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CAPÍTULO 35

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NICKI

La mañana en el paddock antes de la clasificación está llena de energía palpable. El susurro constante de conversaciones técnicas se mezcla con el zumbido de los motores, creando una sinfonía única de anticipación y competencia. Camino decidida hacia el motorhome, repasando mentalmente las tareas pendientes que tengo en mi lista y los detalles que debo ajustar para la rueda de prensa. Anoche, después de nuestra conversación, las horas pasaron volando, compartiendo y hablando en mi habitación. Aunque la incertidumbre sigue pesando sobre nosotros, haber compartido esos momentos me ha dado una sensación de paz que nunca había experimentado antes.

De repente, una mano firme envuelve mi brazo, deteniéndome en seco. Cuando me giro, me encuentro con Logan sonriendo. Su traje de piloto está abierto hasta la cintura, revelando una camiseta del equipo que molada cada músculo de su torso. Su mirada intensa y decidida me captura de inmediato.

—Hola, pequeña —saluda con una voz profunda y sugerente, acercándose más de lo necesario. Cuando llegamos hasta un lugar privado.

No puedo evitar sonreír, soltando una risa juguetona. —¿Me estás saludando a mí o te la estás mirando?

Logan ríe, genuinamente divertido. —Cuando quieras, puedo demostrarte que estoy bien equipado.

Rodando los ojos con diversión, respondo —Mmm, gracias, pero no quiero quedar con ganas.

—La otra noche no parecías pensar lo mismo antes de que nos interrumpieran —me recuerda con una sonrisa traviesa que parece cuestionar mi autocontrol.

—Eso es pasado, y hoy es hoy —replico, mi voz desafiando sus insinuaciones y mi mente volviendo a la realidad profesional que debo enfrentar.

—Recuerda que todavía me debes una cita —dice, con un destello desafiante en su mirada que parece desafiar mi resistencia.

Frunzo el ceño ligeramente, intentando recordar a qué cita se refiere. La conversación con él ha traído a la superficie sentimientos que preferiría mantener en segundo plano.

—Perdiste una apuesta en Italia —me recuerda, con una sonrisa que oculta más de lo que muestra.

—¿Esa cita? —pregunto, intentando mantener la indiferencia mientras reviso en mi mente los eventos pasados—. Que yo recuerde, te dije que esa cita ya no iba porque tenías novia.

—Y yo recuerdo claramente que estabas celosa... —menciona, provocándome con una sonrisa que provoca un conflicto interno.

—No estaba celosa —respondo rápidamente, defendiendo mi posición mientras mis pensamientos giran en torno a la autenticidad de mis emociones.

—En ese entonces no tenía novia, y ahora estamos juntos, así que tu cancelación de la apuesta fue sin motivo alguno. ¿Qué dices de ir a esa cita? —propone, con una sonrisa que hace que mi corazón lata más rápido, cuestionando la veracidad de sus intenciones.

Sonrío ampliamente, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad crecer dentro de mí. — Está bien, pero solo si mañana subes al podio.

Él hace un gesto de decepción fingida. —Está bien, entonces tendré que asegurarme de ganar otra vez en la pista.

—Tómalo como una motivación adicional para alcanzar el podio —susurro con una sonrisa, tratando de desviar mi mente de los sentimientos que despierta en mí.

—Vamos, tengo que trabajar por ese primer lugar —dice, entrelazando su mano con la mía mientras salimos de nuestro escondite. La conexión de nuestras manos es una mezcla de ternura y deseo.

—Espera un momento... —interrumpo, pensativa—. No podemos salir juntos ahora. Yo salgo primero y luego tú —añado con una sonrisa pícara, un intento de mantener una barrera profesional.

Logan sonríe con una risa genuina. —Vale, sal tú primero y luego saldré yo —dice antes de inclinarse para besarme con una pasión que desafía el contexto profesional. La adrenalina de estar escondidos añade una capa de lujuria a nuestra interacción.

El beso, en un espacio reducido y cargado de tensión, se vuelve un diálogo sin palabras. Su mano acaricia mi mejilla con ternura, pero la pasión en su beso envía oleadas de deseo a través de mí. Cada caricia, cada beso, es un recordatorio de la conexión eléctrica que compartimos. La sensación de su cuerpo tan cerca del mío, la intensidad en sus caricias, crean una experiencia embriagadora y desestabilizadora.

Mis manos tiemblan de anticipación mientras mis dedos se deslizan bajo su camiseta ignífuga, explorando la firmeza de sus abdominales. Cada músculo delineado bajo la yema de mis dedos me deja sin aliento. La textura de su piel, el calor de su cuerpo, se mezclan con el mío, creando una sensación electrizante que me consume. La tensión entre nosotros es palpable, aumentando con cada beso, cada caricia, hasta que se convierte en una explosión de deseo reprimido.

Logan sonríe contra mi piel, susurrando con voz cargada de lujuria. —¿Sabes lo difícil que va a ser para mí concentrarme en la clasificatoria después de esto?

El sonido de su voz, cargado de deseo, me llena de un poder embriagador. Mis manos continúan explorando su torso, sintiendo el ritmo constante de su respiración y la fuerza de sus pectorales. La idea de ser la causa de su distracción añade una capa de tensión y conflicto interno. ¿Estoy permitiendo que mis emociones interfieran en su rendimiento?

Sonrío, incapaz de resistirme a su encanto. —Tendrás que encontrar la manera de concentrarte y hacer la pole.

—Y una cita que reclamar —responde, sus labios encontrando los míos una vez más en un beso que promete más.

Finalmente, nos separamos con pesar.

—Voy a hacer mi trabajo y tú has el tuyo —le digo, tocando suavemente su mejilla antes de alejarme hacia el motorhome. La promesa de lo que está por venir se mezcla con la presión del trabajo.

El resto del día se convierte en una serie de tareas interminables y reuniones con el equipo de prensa. La tensión de la competencia está en cada rincón del paddock. Mi mente, sin embargo, sigue regresando a Logan y la conexión eléctrica que compartimos. Sus palabras, sus caricias, su manera de mirarme; todo se mezcla en mi mente, intensificando mis emociones y complicando mi concentración.

Logan sale a la pista y, como siempre, domina con una habilidad que me deja sin aliento. Cuando regresa al pit, su coche se detiene y él sale, quitándose el casco. Logan se acerca hacia mí con una sonrisa seductora, un poco más cerca de lo estrictamente profesional. La proximidad de su cuerpo, el contacto visual, desafía la frontera entre lo profesional y lo personal.

—Buen trabajo, Logan —le digo, intentando mantener la compostura profesional mientras mi corazón late con una mezcla de emociones.

—Gracias, Nicolette —responde, inclinándose levemente hacia mí con una cercanía que parece desafiar las normas.

—¿Estás listo para nuestra cita? —pregunta, su voz baja y seductora, cargada de promesas y tentaciones.

—Mañana, si haces podio —respondo, jugando con él mientras mi mente se pregunta sobre la veracidad de sus intenciones.

—Oh, haré más que eso —promete, y sé que lo dice en serio. La promesa y la intensidad de su mirada añaden una capa de expectativa y ansiedad a nuestra interacción.

La clasificación termina, y Logan ha conseguido el primer puesto en la grilla. La emoción y la tensión en el ambiente son palpables, pero mis tareas están lejos de terminar. Regreso a mi oficina y me sumerjo en el trabajo, revisando el material grabado durante la sesión de clasificación. La emoción de la jornada y el recuerdo de Logan continúan interfiriendo en mi concentración.

Finalmente, cuando el día llega a su fin, estoy exhausta pero satisfecha. Mi celular se ilumina con un mensaje de Logan.

Logan:
Hola, guapa.
¿Cenamos juntos?

Sonrío al leer su mensaje, una mezcla de emociones me invade. Aunque estamos comenzando a salir, me parece surrealista recordar cómo solíamos chocar en cada interacción.

Nicki:
¡Claro! ¿Qué tienes en mente?
¿Tú ya estás en el hotel?

Logan:
Pensaba en la habitación del hotel, así puedo robarte algún beso...

Siento mis mejillas sonrojarse al leer el mensaje. Su tono coqueto y directo me sorprende, y a la vez me gusta. Es un cambio brusco del Logan con el que solía discutir, y aunque la transformación me intriga, no puedo evitar sentir una ligera desconfianza.

Nicki:
Podría ser una buena idea 😊

Logan:
¿Sigues en el paddock?

Nicki:
Sí, aún estoy aquí, pero ya estoy por ir al hotel 😔
¿Y tú, ya estás en el hotel?

Logan:
Si, llegue recién al hotel.
¿Cómo que aún sigues allá?
Me hubieras dicho y me hubiese quedado esperándote.
¿Quieres que te vaya a buscar?

Su preocupación me hace sentir valorada. No era algo que hubiera esperado de él hace unos meses. Antes, nuestras interacciones estaban llenas de sarcasmo y competencia. Ahora, hay una suavidad en su tono que me desarma.

Nicki:
No te preocupes, Christian aún anda por aquí le pediré que me lleve. Él y Ricardo aún siguen por aquí.
En 15 minutos estoy por allá.

Logan:
Estoy saliendo.
En 15 minutos, o tal vez menos estoy por allá.

Mientras espero a que Logan llegue, me coloco mis auriculares y comienzo a revisar e interactuar con los seguidores que han reaccionado a las publicaciones del día. De repente, siento unas manos en mi cintura y un beso en mi cuello. Me sobresalto, me quito los auriculares y me giro rápidamente asustada para ver quién es.

—Lo siento, no quise asustarte, —dice Logan con una sonrisa inocente.

—Estaba muy concentrada y no te escuché entrar, —respondo mientras cierro mi laptop y guardo mis cosas con su ayuda.

—Créeme que me di cuenta —contesta riendo, con un brillo travieso en sus ojos.

El pasillo está prácticamente desierto a estas horas, solo iluminado por las luces tenues que aún brillan en los techos altos. Caminamos juntos en un silencio cómodo, nuestras manos entrelazadas como si hubieran encontrado naturalmente su lugar. La proximidad de su cuerpo me llena de una sensación reconfortante y me obliga a cuestionar el cambio en mis sentimientos hacia él.

Llegamos al estacionamiento, donde su auto deportivo brilla bajo las luces tenues que iluminan el área. Logan abre la puerta del copiloto para mí con una gentileza que me hace sonreír. Me acomodo en el asiento, sintiéndome cómoda en su presencia. Una vez que él se instala al volante, el motor ronronea con una suavidad seductora. Salimos del circuito, dejando atrás los ecos de la jornada intensa que hemos vivido juntos.

Durante el corto viaje hacia el hotel, el ambiente es cómodo y lleno de complicidad. Hablamos sobre la carrera, las expectativas para mañana y pequeños detalles de la vida que nos hacen reír. Cada palabra compartida profundiza nuestra conexión, fortaleciendo el lazo que hemos tejido entre nosotros en tan poco tiempo. Me doy cuenta de que estoy disfrutando de su compañía mucho más de lo que había anticipado.

Finalmente, llegamos al hotel donde el equipo está alojado. Logan estaciona con elegancia y se apresura a abrir mi puerta nuevamente, como si fuera una costumbre que ha adoptado con gusto. La noche nos envuelve con su aire fresco, y el vestíbulo del hotel brilla con luces cálidas que contrastan con el cansancio que siento.

—Estoy tan cansada que dormiría por años —murmuro mientras caminamos por el pasillo del hotel hacia mi habitación, lo observo curiosa—. ¿Y tú? ¿No estás cansado? Tuviste práctica y clasificación hoy. —Mi tono es suave, intentando descifrar cómo puede tener tanta energía.

Él sonríe con ese encanto desarmante que he llegado a conocer en estas últimas semanas—. No, no estoy cansado. Tengo energía para correr 10 maratones —responde rodeando sus brazos alrededor de mi cintura. El calor de su cuerpo se mezcla con el mío, creando una sensación reconfortante que me invita a permanecer cerca.

—Podríamos ver una película mientras cenamos —propongo con una sonrisa, mientras deslizo la llave electrónica para abrir la puerta de mi habitación.

—¿Y todas esas cosas las podemos hacer en tu habitación? —pregunta fingiendo sorpresa, con un brillo pícaro en sus ojos.

Me encojo de hombros, dejándome llevar por el juego—. Pensé que sí, pero si prefieres, podemos hacerlo cada uno en su habitación —respondo entrando a la habitación.

Logan entra detrás de mí, cerrando la puerta con un movimiento suave—. Me has convencido —dice, jalando suavemente de mi brazo para atraerme a su cuerpo. Su risa se mezcla con la mía, y sus ojos brillan con una complicidad que me desarma.

—Eres difícil, Logan Bauer —murmuro con una sonrisa, mordiendo suavemente mi labio inferior de manera juguetona.

Con delicadeza, sus dedos se deslizan por mi mandíbula, trazando el contorno con suavidad antes de tomar mis mejillas entre sus manos. Nuestros ojos se encuentran, y se acerca lentamente. Nuestros labios se encuentran una vez más en un beso que trasciende el tiempo y el espacio, un beso que habla de promesas y de la inesperada conexión que hemos encontrado. El calor de su aliento contra mi piel y la intensidad del momento crean una atmósfera cargada de deseo y emoción.

—Iré a ducharme y volveré —anuncia apenas separando sus labios de los míos—. No alcancé cuando llegué.

Apoyo mis manos en su pecho y lo alejo ligeramente, rompiendo el beso con suavidad—. Ve, yo haré lo mismo.

—Podemos ahorrar agua —susurra coqueto, acercándome un poco más.

Sonrío, negando con la cabeza—. En tus sueños.

Logan se retira con una sonrisa y un guiño, desapareciendo en su habitación contigua. Cierro la puerta detrás de mí y suspiro, sintiendo el peso del día en mis hombros. La habitación es acogedora, decorada con tonos cálidos y una cama que parece llamarme para que me sumerja en ella.

Salgo del baño, sintiendo aún la humedad en mi piel, y busco en mi maleta algo ligero y cómodo para ponerme. Encuentro un short de mezclilla que combino con una blusa fluida de rayas verticales blancas y grises. La anudo a la cintura y decido andar descalza, solo con mis calcetines. Termino de aplicarme un poco de maquillaje, y unos minutos después escucho un suave golpeteo en la puerta. Abro y ahí está él, con una sonrisa que podría derretir el hielo. Dedico unos instantes a admirar su atuendo casual, un detalle que no pasa desapercibido para mí.

Dios, se ve tan atractivo.

—Tú también te ves muy guapa —susurra mientras atraviesa el umbral de la puerta—. ¿Por qué tu habitación está tan fría? —pregunta de repente.

¿Acaso lo pensé o lo dije en voz alta?

Cierro la puerta y me acerco a mi cama para sentarme en ella bajo la atenta mirada de Logan. Sonrío y respondo con cierta picardía.

—Porque odio el calor, y agradezco a Willis Haviland Carrier por haber inventado el hermoso aparato llamado aire acondicionado.

Una risa suave escapa de los labios de Logan mientras se aproxima discretamente hacia mí.

—Así que eres del team invierno —comenta, acercándose más—. Eso significa que tenemos algo en común. Me encanta el invierno y todo lo que conlleva: las noches acogedoras, las chimeneas encendidas y la posibilidad de abrazarnos para mantenernos cálidos.

Sus palabras resuenan en mi interior, avivando una chispa de emoción. No puedo evitar notar cómo su cercanía intensifica mis sentimientos hacia él. La atracción que siento se hace más evidente y cada vez que estoy cerca suyo, más me gusta.

—¿Qué película te gustaría ver? —pregunto, tratando de desviar la atención.

—¿Tienes alguna sugerencia? —responde, tomando asiento a mi lado en la cama.

—¿Has visto Road House? —Niega. —Ian me dijo que es muy buena.

—No confiaría demasiado en las recomendaciones de Ian; el otro día lo vi llorando con Titanic.

—Titanic es una película triste —murmuro. —Había espacio en esa tabla para ambos.

—Ahora entiendo por qué te llevas bien con Ian... —susurra con ironía.

Sonrío ante su comentario.

—Veremos Road House, después de todo, estamos en mi habitación.

—Está bien, veremos esa película —Logan rueda los ojos, pero su sonrisa persiste—. ¿Pedimos algo para cenar?

Asiento con entusiasmo.

—Sí, por favor. —respondo, sintiendo mi estómago sonar.

—¿Qué te apetece? ¿Pizza, sushi, hamburguesa? —pregunta, escaneando el código QR del menú con su teléfono.

—Hamburguesa con patatas fritas, por favor —respondo, devolviéndole la sonrisa.

Logan asiente con una sonrisa. Toma el teléfono de la habitación y realiza el pedido.

Mientras aguardamos la llegada de nuestra cena, nos acomodamos en la cama y comenzamos a ver la película. A mitad de la trama, un suave tintineo en la puerta nos anuncia la llegada de la comida. Logan se levanta con una elegancia, sus pasos son firmes mientras se dirige hacia la puerta, y no puedo evitar seguirlo con la mirada, observando cómo su figura se recorta contra la luz de la habitación. El sonido de la puerta al abrirse y las voces amortiguadas que llegan desde el exterior llenan momentáneamente el espacio que deja su ausencia.

Me acomodo en la cama, deslizando suavemente las almohadas detrás de mí para encontrar una posición más cómoda. Mis dedos se deslizan sobre la pantalla del teléfono, respondiendo con rapidez a los mensajes de Alana y Enzo, pero mi atención cambia de foco, observando a Logan, parado en la puerta, hablando con el camarero que trae nuestra comida. Observo su espalda ancha, con los hombros cuadrados y la postura erguida, emanando una confianza natural. Su cabello oscuro cae con elegancia sobre su frente, y su perfil está iluminado por la luz suave que se filtra desde el exterior, resaltando sus rasgos definidos y masculinos. Su atuendo casual pero bien ajustado realza su figura atlética, y cada movimiento parece coordinado y seguro.

Finalmente, el sonido de la puerta al cerrarse provoca que rápidamente finja estar concentrada en mi celular para que no se dé cuenta de que lo estuve mirando todo el rato.

—¡La cena está servida! —anuncia con entusiasmo.

Levanto la vista de mi teléfono y veo a Logan caminando hacia la cama con una bandeja rebosante de nuestras deliciosas hamburguesas y crujientes patatas fritas, su rostro radiante con una sonrisa contagiosa. Logan se sienta a mi lado nuevamente, y juntos nos disponemos a disfrutar de nuestra cena. El ambiente se llena de conversación animada y risas ocasionales, mientras compartimos bocados de comida y comentarios sobre la película.

—Como tú elegiste la primera película, ahora me toca a mí escoger. Pensé que podríamos aventurarnos con una película de terror. —su sonrisa se amplía, y un destello travieso ilumina sus ojos.

—Una... de terror —respondo con cierta lentitud, tratando de ocultar mi leve aprensión.

Él se acerca un poco más, su presencia casi abrumadora hace que mi corazón se acelere un poco más.

—¿Te asustan? Pensé que eras más valiente —susurra, su aliento rozando mi mejilla.

—No, para... nada —respondo, tratando de mantener la compostura, aunque mi voz traicione mi nerviosismo.

Logan sonríe, pero hay algo más en esa sonrisa, un brillo travieso en sus ojos que delata su diversión ante mi ligero titubeo. Busca la película de terror, mientras yo termino de saborear las últimas patatas fritas que quedan en mi plato, intentando distraerme de la inquietante cercanía de su presencia.

—Si quieres, puedes comer de mis patatas fritas —me ofrece Logan, extendiendo su plato hacia mí.

Niego con una sonrisa.

—No, gracias.

Sin embargo, Logan insiste y traslada algunas de sus patatas fritas a mi plato.

—Podemos compartirlas. Sé que te encantan.

Me encuentro atrapada en su juego, sintiendo el pulso acelerado de mi corazón. Acepto con una leve inclinación de cabeza, dejando que sus acciones hablen más que las palabras. La proximidad entre nosotros se vuelve más palpable, cargada de una tensión eléctrica que parece llenar el aire a nuestro alrededor.

La luz de la pantalla proyecta una tenue luminosidad sobre nuestros rostros, mientras que parece que Logan disfruta especialmente de verme sobresaltar en las escenas más aterradoras. Cada susto y cada brinco se traducen en rodear su brazo y en risas nerviosas que rompen la tensión del momento.

—¿Por qué vemos esto? —pregunto, escondiendo mi rostro en su brazo.

Siento la vibración de su risa a través de su cuerpo mientras responde con un murmullo juguetón.

—Es como una forma de venganza.

Me incorporo rápidamente en la cama, encontrándome con su mirada sorprendida.

—¿Venganza? —mi voz revela una mezcla de incredulidad y curiosidad.

—Sí, por lo de la grabación —responde, acercándose con una cadencia deliberada.

—Ah, lo de la serpiente. Casi lo había olvidado. —sonrío dulcemente, recordando el momento.

La expresión en su rostro cuando vio entrar a las serpientes sigue fresca en mi memoria. Viniendo de Logan y conociendo sus venganzas ante mí, me esperaba de todo menos esto.

—Las serpientes —corrige, señalándome con un dedo juguetón—. No fue solo una, fueron varias.

—Y parece que estás disfrutando mucho tu pequeña venganza —comento, frunciendo el ceño en un gesto juguetón.

—Tal como tú disfrutaste ese día.

—Tendré pesadillas esta noche por tu culpa —murmuro con un mohín.

Logan se acerca, sus labios rozan mi oído mientras susurra. —Podría asegurarme de que tus sueños sean mucho más placenteros.

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Holaaa!!!

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¡Nos vemos en el domingo! 🫶🏻

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