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Capítulo Uno !!

¡Hyunjin! —Felix apresó al mayor en sus brazos en un fuerte abrazo.

¿Tú otra vez?

¿Qué tal tu fin de semana?—Preguntó ignorando el tono molesto del contrario —Espero que bien, el mío fue genial, y ¡mira! —Sacó un táper de su mochila con una gran sonrisa en su rostro y lo abrió, mostrando un postre de chocolate. —¡Te he hecho unos brownies!

¡Yongbok! —Se soltó de su agarré de forma brusca. Cuando por fin estuvieron distanciados, Hyunjin acomodó sus ropas con su mandíbula tensa mientras mantenía una voz fría. —Siempre igual ¡Déjame tranquilo!

El pelinegro se dio la vuelta y no esperó más para huir de allí a paso rápido con el ceño fruncido pero sus ojos brillaban con una extraña preocupación. Felix formó un pequeño puchero en los labios y soltó un suspiro. Han, el mejor amigo de Felix y quien había visto toda la conversación, caminó hasta su lado.

Te lo dije, Lix. —Puso su mano sobre el hombro del nombrado. —Tienes que relajarte un poco, lo asustas.

¡Es que no lo entiendes! Es tan... Es tan... ¡Tan Hyunjin! —Felix se giró cuando perdió de vista al pelinegro mirando ahora a su mejor amigo. Lee movía sus manos emocionado y entrelazó sus propios dedos. —¡Es el amor de mi vida!

Exageras un poco, sigo pensando que tienes que calmarte... —Miró su reloj y abrió los ojos alarmado. La idea de llegar tarde a una clase la primera semana siendo alumnos de primer año de aquella universidad le aterraba.—¡Lix! ¡Ya llegamos tarde! —Tomó de la muñeca a Lee y entraron juntos comenzando otro día más en la universidad de arte en la que habían tenido la suerte de ser admitidos.

Las primeras semanas del curso transcurrían y Felix intentaba por todos los medios acercarse a Hyunjin, pero siempre acababa fracasando. Hwang reaccionaba molesto a sus regalos y halagos y trataba de marcharse lo antes posible, haciendo imposible a Felix hacerse cercano a él.

El pelinegro trataba de evitar al australiano todo lo posible. Siempre que interactuaban, Hwang miraba hacia todos los lados, notando como todos sus compañeros los miraban y eso solo hacía los nervios de Hyunjin florecer. Felix parecía no darse cuenta de la incomodidad del contrario y tampoco de la manera en la que Hyunjin prácticamente corría a los brazos de su único y mejor amigo, Minho.

Ese día no fue diferente, volvió a pasar; hizo sacar de sus casillas a Hyunjin, otra vez.

Esta vez fue mucho peor que las anteriores ya que Hwang no parecía avergonzado ni incómodo si no que esta vez explotó contra Felix. Todas las cosas del mayor tiradas por el suelo y un táper de brownies manchando todo.

Felix no sabe qué fue peor, la vergüenza que pasó él mismo, o las duras palabras que le dedicó Hyunjin

"Inútil" "Olvídame, por favor." Eran palabras que rebotaban en la cabeza de Felix mientras paseaba por un parque cercano a su casa. Lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras sus pensamientos iban a la velocidad de la luz sin dejar de recordar lo sucedido.

Pensaba en el rostro de Hyunjin, antes de recibir sus gritos y palabras pudo notar una expresión asustada. Sus mejillas rojas delataban lo humillado que se sentía y sus ojos se cristalizaron, parecía que en cualquier momento se pondría a llorar. Tampoco pasó desapercibido cuando Hyunjin comenzó a mirar a su alrededor.

Al principio pensó que Hyunjin estaba buscando a Minho, pero el mejor amigo de Hwang no estaba en su misma clase a excepción de alguna asignatura, así que eliminó esa posibilidad. La mirada de Hyunjin había pasado por todos sus compañeros hasta detenerse en uno concreto; un chico que siempre pasaba desapercibido con su cabello negro y su seriedad.

Después de la escena que montó con Hyunjin sólo salió corriendo de la universidad para no aguantar las risas y malas caras de sus compañeros ni el enfado de Hyunjin. Fue hasta su casa y fue directamente hasta su cuarto. Abrió el armario donde guardaba su máscara en forma de gato. ¿Lo haría de nuevo? Sabía que era peligroso, pero realmente se sentía mal.

Miró la hora en su móvil, y se dio cuenta que estuvo paseando por aquel parque tanto tiempo que ya era la hora de que sus compañeros salieran de la universidad.

No va a pasar nada, tranquilízate. —Habló consigo mismo, miró la máscara de aquel adorable gato que estaba sobre sus temblorosas manos, y sin pensarlo más, puso aquel accesorio sobre su rostro.

Mira, hoy no te esperó. -Comentó Minho cuando a la salida de clases se encontró a Hyunjin y no lo vio acompañado de Felix, como ya era una costumbre.

Menos mal. —Hyunjin suspiró todavía mirando hacia los lados buscando a aquel compañero pelinegro con el que había cruzado miradas cuando Felix manchó sus pertenencias, notando cómo otros de sus compañeros lo miraban, incluso algunos le hacían fotos. Aunque ya estaba acostumbrado. Ser hijo del empresario Hwang Jinyoung, líder en el mundo de las agencias de modelaje, era su día a día así que estaba acostumbrado a ser fotografiado y recibir más atención de lo normal .

Nunca te había visto así.—Minho buscó la mirada de Hwang, para asegurarse de que estuviera bien. Tú no te sueles enfadar.

Ver todas mis cosas por el suelo... —Volvió a suspirar cerrando sus ojos y apretando las correas de su mochila, no queriendo volverse a alterar. —No pude soportarlo más.

Hubiera actuado igual. —Minho palmeó el hombro de Hyunjin deteniéndose y este levantó la mirada, observando la reconfortante sonrisa de su mejor amigo Lee. —Me tengo que ir ya, hoy tengo una audición muy importante.

De acuerdo. Buena suerte, Minho. —Le dedicó una sonrisa sincera antes de despedirse, sabía todo el esfuerzo que había puesto su mejor amigo para conseguir esa audición y lo mucho que practicaba cada día para estar a la altura.

Durante el camino a su casa no pudo evitar pensar en que se sentía algo raro sin Felix molestándole a su alrededor. No lo admitiría pero una pequeña sonrisa ladeada lo delataba.

¡Ya he llegado, padre! —Dijo el pelinegro al entrar en su casa.

El joven sólo llegó a escuchar un "Hola" por parte de su progenitor que estaba muy ocupado mirando su ordenador. Apretó sus labios caminando por el pasillo, su padre no solía pasar tiempo en casa por su trabajo y haciendo viajes por el mismo. Los pocos ratos que pasaba con él no eran para nada agradables, por lo que tenía normalizado marcharse y pasar el menor tiempo posible en la misma sala que Jinyoung.

Como Hyunjin hacía a diario, fue hasta el pequeño jardín rodeando varias cajas de mudanza. Esperaba que ese día el cuenco que había escondido en unos arbustos con unas pocas sobras estaba vacío.

Hace unos meses, un martes, apareció un simpático gatito maullando en su jardín. Hyunjin siempre se aburría bastante ya que al ser hijo único y que su padre no le pusiera atención, así que no dudo en darle algo de comer y pasar un tiempo con el gatito.

Al día siguiente el gato no regresó, pero igualmente Hwang salió varias veces de su cuarto para comprobar si el felino había llegado. Al día siguiente tampoco apareció, ni al día siguiente, ni al siguiente... El pelinegro ya se había hecho a la idea de que su nuevo amigo no iba a volver.

Pero aquel felino volvió a la semana siguiente, de nuevo un martes. Desde ese día el adorable gatito aparecía todos los martes a sacarle una sonrisa a Hyunjin durante varias semanas consiguiendo que el corazón de Hwang se fuera conquistando poco a poco.

Las visitas del gato fueron aumentando hasta el punto de ser diarias, pero el gatito, por una extraña y desconocida razón, dejó de ir a visitarlo de repente. Hwang no pudo evitar deprimirse un poco, la ausencia del felino sin explicación alguna no solo le preocupaba si no que también le hacía sentirse incompleto.

Hyunjin aún tenía la esperanza de que volviera, así que siempre intentaba acordarse de dejarle un poco de carne o sobras en el jardín, por si al felino se le ocurría volver.

Se asomó al jardín y se sorprendió al ver a su tierno gatito esperándolo. Sin dudarlo se sentó rápidamente a su lado dejando su mochila a un lado y acarició la cabecita del animal mientras sentía una cálida sensación en su interior. Sonrió, con un verdadero motivo para hacerlo.

Hola ¿Qué tal estás? Yo... Te he echado de menos. —Se sinceró Hyunjin sonriendo al animal quien respondió un "Meow" que el pelinegro quiso entender como un "Yo también".

A Hwang le encantaba ese gato, se encariñó rápidamente de él sin nunca le negó una acaricia y siempre lo escuchaba, o eso pensaba Hyunjin por cómo le miraba aquel bonito gatito, quien, por cierto, siempre intentaba colocarse en el regazo del pelinegro mientras éste le dedica sus dulces caricias.

¡Hola hola!

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(Edición del 20 de octubre 2024)

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