CAPÍTULO 50
LOGAN
Estoy en la suite del circuito en Singapur, preparándome mentalmente para la clasificación. Es un espacio cómodo, un refugio del bullicio del paddock, pero ahora, este lugar tiene un propósito mucho más interesante. Nicki está aquí, vestida con un vestido veraniego que deja sus piernas al descubierto, y su presencia ilumina la habitación más que cualquier luz artificial.
Han pasado cinco semanas desde nuestra conversación con Lorenzo, y las cosas han sido, en su mayor parte, un equilibrio precario. Lorenzo ha ido aceptándome poco a poco, pero aún sigue reacio al tema de que esté con su hija. Aunque se nota que su actitud se ha suavizado un poco, cada encuentro con él sigue siendo una prueba.
Nicki está hablando animadamente sobre algunos temas de redes sociales, pero la verdad es que no puedo concentrarme en sus palabras. Todo lo que veo es el movimiento de sus labios y la forma en que se mueven al articular cada sílaba. Mis manos, como si tuvieran voluntad propia, se deslizan suavemente sobre sus piernas, acariciando su piel con lentitud deliberada.
—¿Me estás escuchando? —pregunta de repente, rompiendo mi trance.
Asiento, sonriendo—. Sí, amor. Siempre tienes toda mi atención.
Ella parece escéptica, pero continúa hablando. Sin embargo, mis dedos siguen su recorrido, explorando la suavidad de su piel, y puedo sentir cómo sus palabras comienzan a fallar.
Mis manos continúan su viaje ascendente, acariciando sus muslos con un toque que es a la vez ligero y electrizante. Puedo ver el efecto que tiene en ella, su respiración se acelera y sus palabras se vuelven menos coherentes.
—Logan... —su voz tiembla ligeramente.
—Por supuesto, amor. Cada palabra que sale de tus dulces labios —respondo, aunque sé que mi atención está completamente centrada en su reacción a mi toque.
Ella suspira, un gesto que sé que significa que está a punto de perder la paciencia. Pero antes de que pueda reprenderme, la jalo suavemente del brazo y la atraigo hacia mí, haciéndola sentarse a horcajadas sobre mis piernas en el sillón de la suite. Su sorpresa se convierte rápidamente en una chispa de deseo en sus ojos.
—Así está mejor —murmuro, mis manos ahora descansando en sus caderas.
Nicki me mira, su respiración más rápida ahora, y puedo sentir la tensión entre nosotros aumentar. Ella coloca sus manos en mis hombros, sus dedos trazando líneas invisibles que dejan un rastro de calor.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta, aunque la respuesta es obvia.
—Disfrutando de mi vista favorita —respondo, moviendo mis manos hacia arriba, recorriendo su espalda hasta llegar a la nuca, donde enredo mis dedos en su cabello.
Ella se inclina hacia adelante, y nuestros labios se encuentran en un beso que es todo menos inocente. Es profundo y lujurioso, lleno de una pasión contenida que amenaza con desbordarse. Mis manos descienden de nuevo, esta vez deslizando el vestido más arriba, exponiendo más de su piel.
Nicki gime contra mis labios, y el sonido me vuelve loco. La aparto un poco, solo lo suficiente para verla mejor. Sus mejillas están sonrojadas, sus labios entreabiertos, y sus ojos destilan un deseo ardiente que me consume.
—Logan... —susurra, y el sonido de mi nombre en sus labios es una invitación que no puedo rechazar.
La tensión entre nosotros es palpable, una chispa eléctrica que no se puede ignorar. Mi respiración se acelera, y cada fibra de mi ser quiere devorarla. Mis manos exploran su espalda, deslizando el vestido aún más arriba, dejando al descubierto más de su piel suave y tentadora.
—¿Las hormonas de mi novia embarazada se están alterando? —murmuro con una sonrisa coqueta, bajando mi cabeza para besar suavemente la línea de su mandíbula, avanzando hacia su cuello. Siento cómo su respiración se acelera, sus manos aferrándose a mis hombros con una fuerza que delata su propio deseo.
—Eres un idiota... —susurra, aunque su tono es más juguetón que molesto. Sus palabras se cortan cuando mis labios encuentran un punto sensible en su cuello, y un gemido suave escapa de su boca, confirmando el efecto que tengo en ella.
—¿Un idiota que te hace sentir bien? —le susurro contra la piel, mi voz cargada de una mezcla de lujuria y ternura. Mi lengua sigue el camino de mis labios, trazando un sendero húmedo que la hace estremecerse en mis brazos.
Deslizo mis manos hacia abajo, sintiendo la textura del encaje negro de sus bragas a través del vestido. Mis dedos se mueven con una deliberada lentitud, acariciando la tela, notando cómo se humedece bajo mi toque. La sensación es electrizante, y puedo sentir la respuesta inmediata de Nicki.
—Siento que te vuelves más ardiente con cada momento que pasa —le murmuro con voz baja y seductora, mis dedos deslizándose con delicadeza por la línea de su ropa interior. El roce es sutil, pero lo suficiente para hacer que sus gemidos se intensifiquen.
Sus gemidos aumentan en intensidad, y la forma en que se mueve contra mí es una mezcla de desesperación y deseo. Coloco mis labios en su oído, y susurros cargados de lujuria escapan de mi boca.
—Estás tan mojada para mí —digo, mi voz profunda y cargada de deseo.
Con un toque de malicia, deslizo un dedo por debajo de la tela, sintiendo la humedad que se ha acumulado. Nicki gime más fuerte, y su cuerpo se arquea, empujando contra mi mano. La sensación es intoxicante; el calor que emana de ella y el ritmo acelerado de su respiración son una confirmación clara de su deseo.
—¿Te gusta cómo te toco, amor? —pregunto con un tono que es a la vez coqueteo y desafío. Mi dedo explora con mayor insistencia, sintiendo cada respuesta de su cuerpo, mientras sus gemidos se vuelven más intensos.
A medida que sus gemidos aumentan, la necesidad de acallar el sonido de su placer se hace evidente. La beso con una urgencia desesperada, mi lengua moviéndose con ferocidad contra la suya para sofocar sus gemidos. La conexión entre nosotros se vuelve aún más intensa, la pasión en el aire casi palpable.
Nicki se aferra a mí con una fuerza renovada, sus dedos enterrados en mi cabello, mientras introduzco dos dedos en ella. Puedo sentir cada pulsación, cada temblor de su cuerpo contra el mío. La humedad es un testimonio de la excitación que nos consume.
—Déjame sentirte, amor —murmuro contra sus labios, mis dedos explorando con una necesidad insaciable. Ella gime en mi boca, su cuerpo temblando con cada toque que le doy.
No puedo soportar más la presión en mi entrepierna. Deslizo mis manos hacia el bajo de mi overall, bajándolo hasta mis rodillas con una prisa desesperada. La tela cae a los lados, y mi erección está ahora al alcance de Nicki. Ella lo observa con una mezcla de anticipación y deseo, y sus ojos brillan intensamente.
—Déjame ayudarte, amor —me susurra, mientras levanta mi camiseta con una sonrisa traviesa. La tela se desliza sobre mi piel, dejando mi torso al descubierto. El contacto de sus dedos en mi piel provoca escalofríos de placer que recorren mi cuerpo.
Mi mirada se fija en el vestido de Nicki, y con un movimiento decidido, lo deslizo hacia arriba hasta quitarlo por completo. La veo en ropa interior, su cuerpo revelado y su piel tan suave y tentadora como siempre. El encaje negro de sus bragas apenas cubre lo esencial, y el contraste con su piel desnuda es hipnotizante.
Nicki se estremece al sentir el rasgado de su ropa interior, y un pequeño gemido escapa de sus labios. Me mira con una mezcla de sorpresa y diversión, sus ojos llenos de un brillo juguetón.
—¿En serio, Logan? —dice con una risa suave y sensual—. ¿No podías simplemente quitarlas?
Sus palabras están cargadas de un tono travieso que solo intensifica el deseo que compartimos. La forma en que se ríe, a pesar de la situación, me hace sonreír.
—No pude resistir la tentación —respondo, deslizando mis dedos sobre la piel expuesta de su abdomen, un toque que hace que se estremezca—. La idea de romperlas me pareció... más excitante.
Coloco mis manos en su cadera, atrayéndola hacia mí con un impulso decidido. Mi cuerpo se alinea con el suyo, y con una precisión ansiosa, me introduzco en ella, sintiendo la calidez y la suavidad que me rodea. Su cuerpo se arquea contra el mío, y un gemido profundo escapa de sus labios. Su piel se estremece al contacto, y la sensación es electrizante. Nicki, con la respiración agitada, se aferra a mis hombros, sus dedos clavándose en mi piel con una necesidad desesperada. Su mirada se encuentra con la mía, llena de una mezcla de deseo insaciable y desafío juguetón. Su cuerpo se mueve contra el mío con una urgencia que me hace perder el control.
—Más... —murmura con voz temblorosa, sus labios casi pegados a los míos, mientras sus caderas se mueven con un ritmo ansioso.
Sus palabras son un reto irresistible, y no puedo evitar sonreír ante su audacia. —Vaya, parece que las hormonas de embarazo te están volviendo aún más insaciable —bromeo, mi voz cargada de un tono lujurioso y juguetón. Mi mano se desliza por sus pechos, acariciando su piel con un toque que es a la vez suave e intensamente provocador.
Nicki deja escapar un gemido suave, su cuerpo temblando bajo el efecto de mi toque. —Deja de hablar y hazlo —ordena con una mezcla de exigencia y deseo, sus ojos ardientes con un deseo que solo aumenta con cada segundo que pasa.
Ríe suavemente, un sonido que me hace sentir aún más ansioso. Con un impulso decidido, ajusto el ritmo para satisfacer sus demandas, mi cuerpo moviéndose con un fervor que refleja su propia necesidad. Ella toma el control, guiando el movimiento con una sensualidad implacable, sus caderas moviéndose con una habilidad que demuestra cuánto disfruta el momento.
Cada roce, cada presión es una sinfonía de placer. El calor de su cuerpo contra el mío es un recordatorio constante de nuestra conexión ardiente. Sus gemidos se vuelven más intensos, resonando en la habitación con una urgencia palpable. Cada gemido suyo es una caricia que me impulsa a seguir, el ritmo de nuestros cuerpos sincronizado en un vaivén sensual y frenético.
—Sí, así... más rápido —susurra con una voz cargada de deseo, sus labios rozando mi oído, enviando oleadas de placer por todo mi cuerpo.
Con cada movimiento, la tensión entre nosotros se intensifica. Nicki se inclina hacia adelante, sus labios rozando los míos en un beso húmedo y desesperado. Su cuerpo se mueve con una confianza ardiente, marcando el ritmo con una necesidad que me hace perder el aliento.
Finalmente, cuando el clímax nos envuelve, la habitación se llena de una explosión de placer. Nuestros cuerpos se tensan, y el momento es una culminación perfecta de la conexión ardiente que acabamos de compartir. El silencio que sigue es un testimonio de la intensidad de lo que acabamos de vivir.
El silencio de la habitación parece envolvernos, un contraste marcado con la intensidad del clímax que acabamos de compartir. Nicki sigue montada sobre mí, su respiración entrecortada mezclándose con la mía mientras nuestras frentes se tocan, creando un puente invisible de conexión entre nuestras almas.
Su mirada, llena de una satisfacción que ilumina sus ojos, me atrapa. Y es en ese momento cuando lo dice, cuando esas dos palabras que siempre he temido y deseado escuchar salen de sus labios.
—Te amo.
Mi corazón late tan fuerte que casi duele, la adrenalina recorriendo mis venas como si estuviera en plena carrera. Esas palabras hacen que todo mi mundo se detenga, como si el tiempo mismo hubiera dejado de avanzar para dar paso a la magnitud de lo que acaba de suceder. No sé cómo reaccionar, no sé qué decir. Siempre he sido bueno en esconder mis sentimientos, en mantener a raya cualquier atisbo de vulnerabilidad. Pero Nicki... Nicki siempre ha sabido desarmarme.
Desde que éramos pequeños, siempre hemos tenido una conexión especial. Solíamos discutir por todo, pero incluso entonces, había algo en ella que me hacía sentir vivo, que despertaba en mí algo que no podía explicar. Tal vez por eso, siempre he mantenido a las mujeres a una distancia segura. Relaciones sin compromiso, sin ataduras. La única excepción fue Aitana, pero incluso con ella, nunca me sentí tan completo como lo hago ahora con Nicki.
Trato de procesar lo que acabo de escuchar, pero mi mente es un torbellino de pensamientos y emociones. ¿Realmente dijo lo que creo que dijo? No, necesito confirmarlo. Necesito escucharlo de nuevo.
—Espera... ¿qué acabas de decir?
Mi voz sale más débil de lo que me gustaría, pero no puedo evitarlo. Estoy completamente fuera de mi elemento. Pero Nicki no duda. Su mirada no se aparta de la mía, y veo en sus ojos una certeza que me desarma por completo.
—Me has escuchado.
El nudo en mi garganta se aprieta, y siento una mezcla de miedo y alivio. Siempre he evitado palabras como esas porque, una vez que se dicen, no hay vuelta atrás. Pero con Nicki, todo es diferente. Con ella, siento que podría enfrentar cualquier cosa, que podría ser mejor, ser más.
No la dejo moverse. No puedo permitir que este momento se desvanezca, no cuando todo lo que he temido y deseado está frente a mí. La atraigo hacia mí, rodeándola con mis brazos, como si al mantenerla cerca pudiera anclarme a la realidad de lo que acaba de decir. Entierro mi rostro en su cuello, inhalando su aroma familiar y reconfortante. Necesito más. Necesito que lo diga de nuevo.
—Dilo. —Mi voz es un gruñido bajo, cargado de deseo y necesidad, pero también de algo más profundo, algo que no había sentido en mucho tiempo: vulnerabilidad. Nunca me ha gustado ser vulnerable, pero con Nicki, no parece tan aterrador.
Siento sus manos temblar ligeramente mientras acaricia mi espalda, y la sensación de su toque solo intensifica mi deseo. Cada caricia es un recordatorio de que esto es real, de que ella está aquí, conmigo, en este momento. Entonces, lo dice de nuevo, y esas dos palabras me atraviesan como una flecha directa al corazón.
—Te amo.
El mundo se detiene una vez más, pero esta vez, no es por miedo ni incertidumbre. Es por la claridad que esas palabras traen, como si todo finalmente encajara en su lugar. Levanto la cabeza, encontrando su mirada, y sin pensarlo dos veces, la beso. Es un beso suave, lento, lleno de todo lo que siento. Cada movimiento de mis labios contra los suyos es una promesa silenciosa de que la cuidaré, de que nunca la dejaré ir.
Mis labios todavía rozan los suyos, mientras el eco de sus palabras sigue resonando en mi mente. —Yo también te amo.
Las palabras salen de mí de forma natural, como si siempre hubieran estado ahí, esperando el momento adecuado para ser pronunciadas. Y mientras la sostengo en mis brazos, sé que este es solo el comienzo de algo mucho más grande, algo que, aunque asusta, también me llena de una emoción indescriptible. Porque con Nicki, por primera vez, siento que estoy exactamente donde debo estar.
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Holaaa!!! ✨
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Gracias por leer, ¡un abrazo! 🧡
¡Nos vemos en el próximo capítulo! 🫶🏻
PD: Quedan poquitos capítulos, para terminar esta pequeña aventura llamada "Curvas Peligrosas" 🥺
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