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🌼Capítulo 32🌼

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Jimin gimió sobre la boca de su pareja, su lengua persiguiendo ansiosamente la de su alfa mientras sentía las manos de su oso internándose bajo su ropa, acariciando su piel.

Cuando Yoongi alejó sus labios, el omega gimoteó con disgusto, buscando a ciegas la boca de su pareja.

—Vamos, bebé —pidió con una sonrisa, admirando lo hermoso que se veía su pareja con sus mofletes ruborizados y su boquita abierta, buscándolo.

Parpadeando lentamente, Minnie abrió sus ojos y contempló a su pareja observándole.

—Arriba los brazos —pidió su oso y Jimin instintivamente obedeció alzándolos.

Su camiseta rápidamente desapareció con ello, dejando a Minnie con su torso descubierto.

—Mira estos botoncitos, ¿deberíamos de seguir jugando con ellos como la otra vez? —preguntó Yoongi, con sus pulgares acariciando las pequeñas protuberancias sensibles.

La pequeña ardillita híbrida gimió y arqueó su espalda mientras sus manos iban instintivamente a los antebrazos de su alfa.

—Yoongi, más... —pidió con sus ojitos entrecerrados.

El alfa oso sonrió y levantó a Minnie sobre sus rodillas para que quedara a la altura perfecta, entonces, inclinó su cuerpo levemente y su boca capturó el pezón derecho.

Un extraño sonido rompió entre los labios del dulce chico, Jimin abrió su boquita con sorpresa y volvió a gemir cuando el señor chocolate pasó su lengua por su cuerpo.

Un delicioso escalofrío recorrió su pequeño cuerpo cuando el oso atrapó la pequeña protuberancia con sus dientes y tiró suavemente de este.

—No, no, no. Más —pidió cuando su alfa alejó su boca.

—Veo que te gustó —sonrió Yoongi y su adorable cosita asintió repetidas veces mientras sus manos iban a su cabeza, sosteniéndola y guiándolo suavemente a su pezón otra vez.

Soltando una risa baja y grave, Yoongi volvió al ataque, solo que le prestó la misma atención al pezón contrario, mientras que su pulgar jugaba con el sensible derecho.

Emitiendo aquellos dulces sonidos, el oso dentro de Yoongi solo se animaba más y más, deseoso por seguir, por mantener esos balbuceos inentendibles de su adorable chico hasta llevarlo a la cima.

—Oso, oso, aquí —pidió el omega, intentando mover sus caderas con algo de desesperación.

Mordiendo suavemente alrededor del pezón, Yoongi se alejó admirando la protuberancia roja y un poco hinchada, con sus dientes marcados levemente alrededor.

—Aquí, aquí —balbuceó Jimin llevando las manos de su oso a su entrepierna—. Duele —se quejó en un dulce sonido.

—Uh, el pantalón está muy apretado aquí —ronroneo mientras su mano recorría sobre la prenda la marcada erección de su pareja.

—Duele —gimió empujando suavemente sus caderas en busca de más tacto y presión.

—Oh, no, tenemos que arreglar eso —sonrió admirando como las orejitas peludas de Jimin se animaban con sus palabras.

Desabrochando los pantalones, Yoongi los bajó junto al bóxer de su pareja, revelando su duro miembro húmedo.

—Arriba, bebé —instruyó golpeando suavemente sus muslos.

Levantándose sobre sus pies, Minnie se afirmó con ambas manos sobre los hombros de su pareja mientras este se encargaba de quitarle el resto de su ropa, luego le ayudó a volver a sentarse en su regazo a horcajadas.

—Cosita de Minnie dura —rió suave, casi sin aliento mientras observaba hacia abajo a su miembro se alzaba entre sus piernas.

—Uhm, sí, está muy duro —ronroneó el alfa, acercando su mano para acariciar suavemente la cabeza de su miembro, capturando una gota de pre-semen.

—Oso... —jadeó estremeciéndose suavemente y sus manos se deslizaron por sus brazos hacia abajo en la entrepierna de su pareja—. Yoongi también —pronunció en una exhalación—. ¿Minnie tocar? —pidió observándole con sus ojitos suplicantes.

—Por supuesto —asintió y rápidamente se deshizo de su camiseta.

Los ojos de Jimin recorrieron con hambre y curiosidad el cuerpo del alfa, sus manos acariciando con cuidado toda su piel expuesta, desde sus brazos firmes, sus hombros, sus pectorales, bajando por su abdomen y deteniéndose en su entrepierna aun cubierta.

—Yoongi duro como Minnie —anunció encantado con ello, desabrochando rápidamente el pantalón de su pareja para liberar su miembro—. Grande —balbuceó tras bajarle el bóxer.

—¿Te gusta? —preguntó con una sonrisa que se borró inmediatamente cuando su pequeña cosita tocó su erección con sus manos—. Minnie —gimió cerrando sus ojos e impulsando sus caderas en su pequeño puño.

—Oso, a Minnie duele su cosita —se quejó sin dejar de observar hipnotizado el miembro de su alfa.

—No podemos permitir que eso siga —indicó alejando la mano de su pareja de su miembro—. Acuéstate sobre las mantas, bebé —ordenó, a lo que su pequeña cosita inmediatamente obedeció.

Acomodando un cojín bajo su cabeza, Jimin observó ansiosamente a su alfa mientras este terminaba de quitarse el resto de su ropa antes de acercarse, acomodándose entre sus piernas.

Inclinándose sobre el pequeño cuerpo de su omega, Yoongi apoyó los antebrazos a los costados de su cabeza y acercó su rostro, capturando sus labios en un beso lento.

—Te comenzaré a preparar bebé —anuncio sobre sus labios—. Te chuparé tu cosita mientras comienzo a estirar tu entrada para recibirme, si duele me dices y avanzo más lento ¿bien?

—Pero... Minnie disparar cosa blanca otra vez —expresó preocupado, pero a la vez temblando de anticipación.

—Puedes venirte las veces que quieras —prometió—. Solo tienes que decirme si es demasiado y me detendré, ¿de acuerdo?

Jimin asintió ansiosamente y rió suavecito cuando su pareja resopló un beso en su moflete antes de comenzar a bajar, repartiendo besos húmedos y tiernas mordidas por su mandíbula y cuello, deteniéndose un momento ahí.

—Aquí, cariño —murmuro, mordisqueando suavemente la piel—. Aquí es donde irá mi mordida —prometió.

El pequeño omega gimoteó ante la idea, rodeándolo con sus brazos.

—Ahora —pidió arqueando su cuerpo.

—Pronto —prometió Yoongi, succionando por última vez antes de seguir con su camino, besando su clavícula y abdomen, donde le rodeó con besos el ombligo.

—Cosquillas —resopló en una risita tierna su pequeña cosita.

Sonriendo contra la suave piel, Yoongi bajó un poco más cerca de su ingle y Jimin contuvo la respiración cuando el rostro de su alfa estuvo cerca de su cosita.

Pero en vez de prestarle la atención que esperaba, su oso plantó besos por toda la zona, ignorando hasta el final su miembro, que besó suavemente en la punta sacándole un suspiro estremecedor a Minnie antes de alejarse.

Antes de que pudiera quejarse con su alfa, la respiración de Minnie quedó atrapada en sus pulmones mientras observaba atentamente como Yoongi se acomodaba entre sus piernas, moviéndolas a su gusto.

—¿Qué eso? —preguntó curioso cuando su alfa tomó el mismo objeto que le había quitado antes.

—Esto te ayudará a estirar y soltar esta zona —anuncio tocando suavemente aquel pequeño orificio entre sus nalgas.

Un lugar, que había quedado totalmente expuesto gracias a los movimientos de Yoongi.

—¿Duele? —preguntó, bajito.

—No debería —anunció e inclinó su cuerpo para cubrir el de su dulce pareja, basándole suavemente—. Tienes que relajarte, bebé, iré tan lento cómo quieras hasta que puedas tener más —prometió y se enderezó con un último beso.

Ansioso, el omega contempló a su pareja echarse del lubricante entre sus dedos y retroceder tomando algo más de distancia.

—Solo relájate bebé, y si duele me dices —le recordó antes de recostarse sobre las mantas y bajar su cabeza para lamer la punta húmeda de su miembro.

La dulce cosita se estremeció suavemente y gimió dulcemente, cuando la boca de Yoongi se cerró alrededor de su miembro, sus manos se agitaron a sus costados mientras sus caderas se comenzaban a mover por inercia.

Perdido en el placer que le estaba provocando su oso, Minnie ni siquiera sintió los dedos que invadían su interior, hasta que el tercer dedo provocó cierta quemadura que le hizo gimotear de dolor, un sonido que su alfa supo diferenciar inmediatamente.

—¿Duele, bebé? —preguntó Yoongi soltando su miembro para observarle con atención.

—Minnie raro —gimoteó observándole por sus ojos entreabiertos—. Abajo duele, donde dedos de oso —explicó entre balbuceos.

—¿Duele mucho? —preguntó moviendo sus dedos suavemente.

Jimin gimió y retorció su cuerpo, sus manos aferrándose a las mantas bajo su cuerpo.

—Un poquito —anuncio finalmente—. Pero Minnie más —pidió.

—Cosita golosa —sonrió el alfa, sacando sus dedos para echarse más lubricante antes de volver a acomodarse.

Lamiendo y succionando, Yoongi se esforzó en hacer sentir bien a su pareja para que olvidara el dolor.

—¡Minnie raro! —chillo Jimin mientras sus manos se retorcían en el suelo a sus costados.

Sabiendo perfectamente que eso se refería a que estaba cerca, Yoongi redobló sus esfuerzos chupando su miembro mientras movía sus dedos en su interior, encontrando el punto dulce de su omega.

Jimin se estremeció con fuerza y todo su cuerpo se arqueó. Gimiendo, la pequeña cosita se gritó alegremente mientras llegaba a su clímax y el alfa se tragó cada gota de su semen.

Con su respiración agitada y una expresión de satisfacción en su dulce carita, Jimin observaba a su oso con una suave sonrisita.

—¿Puedes seguir, bebé? —preguntó Yoongi, observándole.

—Si, Minnie quiere a Yoongi —respondió sin dudar—. Pero sin fuerza —rio suave.

—Está bien, bebé, yo me encargo de todo —prometió dudando un poco antes de cubrir su polla con lubricante—. ¿Estás seguro? —preguntó mientras se acomodaba entre sus muslos.

En respuesta, el dulce chico rodeó con sus piernas el cuerpo de su alfa y estiro sus brazos en su dirección.

—Minnie quiere a oso —anunció y sonrió feliz cuando Yoongi se inclinó más cerca, cubriendo su cuerpo, permitiendo que sus brazos le rodearan el cuello.

—Iré despacio, si te duele me dices —pidió restregando sus narices juntas.

—Minnie decir —prometió con seriedad que fue interrumpida por un gemido cuando presionó en su entrada—. Grande —balbuceó cuando su cabeza pasó con algo de presión.

—Lento bebé, toma respiraciones largas y luego exhala —indicó Yoongi utilizando de todo su autocontrol mientras se empujaba de centímetro a centímetro en su interior apretado y cálido.

Jimin siguió las indicaciones de su alfa, tomando respiraciones lentas y profundas, mientras sentía como su interior era abierto lentamente.

—Tan grande —sollozó sintiendo la presión en su trasero.

—¿Quieres que me detenga? —preguntó su alfa inmediatamente.

—No, Minnie puede —prometió, pero su pareja observó cómo se le estaba haciendo difícil a su pequeña cosita.

Deteniéndose un momento, Yoongi capturó la boca de su pareja en un largo beso húmedo y tierno, distrayéndolo hasta que sintió que se volvía a relajar, y entonces volvió a empujar lentamente en su interior, tragándose los gemidos y jadeos de su omega hasta que estuvo completamente enterrado en su interior.

—¿Terminamos? —preguntó la dulce voz cuando el alfa oso se quedó quieto.

—No bebé, recién comenzamos —respondió con una sonrisa, permitiendo que el interior de su pareja se adaptara a él.

Jimin asintió un poco confundido, pero felizmente se distrajo con la boca de su pareja, moviendo sus labios al compás de su oso.

Y cuando Yoongi creyó que era suficiente, balanceo suavemente su cadera sacándole un jadeo sorprendido a su pequeña cosita, uno que devoró completamente en su boca, al igual que los siguientes.

El alfa mantuvo un ritmo lento pero constante, sintiendo cómo el placer se creaba en sus cuerpos.

—¿Te sientes bien? —preguntó observando el rostro de su pareja, contemplando con preocupación sus lágrimas.

—Minnie muy bien... —respondió entre gemido, abrazando fuertemente el gran cuerpo de su alfa—. Más —pidió.

Sonriendo, Yoongi llenó de besos su rostro mientras aumentaba un poco el ritmo de sus embestidas.

—Minnie raro —jadeó—. Pero bien, muy bien —exclamó enterrando suavemente sus uñas en la espalda de su oso.

—Yo también, cariño, yo también —gruñó enderezándose repentinamente, sentándose en sus talones con el pequeño cuerpo de su omega acomodado a horcajadas.

—Oh... Minnie bien —gimió Jimin con su cuerpo arqueándose—. Ahí, sentirse... Muy bien —gimoteó cuando su oso tocó un punto en específico en su interior.

Sonriendo satisfecho, Yoongi comenzó a empujar sin descanso en el interior de su pareja, acelerando sus embestidas sin poder contenerse ante lo bien que se sentía.

Jimin estaba tan apretado y cálido, sus gemidos y jadeos, sus dulces balbuceos solo lo animaban a seguir más y más con el cuerpo de su omega apretado estrechamente contra el suyo.

—Minnie raro —jadeó mientras rebotaba, intentando seguir los empujes de su alfa, sintiéndose tan lleno y bien.

—Yo también... Estoy cerca, amor —jadeó Yoongi, con su oso golpeando cerca de su mente para que completara la unión.

Y como si su dulce pareja también sintiera el llamado, gimoteó mientras inclinaba su cabeza, mostrándole sumisamente la sensible piel de su cuello.

—Oso —gimoteó.

Y el alfa no necesitó nada más, él simplemente enterró sus dientes en el cuello de su omega y todo su cuerpo se estremeció ante el sabor ligero de la sangre.

Como un torbellino, todo en su interior se sacudió y llenó el dulce cuerpo de su pareja con su semen hasta la última gota.

—Minnie raro —sollozó su pareja, moviendo su cuerpo desesperadamente en pequeños rebotes cuando él dejó de moverse.

Lamiendo la herida que había dejado en su cuello, Yoongi dejó de abrazar el cuerpo de su omega con uno de sus brazos y lo trasladó entre sus cuerpos, donde comenzó a masturbarle hasta que su pequeña cosita llegó a su anhelado clímax nuevamente.

Entonces, el cuerpo de Jimin se derrumbó totalmente sobre él, jadeante.

Saliendo del Interior de su pareja, ambos gimieron bajito, extrañando inmediatamente la sensación.

Recostando a su pareja suavemente sobre las mantas, Yoongi deslizó su mirada por todo el pequeño cuerpo, contemplando con satisfacción cómo su semilla brotaba del interior de Minnie, las marcas de sus besos en la suave piel, su perfecta marca de mordedura en su cuello y finalmente observó su ruborizado rostro hermoso de su omega.

—¿Qué sucede, bebé? —preguntó cuando contempló lágrimas en el dulce rostro.

—Minnie ya no solo —pronunció con una bonita sonrisa llorosa—. Yoongi, amo mucho —sollozó.

—Oh, bebé, yo también te amo mucho —correspondió besándolo dulcemente.

Recostándose en las mantas, Jimin inmediatamente se acurrucó en los brazos de su pareja y suspiro en alegría al saber que su oso lo amaba mucho, mucho, además de que nunca más estaría solo.

Ninguno de los dos.

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