CAPÍTULO 17
LOGAN
La clasificación del sábado es crucial, la pieza fundamental del rompecabezas que es el Gran Premio de Emilia Romagna. Para mí, es el momento donde toda la preparación y el trabajo duro de la semana se ponen a prueba. Cada vuelta cuenta, cada décima de segundo es vital. La pole position es mi objetivo, no solo por el honor, sino porque me da la mejor oportunidad de éxito en la carrera del domingo.
Después de tres rondas de entrenamientos exitosas, llega el momento de la verdad: la clasificación. Mis manos se aferran al volante con determinación mientras enfrento la pista, buscando exprimir cada gramo de rendimiento de mi monoplaza. Cada curva, cada recta, cada frenada, son ejecutadas con precisión milimétrica, buscando el límite absoluto de velocidad y agarre.
Cuando cruzo la línea de meta, la adrenalina recorre mis venas. Las pantallas muestran mi tiempo, y mi corazón late con fuerza mientras espero los resultados finales. Entonces, la confirmación llega.
—¡Bien hecho, Logan! ¡Tenemos la Pole! —dice Christian.
Una oleada de satisfacción y emoción me envuelve mientras celebro el logro con mi equipo. Estar en la primera posición de la parrilla no solo significa tener la mejor posición para la carrera, sino también una dosis extra de confianza. Me da la seguridad de que estoy en el camino correcto hacia la victoria. Ahora, solo queda mantener el enfoque y la determinación para convertir esta pole en un triunfo el día siguiente.
Mientras celebro con el equipo, mi mente no puede evitar volver a la apuesta que hice con Nicki. Pole position más primer lugar en el podio equivale a una cita con ella. La idea me hace sonreír, aunque sé que no será fácil convencerla de cumplir con su parte de la apuesta. Pero ahora, lo único que importa es la carrera del día siguiente. Tengo la posición ideal para partir desde la parrilla, pero eso no significa que vaya a ser fácil. Todavía tengo que luchar por cada centímetro de la pista, enfrentar a mis competidores y superar cualquier obstáculo que se interponga en mi camino hacia la victoria.
La pole position es solo el primer paso hacia mi objetivo final: ganar la carrera de Emilia Romagna. Y sé que tengo lo que se necesita para lograrlo. Con el apoyo de mi equipo, la confianza en mis habilidades y la determinación en mi corazón, estoy listo para enfrentar el desafío que se avecina.
Después de salir del box, busco a Nicki entre la multitud de personas que se mueven por el paddock. No logro encontrarla de inmediato. Paseo la mirada por los alrededores, buscando su figura familiar entre la gente que se agolpa en el lugar. Finalmente, la encuentro en la cafetería. Está hablando animadamente con alguien, con una sonrisa radiante en el rostro, muy diferente a la actitud reservada que suele tener cuando estamos juntos. Me quedo observándola por un momento, sintiendo una extraña sensación en el pecho al verla tan alegre en compañía de otra persona. Es curioso cómo su semblante cambia cuando está conmigo, como si nuestra relación estuviera cargada de tensiones y complicaciones que no encuentra con los demás. La escena me deja pensativo, preguntándome qué es lo que realmente sucede entre nosotros y si alguna vez seremos capaces de superar nuestras diferencias.
Observo en silencio cómo Nicki se despide del chico con un cálido abrazo antes de salir de la cafetería. Sus gestos son suaves y naturales, y una pequeña punzada de celos se agita en mi pecho. Me pregunto si realmente hay algo más entre ellos, o si simplemente estoy exagerando. Cuando pasa a mi lado, no puedo evitar lanzarle una mirada juguetona.
—Prepárate, principessa—le digo con una sonrisa traviesa—, porque mañana pretendo llegar primero.
Nicki apenas levanta la mirada de su teléfono celular, sus ojos son fríos y distantes.
—Ya veremos si tienes lo necesario para lograrlo, Logan —responde con un tono cortante y borde, su voz apenas un susurro mientras camina hacia la oficina de Aether. La tensión entre nosotros es palpable, y no puedo evitar preguntarme qué es lo que realmente está pasando en su cabeza.
Me detengo y ella sigue caminando y nuevamente me quedo absorto observándola caminar.
—No, amigo mío, ahí no —dice Blake, llegando a mi lado y tomándome por los hombros.
—No sé de qué estás hablando. —murmuro desinteresado.
Blake me mira con seriedad, su expresión grave.
—No te hagas el desentendido, Logan. Con Nicki no puedes permitirte jugar. Ella es la hija de tu jefe, y sabes muy bien lo que eso significa. No puedes involucrarte con ella, ¿entendido? —me advierte con firmeza, sus ojos fijos en los míos.
Las palabras de Blake me recuerdan la conversación que tuve con Lorenzo. Él fue claro: entre Nicki y yo solo puede haber una relación estrictamente profesional. Sé que Lorenzo no tolerará ninguna desviación de esa norma, y no puedo permitirme poner en riesgo mi posición en el equipo. Intento mantener mi expresión neutral, pero sé que Blake tiene razón. Conozco las reglas, y sé que si Lorenzo decide que soy un problema, no dudará en deshacerse de mí sin pensarlo dos veces.
Los recuerdos de nuestras interacciones pasadas con Nicki inundan mi mente mientras Blake me observa fijamente. Aunque intento convencerme de que puedo controlar mis impulsos, sé que es una tarea difícil, especialmente cuando cada encuentro con Nicki parece encender una chispa en mi interior. Recuerdo el roce de sus labios contra los míos, la suavidad de su piel bajo mis yemas mientras nos besábamos en el interior de mi auto hace unas semanas. Por un momento, todo pareció salirse de control entre nosotros, y solo la voz de la razón en mi cabeza me detuvo antes de que las cosas fueran demasiado lejos. Pero ahora, aquí estamos de nuevo, con la tensión palpable entre nosotros y la advertencia de Lorenzo resonando en mi mente.
—Estás exagerando, Blake. No hay nada entre Nicolette y yo más allá de lo profesional —respondo con una sonrisa forzada, aunque sé que Blake no me cree del todo. Sin embargo, no puedo permitir que sus preocupaciones me afecten. Tengo una carrera que ganar, y no puedo permitir que nada ni nadie se interponga en mi camino.
Blake me mira fijamente, su expresión analítica y escrutadora, como si intentara leer entre líneas cada una de mis palabras. No me sorprende su escepticismo; después de todo, me conoce demasiado bien. Pero no puedo permitir que su desconfianza me haga dudar de mí mismo.
—Logan, sé que puedes ser muy obstinado cuando se trata de lo que quieres, pero esta vez debes ser más cauteloso —insiste, su tono serio. Sus ojos café brillan con preocupación mientras me observa detenidamente. No puede ocultar su inquietud por lo que pueda suceder si Lorenzo descubre cualquier indicio de una relación más allá de lo profesional entre Nicki y yo.
Me mantengo firme en mi postura, tratando de transmitir confianza con mi lenguaje corporal a pesar de la tensión en el ambiente. Mi mandíbula se tensa ligeramente, un indicio de mi determinación interior. No puedo dejar que las preocupaciones de Blake me distraigan de mi objetivo: ganar la carrera.
—Blake, te prometo que no hay nada que debas preocuparte —insisto, tratando de calmar sus temores con una mirada sincera. Mis manos se aferran ligeramente a los bolsillos de mi pantalón, buscando un punto de apoyo en medio de esta conversación tensa. Quiero transmitirle a Blake que tengo todo bajo control, aunque en el fondo sé que la situación con Nicki es más complicada de lo que puedo admitir en voz alta.
Blake parece meditar mis palabras por un momento, su expresión suavizándose ligeramente ante mi intento de tranquilizarlo. Asiente lentamente, como si estuviera dispuesto a darme el beneficio de la duda, al menos por ahora.
≪•◦ ❈ ◦•≫
NICKI
Me siento junto a Simone y Josh, el hijo de un amigo de mi padre, en los boxes, con los ojos fijos en la pista mientras mi mente divaga. Simone y Josh charlan animadamente sobre la carrera, pero yo apenas los escucho. Mis manos están inquietas en mi regazo, y mi pierna se mueve sin cesar. ¿Qué demonios estaba pensando al aceptar esa maldita apuesta con Logan?
Quedan solo diez vueltas, veinte minutos angustiosos en los que cada segundo se siente eterno. Logan lidera cada vuelta y la tensión es palpable. Cada vez que su auto pasa rugiendo frente a nosotros, una ola de emociones contradictorias me invade. Simone coloca una mano reconfortante en mi rodilla, pero no puedo evitar sentirme atrapada en un torbellino de arrepentimiento. ¿Por qué acepté salir con Logan? Mantener la compostura y olvidar el beso y lo que sucedió en su auto hace unos días es cada vez más difícil.
—De seguro subimos con ambos pilotos al podio —dice con una sonrisa tranquilizadora.
Rémi lucha por mantenerse en segunda posición, y mi atención se desvía brevemente hacia la pantalla que muestra la intensa batalla entre Rémi y Luca, antes de volver a centrarme en Logan. Faltan solo tres vueltas, y siento el peso de mi decisión aplastándome.
—Definitivamente, está muy motivado —susurro para mí misma, buscando algún consuelo en medio de esta tormenta emocional.
Logan cruza la línea de meta en primer lugar, y un nudo se forma en mi estómago al darme cuenta de que mi arrepentimiento ha alcanzado su punto máximo. Lo observo con una mezcla de emociones mientras hace su vuelta de enfriamiento, disfrutando de su triunfo. ¿Cómo pude meterme en esta situación? Mis manos están heladas y tiemblan mientras veo cómo el equipo corre al pitlane para festejar con Logan cuando se baja de su monoplaza.
Desde el box, observo cómo Logan estaciona en el lugar indicado por los comisarios de carrera, se pone de pie sobre su auto y alza los brazos en señal de victoria. Es como si el mundo entero estuviera a sus pies en este momento. Luego, corre hacia su equipo y se abraza con ellos. La alegría en sus rostros y la euforia en el aire son palpables. Es un espectáculo impresionante, pero no puedo evitar sentirme fuera de lugar en medio de tanta felicidad.
Después de la celebración, llega el momento del podio. Los trofeos brillan bajo el sol y el himno de España resuena, acompañado por los aplausos y vítores de la multitud. Logan está en la cima del mundo, y yo estoy aquí, atrapada en mis propios pensamientos y arrepentimientos.
Una vez que la ceremonia termina, espero pacientemente a que Logan se una a mí para las entrevistas post carrera en el "Corralito", ese pasillo lleno de periodistas y medios de comunicación ávidos por escuchar al ganador y los demás pilotos. Es un proceso rutinario, pero esta vez mi mente está en otro lugar, atormentada por mi decisión y sus consecuencias.
Logan se acerca con paso seguro, una sonrisa de victoria pintada en su rostro. Pero hay algo más en su mirada, algo que me hace sentir un cosquilleo en el estómago, una sensación que intento desesperadamente ignorar.
—Hola, Nicki —dice Logan, su voz suave y llena de triunfo.
Intento mantener la compostura, pero siento que los nervios amenazan con traicionarme en cualquier momento. ¿Cómo puedo enfrentar esta situación? ¿Cómo puedo pretender que todo está bien cuando sé que no lo está?
—Hola, Logan —respondo con una sonrisa forzada, tratando de aparentar calma aunque mi mente sea un torbellino de emociones.
Logan se detiene frente a mí, su mirada fija en la mía con una intensidad que me deja sin aliento.
—Recuerdas nuestra apuesta, ¿verdad? —dice, su tono casual pero con un brillo travieso en sus ojos.
Trago saliva, fingiendo no entender a qué se refiere, aunque sé muy bien de qué habla. La apuesta que hicimos, la misma que ahora me atormenta.
—¿Apuesta? —pregunto con voz temblorosa, como si no supiera de qué está hablando.
Pero Logan no se deja engañar. Él sabe exactamente a qué me refiero, y no tarda en recordármelo.
—La apuesta de nuestra cita, Nicki —insiste, inclinándose ligeramente hacia mí para que nuestras conversaciones sean más íntimas.
—¡Lo lograste! —exclama alguien mientras lo rodea con sus brazos.
Levanto las cejas sorprendida cuando ella lo besa. Su llegada repentina me desconcierta, y no puedo evitar sentir una punzada de incomodidad mientras la observo felicitar efusivamente a Logan. Me quedo mirándolos con asombro, sintiéndome cada vez más incómoda. Mis pensamientos son un torbellino de dudas y arrepentimiento mientras trato de procesar la situación en la que me encuentro.
—Mélanie... ¿qué haces aquí? —dice Logan.
Pero Mélanie me mira con desdén, ignorando por completo a Logan.
—Ah, estás con tu asistente. Tráeme una botella de agua —exige, con una actitud prepotente que no puedo pasar por alto.
Enarco una ceja ante su exigencia, sintiéndome indignada por su comportamiento. No soy la asistente de Logan, ni mucho menos su empleada para cumplir sus caprichos. Sin embargo, decido mantener la compostura, respondiendo con educación pero dejándole claro que no permitiré que me menosprecie.
—Lamento decepcionarte, Mélanie, pero no soy la asistente de Logan. Soy la oficial de prensa del equipo y tengo otras responsabilidades que atender. Si necesitas algo, estoy segura de que podrás encontrar a alguien más adecuado para ayudarte —respondo, manteniendo mi tono firme pero educado.
Ante mi respuesta, Logan sonríe de manera sutil. Mélanie, por otro lado, parece sorprendida por mi respuesta, pero no puede ocultar el destello de irritación en sus ojos. Sin embargo, decido no prestarle demasiada atención y desviar mi mirada hacia otro lado, manteniendo mi postura con determinación.
—Te espero en el corralito. No llegues tarde. —Le digo a Logan y continuo mi camino, en un mar de pensamientos y sensaciones extrañas
Después de las entrevistas post carrera, Logan y yo nos dirigimos juntos hacia las oficinas. Mientras caminamos, intento mantenerme profesional, aunque por dentro estoy nerviosa. ¿Cómo puedo enfrentar esta situación? ¿Cómo puedo mantener la compostura cuando sé que todo ha cambiado entre nosotros?
De repente, Logan rompe el silencio con una pregunta que me deja helada.
—¿Estás lista para nuestra cita? —me pregunta con una sonrisa juguetona.
Me detengo abruptamente y lo miro fijamente, sintiendo una mezcla de incredulidad y determinación arder en mi interior. Mi respiración se entrecorta por un momento antes de que pueda formular una respuesta.
—Tú y yo no vamos a tener una cita —respondo con firmeza, asegurándome de que cada palabra suene clara y contundente.
El rostro de Logan muestra sorpresa ante mi negativa, pero no se rinde tan fácilmente. Puedo ver cómo su expresión cambia, su ceño fruncido en determinación mientras se prepara para contraatacar.
—Teníamos una apuesta y perdiste —insiste, tratando de recordarme los términos que acordamos.
Mantengo mi postura, negándome a ceder ante su presión.
—Sí, pero resulta que tienes novia y la apuesta se canceló —contraargumento, dejando claro que no permitiré que las reglas se flexibilicen según convenga a su conveniencia.
Sin esperar más, me doy la vuelta y comienzo a alejarme. No puedo permitir que esto continúe, no cuando sé que no es correcto. No importa lo que haya pasado entre nosotros, no puedo seguir adelante con una cita sabiendo que Logan tiene a alguien más en su vida.
Siento cómo alguien tira de mi brazo, deteniéndome abruptamente. Antes de que pueda reaccionar, reconozco la familiar presencia de Logan, quien me guía con determinación por los intrincados pasillos del box de Aether. Mi corazón late con fuerza mientras me arrastra hacia un rincón apartado.
Logan sostiene mi mirada con una intensidad que me hace temblar. Su proximidad es abrumadora, y siento el calor de su cuerpo irradiando contra el mío mientras me acorrala contra la pared. Su pregunta me toma por sorpresa, y por un momento, me veo atrapada entre la molestia y la intriga que su presencia despierta en mí.
—¿Estás celosa? —susurra, su aliento rozando mi piel mientras coloca una mano en mi cintura.
Trato de mantener la compostura, pero la verdad es que su proximidad está haciendo que me resulte cada vez más difícil mantener la mente clara.
—No estoy celosa, Logan —respondo con firmeza, aunque mi voz tiembla ligeramente—. No hay nada que me interese de ti. Eres un dolor de cabeza.
Aunque intento mantener la distancia emocional, su cercanía es abrumadora. Puedo sentir el calor de su cuerpo irradiando contra el mío, y el aroma embriagador de su perfume me envuelve, nublando mi juicio. Estoy decidida a no dejar que me afecte, pero la tentación de sucumbir a la atracción entre nosotros es casi irresistible.
Logan me observa con una intensidad que hace que me sienta desnuda ante su mirada. Puedo ver la determinación en sus ojos mientras sostiene mi mirada, como si estuviera buscando respuestas en lo más profundo de mi ser.
—Ambos sabemos que las cosas cambiaron entre nosotros después de lo que pasó. —dice, su voz suave pero llena de convicción.
A pesar de mi esfuerzo por mantener la compostura, su cercanía me está resultando cada vez más difícil de soportar. Trago saliva, intentando mantener mi expresión impasible mientras luchaba contra las emociones que amenazaban con desbordarse.
—No hay nada, Logan. No te engañes a ti mismo —respondo con firmeza, aunque en el fondo sé que mis palabras apenas rascan la superficie de lo que realmente siento.
Logan se acerca aún más a mí, sus palabras resuenan en el aire tenso entre nosotros. Su aliento cálido roza mi piel, enviando un escalofrío por mi espalda mientras me enfrento a la tormenta de emociones que él despierta en mí.
—Tú no te engañes, Nicki. Sé que no dejas de pensar en lo que pasó entre nosotros. Tu cuerpo habla por sí solo —responde, su voz ronca y cargada de una intensidad que me hace temblar.
Una oleada de calor me recorre ante sus palabras, pero me obligo a mantener la compostura. Necesito mantener el control, aunque mi corazón lata desbocado en mi pecho. Lo miro directamente a los ojos, decidida a no dejarme llevar por la corriente de emociones que nos rodea.
—¿Y qué te hace pensar eso? —pregunto, mi voz apenas un susurro en medio del silencio tenso que nos envuelve.
Logan se queda en silencio por un momento, su mirada penetrante buscando la mía con una intensidad que me deja sin aliento.
—Es simple. No me has pedido que te suelte —responde, apretando más su mano en mi cintura.
Con un empujón, lo aparto de mí, tratando desesperadamente de mantener la distancia entre nosotros. Mi respiración agitada se mezcla con la tensión que se acumula en el aire, buscando una vía de escape de esta situación cada vez más sofocante.
Cada paso que doy es un esfuerzo por mantener la compostura, por no sucumbir a la atracción arrolladora que siento hacia él. Pero cuanto más tiempo paso a su lado, más difícil se vuelve resistirse a la tentación que representa. Los recuerdos de nuestro beso me persiguen, sus labios ardientes contra los míos, y sé que no puedo permitirme volver a caer en sus brazos. Cierro los ojos por un momento, tratando de encontrar la calma en medio del caos que él despierta en mí. Pero incluso con los ojos cerrados, su presencia sigue acechándome, una sombra tentadora en el borde de mi conciencia.
≪•◦ ❈ ◦•≫
Holaaa!!! ✨
¿Qué les pareció el capítulo?
Espero de todo corazón que está historia les guste y la disfruten 🤩
Tu apoyo es esencial para mi, así que no olvides comentar y votar 😊🙌🏻
Gracias por leer, un abrazo 🧡
Nos vemos en el próximo capítulo 🫶🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro