8. TE ME HAS METIDO AQUÍ
Han experimentado alguna vez las inmensas ganas de estrangular con tus propias manos a alguien, pues justo en ese momento yo las sentí, esa escena frente a mis ojos, me hacía perder el rozón, aquel chico bien parecido abrazaba a Eva haciéndola reír, tal vez era su novio y por eso había salido corriendo ayer.
No saben la punzada de dolor que me llevé cuando la vi correr lejos de mí, había sido el momento más increíble de mi vida y en unos minutos el más desolador, eso era lo que estaba tratando de evitar que me rompieran como ya hace años lo habían hecho, pero esta vez era diferente no sé porque tenía esta imperiosa necesidad de buscar respuestas o más bien de buscar a Eva, como mismo la quiero lejos de mí, sé que no puedo estar sin ella y esta contradicción me vuelve loco.
Así que salí en la mañana a buscarla y la vi correr, me bajé del auto y la seguí un tramo, se veía sexy con su ropa de hacer deporte, pero no me atreví a acercarme, necesitaba aclarar las ideas y saber lo que le diría. Ahora estaba aquí a unos pasos de ella mientras que otro la tenía entre sus brazos, por lo que el troglodita posesivo que vive en mí y del que no conocía su existencia me hizo reclamar a la bella rubia de ojos esmeraldas con un apasionado beso, para que segundos más tarde me cayera un balde de agua fría al comprender que el chico que tenía delante era su hermano.
Después de robarle otro beso, y decirle lo hermosa que lucía, caminamos juntos de la mano hasta el auto, Eva miraba al Audi blanco con veneración así que se me ocurrió una idea.
-Qué te parece si conduces-
-No lo sé Marc, no quiero arruinarlo hace años que no conduzco-
-Solo déjate guiar, confió en ti, pero por favor no lo ralles- sus ojos se iluminaron cuando le di las llaves, la verdad es que me gustaba mucho ese coche, pero si le pasaba algo tampoco me importaba mucho, mientras no saliéramos lastimados.
Se colocó el cinturón de seguridad, ajustó el espejo retrovisor.
-A dónde vamos- me preguntó.
-A un lugar donde podamos estar solos, para hablar- aclaré.
-Tengo el sitio perfecto-
Puso en marcha el auto y el motor rugió cuando aceleró saliendo disparados en el camino.
-Eva desacelera- me sonrió aún más con malicia.
-No te lo dije antes, pero, mi padre era conductor de fórmula 1 antes de que yo naciera, así que después de su muerte intenté hacerlo en las categorías junior y me fue muy bien, hasta que tuve que vender el auto para poder pagar las deudas estudiantiles y el primer semestre de la universidad-
-Eres una pequeña mentirosa-
-Oh no, solo omití información-
Me relajé al saber que tenía una experta al volante y me dediqué a observarla, sus largas pestañas, sus labios rosados, puse mi mano sobre su muslo y ella no la retiró, el camino se llenó de curvas, las cuales ella sorteaba como especialista, nos alejábamos de la ciudad para adentrarnos en paisajes más rústicos, nos dirigíamos al extremo norte de la isla.
Llegamos justo al atardecer a Formentor, me quedé impresionado, había nacido aquí en esta bella isla, pero nunca había disfrutado tanto de ella, nos estacionamos junto a un acantilado que funcionaba como mirador, bajamos de auto y fuimos tomados de las manos hasta unas bancas que supongo que estaban allí para disfrutar de los paisajes.
Estuvimos unos minutos en silencio, donde lo único que hacíamos los dos era ver hacia el horizonte donde el astro rey comenzaba a descender tiñendo el cielo de bellos azules, topacios, naranjas y amarillos.
- Marc, para que has venido- ella rompió el hielo.
- No es evidente, he venido por ti-
- ¿Por qué? -
- No es sientas la conexión que tenemos-
- Marc nos conocemos hace 5 días-
-Y han sido los días más increíbles y desconcertantes de mi vida, eres única y me haces replantearme tantas cosas, quiero que nos demos una oportunidad, no te estoy pidiendo que seas mi novia ni nada por el estilo-
-Lo comprendo- vi en su rostro una pizca de decepción.
-Lo que quiero decir es que, vamos a conocernos y después veremos qué pasa, pero por favor no quiero que salgas corriendo como lo hiciese ayer, el tema es que te quiero en mi vida hasta que dure, o hasta que tu decidas que no me quieres en tu vida- muy dentro de mi yo la quería a ella por siempre en la mía.
El silencio se volvió a hacer presente, sus manos estaban entrelazadas sobre sus muslos y no dejaba de jugar con la pulsera, yo quería sostenerla así que lo hice ganándome una mirada llena de lágrimas, oh no, no la quería hacer llorar.
-Que esperabas imbécil que saltara a tus brazos con semejante declaración quien comienza hablando con que no quieres que sea tu novia- mi diablito me reprendía y por esta ocasión le daba la razón.
- Eva por favor no llores, no tengo palabras de amor porque ni siquiera yo sé que estoy sintiendo por ti, pero no te puedo sacar de mi cabeza ni un minuto del día, haces que no quiera abandonar Mallorca, y mira que después de que muriera mi madre todo lo que quise fue irme de aquí hasta que lo conseguí, pero tú, tú con tu sencillez y ese modo tan lindo de ver el mundo y apreciar las pequeñas cosas, te me has metido aquí- dije mientras llevaba una de sus manos a mi corazón.
Sus ojos no dejaban de buscar a los míos, y el silencio ya no era incomodo en ellos podía ver mi reflejo, yo con ella era un hombre distinto, por algún motivo que aún no sabía el estar con Eva me hacía ver la vida tal y como ella la veía.
-Por favor dime algo, me estás matando- le supliqué.
- No sé en qué momento, pero tú también te estás metiendo aquí- repitió mi gesto llevando mi mano a su corazón, sus latidos eras acelerados, pero era lo mejor del mundo- Tengo miedo, no quiero salir lastimada. concluyó.
-Y quien dice que no puede ser al revés y ser yo el que termine mal, quien me puede asegurar de que tu Eva, no rompas mi corazón-
-Nadie-
-Por lo mismo, porque negarnos a vivir esto por miedo, al fracaso o al amor- joder que comenzaba a hablar de amor y juré que no me iba a enamorar. -Vamos a disfrutar el tiempo que tengamos juntos y ya después veremos, pero por favor no me niegues a ver tus bellos ojos verdes y a probar la miel de tus labios.
Lo que sucedió después me sorprendió, Eva me besaba, a lo que yo respondí tomándola de la cintura y subiéndola en mi regazo para entecharla en mis brazos absorbiendo su aroma a violetas y el dulzor de sus labios, cada vez que la besaba es instante era único y lleno de magia, juraba que podía ver fuegos artificiales, aunque suene cursi, así se siente.
El ocaso dio paso a la noche y Eva y yo no podíamos dejar de devorarnos a besos, nunca había sentido tanto esta necesidad, hasta hace unos días quería tenerla lejos, pero estaba empezando a replantearme la posibilidad de regresar más seguido para estar con ella o tal vez llevarla conmigo a Madrid, entonces un aire de realidad me bajo de la nube y me recodo que Eva no tenía ni idea de quien era en realidad yo, no sé si después de esa revelación todo sería igual o la chica ambiciosa aparecería.
-A que mujer no le gusta presumir a su novio famoso forrado en dinero- mi diablillo jugaba otra vez conmigo.
-Marc te has puesto serio, te preocupa algo-
-No solo pensaba que ya es tarde y deberíamos regresar, además tengo hambre, a menos que tengas en tu bolsa empanadas o cocas- ella rio por mis ocurrencias y me encanta que lo haga.
-No, pero conozco un sitio de paso muy cerca de aquí que venden un buen frito mallorquín-
-Pues vámonos que ya hace hambre-
En unos minutos estábamos en un claro llenos de foodtrack con mesas de picnic, dejé a Eva y fui por nuestra orden de comida, el chico del camión me reconoció al momento y me hizo firmar un autógrafo para su novia y otro para él, por ultimo una foto como evidencia, no podía dejar de ver a Eva que miraba muy atentamente su teléfono y no se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor. El pedio estuvo en unos minutos y me aleje de allí lo más rápido que pude antes de que alguien más se diera cuenta de mi presencia y ahí si adiós a la paz que tenía.
El frito mallorquín estaba más que bueno, si había algo que me gustaba de Eva es que comía sin miedo, ella saboreaba cada bocado y no le importaba cuantas calorías podría aportar, a diferencia de las chicas con las que salía, que echarle mayonesa a una ensalada era un pecado capital.
De regreso a la ciudad, Eva no paraba de sonreír, pusimos música en la radio.
-La canción que salga ahora te la dedico-
Sintonizamos una emisora donde sonó la voz de Vanesa Martin con Si pasa o no.
Se paró a pensar
Cuidado, una sonrisa
Ya no hay marcha atrás
Aunque, tampoco prisa
Hay quien es capaz
No lo llames magia
Yo no sé qué es, yo no lo busqué
Yo no sé qué va a pasar entre nosotros
Si daremos vuelo libre hasta que, de tan alto, se nos pierda de vista
Pierdo el pulso, ya no soy más que una parte
Que resiste y aunque tarde porque sé
Que si pasa o no, que aunque pase o no
A medida que sonaba la música su rostro se tornaba triste, pero al mismo tiempo buscaba mis ojos, nuestros dedos se entrelazaron para no soltarse.
-Eva, aunque me vaya regresaré por ti, lo prometo y lo último que quiero es hacerte daño- sus ojos estaban clavados en la carretera, como en unos segundos pasamos de estar bien a estar mal.
-No prometas algo que no puedes cumplir-
-Eva, mírame por favor, confía en mí, danos una oportunidad, pensé que estabas de acuerdo-
-Y lo estoy, pero no puedo evitar tener miedo al futuro-
-Mientras estemos juntos eso que tanto temes no pasará, ahora es mi turno, la próxima te la dedico yo- le propuse, pero al final se que no cumpliría mi promesa yo me iría sin mirar a atrás.
La voz de Alejandro Sanz se hizo presente con Desde Cuando.
Desde cuándo te estaré esperando
Desde cuándo estoy buscando
Tu mirada en el firmamento, estás temblando
Te he buscado en un millón de auroras
Y ninguna me enamora, como tú sabes
Y me he dado cuenta ahora
Puede parecer atrevimiento
Pero es puro sentimiento
-Eva yo también llevo un millón de auroras buscándote, hasta que en una noche de estrellas te encontré, así que no le busques más sentido a esto que no tiene nombre disfrutemos el momento, pero recuerda que cuando mires el firmamento, aunque estemos a Kilómetros de distancia yo estaré ahí y no estrás sola- mierda con Alejandro, las cosas que me hace decir, yo cada vez me confundo más, no se si quiero que esto sea de unos días o se prolongue, hace mucho deje de ser el Marco que confía pero es que con Eva cada vez me expongo más, me hace querer más.
El tema no volvió a salir a la luz, debía prestar atención a la carretera, pero lo único que quería era ver a la bella mujer que tenía a mi lado y que le temía tanto a esto que había entre nosotros al igual que yo. Llegamos a su casa muy entrada la noche, pero antes de que se bajara del auto se me ocurrió un plan, mañana era domingo y quería pasar el día con ella.
- ¿Qué vas a hacer mañana? -
- La verdad no lo sé, supongo que quedarme en casa, estudiar-
-De eso nada, te quiero invitar a un lugar-
-Se puede saber a dónde-
-Pues a hacer senderismo, paso por ti a las 6:00 am-
-Me encanta, es una de las pocas cosas que me permito hacer de vez en cuando, ya que es gratis-
-Pues esta no te va a salir gratis-
-Ah no-
-No princesa me tienes que pagar con besos, no uno sino un montón y cada vez que yo quiera-
-Me parece un buen trato- dijo estrechando mi mano como si de cerrar un negocio multimillonario se tratara.
-Bien pues ahora quiero un adelanto- nos retiramos el cinturón de seguridad y la arrastré hasta sentarla en mis piernas, enredé mis manos en su cabello y devoré sus labios con deseo, mi lengua poseyó su boca y mi amiguito se despertó, ella se apartó de mi sonriendo al darse cuenta de lo que me sucedía.
-Creo que es hora de irme- dijo sonrojándose.
-Si yo también lo creo- le di un pico y la ayudé a bajar.
-Hasta mañana princesa-
-Que sueñes lindo Marc-
⚽️🤰💜
Besos y Adiós
Betty
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