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CAPÍTULO 46

NICKI

Días después...

Salgo de mi habitación y lo primero que veo es a Logan sentado en el sofá, con Milu acurrucado sobre su regazo. La luz suave del atardecer se filtra por las cortinas, bañando la sala en un cálido resplandor dorado. La atmósfera es tranquila, casi íntima, y me siento envuelta por una sensación de paz que no había experimentado en mucho tiempo. La vista es reconfortante, como una escena sacada de un sueño.

—¿Qué haces? —pregunto, mi voz rompiendo el silencio con una suavidad que ni siquiera sabía que tenía.

Logan levanta la vista y me sonríe, esa sonrisa que siempre logra desarmarme. —Jugaba con Milu —responde, acariciando el lomo del gato con una mano. —Pero ahora decidió tomar una siesta sobre mí.

Me acerco un poco más, disfrutando de la calidez de la escena. —¿Eso hiciste mientras dormía? —Enarco una ceja, cruzando los brazos sobre mi pecho.

—Al principio no, después sí —admite, dejando a Milu sobre el asiento. Se levanta del sofá y se acerca a mí. Su mirada es cálida, y puedo ver un brillo juguetón en sus ojos. La cercanía hace que mi pulso se acelere.

—Por favor, dime que no estuviste mirándome mientras dormía —digo, tratando de mantener un tono serio, aunque una sonrisa amenaza con asomarse en mis labios.

—A ti no, estuve hablando con nuestro hijo —responde, deteniéndose frente a mí. Su proximidad hace que mi corazón se acelere. —Y, por cierto, roncas.

Suelto una carcajada, sorprendida por su comentario. —No ronco.

—Sí lo haces —insiste, y su tono burlón me hace reír aún más. La risa llena la habitación, y por un momento, todo parece perfecto. La tensión que solía existir entre nosotros se desvanece, reemplazada por una sensación de comodidad y familiaridad.

Logan se inclina hacia mí, sus ojos fijos en los míos, y puedo sentir la tensión entre nosotros, una mezcla de emociones y recuerdos compartidos. Su mano se eleva lentamente, rozando mi mejilla con una suavidad que hace que mi piel se erice.

—¿Qué estás haciendo? —susurro, mi voz apenas un murmullo.

—Solo quiero... —Su voz se desvanece mientras sus labios se acercan a los míos. La anticipación se construye entre nosotros, y cuando finalmente nos besamos, es como si todo el mundo desapareciera. El beso es suave, tentativo al principio, pero rápidamente se vuelve más profundo, lleno de una pasión contenida durante demasiado tiempo.

Cuando nos separamos, nuestras frentes se tocan, y ambos respiramos con dificultad. Sus ojos están llenos de una mezcla de amor y determinación.

—Te he echado de menos —dice, su voz cargada de sinceridad.

—Yo también —respondo, y sé que es verdad. A pesar de todo lo que ha pasado, no puedo negar lo que siento por él.

Nos quedamos así por un momento, simplemente disfrutando de la cercanía del otro. Finalmente, Logan se aparta ligeramente, pero no suelta mi mano.

—Vamos a la cocina. Te preparo algo de comer —sugiere, su voz volviendo a un tono más casual, pero la chispa en sus ojos sigue ahí.

Asiento, sintiéndome extrañamente emocionada por algo tan simple. Caminamos juntos hacia la cocina, y me maravillo de lo natural que se siente estar así, como si nunca hubiéramos estado separados.

Logan se mueve con una facilidad que refleja su familiaridad con el espacio, y yo me siento en una de las sillas, observándolo con una mezcla de admiración y cariño.

—¿Qué te apetece? —pregunta Logan, sacando algunos ingredientes de la despensa. Sus manos se mueven con naturalidad, pero su mirada no puede evitar seguirme mientras me acomodo en una de las sillas.

—Lo que prepares será perfecto —digo, sonriendo con sinceridad mientras observo cómo se mueve con confianza por la cocina. Su presencia llena el espacio de una calidez que me resulta profundamente reconfortante. La noche promete ser simple, pero el significado de este momento lo hace especial.

Logan sonríe mientras abre el frigorífico y empieza a sacar ingredientes. La luz cálida de la cocina resalta los contornos de su rostro, y puedo ver la concentración en sus ojos mientras decide qué preparar. La forma en que sus manos se mueven con seguridad y destreza revela una familiaridad con el espacio y con el acto de cocinar que me resulta tranquilizadora.

—¿Tienes algún antojo en particular? —pregunta, girándose hacia mí con una ceja levantada, su mirada curiosa y atenta. La forma en que su cuerpo se inclina ligeramente hacia adelante, con una sonrisa juguetona en sus labios, demuestra su deseo de hacerme sentir cómoda.

—En realidad, no estoy segura —respondo, encogiéndome de hombros. —Solo tengo hambre, y cualquier cosa que prepares estará bien.

Logan se ríe suavemente, un sonido que llena el aire con una vibración de familiaridad y afecto. Sus movimientos son precisos mientras comienza a cortar verduras y a calentar la sartén. Me apoyo en la encimera, mientras Logan se concentra en cocinar, me apoyo en la encimera y dejo escapar un suspiro. El pensamiento de la conversación que debo tener con mi padre me pesa. Sé que el tiempo corre en contra mía; en unos meses, mi embarazo será evidente y la situación se complicará aún más. La carrera de Logan está en juego, y si Lorenzo se entera, podría perjudicar su carrera y sus sueños de convertirse en campeón mundial de Fórmula 1.

Logan se mueve con destreza en la cocina, pero puedo ver en su expresión que también está preocupado. Se detiene por un momento y se vuelve hacia mí, la tensión palpable en su postura.

—¿Estás bien? —pregunta, su voz suave pero cargada de preocupación.

Miro el delantal que lleva puesto, y noto cómo sus hombros se tensan ligeramente. —No realmente. Mi padre... va a estar furioso cuando se entere. No sólo por involucrarme contigo, sino por el hecho de que estoy embarazada, de uno de sus pilotos estrella.

Logan deja la cuchara en la sartén y se acerca a mí, su mirada se vuelve más intensa. —Sé que Lorenzo es una figura poderosa y que lo que estamos haciendo podría poner en peligro tu relación con él, y mi carrera. Pero también sé que no podemos dejar que el miedo nos paralice.

Siento un nudo en el estómago y el corazón me late con fuerza. —Lo sé, pero aun así, estoy aterrorizada por lo que pueda pasar. Él podría hacer que tu carrera se derrumbe, y no quiero ser la causa de que tu sueño se desmorone.

Logan toma mis manos entre las suyas, su contacto es cálido y firme. La solidez de su agarre es un recordatorio de que no estoy sola en esto. —No estás sola en esto. Estoy contigo, amor —dice, usando por primera vez la palabra "amor" con una ternura que me conmueve profundamente. —Y enfrentaremos lo que venga juntos. Si tengo que volver a empezar en cualquier escudería y luchar desde atrás para poder ser campeón mundial, lo haré.

Su declaración resuena en el silencio de la cocina, y una mezcla de alivio y emoción me envuelve. Su mirada fija en la mía transmite una sinceridad que me hace sentir valorada y comprendida. Me emociono al oírlo llamarme "amor" por primera vez. La palabra se siente como un abrazo cálido, y una sonrisa se dibuja en mis labios mientras siento que una ola de afecto me inunda.

—Gracias, Logan —digo, mi voz temblando ligeramente mientras aprieto sus manos con fuerza. —Tus palabras significan más de lo que puedo expresar.

Logan me devuelve una sonrisa cálida, y la tensión en su rostro se disuelve un poco. —Lo mejor que podemos hacer es enfrentar esto juntos, con honestidad y valentía. Y si surge algún problema, lo resolveremos como siempre hemos hecho: unidos.

Nos mantenemos así durante unos momentos, simplemente disfrutando de la cercanía y la conexión que hemos reconstruido. La cocina, con su aroma acogedor y la luz suave, parece ser el refugio perfecto para nuestras preocupaciones y promesas.

—Embaracé a la hija del jefe —se encoge de hombros con diversión, su sonrisa juguetona desarma cualquier tensión restante. —Tendré que atenerme a las consecuencias.

Lo miro, conteniendo una risa, y le doy un ligero codazo en respuesta. Su piel es cálida y su toque ligero me hace sonreír. —¿Y qué consecuencias te preocupan más? ¿Las reprimendas de mi padre o el desafío de ser padre?

Logan se ríe, un sonido lleno de calidez y diversión que llena la cocina con una energía renovada. —Definitivamente el desafío de ser padre. Pero supongo que también tendré que enfrentar las miradas furiosas de tu padre.

La atmósfera en la cocina se llena de una energía juguetona y ligera. La forma en que Logan se mueve y su tono relajado en la voz ayudan a aliviar la carga emocional que hemos estado llevando. Sus ojos brillan con diversión, y su sonrisa es contagiosa, transformando lo que podría haber sido un momento tenso en una oportunidad para compartir risas.

—Bueno, ya veremos cómo manejamos a tu nuevo "jefe" en casa —digo, levantando una ceja y sonriendo. —Solo asegúrate de estar preparado para las reuniones de equipo con un pequeño consejo de paternidad.

—Creo que voy a necesitar un curso intensivo sobre cómo negociar con mi nueva jefa —susurra Logan, su voz cargada de un tono juguetón y seductor que provoca un escalofrío placentero en mi piel. Sus labios, apenas a unos milímetros de los míos, emiten un susurro que parece vibrar en el aire entre nosotros.

Mi piel se eriza, y un hormigueo cálido se extiende por mis mejillas. Las hormonas del embarazo están jugando una fiesta con mis emociones, intensificando cada pequeño gesto y cada palabra. Su cercanía, el brillo en sus ojos y el tono cómplice de su voz despiertan en mí una mezcla de deseo y vulnerabilidad que apenas puedo controlar.

—¿Qué tipo de curso tienes en mente? —mi voz sale como un susurro, entrecortada por la anticipación.

Logan sonríe, una chispa de deseo brillando en sus ojos. Sus manos se deslizan lentamente por mi espalda, sus dedos dibujando círculos suaves sobre mi piel. —Uno que implique mucha práctica... —Su voz baja y ronca envía ondas de placer a través de mi cuerpo, haciendo que mi respiración se acelere.

Cada palabra suya parece encender una chispa dentro de mí, haciendo que el calor se acumule en mi vientre. Mis hormonas están descontroladas, intensificando cada caricia, cada mirada. Siento cómo mi cuerpo responde a su cercanía, cómo mi deseo crece con cada segundo que pasa.

—Logan... —su nombre escapa de mis labios en un gemido suave, casi suplicante.

Él sonríe, sus ojos ardiendo con una mezcla de deseo y diversión. —¿Sí, amor? —su voz es suave, pero cargada de una promesa que hace que mis piernas se debiliten.

Sus manos se mueven lentamente, subiendo por mis costados y acercándome más a él. Puedo sentir el calor de su cuerpo, el ritmo constante de su respiración. Mi mente está nublada por el deseo, por la necesidad de sentirlo más cerca, de entregarme completamente a él.

—Necesito... —mi voz se quiebra, la urgencia en mis palabras es innegable.

—¿Qué necesitas, amor? —susurra Logan, su aliento caliente acariciando mi piel. Sus labios rozan mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes que hacen que mi cuerpo se estremezca.

—Te necesito a ti... —logro decir, mi voz cargada de deseo y necesidad.

Logan se inclina hacia mí, sus labios capturan los míos en un beso apasionado, lleno de hambre y anhelo. Sus manos se mueven con más urgencia ahora, explorando mi cuerpo con una intensidad que me hace gemir de placer.

—Dímelo —murmura contra mis labios, sus ojos buscando los míos. —Dime lo que quieres, Nicki.

Mis dedos se enredan en su cabello, tirando ligeramente mientras mis labios buscan los suyos de nuevo. —Hazme tuya, Logan —suplico, mi voz apenas un susurro entrecortado por la necesidad. —Ahora.

Un gruñido bajo escapa de su garganta mientras sus manos se deslizan hacia abajo, levantándome para sentarme en la encimera. Sus labios nunca se separan de los míos, el beso se vuelve más feroz, más urgente. Puedo sentir la dureza de su deseo presionando contra mí, haciendo que el fuego en mi interior arda aún más fuerte.

—Como desees, amor —susurra Logan, su voz cargada de promesas mientras sus manos comienzan a desabrochar mi ropa, cada movimiento lleno de una mezcla de ternura y urgencia que me hace temblar de anticipación.

Logan desliza sus dedos por mi blusa, desabrochando los botones uno por uno, sus ojos fijos en los míos, llenos de deseo. Su mirada me quema, haciendo que el calor en mi interior se intensifique. Mis manos tiemblan mientras se aferran a sus hombros, tratando de mantenerme anclada a la realidad, pero la sensación de sus manos en mi piel hace que sea difícil concentrarme en algo más que no sea él.

—Eres tan hermosa —murmura, su voz ronca mientras baja sus labios por mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes. Sus manos se deslizan por mis costados, deslizándose debajo de mi blusa y provocando que mi piel se erice bajo su toque.

Cada caricia, cada beso, hace que mis hormonas se vuelvan locas, intensificando el deseo que siento por él. Sus palabras son como gasolina, alimentando el fuego que arde dentro de mí.

—Logan... —gimo, mi voz llena de necesidad.

—Dime qué quieres, amor —susurra contra mi piel, sus labios rozando mi clavícula. —Quiero oírlo de tus labios.

—Te quiero a ti... —mi voz se quiebra, un gemido escapando de mis labios mientras sus manos descienden, acariciando la piel expuesta de mi abdomen. —Te necesito dentro de mí, Logan. Ahora.

Logan sonríe, una sonrisa cargada de deseo y determinación. Sus manos se mueven con más urgencia, desabrochando mis pantalones y deslizándolos por mis piernas. Cada movimiento suyo es una mezcla de suavidad y fervor, haciendo que mi cuerpo se arquee hacia él, deseando más.

—¿Así? —murmura, sus dedos rozando la parte más sensible de mi cuerpo, provocando que un gemido incontrolable escape de mis labios. —¿Es esto lo que quieres?

Mis manos se enredan en su cabello, tirando ligeramente mientras mi cuerpo tiembla bajo su toque. —Sí... —susurro, mi voz apenas un susurro entrecortado por el placer. —Más, Logan. No pares.

—No pienso parar hasta que me supliques por más —susurra contra mi oído, su aliento caliente enviando ondas de placer por mi cuerpo. Sus dedos se mueven con habilidad, provocando que mi respiración se acelere y mi cuerpo se arquee hacia él, buscando más de su toque.

Logan baja una mano, deslizando sus dedos por mis muslos hasta encontrar mi humedad. Su toque es firme y experto, arrancándome un gemido que resuena en la cocina. —Eres tan increíblemente sensible, Nicki —murmura, sus labios rozando el lóbulo de mi oreja. —Me encanta cómo respondes a mi toque.

Cada caricia, cada movimiento de sus dedos, hace que mi cuerpo se estremezca. Siento el calor intensificarse entre mis piernas mientras sus dedos se deslizan en un ritmo lento y tortuoso. Mi respiración se vuelve más rápida, mis gemidos más intensos, y mi mente se nubla con el placer que él está provocando.

—Logan... —gimo, mis caderas moviéndose involuntariamente contra su mano, buscando más de su toque. —Por favor... necesito más.

—Voy a darte lo que necesitas, amor. —susurra, su voz llena de satisfacción mientras retira sus dedos, dejándome momentáneamente vacía y ansiosa.

Logan se deshace rápidamente de sus pantalones, y su dureza presiona contra mi entrada, provocando una oleada de anticipación y deseo. Se inclina hacia mí, capturando mis labios en un beso profundo y hambriento, mientras se posiciona entre mis piernas.

—Eres mía, Nicki —murmura contra mis labios, su voz cargada de promesas y deseo. —Cada parte de ti me pertenece.

Con un movimiento firme, Logan se hunde en mí, llenándome completamente. Un gemido de puro placer escapa de mis labios mientras mi cuerpo se ajusta a él, sintiendo cada pulgada de su dureza.

—Logan... —gimo, mis uñas clavándose en su espalda mientras él comienza a moverse en un ritmo lento y profundo. —Oh, Dios... sí...

Cada embestida suya es una mezcla de fuerza y ternura, llevándome al borde del éxtasis una y otra vez. El sonido de nuestra respiración entrecortada y nuestros gemidos llenan la cocina, creando un ambiente cargado de erotismo y deseo.

—Más rápido, Logan —suplico, mi cuerpo temblando con cada movimiento suyo. —Por favor... más rápido...

Logan aumenta el ritmo, sus embestidas volviéndose más rápidas y profundas, llevándome al límite. El placer se acumula en mi vientre, una ola de sensaciones que amenaza con abrumarme.

—Estoy tan cerca, Nicki —gruñe, sus manos aferrándose a mis caderas mientras sus movimientos se vuelven más frenéticos. —Quiero que llegues conmigo.

—Sí... oh, sí... —gimo, sintiendo cómo el clímax se acerca. —Logan... estoy... ah...

Con una última embestida profunda, el placer me arrasa, haciendo que mi cuerpo se tense y se arquee hacia él. Mis gemidos de éxtasis se mezclan con los suyos mientras ambos alcanzamos el clímax juntos, nuestros cuerpos temblando y nuestras respiraciones entrecortadas.

Nos mantenemos así, unidos y jadeantes, sintiendo la intensidad de lo que acabamos de compartir. Logan se inclina y besa mi frente con ternura, sus manos acariciando suavemente mi espalda mientras tratamos de recuperar el aliento.

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