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17. LAS ISLAS BELEARES

Dicen que Formentera es la más bella isla del Mediterráneo, pero a medida que recorro las islas baleares más lo dudo, o es que al lado de Marc todo me parece idílico. El viaje en barco fue fabuloso sentir la brisa del mar acariciar mi rostro, el agua golpear contra el casco de la embarcación, sentir los brazos de Marc rodear mi cintura, realmente todo estaba siendo perfecto.

Lo primero que hicimos fue visitar el Faro de Cao de Barbaría, que se alza imponente sobre un acantilado de 80 metros, las vistas desde ese lugar son inmejorables, sobre todo románticas, aunque el romanticismo queda descartado porque solo somos dos personas disfrutando de la compañía del otro. De ahí partimos a Cova Foradada, se trata de una gruta a la que se accede a través de un agujero en el suelo. Ya caía la tarde cuando fuimos al pequeño poblado de San Francess Xavier, donde aluciné con sus tiendas, bares y terraza.

- Qué te parece si compramos la comida para llevar y cenamos en el camarote del barco- me propuso Marc cuando pasábamos frente a un restaurante de mariscos, de regreso al puerto.

- Es una idea realmente tentadora, pero no quiero mariscos-

-Que se te antoja- nos detuvimos en el medio de una calle donde había varios establecimientos de comida.

-Pizza- sugerí.

-Me parece buena idea- Terminamos pidiendo una pizza con doble queso, aceitunas negras y chorizo.

Regresamos andando al puerto donde estaba Bellatrix, la hermosa embarcación que no había podido dejar de admirar desde que abordé, tenía un área para comer y cocinar al aire libre y cuatro camarotes, de ellos uno era una suite matrimonial con todos los lujos y comodidades, además de un área de entretenimiento familiar y tres baños, nada que el yate era todo lujo, cuando le pregunté a Marc que a quien pertenecía me dijo que era de un amigo, sí que tiene amigos forrados en pasta.

El camarote en el que dormíamos era una pasada, la cama quedaba justo en el medio era de tamaño King con sábanas y cojines blancos y azul rey todo muy nautico, a ambos lados de esta estaban dos claraboyas que dejaban pasar la luz de la luna, la madera en el interior era de tonos claros, un gran felpudo daba la sensación acogedora. Todo era de líneas limpias y bien definidas muy moderno.

-Que te pareció nuestro primer día de aventuras- me preguntó Marc cuando salía del baño envuelto en un albornoz.

-Me encantó, es increíble la de cosas bonitas que hay tan cerca de uno-

-Nunca habías venido a Formentera- dijo retirando la toalla que rodeaba mi cabello para ayudarme a secarlo.

-No solo he estado en Ibiza porque una amiga se casó allí, la verdad es que cuando terminé el instituto todos fueron en un viaje de quince días, pero yo no pude, mi madre había perdido el trabajo y se estaba volviendo todo complicado con la economía así que empecé a trabajar y no me podía dar ese lujo-

-Entonces acerté- intenté alejarme para tomar el secador- déjame hacerlo no debe ser tan difícil-

-Tu siempre das en el punto correcto-

- Me alegra que así sea, quiero compartir contigo mucho más, mañana partimos a Ibiza estaremos por allá unos días si te parece bien hay muchas cosas que siempre he querido hacer y allí lo podremos lograr, creo que quedó listo- dijo apagando el secador.

-Voy a calentar la pizza- intenté ponerme de pie, pero sus manos rodearon mi cintura haciéndome caer sobre la cama.

-Yo lo hago, no quiero que Arturo te vea en bata de baño, te ves muy sexy y solo tienes permitido estar sexy para mí- besó de forma discreta pero pasional mis labios, tomó un short deportivo y salió dejándome ver su trasero.

El barco se había puesto en movimiento y a lo lejos se podía ver los destellos de la civilización que comenzábamos a dejar atrás para internarnos mar adentro. Arturo es nuestro capitán un señor mayor que ronda los cincuenta, cabello blanco, ojos negros como azabaches, con una piel perfectamente bronceada, se ve que pasa tiempo junto o en el mar, lo que lo hace un hombre reservado.

Me dejo caer sobre la cama, decido mandar un mensaje a mi madre contándole mi aventura del día y que estoy perfectamente bien, su respuesta no se hace esperar deseándome que disfrute el momento pero que cuide lo más importante, mi corazón, pero ese hace ya que no me pertenece, se lo entregué en charola de oro al hermoso castaño de ojos café que me tiene flotando en una nube.
Creo que me quedé dormida porque soy despertada con una dulce caricia en mi rostro.

-Pareces un ángel cuando duermes- susurra- lamento despertarte, pero he traído la cena.

El delicioso aroma del chorizo abre mi apetito, Marc se tira a mi lado y me tiende la caja con la pizza, toma el control de la televisión, donde pasan un capítulo de Glee.

-Eso es vino- señalo la botella que tiene en sus manos.

- Es un vino rosado mallorquín- responde con algo de orgullo.

-En serio es producido en Mallorca-

-Sí, es muy buen vino cosecha del 2019, y creo que merita la ocasión- dice descorchando la botella.

-Y se puede saber que celebramos-

-No lo sé Eva, la vida, este instante de locura, el sexo, la aventura, a ti-

-Por el amor- no sé de donde salió eso o es que simplemente las canciones que cantaban en la serie habían sacado mi lado más cursi.

-Salud- dijimos los dos a la vez, tomando un pequeño sorbo.

-De verdad te gustan todas estas bobadas de los musicales- me preguntó Marc.

-No sabes cuánto, soy fan de esta serie, de las películas y sueño con ir a ver un musical en la Gran Avenida de Madrid- digo antes de darle el primer bocado a la pizza que me supo a gloria.

-Yo podría llevarte- su voz sonó esperanzadora pero mi corazón se estrujó ante la realidad, eso nunca va a suceder.

Se hizo un silencio en el que seguimos viendo el capitulo de Glee, la canción me traía recuerdos agridulces, no se quizás el corazón me dolía más de lo que podía imaginar, le haya entregado mi primera vez a una persona que no sentía lo mismo que yo, que su corazón estaba a diez años luz de corresponder al mío, de eso iba la canción de la primera vez y de un amor más allá de los tiempos.

-No sé cómo pueden pensar que eso es romántico- la voz gruesa de Marc me hizo regresar a mi realidad.

-Pues a mí me lo parece, es una gran pedida de matrimonio- la escena iba de cuando Will le pidió matrimonio a Emma.

-En una piscina llena de gente- su voz sonaba algo incrédula.

-No es quienes están o no presentes, es la forma y me parece muy original-

-Si tú lo dices- se encogió de hombros, seguimos viendo el capítulo y comiendo.

Desperté cuando sentí su mano recorrer mi espalda desnuda dejando suaves caricias, con sus dedos retiró el cabello que cubría mi rostro para después dejar un tierno beso en mi cuello. Me acercó a él pegando mi espalda a su pecho, haciendo que notara su erección, siguió acariciando mi cadera, mis nalgas, mis muslos para por ultimo poner su mano caliente dentro de mis piernas, un jadeo se escapó de mi interior, me encantaba este despertar, así que me abrí para él, yo quería todo lo que me proporcionaba, por Dios me estaba volviendo una ninfómana.

Marc siguió su con su recorrido por mi entrepierna hasta que rozó mi clítoris, lo comenzó a mover en círculos, me volteé para quedar boca arriba y darle mejor acceso a mi cuerpo, su mano libre acarició mis tetas, primero suave hasta que metió uno de mis pezones duros dentro de su boca, para atraparlo con sus dientes.

Un beso largo no se hizo esperar al mismo tiempo que Marc se subía sobre mí, su mirada chocolate me calaba la piel como cuando un depredador ve a su presa, no habían pasado ni ocho horas desde la última vez que tuvimos sexo y ya lo tenía sobre mí con hambre voraz.

Mientras me besaba yo rodee sus caderas con mis piernas, intentando acortar el espacio que nos separaba, lo necesitaba dentro de mí, besó mi cuello, para luego volver a besar mis pezones, hasta hacerme gemir de placer nuevamente.

Bajó lentamente dejando un rastro de besos hasta que su boca se posó sobre mi vagina, lengüeteó mis labios dejando una sensación aún más húmeda de lo que ya estaba, chupó mi clítoris haciéndome perder la poca cordura que me quedaba y estallando nuevamente en su boca, Dios tenía que devolverle el favor de algo me tenía que servir leer libritos guarros.

Necesitaba a Marc llenado mi interior, así que de algún modo terminé posicionada sobre él, haciendo que penetrara mi interior con su gruesa polla, sus pupilas se dilataron ante tal acto de mi parte, cabalgué como el jinete más experto, moví mis caderas arriba y abajo una y otra vez hasta que sentí que me partía en dos, sus manos estaban sobre mis caderas incitándome a que no parara, necesitábamos más del otro, así que no detuve el ritmo solo me dejé llevar hasta explotar de placer juntos, dejándome caer sobre su torso desnudo.

-Buenos días Eva Vegas- dijo con su voz entrecortada.

-Buenos días Marc Willensen- dije casi sin poder respirar.

-Definitivamente amo despertar en tu compañía y por cierto bienvenida a Ibiza-

Gateé sobre la cama para admirar la bella vista del casco antiguo que se podía observar desde el barco la hermosa catedral enmarcada entre imponentes murallas, por Dios no había puesto un pie en la isla y ya sentía que me había enamorado, quería recorrer cada rincón.

-Vamos, desayunaremos en la isla- Dijo Marc tomándome de la mano para obligarme a salir de la cama, aunque no le costó mucho esfuerzo ya moría de ganas por explorarla.

Ambos nos dimos una ducha pues olíamos a sexo, Marc se colocó unas zapatillas y playera Nike en tonos negro, gris y blanco, bermudas de mezclilla, peinó su cabello y tomó sus gafas de sol tornasol, yo por mi parte me solté el cabello, para usar un sombrero, camiseta beige, shorts de mezclilla, Kimono de encaje blanco, sandalias planas bohemias de lino con un lazo, bolso trenzado de paja y mis gafas de sol.

El día pintaba bien Marc y yo caminamos tomados de la mano por las calles de Dalt Vila que es como se le conoce al casco histórico, donde algún que otro transeúnte se quedaba observándonos, creo que miraban la estúpida sonrisa de felicidad que llevaba, sobre todo cuando Marc me pidió que nos hiciéramos una foto juntos cuando salimos el café donde habíamos tomado el desayuno sus palabras exactas fueron ¨Hay momentos que no quiero olvidar¨, lo que más me sorprendió fue el beso guardado en la imagen.

Compramos un helado y caminamos por las murallas de Carrer del Comte de Rosselló, desde allí pudimos ver la hermosa catedral de Santa María, para mí una de las vistas más bellas de Ibiza. Después fuimos a un mercadillo Hippy, tal vez aquí podía encontrar el regalo de cumpleaños de Marc.

-Ven compremos ropa para hoy en la noche- me dijo emocionado.

-Marc no necesito ropa con la que traje es más que suficiente- de hecho, cuando estábamos a bordo del barco no solía llevar ninguna pues casi siempre estábamos en el camarote teniendo sexo.

- no se puede haber estado en Ibiza sin llevar algo de su atuendo, además quiero regalártela-

- Bien y que debo comprar- dije rindiéndome ante la hermosa sonrisa que me regalaba.

-Un vestido, uno sencillo pero elegante, así como eres tu-

Cuando al fin los dos encontramos en un local lo que buscábamos, fuimos a pagar, el dependiente era un chico atlético con su pelo rubio que le caía sobre los hombros, ojos azules, su mirada era profunda pero coqueta.

-Sin duda te verás hermosa con este conjunto- por dios estaba flirteando conmigo.

-Gracias- dije sonrojándome.

-Hay tu- la vos de Marc sonaba molesta- es mi chica- dijo tomándome por la cintura y dándome un beso en los labios, esta no era la primera vez que hacia una demostración de macho alfa en frente de todos.

El chico apenado me entregó las bolsas con las compras y nos alejamos de allí.

-No te tenías que poner así, el solo me estaba halagando-

-Eva tu eres mía y de nadie más-

-No Marc yo no tengo dueño y dame una sola razón que confirme lo contrario-

⚽️🤰💜




Dedicado a erikaguerrero766

Marco se metió en un callejón sin salida.
Espero que me sigan acompañado a lo largo de esta historia.
Gracias por votar y por sus comentarios.
Besos 😘 Betty

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