O19.
—¿Y se fue así nada más? —Jennie se veía confundida.
—¡S-Si! ¡No me dejó ni siquiera contestarle!
Lisa se veía nerviosa, y seguía aceptando besitos que le daban.
Rosé la veía a lo lejos, asegurándose que nadie se acercarse demás a su omega, o mas bien también era el hecho de que le dijo "te amo", la palabra con "a", esa oración con dos palabras y cinco letras.
La niña frente a Rosé veía asustada al conejito en sus manos.
—¿Muerde?
—Si lo molestas, si. —la alfa dijo, seria.
—¿Pero si lo acarició normal?
—Entonces no. —volvió a contestar con su voz seca y sus facciones relajadas.
La niña acarició las suaves orejitas del conejo esponjoso en las manos de Rosé.
La alfa se veía seria.
Una omega se acercó al puesto de la alfa.
Un bonito cabello azabache, pupilentes azules, y una sonrisa grande en su rostro.
—Hola —sonrió coqueta—. ¡Estos animales son adorables! —acarició suavemente el brazo de la extranjera.
Rosé la vio extraña.
—Entonces acaricia a los animales, no me toques. —dijo la alfa con voz enojada y se alejó.
—Vamos, vaquera —la omega se acercó y robó el sombrero de Rosé—, no tienes porque ser tan seria.
La alfa hizo una mueca.
—Aléjate de mi. —la alfa dijo seria.
—Pague por poder estar cinco minutos en el corral con los animales, vaquerita —la omega se acercó a Rosé cuando la alfa intentaba recuperar su sombrero, pero la Coreana se acercó aun más y puso una de sus manos en su pecho—, tienes unos ojos muy bonitos.
Rosé rodó los ojos.
—Dame mi sombrero y no te preocupes, te devolverán tu dinero pero, lárgate.
La omega negó.
—Quiero acariciar una serpiente. —guiñó un ojo, y la alfa la vio con asco.
—Que elegancia. Largo.
Rosé empezaba a perder la paciencia cuando vio a Lisa frente a ellas.
La Tailandesa tomó el sombrero de las manos de la otra omega, y se acercó a Rosé.
—¿Algún problema?
—La vaquerita no me deja disfrutar con los animales. —la omega hizo un puchero.
Lisa vio a Rosé y tomó su mano, acariciándola.
—Pude notar que la estabas molestando.
—¡Eso no es cierto!
—Solo vete. —Lisa dijo seria.
La chica se sorprendió por el tono de voz tan serio que la extranjera le dio, y se alejó refunfuñando.
Lisa vio a Rosé, que la veía asombrada.
La mas baja le puso de nuevo el sombrero de vaquero, y después puso sus manos en sus mejillas.
—Yo también te amo.
Rosé se sonrojó, y sintió a su alfa aullar de alegría.
Lisa le sonrió y besó sus labios.
—Te amo —Rosé soltó—. Gracias por venir a rescatarme.
—La escuche y me enojo que te faltara al respeto de esa forma. —la omega gruñó un poco.
La alfa sonrió y se acercó a Lisa, besando sus labios.
—Gracias —la alfa sonrió—, por defender a tu alfa ahora puedes acariciar a la serpiente gratis. —tocó la hebilla de su cinturón dorado.
Lisa se sonrojó y le soltó una palmadita en su hombro.
—¡No seas vulgar!
Rosé rió y abrazó a la omega, dejándola poner sus manos en su pecho.
—¡Te iba a decir que fuéramos con JiSoo para que acariciaras a la serpiente!
Lisa hizo una mueca y sonrió después.
—Eres la peor.
—Así me amas.
—Si. —sonrió Lisa.
¡Gracias por leer!
—🌷
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