aire y lo botó con fuerza, aproximándose al micrófono. Saludó a todos como de costumbre y, antes de dar el nombre de la primera canción, miró a Taehyung y le sonrió, indirectamente dedicándole la primera pista.

"Beautiful – Crush"

Cerró los ojos, sintiendo la melodía en su piel, erizándolo y animándolo a cantar con más pasión. Cuando pensaba en Taehyung, de repente su corazón saltaba de emoción, y verlo lo ponía nervioso hasta el punto de olvidar la letra de la canción. Así que evitó hacerlo, evito ver esa figura que lo miraba desde la barra, aunque sabía que estaba allí.

Después de cuarenta minutos, se hicieron un espacio para descansar. Los chicos fueron por bebida mientras Jungkook iba al camerino.

—La primera canción... —Mencionó Taehyung cuando lo alcanzó. El menor dejó el paño húmedo con el que se limpiaba el sudor, intacto, quedándose tan quieto que ni siquiera respiró—. Noté que te lo tomaste muy personal. ¿Siempre cantas con tanto sentimiento?

—¿Qué?

—Si me mirabas para ver si me gustaba al final de la canción, la respuesta es "sí", me gustó como la interpretaron. Me gustaron todas, en realidad.

Jungkook se humedeció los labios, maquinando algo en su mente. Taehyung ni siquiera se había dado cuenta de que esa canción se la había dedicado a él. Sabía que no era bueno recibiendo señales, así que, en lugar de sentirse molesto, rio y sacó su móvil, buscando la canción original. Limpió su frente y fue a ponerle seguro a la puerta.

—¿Qué haces?

—¿Quieres bailar conmigo, hyung? —preguntó, ofreciendo su mano. Taehyung la reparó por un tiempo—. Por favor.

—Mm... No tengo coordinación.

—Yo sí, así que apóyate en mí.

—¿Estás usando la letra de la canción? —curioseó el mayor, aceptando, sin pensarlo, esa mano que se mantenía abierta frente a él. Jungkook lo atrajo hacia sí, manteniendo una distancia, aunque Taehyung se había estremecido por el movimiento.

—¿Puedo tomarte de la cintura?

—No entiendo, ¿por qué quieres bailar conmigo?

—Porque estoy feliz.

—¿Bailas cuando estás feliz?

Jungkook asintió.

—Cuando estoy feliz y enamorado.

Taehyung abrió sus ojos, mirando fijamente a los del menor.

—¿Te enamoraste de alguien del público?

—Si —respondió, pasando su mano por la cintura del mayor, haciendo que se moviera a un lado y luego al otro sin dejar de mirarlo—. Me enamoré de ti, hyung. Esta canción te la dediqué a ti. El sentimiento que dijiste que viste cuando canté, era por ti.

Taehyung no reaccionó los primeros segundos, poniendo nervioso al menor que esperaba ansioso alguna respuesta, sin importar que le rompieran el corazón. No obstante, cuando este se detuvo y frunció el ceño, como si estuviera esforzándose en demasía por encontrarle sentido a sus palabras, entendió que debía ser paciente.

—Hyung, no tienes que responder ahora. Solo quería que lo supieras.

—Ah, entiendo —dijo, haciendo puños sus manos, sin entender por qué todo su cuerpo se sentía tan alterado—. ¿Gracias?

Jungkook pasó saliva, yendo a pagar la música.

—¿Quieres beber conmigo?

—Sí, si quiero.  

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