EPÍLOGO
NICKI
2 años después....
El sol se desliza por el cielo, tiñendo la playa con una luz dorada que se refleja en el mar y en la arena fina. Estamos en una playa en la costa mediterránea, un rincón de Europa que elegimos para esta escapada familiar. La brisa marina acaricia mi rostro, y el sonido relajante de las olas rompiendo contra la orilla crea una melodía tranquila que acompaña este momento especial.
Estoy sentada en la arena, las piernas estiradas y los pies enterrados en la cálida arena, mi mirada está fija en Liam, Logan está justo detrás de él, con las piernas extendidas y una mano segura sobre las caderas de nuestro hijo, sujetándolo con una ternura protectora. Su expresión es de calma, pero noto la chispa de expectación en sus ojos azules, que brillan con la misma intensidad que el océano.
-¿Crees que hoy es el día? -pregunta Logan con una sonrisa ladeada, su tono ligero y lleno de esperanza.
-Liam -murmuro, extendiendo mis brazos hacia él, la voz suave y cargada de cariño-. Ven con mamá.
Liam me mira, sus ojos grandes y curiosos reflejan la luz del sol. Su pequeña boca se tuerce en una mueca de concentración, y sus manitas se extienden hacia los lados en un intento valiente de mantener el equilibrio. La mezcla de nervios y emoción me hace sentir un nudo en el estómago mientras lo observo, sabiendo que estamos a punto de vivir un momento que recordaré para siempre.
-Vamos, hijo -dice Logan desde detrás de él, su tono suave y alentador. Puedo ver su sonrisa en el rabillo del ojo, esa expresión de orgullo inconfundible que solo un padre puede tener.
El tiempo parece detenerse cuando Liam da un primer paso, vacilante pero decidido. Mi respiración se queda atrapada en la garganta mientras lo observo avanzar. El mar murmura suavemente a nuestro alrededor, como si también estuviera conteniendo el aliento. Liam da otro paso, esta vez con más confianza. Mi corazón se hincha de orgullo, y una oleada de emoción me embarga.
-¡Lo estás haciendo, mi amor! -exclamo, la voz temblorosa entre risas nerviosas y emocionadas.
Liam da otro paso, y luego uno más. Sus pequeños pies se mueven con determinación, su cuerpo aún tambaleante pero cada vez más seguro. Finalmente, sus rodillas se doblan, y cae sentado con un suave golpe en la arena, riendo como si el mundo entero fuera un juego. El sonido de su risa se mezcla con el susurro de las olas, creando una sinfonía perfecta.
-¡Lo hiciste! -exclamo, sin poder evitar lanzarme hacia él para abrazarlo. Lo recojo en mis brazos, su pequeño cuerpo cálido y suave contra el mío. Su risa me contagia, y el olor a bebé de su piel me llena de una felicidad tan pura que es casi abrumadora.
-Eres increíble, mi amor -susurro, besando su cabecita, que todavía huele a mar y a sol. Siento cada pequeño latido de su corazón, cada movimiento de su cuerpo en mis brazos.
Logan se levanta y se sienta detrás de nosotros, con las piernas extendidas sobre la arena cálida y su mirada llena de ese asombro y orgullo paternal que tanto me emociona. Me rodea entre sus brazos, mientras mantiene una mano suavemente apoyada en mi cintura, sosteniéndonos a Liam y a mí en un abrazo protector. Su pecho fuerte contra mi espalda crea una sensación de paz que me envuelve por completo, como si el mundo entero se hubiera reducido a este momento perfecto en la playa.
-Lo hizo. Nuestro pequeño está creciendo tan rápido... -murmura, su voz más suave de lo que suelo escucharla.
Yo asiento, sin poder despegar la mirada de nuestro hijo, que ahora juega con un mechón de mi cabello. Las lágrimas que contuve antes ahora amenazan con salir, pero las retengo. No quiero que este momento se vuelva melancólico. Es un día de celebración.
-Apenas tiene un año y ya parece imparable -comento, sin dejar de acariciar la cabecita de Liam, que ahora se ha recostado contra mi pecho.
-Ya podemos subirlo a un go-kart y empezar con el entrenamiento, ¿no? Dale un par de años más y estará listo para las carreras.
Ruedo los ojos y le doy un golpecito juguetón en la pierna-. No empieces, Logan. Apenas ha aprendido a caminar. Ni sueñes con eso de los karts todavía.
Él se ríe, esa carcajada profunda y se inclina hacia mí, besando mi mejilla suavemente. Su calor me reconforta, y me siento completamente en paz.
-Era una broma, amor -murmura, sus labios rozando mi piel.
Logan descansa su barbilla sobre mi hombro y rodeándonos a ambos con sus brazos. Exhala profundamente, su respiración cálida en mi cuello me hace sentir segura, como si no hubiera otro lugar en el mundo donde quisiera estar. Siento la suavidad de sus labios rozar mi hombro, no un beso, solo una caricia que habla más que las palabras. Mis músculos se relajan un poco más, como si todo mi ser finalmente pudiera soltar el aire que había estado conteniendo durante días.
-¿Cuándo creció tanto? -su voz es un susurro.
Observo a Liam, sus pequeños dedos cavando la arena con curiosidad, cada gesto lleno de esa inocente fascinación por el mundo que solo un niño tiene. Su cabello rubio resplandece bajo el sol, un contraste dorado con la arena clara. Su risa, ligera y sin preocupaciones, se mezcla con el suave murmullo de las olas, creando una melodía perfecta. Siento una emoción profunda en mi pecho, algo indescriptible, como si cada latido de mi corazón estuviera alineado con la felicidad de este instante.
-No lo sé -respondo después de un momento, con una sonrisa nostálgica que no puedo evitar. Mi mirada sigue fija en Liam, como si tratara de congelar este momento para siempre-. Me parece que fue ayer cuando aún cabía en una sola mano.
Mis palabras salen en un susurro, casi más para mí misma que para Logan, mientras el recuerdo de los primeros días de Liam vuelve a mi mente: sus manitas diminutas, el olor inconfundible de bebé que aún no ha desaparecido del todo, las noches en vela, el miedo y la alegría inigualables que vinieron con su llegada. Y ahora, aquí está, a punto de descubrir el mundo a su manera, un paso a la vez.
Logan se ríe suavemente, y su risa es profunda, vibrante, una melodía que resuena en mi pecho. Me aprieta un poco más fuerte, y puedo sentir su sonrisa contra mi piel.
-Parece increíble, ¿verdad? -dice, su voz baja pero cargada de emoción. Cierra los ojos un momento y, por un instante, siento cómo absorbe el calor de nuestros cuerpos juntos, la presencia de Liam, el sonido de las olas rompiendo a lo lejos.
Me inclino hacia atrás, apoyando mi cabeza en su hombro, y disfruto del momento. De alguna manera, todo se siente más claro aquí, más fácil. No hay prisa, no hay estrés. Solo somos nosotros, juntos.
Liam se ríe de nuevo, ajeno a nuestros pensamientos profundos. Lo observo mientras intenta amontonar la arena en una pila que sigue derrumbándose, cada fracaso lo llena de más risas. Su tenacidad, su alegría por lo simple, me recuerda lo que significa estar presente, de verdad estar aquí.
-Mira eso, tan determinado -comento con una risa suave-. Lo está intentando con tanta fuerza, pero no se rinde. Tiene tu perseverancia.
-O tu terquedad -bromea Logan, y siento la vibración de su risa contra mi espalda. Acaricia mi brazo, sus dedos trazando pequeños círculos en mi piel, gestos que siempre me calman.
Sonrío, sin apartar la vista de Liam, y dejo que las palabras se asienten en el aire. Logan se inclina hacia mí, su aliento cálido rozando mi oreja antes de susurrar:
-No puedo esperar a verlo crecer, pero al mismo tiempo, no quiero que cambie nunca.
Sus palabras me atraviesan. Es como si acabara de poner en palabras lo que llevo sintiendo en silencio. Un tirón en el pecho, una mezcla entre la emoción de lo que viene y el deseo desesperado de que el tiempo se detenga. Giro mi rostro hacia él, buscando sus ojos. En ellos veo reflejado todo lo que siento: el amor, el miedo, la esperanza.
-Es tan difícil -murmuro-, verlos crecer sabiendo que no siempre será así. Que habrá momentos duros, que no siempre podremos protegerlo.
Logan asiente, su expresión se vuelve más seria, pero en sus ojos todavía brilla esa chispa de optimismo que siempre ha tenido. Me da un pequeño beso en la frente antes de responder.
-Lo sé, pero estamos juntos en esto. Él tiene dos padres que lo aman más que nada en el mundo. Haremos todo lo que podamos.
Siento un nudo en la garganta, pero no son lágrimas de tristeza, son de gratitud, de amor por este hombre, por nuestra familia, por el futuro que estamos construyendo.
Liam, ajeno a nuestra conversación, nos mira y suelta una risita, alzando sus brazos hacia Logan, que lo toma en sus manos y lo alza al aire. El sol ilumina la risa de Liam, y por un momento, todo parece detenerse, como si el universo supiera que este es uno de esos recuerdos que guardaremos para siempre.
-Ya somos inseparables -dice Logan, mientras baja a Liam y lo abraza con fuerza.
Asiento, incapaz de hablar, porque sé que es verdad.
Logan alza a Liam en el aire con facilidad, como si no pesara nada, y la risa de nuestro hijo explota en el aire, tan pura y contagiosa que no puedo evitar sonreír. Las pequeñas piernas de Liam se sacuden en el aire, su cuerpo tembloroso de emoción, y sus manitas se aferran a los brazos de Logan, completamente confiado en que está a salvo. Ese es el poder del amor que compartimos, un amor que sostiene, protege y al mismo tiempo le da alas.
Baja a Liam lentamente, haciéndolo girar antes de acomodarlo sobre su regazo, justo detrás de mí, mientras yo me inclino hacia adelante para hacerle espacio. Puedo sentir la sonrisa de Logan sin siquiera mirarlo. Es un gesto tan simple y cotidiano, pero lleno de cariño. La brisa del mar nos envuelve y trae consigo ese olor salado y fresco que siempre me ha calmado. Es como si cada sentido estuviera agudizado en este momento: el tacto suave de las manos de Logan en mi cintura, el sonido del mar, la risa de Liam que aún resuena en mis oídos, y la calidez de la arena bajo mis pies.
El pequeño se acurruca entre nosotros, su respiración se ralentiza poco a poco, y siento cómo su peso se hunde un poco más contra Logan. Un suspiro pequeño escapa de los labios de Liam, como si el juego lo hubiera cansado, y noto cómo sus ojos comienzan a cerrarse.
Logan pasa una mano por mi espalda, dibujando pequeños círculos en mi piel con sus dedos, y el calor de su toque me envuelve. Aún me estremezco por su contacto, por esa conexión que nunca se desvanece, incluso después de todo este tiempo. Inclino la cabeza hacia un lado, apoyando la mejilla en la suya, sintiendo la aspereza de su barba de unos días y el suave olor a su loción de afeitar mezclado con el aroma del mar.
-Es increíble -susurra él, con la voz baja para no despertar a Liam-. ¿Te das cuenta de lo afortunados que somos? -sus palabras son pausadas, cargadas de una emoción que rara vez expresa tan abiertamente.
-Lo sé -le respondo, en el mismo tono íntimo, cerrando los ojos un segundo mientras me concentro en la sensación de tenerlo a ambos tan cerca. Me permito respirar, inhalando profundamente, y dejando que ese sentimiento de paz inunde cada rincón de mi cuerpo.
Liam, entre nosotros, suspira en sueños, y ese pequeño sonido me hace sonreír. Me inclino hacia él y beso su cabecita, disfrutando de la textura suave de su cabello contra mis labios. Logan hace lo mismo, y nuestros gestos se entrelazan, compartiendo ese amor en silencio, como si no necesitaran palabras.
El sol está comenzando a ocultarse en el horizonte, y la luz dorada del atardecer envuelve nuestra pequeña burbuja de felicidad en un resplandor cálido. El mar, calmado y sereno, murmura suavemente contra la orilla, su ritmo constante casi en sintonía con el latido de nuestros corazones. La brisa es fresca y acaricia nuestra piel, llevándose consigo el aroma salado que se mezcla con el perfume de los recuerdos.
Logan acaricia mi espalda con un dedo, trazando círculos pequeños y lentos que envían olas de calor a través de mi cuerpo. Puedo sentir cada movimiento, cada caricia, y mi piel se eriza con una mezcla de excitación y ternura. Su aliento cálido en mi cuello me hace estremecer, y me inclino un poco más hacia él, buscando esa cercanía que siempre me hace sentir completa.
-¿Sabes... -empieza, su voz apenas un susurro-. Ahora que Liam se ha dormido, podríamos ir a la casa y... -susurra, su voz un susurro seductor que envuelve cada palabra- Me muero por sentir tu piel contra la mía, por explorar cada rincón de ti.
-Vamos... -murmuro en un susurro.
Al llegar a la habitación de Liam, Logan se inclina para depositar a Liam en su cuna con un cuidado casi reverente. Sus movimientos son precisos, casi ceremoniales, y me doy cuenta de cuánto disfruta de estos momentos de ternura con nuestro hijo. Le doy un último beso a Liam en la frente, sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo, y me levanto, dejando que Logan cierre la puerta con un suave clic.
Cerramos la puerta de la habitación de Liam en silencio, y al girarme hacia Logan, encuentro sus ojos ya puestos en mí, brillando con un deseo que no necesita palabras. Sin previo aviso, me toma por las caderas con una facilidad que siempre me sorprende. Un pequeño jadeo escapa de mis labios mientras mis manos buscan apoyo en sus hombros. Me eleva, mis piernas se enredan automáticamente alrededor de su cintura, como si perteneciera allí. Siento la calidez de su cuerpo a través de la ropa, su firmeza contra mí, y el roce de su aliento cerca de mi cuello.
-No puedo esperar para tenerte solo para mí -murmura Logan, su voz un susurro ardiente que acaricia mi oído. Su aliento cálido me hace estremecer, y siento cómo el deseo se enciende en cada rincón de mi ser.
Sus labios encuentran los míos en un beso apasionado, una mezcla de ternura y deseo que me hace sentir como si estuviera flotando. Sus labios se mueven sobre los míos con una urgencia contenida, explorando con una sensualidad que me hace gemir suavemente. Sus manos se deslizan por mi espalda, acariciando mi piel con una precisión que me hace temblar de anticipación. Mientras seguimos besándonos, Logan avanza hacia la ducha, cada paso cargado de una promesa de lo que está por venir. La puerta de la ducha se abre con un chirrido sutil, y el sonido del agua cayendo en el suelo de mármol se convierte en la banda sonora de nuestra pasión. La luz suave del baño se refleja en el agua, creando un ambiente íntimo y sensual que nos envuelve por completo.
Con lentitud, comienza a desabrochar mi blusa, sus dedos rozan mi piel, y el simple toque hace que mi cuerpo reaccione. Mi respiración se acelera mientras sus manos se mueven con destreza, desnudándome lentamente, como si cada prenda fuera un obstáculo más que quiere eliminar. Su boca sigue el camino de sus manos, besando cada rincón que queda al descubierto, desde mis hombros hasta mi clavícula, bajando con una mezcla de ternura y deseo.
El sonido del agua cayendo sobre nosotros crea una atmósfera íntima, casi sagrada, en la que cada respiración se siente más profunda, más conectada. Los dedos de Logan trazan círculos suaves en mi piel, y cada roce despierta una corriente eléctrica que recorre todo mi cuerpo. Me siento tan vulnerable en sus manos, pero también increíblemente segura.
Mi cuerpo responde a él de una manera instintiva, como si supiera lo que viene, como si cada toque suyo fuera una promesa cumplida. Sus labios se deslizan lentamente desde mi cuello hasta mi clavícula, mientras sus manos exploran con un deseo que crece con cada segundo. Cada movimiento es pausado, cuidadoso, como si estuviera saboreando cada parte de mí, disfrutando del efecto que tiene sobre mí.
Mis ojos se cierran mientras mi respiración se vuelve más pesada. Puedo sentir el calor de su cuerpo mezclarse con el mío, la firmeza de sus músculos bajo mis manos mientras exploro su espalda, sus hombros, cada línea y curva de su piel mojada. Mis pensamientos se nublan, dejándome llevar por la sensación de estar completamente en sus manos.
-Eres increíble -murmura contra mi piel, su voz baja, cargada de una mezcla de admiración y deseo.
Logan se detiene por un momento, sus ojos encontrando los míos. La intensidad en su mirada es palpable, como si pudiera ver hasta el fondo de mí. No es solo deseo lo que veo allí; es algo más profundo, algo que hace que mi corazón lata más rápido y mis piernas se aferren aún más fuerte a su cintura. Su mano se mueve con una suavidad que contrasta con la pasión que siento en su toque, rozando mis costados, bajando por mi cadera, hasta que finalmente llega a mi vientre.
La anticipación es casi abrumadora, y mi cuerpo reacciona antes de que siquiera me toque. Logan lo sabe, lo siente, y una sonrisa ligera aparece en sus labios. Su mirada sigue fija en mí mientras sus dedos se deslizan suavemente hacia abajo, trazando un camino que me deja sin aliento.
El aire entre nosotros se vuelve más denso, más cargado, mientras él sigue explorando cada rincón de mi cuerpo con una destreza que solo viene con la confianza de conocerme a la perfección. Cada toque es una promesa de lo que está por venir, y mi piel responde con una urgencia que me sorprende. Mis manos se aferran a sus hombros, mis uñas trazando pequeños surcos en su piel mientras intento mantenerme anclada en este torbellino de sensaciones.
-Logan... -susurro, mi voz temblando por la mezcla de deseo y necesidad.
Él sonríe, sus labios apenas rozando los míos, un toque tan ligero que me deja deseando más. Sus dedos finalmente llegan a su destino, rozando mi humedad con una suavidad que casi me hace perder el equilibrio. Mi espalda se arquea instintivamente hacia él, buscando más de su contacto.
-Quiero hacerte sentir todo... -replica, su voz ahora más grave, como si el peso de sus propias palabras lo estuviera consumiendo.
Comienza a moverse con una lentitud exquisita, jugando con mis sentidos, llevándome al límite sin prisa, como si disfrutara de cada reacción que provoca en mí. Su mirada sigue fija en la mía, y ese contacto visual es casi más íntimo que cualquier otra cosa que esté sucediendo. Es como si nuestras almas estuvieran conectadas en este momento, compartiendo algo más allá del mero deseo físico. Cada movimiento de sus dedos es una tortura deliciosa, lenta pero firme, aumentando la intensidad a medida que mi respiración se vuelve más entrecortada. Me encuentro perdida en las sensaciones, mi cuerpo entregándose por completo a él, confiando en que sabe exactamente lo que necesito.
-Dime qué sientes -susurra contra mi oído, su aliento caliente en mi piel.
Las palabras apenas salen de mis labios, un murmullo cargado de necesidad. No puedo pensar con claridad, solo sentir. Mi mente se ha desvanecido en el torbellino de sensaciones que él ha creado. Logan sabe exactamente lo que está haciendo, y lo está disfrutando tanto como yo.
-No te detengas... -es todo lo que logro decir, mi voz apenas audible entre el ruido del agua.
Logan acelera su ritmo, pero aún mantiene ese toque deliberado, controlado, como si estuviera saboreando cada segundo. Mi cuerpo responde a él de manera automática, y puedo sentir cómo se me escapa el control poco a poco. Cada caricia, cada susurro, me empuja más cerca del borde, y la tensión que se acumula en mi interior me dice que no falta mucho para caer por completo. Pero Logan no tiene prisa. Me mantiene justo en ese punto, justo en el borde, como si quisiera prolongar la sensación lo máximo posible, disfrutando de cada reacción, de cada gemido que escapa de mis labios. Su boca vuelve a encontrar la mía, profunda, urgente, y ese beso es lo que finalmente me desarma.
Mi cuerpo se rinde a él, a su toque, a su amor, a todo lo que es Logan. Y en ese momento, todo se desvanece. No hay nada más que el calor de su cuerpo, la sensación de sus manos, el sonido de nuestras respiraciones entrelazadas y el latido de su corazón sincronizado con el mío.
≪•◦ ❈ ◦•≫
¡Hola de nuevo! ✨
Finalmente, ha llegado el momento de despedir esta historia.
No puedo evitar quedarme sin palabras, porque esta historia ha sido parte de mí durante tantos meses, y dejarla ir no es nada fácil. Hubo momentos en los que no quería terminarla, pero también hay belleza en aprender a soltar, y eso fue lo que hice.❤️🩹
Quiero agradecer de corazón a cada uno de ustedes, los que han estado aquí desde el principio y también a quienes llegarán después para descubrirla. Su apoyo ha sido invaluable. 🙌🏻
Y, antes de despedirme, no podía perder la oportunidad de presentarles a la verdadera Milu 🐈
Esto no es un adiós, es solo un hasta pronto. ¡Nos veremos en la próxima aventura! 🌟👋🏻
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