9. LA VISTA MÁS HERMOSA
Espero en la puerta hasta que Marc se vaya y me quedo pegada a esta suspirando, ha sido una velada maravillosa y llena de nostalgia. La luz del saloncito donde mamá cose está encendida así que me acerco a darle el beso de buenas noches, pero ahí está ella sobre la máquina de coser totalmente dormida.
- Mamá, mamá- la intento despertar.
- ¿Qué, qué cosa? - dice despertándose, tiene en su rostro marcado el bordado que hacia sobre una sábana de bebé.
-Mamá que te has quedado dormida, vamos a la cama-
-Si eso voy a hacer- dice retirándose los lentes y restregándose los ojos- ¿Qué hora es? -
-Las once-
-Pensé que vendrías más tarde, ¿Óscar aun no llega? -
-Es que al final no salí con Óscar-
-Está bien, voy a acostarme-
-Por cierto, mamá mañana voy a salir bien temprano así que no quiero que te preocupes-
-Eva, si hay algo que hago contigo es no preocuparme, hasta mañana mi niña-
-Hasta mañana mamá-
Entre a mi pequeño dormitorio de 2 m por 2,5 m, cómo único mobiliario una cama personal de metal blanca muy vintage con cobertor rosa palo y cojines grises, en la pared de atrás luces de navidad y fotos familiares hacían que el pequeño espacio luciera acogedor, las restantes paredes eran blancas, un pequeño armario empotrado con puertas de espejo y un tocador que muchas veces funcionaba de escritorio era todo cuanto cabía en el pequeño espacio, los pisos de madera y una alfombra peluda, en el descanso de la ventana tenía una maceta con orquídeas que son mis flores favoritas, pero lo que más me gustaba de mi pequeño mundo era el mural que dibujé en la pared con la frase, No hay un mañana sin un hoy, para mi significaba que todos los actos que realizamos en el día a día pueden o no repercutir de forma positiva o negativa en nuestro futuro, pero eso es según como cada cual lo aprecie.
Fui por mi pijama de dormir que contaba de un pantalón de chándal y una playera de mangas largas del real Madrid que me había regalado Luna, me di una ducha rápida, me moría de sueño y debía acostarme pronto, pues mañana me levantaría más temprano de lo previsto y prepararía unos bocatas para el camino, chocolate caliente, barras energéticas y algo más, tal ves podríamos hacer una pequeña hoguera y azar malvaviscos.
Con mi plan trazado me acosté en la cama, creo que comenzaba a enloquecer, Marc era lo único que mi mente se empeñaba en enseñarme, estaba fascinada por ese hombre, entre nosotros crecía algo sin sentido, algunos se atrevían a llamarlo amor, pero yo dudo que eso pueda existir entre dos personas que se conocen hace solo unos días.
La alarma de mi teléfono sonó a las 5:00 am, en una hora Marc vendría por mí, me duché, cepillé mis dientes y fui a mi armario por la ropa, leggings negros, sudadera, abrigo enguatado, un gorro con pompón ya que en las montañas tiende a bajar aún más la temperatura y mis zapatillas, preparé una mochila con todo, al final cogí también algo de fruta y una manta para tirarnos a comer. Decidí dejar mi pulsera ya que no quiero perderla, solo tomé mi reloj y mis lentes de sol.
Antes de salir taché en el calendario el día de hoy, justo quedaba un mes para mi partida, y aun me faltaban muchas cosas por coordinar, además necesitaba reunir el dinero suficiente para poder rentar un pequeño piso por al menos dos meses, además del dinero del pasaje y algo más para comprar víveres y todo lo necesario para mi vivienda, aunque esperaba encontrar algo amueblado, sabía que necesitaría ropa de cama, toallas, aseo, hasta que comenzara a ganar dinero en el Santiago Bernabéu.
Por la ventana de la sala vi cómo se iluminaba la calle con las farolas de un coche, así que supe que Marc había venido por mí. Abrí la puerta para encontrar a Marc arrecostado al Jeep rojo descapotable, también enfundado en ropa deportiva de invierno, el al igual que yo iba completamente de negro incluida sus Nike.
-Buenos días- lo saludo con un beso en las mejillas, pero el termina tomándome por la cintura para darme un beso de esos que te dejan sin aliento.
-Ahora sí, son buenos días- dice cuando nos separamos- ¿Que llevas ahí? - dice señalando mi mochila.
-Algo para el camino-
-Parece que ambos pensamos lo mismo- me muestra en el asiento trasero del auto una mochila igual de llena que la mía. -Lista para la aventura-
-Sí señor, estoy más que lista-
Marc me sonrió y me ayudó a montar en el coche, este vehículo sería ideal para el recorrido según a donde fuéramos. El sol comenzaba a despuntar cuando tomamos la carretera, nos dirigíamos al suroeste a Alcúdia a Puig de Sant Martí, nuestra excursión partiría desde la plaza de Porta de Mallorca, tomamos el camino de Església, el paisaje esa magnifico y hoy el clima no era tan frio, pero a medida que subiéramos las temperaturas descenderían, la mano libre de Marc iba entrelazada de la mía, me encantaba ver como su bien peinado cabello se movía con el aire dándole un aspecto más juvenil, sus largas pestañas se dejaban ver por encima de sus lentes de sol y su sonrisa de comercial me robaba un suspiro.
A los 30 minutos del camino paramos en una gasolinera ahí compramos los malvaviscos y las barras de serial, además de bebidas energéticas y agua para el camino, Marc me pidió que comprara las cosas mientras él se reabastecía de combustible, mientras pasaba por la caja registradora lo vi ponerse la capucha y encogerse de hombros como si se quisiera ocultar de las personas que se encontraban en el lugar.
-Todo bien- lo vi saltar del susto.
-Se todo bien- dijo nervioso- ¿Seguimos? -
Dejamos el coche en el parqueo y rentamos unas bicicletas para alcanzar la rotonda, el de las bicis se nos quedó viendo un instante, pero después hizo un gesto de negación, algo raro sucedía con la gente ese día. Después de rebasarla llegamos al Camñi del Poble Nou, a nuestra izquierda quedaba un pinar y a nuestra derecha tierras de cultivo, el ascenso no nos tomó más que 20 minutos hasta el desvió y de ahí a la cima un cuarto de hora, A medida que llegábamos la vegetación alta iba disminuyendo y pasó a ser arbustos.
La vista panorámica parecía sacada de un cuadro, las nubes estaban casi al alcance de la mano, sobre todo en los días de invierno, Marc y yo nos sentamos sobre una roca a disfrutar del paisaje, se podía ver desde el puerto hasta las dos bahías la de Alcudia y Pollensa.
-No te parece maravilloso- digo admirando el azul del mar y lo diminutas que se ven las embarcaciones.
-Sí que lo es- sus ojos marrones estaban sobre mí- eres la vista más hermosa del lugar-
Su comentario provocó que mis mejillas ardieran al punto de sentir un calor sofocante en temperaturas casi cero.
-Me encanta ver cómo te pones como un tomate- dice acariciando mi rostro para detener su pulgar en mis carnosos labios.
Su aliento mentolado me hizo ahogar un suspiro, deseaba su boca sobre la mía y él lo comprendió porque en un parpadeo nos fundíamos en un candente beso. Me encontraba en la sima del mundo, con un hombre que me hacía perder la cordura y del cual no me podía enamorar, pero que si me descuidaba se llevaría mi corazón para dejarme vacía. Apenas eran las diez de la mañana y yo estaba teniendo el día más maravilloso de mi vida, o es que cada instante junto a Marc seria así.
Descendimos un tramo a pie, para adentrarnos en el bosque de pinos, donde se encontraban unos claros en los que algunos excursionistas acampaban. Dejamos las bicicletas contra un árbol. Marc comenzó a recoger algunas ramas secas para hacer una pequeña hoguera, mientras yo extendía la manta y sacaba el refrigerio.
-Wao, esto es maravilloso- dice señalando los sándwiches, las uvas, el queso, algún que otro bollo dulce, pero más se sorprendió cuando le di una taza con chocolate caliente- esto es perfecto-
- Es una lástima que no nos podamos lanzar en Parapente o Ala Delta- le digo con pesar.
-En serio- me dice sorprendido.
-Hace unos años lo hice, de hecho, cuando terminé el instituto, me encantó-
-No sabía que eras de hacer cosas extremas- dice tomándome por la cintura y robándome un beso, algo que ya se le hace costumbre.
- La adrenalina nunca está de más, pero la verdad es excitante y te pone a cien-
Comimos un rato en silencio, mientras sentíamos el crujir de las brasas, nos acurrucamos bajo las mantas y asamos salchichas.
-Me encanta estar fuera del radar, sin personas a mi alrededor juzgando como vivo mi vida-
-A que te refieres- su comentario me resultaba extraño y conocía poco sobre Marc.
-No lo sé, el tema es que es bueno de vez en cuando alejarse de todos y de todo para poder disfrutar días como este, que a pesar del cielo estar lleno de nubes grises, hay paz, donde tú y yo solo existimos si nadie a nuestro alrededor-
-Vaya si hasta eres filosofo- me burlo de su comentario, aunque yo también lo sienta así.
Estábamos una vez más frente a frente los dos reíamos sin motivo, las arruguitas de sus ojos me encantaban y el brillo que salía de ellos era hipnotizaste. Sus dedos acariciaron mi mejilla, me hizo alzar la barbilla en un instante en que nuestros ojos dejaron de hacer contacto, para perderme en ellos nuevamente. Mi mano viajo hasta su cuello, mi piel se erizó ante el picor de su baba de pocos días, tracé cada una de sus facciones y dibujé sus labios con mis dedos, el detuvo la caricia para dejar un dulce beso en la palma de mi mano.
Al instante mi piel se ruborizó, sus ojos chisparon ante mi reacción, él sabía lo que comenzaba a provocar en mí, Marc irradiaba confianza y deseo, con su mano tomo un mechón de mi cabello y lo puso tras mi oreja, dejando una caricia en mi rostro, el contacto de mi piel con la suya se sentía caliente, casi como si estuviera en la quietud de mi hogar.
Hundí mis dientes en mi labio inferior y él lo liberó con su pulgar, su rostro se acercó al mío como en cámara lenta para adueñarse una vez más de mi boca, sus besos sabían a menta, pero al mismo tiempo dulces y plagados de deseo, cuando su boca empezó a hacer de las suyas yo sentí que me perdía, llevándose todo el temor y las dudas de lo que significaba un nosotros. Cerré mis ojos y me dejé llevar.
En el camino de regreso a casa, no podía dejar de mirar a Marc, el era el protagonista de todos y cada uno de mis pensamientos, no pasamos de los besos, pero sabía que si seguía en su presencia mis braguitas dejarían su sitio más temprano que tarde. No quería ser otra de su lista de conquistas, aunque seguía sin saber nada de él, supongo que con lo atractivo que es las debe tener haciendo fila, entonces porque estaba conmigo, era que de verdad entre nosotros existía algo especial.
Inhalé hondo y exhalé, necesitaba alejar el conflicto de mi mente, uno que ni siquiera debería existir. Disfrutaría cada momento junto a él, porque estaba claro que no pasaría de ser una aventura, pero una que estaba dispuesta a vivir.
⚽️🤰💜
Holis , yo de regreso por aquí, me gustaría saber si les gusta la historia o si tienen alguna sugerencia.
Sus opiniones me motivan mucho ya sean positivas o negativas.
Besos Besos😘
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