La casa al día siguiente del nacimiento de las niñas se volvió un caos, todos esperaban su turno para poder entrar a su habitación, pero las enfermeras y el neonatologo a su cuidado solo nos dejaban a mí y a Marco cargarlas. Pero igual se conformaban con verlas en sus incubadoras.

Pasábamos horas enternecidos observándolas, me encantaba arrullarlas; pero el que si perdí por completo fue a Marco, había que verlo con que amor las observaba, creo que pensaba que eran de cristal y que se romperían. Recuerdo en una ocasión haberme quedado dormida y cuando entre en el dormitorio la enfermera me hizo un gesto para que no hablara pues estaban mis hijas sobre el pecho de su padre y los cuatro completamente dormidos. Un instante que hoy es la foto de fondo de mi teléfono.

A la semana fueron dadas de altas porque habían alcanzado el peso necesario. así que el cuarto medico fue desmontado; entonces ahí perdimos por completo a nuestras hijas, pasaban de mano en mano, principalmente la de los abuelos que se derretían de amor por ellas. No nos daban tiempo hacer nada, cuando único se me era permitido cargarlas era porque lloraban desesperadas por hambre.

—Tengo que decirte algo. —Marco entraba a nuestra habitación hecho una furia.

—Le pasó algo a las niñas. —Fui a ponerme de pie asustada para correr a su habitación.

—No. —Respiré aliviada. —Eva hace una semana que somos papás y no hemos tenido ni un momento a solas con nuestras hijas, que amo a mi familia, pero quiero que se vallan.

—Te confieso algo. —dije apenada escondiendo mi rostro en su pecho. —Llevo días igual, pero es que...

—Es que nada, es necesario que entiendan que somos una pareja joven, que queremos nuestro espacio y queremos por nuestra cuanta a ser papás. Dios que tú no eres una nodriza eres su mamá y yo—respiró exasperado—: a mi ni tocarlas me dejan porque si vengo sudado de entrenar, cuando me baño un millón de veces, que quiero cargar a mis hijas sin que me censuren.

—Tienes razón. —ambos volteamos al sentir una voz a nuestras espaldas, Gilberto estaba en el umbral de la puerta con Ayla en brazos, viéndonos avergonzado.

—Papá yo...no quiero sonar desagradecido pero...—Marco parecía un niño pequeño.

—Tranquilos, creo que hemos olvidado todo eso. —Gilberto depositó a Ayla en los brazos de Marco, ella es la que más se parecía a él. —Es que mírala le roba el corazón a cualquiera. —con su dedo índice acarició el rostro de su nieta. —Pero tienen razón ustedes necesitan su espacio, y queremos ayudar tanto que no nos damos cuenta de que ustedes son dos personas adultas con una excelente capacidad de afrontar todo y que necesitan ser una familia y no lo serán hasta que estén solos.

—Papá yo no quería...perdón.

—Hijo perdónanos a nosotros por invadir su hogar, nos comportamos como abuelos en celo.

—Gilberto son sus nietas, y siempre lo serán. — digo compadeciendo a mi suegro.

—Si querida Eva, pero primero antes de ser mis nietas son sus hijas.

Dos días después de esa charla la casa quedaba completamente vacía. La familia se marchó con una sonrisa en el rostro y con la promesa de volver para celebrar la navidad todos juntos.
Después de eso descubrimos que era ser papás de trillizos; Serem, Ayla y Kira, no nos daban tegua ni de día ni de noche, dormían en una cuna doble que habíamos instalado en nuestra habitación. Cuando tres bebés irrumpen en las noches a la vez, todo se vuelve un caos, si se despertaba una y al momento la otras dos se sumaban al concierto. Nos pasábamos casi 24 horas alimentando a las niñas, que necesitaban formula porque yo no daba a vasto para las tres glotonas.

Los primeros dos meses solo lograba dormir tres o cuatro horas como mucho, tanto Marco como yo andábamos en modo zombi. Muchas veces terminábamos algo histéricos porque pasaba que alguna no se dormía y no sabíamos lo que le sucedía por ser primerizos. Elsa la nana que me ayudaba durante el día sirvió para aclarar muchas dudas y tranquilizar nuestra ansiedad.

Había comenzado la Liga Española por lo que Marco necesitaba estar descansado para dar lo mejor de sí. Así que acordamos turnarnos para poder descansar. Marco se encargaba hasta las tres de la mañana y después me despertaba a mí para poder seguir.
Con tres meses ya conseguimos que durmieran 5 horas de tirón y en su habitación, dándonos al fin el descanso que tanto deseábamos. Lo otro era que tratábamos mucho de no cogerlas en brazos pues no nos podíamos permitir tenerlas todo el día cargadas.

Cuando llegó la navidad todo se volvió luz y color. Una mañana Marco me sorprendió entrando por la puerta con un árbol de casi tres metros que instaló en el salón junto a la chimenea. Safiye me confesó que en los años que llevaba trabajando para Marco era la primera vez que lo veía tan entusiasmado con las festividades, cuando más colocaba un pequeño abeto artificial sobre una mesa de té.

Aunque las niñas no entendían todo lo que pasaba a su alrededor, no impidió que sus primeras navidades fueran más que especiales. Gilberto se disfrazó de Santa y le obsequió tres carros de batería para cuando estuvieron grandes y los pudieran montar. Marco hizo que instalaran un parque de juegos en el jardín trasero.

El día de Reyes fuimos al Santiago Bernabéu, los directivos habían organizado una gran fiesta para darle la bienvenida al año y para agasajar a los hijos de sus jugadores.

—Sabes que creo—dijo Marco escaneándome con la mirada.

—No, aún no estudio para adivina. —le respondo tomándolo de la solapa para darle un beso.

—Creo que vas a ser el centro de atención esta noche. —sus manos apretaron mi trasero para pegarme aún más a él.

—Pues claro soy la única mujer con tres niñas que el mundo muere por conocer.

—Tienes un punto, pero no. —con su mano tomó mi barbilla para que nuestras miradas quedaran confrontadas. —No tengo dudas que vas a ser la mujer más bella de la noche.

—Te refieres a este trapo. dije señalando el hermoso vestido drapeado de mangas largas color piel, que se me ajustaba al cuerpo y me hacía después de tantos meses sentir sexy. —Pues yo creo que las princesas de la casa son aún más bellas.

—Pues de tal flor las semillas.

Marco tomó a dos de las niñas, yo a la otra y fuimos a por el auto. Ahora Asensio conducía un Audi RS 6 Avant de color Daytona Grey. Era la primera salida de las niñas de casa a parte de sus citas médicas, así que nada más llegar fuimos abordados por la prensa. Posamos para algunas fotos y entramos a las instalaciones.

Lo mejor de la fiesta fue cunado Benzema, Casimiro y Hazard aparecieron vestidos como los Reyes Magos, los niños disfrutaron de lo lindo; pero he de decir que acerté cuando dije que las reinas del show serían nuestras hijas, todos querían cargarlas y llenarlas de mimos sobre todo los tíos, Lucas, Isco y Nacho.

Para finales de enero el Real Madrid se coronó como campeones de la Liga Española. En el partido de la semifinal contra el Barça Marco se lesionó así que pasamos un mes de ardua fisioterapia en casa. Los médicos estuvieron de acuerdo con el plan de ejercicios que le propuse así que de una forma indirecta volví a trabajar; aunque darle terapia a Marco resulta gratificante, si después de cada sesión terminamos ambos en la ducha dándonos placer.

***

Las trillizas ya tienen 6 meses y Marco ha salido de viaje con el equipo, les tocaba jugar contra el Osasuna en su estadio así que llevamos unos días sin vernos. Sé que he sido mi culpa que fuera, pues Kira ha estado enferma y aunque el insistió en quedarse en casa lo obligué a ir. Sé que Marco estaba muy preocupado por la niña, pero había dado lo mejor de sí en el partido, resulta que anotó un hat-trick y sé que cada gol fue para las bebés.

—El teléfono de Marco no funciona— digo frustrada. — Me manda directo a buzón.

—Eva debe estar en camino, hay tramos de la carretera que generalmente se pierde la señal— me recordó Luna. —Además son casi 4 horas de camino.

—Si debe ser eso.

Dejé a las bebés en sus sillas mecedoras y fui a la cocina; estaba preparado con la ayuda de Safiye y Luna la comida para celebrar el triunfo de mi mallorquín y que ya Kira estaba recompuesta después del susto que pasamos con la vacuna. Quería sorprenderlo con algo diferente, así que nos pusimos a hacer comida turca, hicimos Kumpir que consiste en una papa gigante horneada, cortada por la mitad y untada con una generosa cantidad de espuma de mantequilla y queso Kasar, luego se le agrega, kétchup, maíz dulce, rodajas de salchichas, cuscús, zanahoria rallada, aceitunas.

Poníamos la mesa juntas cuando sentimos el timbre de la puerta sonar.

—Ya voy yo, ese debe ser Marquito que metió la llave en el fondo de la maleta y ahora no encuentra el modo de entrar.

Me miré al espejo para verificar mi atuendo, iba vestida con un vestido a rayas en tonos azul, blanco y negro, escote en uve envuelto, con mangas cortas, que terminaba de largo justo por encima de las rodillas, además de unas botas altas. Caminé, más bien daba saltitos de felicidad hasta la puerta, me moría por estar en los brazos de mi chico.

—Cari...— punzada de decepción.

—¿Marco deja que saludes así a todos? — me dice Álvaro plantándome dos besos.

—¿Marco no está contigo? — ver a Odriozola en la puerta de mi casa sin mi chico me causó una opresión en el pecho muy grande.

—No pensé que ya estaría en casa, con eso de que insistió llevar su coche, salió antes que todos, si lo hubieras visto estaba que trepaba por las paredes por no poder estar contigo y las niñas. — sí, es verdad el pobre me lo decía a cada dos segundos cundo hablábamos.

—Pasa, tu chica está en la cocina y no hagas ruido que las trillizas se acaban de dormir.

—Hola mi bombón de chocolate— a Luna se le cambió la cara cuando vio aparecer a su chico.

—Hola mi terrón de azúcar— esos dos sí que se ponen empalagosos, se dieron un beso de rosca.

—Hey, no coman delante de los pobres— digo para llamar su atención, los dos me miraron como si quisieran asesinarme.

—Si claro porque te mueres de la envidia— Luna me sacó la lengua.

— Además hay menores en la habitación— señalo a las niñas que dormían ajenas a todo lo que sucedía a su alrededor.

—Alvarito ya no tortures más a mi amiga, mira la cara de sufrimiento que trae, ¿dónde dejaste a Marco?  Luna cuando se lo proponía era muy ñoña y más cuando se trataba de su novio.

—En serio tías, Marco no se quedó a celebrar, esquivó a todos los periodistas y mira que dio un partidazo. No paraba de repetir que su solecito estaba enfermo, que tu necesitabas ayuda con las niñas y que él no estaba tranquilo si no comprobaba por sí mismo que todo estaba bien, nada que al tío hay que darle el título del papá del año— y sí que lo era.

—Pues aquí no ha llegado— la angustia que llevaba unas horas sintiendo creció más en mi interior. —Hay chicos y si le pasó algo en la carretera.

—Que no mujer, no seas pájaro de mal agüero. — Luna fue a abrazarme como siempre lo hacía cada vez que estaba preocupada.

—Vamos a hacer una cosa, voy a llamar a los chicos a ver si alguno sabe algo—sugirió Álvaro.

Seren comenzó llorar y seguido lo hizo Ayla, Luna fue a la cocina por sus biberones, pero de alimentarlas me encargué yo, al terminar las cargué en brazos para arrullarlas. No sé quién las necesitaba más si ellas a mi o yo a ellas. El calor de mis hijas me daba consuelo, ya que me estaba muriendo por dentro.

¿Marco, donde estás?

⚽️🤰💜

Hola👋 yo por aquí.

Se que van a tener ganas de matarme o lo siguiente pero ya va quedando menos para el final de la historia.

Y cuando digo menos es que comenzamos la cuenta regresiva, con este son 5 capítulos.

Así que ya saben...mañana más de esta historia.

Capítulo dedicado a jullistefanny, AlissonRuiz716, CeciliaLeon125, gracias por escoger esta historia como parte de su lectura.

Besos💋 , Betty