ocho
No fue inesperado que Taehyung se sintiera mal segundos después de haberse bajado del taxi. Estaban en el centro de la ciudad y había una aglomeración de personas a su alrededor. Hacía frío y minutos atrás le había parecido ver un relámpago que, por suerte, no detonó. Le parecían hermosos los rayos, pero el estruendo le asustaba sobremanera, y temía escuchar alguno ahí afuera. Después de todo, estaba bajo el cielo.
—Hyung, ¿todo bien? —preguntó Jungkook cuando le notó la mirada perdida y el cuerpo tembloroso—. Puedes tomar mi mano.
Taehyung cerró los ojos, botó aire y le tomó la mano. No fue sencillo, sintió que quería apartarse y al mismo tiempo permanecer así. Lo apretó como si jugara con una pelota de goma y Jungkook frunció el ceño ante esa fuerza, preguntándose cómo podría albergar tal cosa dentro de un hombre de mirada cálida y sonrisa sincera, aunque ahora lucia aterrado.
—Mis amigos nos están esperando cerca de aquí —informó y Taehyung asintió con la cabeza baja—. Después iremos a otro lugar.
El mayor se dejó guiar en silencio, casi comprimiéndose contra el cuerpo fornido de Jungkook. Su cuerpo grande y fuerte lo acogió como si fuese una casita de ladrillos especialmente para él, y eso le gustó.
—¡Jungkook! —exclamó Jiwoo en cuanto los vio, pegando un gran salto para ser vista—. Qué bueno que llegaron. Yoongi y Hoseok no tar... Oh, ahí están.
Yoongi tocó dos veces el claxon del auto y Jiwoo corrió al asiento de atrás, seguido de Taehyung y Jungkook.
—Cambiemos de lugar —pidió Taehyung, suplicando con la mirada El auto estaba en movimiento y Jungkook miró alrededor, la única opción posible era que Taehyung pasara por sobre él, así que tomó el brazo del mayor y lo guio al otro lado, ambos rozándose, quedando por un segundo en una posición incómoda—. ¿Mejor?
—Sí.
Jungkook se dio cuenta de que sus amigos miraban de reojo, Hoseok tenía los ojos grandes y Yoongi se aguantaba una carcajada. No pudo evitar sonrojarse y, al mismo tiempo, molestarse.
—Hyung, tenemos un disfraz extra en el baúl. ¿Quieres usarlo?
—No me gustan los disfraces.
—También estoy comenzando a odiarlos. Jungkook nos está aplastando. ¿Por qué una tajada de pan? ¿Te volviste loco? —rezongó Jiwoo, con su cara casi contra la ventana—. ¿No ibas a ponerte un disfraz de Spider-Man o algo así?
—Cambié de parecer.
—¿En serio? —La chica suspiró, poniendo sus ojos en blanco—. Al menos hubieras pedido un pan sin bordes. Profesor Kim, ¿puedes respirar allá? —preguntó en dirección a Taehyung.
Jungkook volvió la cabeza y notó a Taehyung con las piernas cruzadas, el cuerpo encogido y su cabeza contra el cristal. Apenas y rozaba su disfraz. De hecho, parecía preocupado de hacerlo.
—Puedes llamarme Taehyung, o Kim, como quieras, pero no profesor —dijo con la voz dura—. No aquí afuera, por favor.
Jiwoo se sonrojó hasta el nacimiento de su cabello y cerró la boca, pasando saliva de forma nerviosa. Jungkook, en cambio, no apartó sus ojos del mayor, preocupado.
—¿Te sientes bien, hyung?
Taehyung inspiró profundo y asintió sin decir palabra alguna.
De ese modo, se quedaron en silencio, haciendo una excepción por la música suave y baja que Yoongi había puesto para ambientar el trayecto. Condujo a las afueras de la ciudad por alrededor de veinte minutos antes de llegar a un descampado, donde había más personas alrededor de una fogata, usando máscaras y bebiendo como locos. Taehyung se sintió perturbado por aquellos disfraces, sin embargo, Jungkook tomó su mano una vez más y lo llevó a otro lugar, con personas que sencillamente estaban bebiendo en silencio sobre sabanas limpias.
—¿Podemos sentarnos? —preguntó Jungkook al grupo. Los chicos asintieron y sirvieron un par de tragos.
—¿Eres amigo de Jiwoo? —preguntó una chica que vestía como colegiala.
—Sí.
—¿Entonces eres parte de la banda?
—Sí.
—Oh, ¿y van a darnos un concierto?
—No lo sé.
—Jiwoo dijo que lo harían —intervino un chico que usaba una diadema cuyo cuchillo parecía atravesar su cráneo; la mitad de su rostro estaba cubierto por pintura roja—. ¿No te habló al respecto?
—No.
—¿Siempre eres así de antipático? ¿Qué hay de ti, amigo? —soltó otra persona, mirando a Taehyung—. ¿De qué se supone qué estás vestido? Si él es el lado de un sándwich, tú deberías de haber sido el otro, ¿te comieron antes de tiempo?
Los demás rieron y Taehyung siguió con la mirada en el cielo. Había visto un par de relámpagos a lo lejos alumbrando parte de la ciudad. Y si, desde allí tenía un hermoso panorama, pero no podía aprovecharla cuando estaba tan asustado de que un rayo cayera sobre él. No, peor aún, el sonido que a veces parecía querer explotarle los tímpanos.
—¿Tu amigo está bien? ¿Se le perdió un avión en el cielo?
Jungkook se mordió la lengua, tomó la mano de su hyung y lo llevó casi arrastras de vuelta al evento principal.
—Perdón —dijo al fin.
Ambos se sentaron junto a la fogata. Hoseok y Yoongi, ya vestidos, se acercaron para darles un par de tragos antes de desaparecer de nuevo.
—Hyung, ¿quieres bailar?
—No soy bueno bailando, lo sabes.
—No tienes que ser bueno.
Taehyung bebió un shot y se encogió de nuevo, manteniendo su cuerpo alejado de la fogata.
—Ve tú. Prefiero verte.
Aun así, Jungkook no se movió. A lo lejos, fuera de una carpa improvisada, el olor de la carne asada inundó sus fosas nasales y sus estómagos rugieron, sin embargo, el petricor opacó tal olor.
Inesperadamente, comenzó a llover y Taehyung ahogó una exclamación cuando vio a las personas correr de un lado a otro, gritando como locos. No intentaban ocultarse de la lluvia, simplemente estaban más eufóricos y eso le aterró. Sus manos fueron directamente a sus oídos y cerró los ojos fuerza.
Jungkook jaló de su muñeca, aunque el mayor no se inmutó.
—¡Hyung, vamos a la carpa! —exclamó, más Taehyung siguió encanado al tronco, sujetándose con fuerza—. ¡Hyung!
El cielo se iluminó por un segundo y, seguidamente, un rayo atravesó el cielo, con el sonido del trueno inundando el lugar. Taehyung gritó y saltó del tronco, encogiéndose en el suelo, cubriéndose con sus manos temblorosas la cabeza.
—¡Hyung, vamos a la carpa! —gritó Jungkook, desesperado.
Jiwoo se acercó.
—¿Qué le pasa? ¿Está bien?
—¡Claro que no está bien! ¡Va a enfermarse!
La chica buscó desesperadamente algo que ayudara a cubrirle, sin embargo, no había nada y Jungkook no podía solo tomar a Taehyung en brazos, o jalarlo.
—Hyung, escúchame —dijo con los labios muy cerca del oído del mayor—. Sé que tienes miedo, pero puedes confiar en mí. Puedes tomar mi mano. No muy lejos hay una carpa, podemos quedarnos ahí. Estarás a salvo.
Taehyung no se movió, siguió temblando y presionando sus labios con fuerza.
—Mira, no está tronando, ni siquiera hay relámpagos. Corramos antes de que caiga otro.
Caer, Taehyung lo miró con horror. No obstante, Jungkook aprovechó ese pequeño momento para tomarle el brazo, obligarlo a ponerse en pie y cargarlo como si fuese un bulto de papas hacia la tienda. Taehyung gritó con tanta fuerza que se le desgajó la garganta, y cuando fue dejado en el suelo, se hizo un ovillo en una esquina, agarrándose las piernas entre los brazos con vehemencia.
—Hyung...
—¡No! ¡Déjame!
Sus ojos estaban brillosos, su ropa empapada, su cabello echo un desastre... Jungkook se sintió culpable.
—Lo siento. Per-
De nuevo, un trueno. Taehyung sintió que los tímpanos se sacudían y gritó asustado. Se mordió el labio, con tanta fuerza que su boca se llenó de un desagradable sabor metálico.
—Te odio, te odio —gimió, mientras sus puños golpeaban su cabeza.
Jungkook le tomó las muñecas, y lo siguiente que hizo Taehyung fue patearlo.
—¡Te odio, te odio! —replicó.
El menor tomó aire, salió de la tienda y buscó a Yoongi. Cuando lo halló, pidió las llaves del auto. No iba a manejar, no podía hacerlo en ese estado. Por un lado, desecho ante el comportamiento y las palabras fuertes de su hyung, por el otro, por el alcohol.
Abrió la puerta de atrás y se quitó el disfraz al notar que no podía meterse bien al auto. Lo dejó tirado a un lado y agarró la pequeña bolsa que había llevado Taehyung, encontrando sus audífonos. Le había insistido dejarlos, asegurándole que estarían en un lugar tranquilo.
Vaya engaño.
Cuando volvió a la tienda, puso los cascos en la cabeza de Taehyung con algo de dificultad, porque no dejaba de moverse. Entonces, la música que solo escuchaba él, comenzó a calmarlo poco a poco. Y aunque el temor seguía allí, de repente le pareció que lo soportaba mejor.
Jungkook se sentó no muy lejos de él, observándolo siempre. Taehyung se lastimaba las manos y sus ojos desorbitados miraban a todas direcciones.
También se odió a sí mismo.
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