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16. BELLATRIX

Le pedí a Eva que pasara esta semana conmigo, creo que estos días a su lado serían suficientes para saciar mi necesidad de tenerla cerca y pasar pagina, siempre era así, después de unos días terminaba aburriéndome de la misma chica, ella no sería la excepción.

Cuando dije que la quería solo para mi sabia muy bien a lo que me refería, tenía expectativas respecto a esta semana, no quería compartir mi tiempo con nadie más que no fuera ella, Rosa y papá pusieron los mil y un pretextos y argumentos para convencerme de que pasara mi cumpleaños con ellos, creo que sería la primera vez que no celebraría en su compañía el día de mi santo.

Mi cama aún conservaba su olor, este lugar que había sido mi refugio y sitio sagrado donde las únicas mujeres que estaban en el formaban parte de mi familia, había sido testigo de su entrega, las sábanas blancas sobre mi cama conservaban la prueba más clara, una mancha roja, no sabía cómo sentirme aun al respecto, como una mujer tan increíble como ella no se encontraba en una relación.

Cada rincón de mi cabaña de playa ahora me la recordaba, casi me la había follado como animal en celo en mi cocina, mis manos aún recuerdan su piel suave, mis labios tienen grabado su delicioso sabor, nunca antes una chica me había sabido tan bien, cuando estoy en el baño miro la bañera donde se volvió a entregar a mí, verla en cuatro, como sus pechos cabían perfectamente en mis manos, sus jadeos resuenan una y otra vez en mi mente, definitivamente tenía una obsesión, como se me había ocurrido pensar de que me estaba enamorando.

Mi despertador sonó a las cinco de la mañana, ya se dejaban ver algunas luces en el cielo, me puse mi ropa de hacer deporte y salí a correr por la playa, cuando el sol se comenzaba a asomar por el horizonte, me detuve a observarlo sentándome en un muro de concreto, el cual debió pertenecer a alguna antigua construcción ahora en ruinas, había algunas nubes en el cielo, pero no impedía que fuera algo realmente hermoso de ver.

De camino a casa llamé para ultimar detalles, esta semana seria increíble o así planeaba que fuera, quería mostrarle a Eva todo lo que había para ver, un pedacito de este inmenso planeta. Mi meta estaba lista, me preparé un café para el camino ya que planeaba desayunar con Eva.

Cuando estacioné en el barrio de pescadores, que aún conservaba sus típicos edificios de una o dos plantas con sus características terrazas y fachadas con persianas mallorquinas, algunas viviendas disponen de pequeños jardines, es una calle tranquila, eran las 7 de la mañana, algunos pescadores regresaban con su pesca del día, la frutería y algunos negocios comenzaban a abrir y de la panadería salía el delicioso olor de pan recién horneado. Respiré profundo antes de dar el siguiente paso, tocaría la puerta de Eva, necesitaba asegurarle a su familia que iba a estar segura conmigo durante estos días, subí las escaleras con paso firme, al segundo toque de la puerta apareció Oscar.

-Buenos días, sé que es temprano- intenté justificar mi presencia a esas horas.

-Mi hermana aun duerme, pero la puedo llamar, toma asiento a menos que quieras esperarla ahí parado- dijo de forma amable.

-Gracias- respondí ante su cortesía.
Entre al salón, que contenía una mezcla de décadas en su decoración, es un espacio pequeño pero acogedor las paredes son de color verde, siendo el foco central una chimenea de ladrillos blancos y sobre esta un cuadro, las cortinas son coloridas y cuelgan desde el cielo raso, un sofá gris de dos plazas con cojines de estampados forales, dos butacas verde aceituna de vinil con remaches plateados, como mesa de centro un baúl antiguo de madera con sellos postales, encima hay una canasta con hilos de estambre y un tejido a medio hacer, flores y algunos libros, del techo cuelga un hermoso candelero con lágrimas de cristal.

Tomé uno de los libros en las manos Oros Viejos de Herminio Almendros, hojeé sus páginas, me perdí en una de sus muchas leyendas que te trasportan a otras épocas y lugares, perdiéndome en Skiold, el rey que vino del mar. Estaba absorto en la lectura cuando fue interrumpida por una carraspeo, alce la vista y ante mí se encontraba una mujer de uno casi cincuenta años con su pelo dorado que caía en rizos sobre sus hombros y sus ojos almendrados color miel que hacia la iris se tornaban verdes, nariz griega y labios grueso, una figura curvilínea pero delgada, a medida que la detallaba más se me parecía a Eva, así que si mucha presentación la saludé.

-Muy buenos días señora, disculpe que allá venido tan temprano, usted debe ser la mamá de Eva- dije poniéndome de pié.

- Está en lo correcto joven y usted es- su pose era seria y cruzada de manos.

-Marc, mucho gusto- le tendí mi mano a modo de saludo formal.

-Sara y el gusto es todo mío- dijo al tiempo que me devolvía el saludo- Me alegra mucho que hayas venido, me gusta conocer a los amigos de mi hija-

Al momento apareció una señora mayor, su cabello era cenizo, con arrugas muy marcadas en su rostro, baja de estatura.

-Yo soy Gloria, pero me puedes decir Aya y soy la abuela de Evita-

Las manos me temblaban, esto era totalmente nuevo para mí, yo mismo por mi desespero me había metido en un buen lío, ahora comenzaría el interrogatorio y no sabía que respondería, porque todo lo que yo representaba para estas personas era una total mentira.

-Y de dónde eres- bueno comenzó con una fácil.

- Soy de aquí- llevó una de sus manos a su mandíbula como analizando mi respuesta.

- y de que parte de Mallorca- interrogó ahora Aya.

- Pues de Palma-

-Tal vez conocemos a tu familia- continuó la abuela, se estaba complicando la cosa que digo.

-Lo dudo ellos no son nacidos aquí, un día vinieron y decidieron que se querían quedar y así fue como nací aquí-

-Ya veo-dijo a modo de rendición.

-Te piensas quedar mucho- eso ni yo mismo lo sé, hay ocasiones en las que no me importaría dejar todo, pero cada vez quedaba menos para que se venciera mi licencia y en otras circunstancias en las que quiero salir corriendo para resguardarme de su bella hija, pero eso no lo puedo decir.

-Ya va quedando menos para mí partida- respondí de forma sincera, recibiendo una mirada acusadora, no me voy a engañar ni a dar esperanzas para algo que no tendrá futuro.

- Me dijo Eva que quieres pasar la semana con ella- por lo menos ya había terminado el interrogatorio, no fue tan largo como esperaba.

-Mamá...- su dulce voz me hizo levantar la mirada, allí estaba ella la mujer que tenía mi mundo de vuelta y media.

Sus hermosos ojos verdes resaltaban bajo un discreto delineado, sus labios que me pedían ser besados cubiertos por un labial color carne. Llevaba un conjunto azul, blusa corta anudada en el escote con mangas largas, falda entallada en la cintura, caía de forma acampanada y llegaba un poco más arriba de las rodillas, sandalias planas con tiras cruzada en combinación.

-Hola- dije poniéndome en pie para pararme junto a ella y besarla discretamente en las mejillas, notando al momento que estas se teñían de carmín por el contacto de nuestra piel.

-Hola- dijo casi en un susurro- mamá, abuela, si ya terminaron el interrogatorio nos podemos ir-

Tenía unas ganas inmensas de abrazarla y besarla al saber que, si aceptaba pasar estos días conmigo y lo reafirmé al ver aparecer a Oscar con una maleta de mano, la tomé por la cintura y besé su frente, no daría un espectáculo.

-Gracias- susurré de forma sensual en su oído.

-Entonces tomaste una decisión- le preguntó Sara.

-Si mamá- se acercó a ella y las dos se abrazaron como si se tratara de una despedida donde no la vería por largo tiempo y solo serían unos días, pero unos que yo aprovecharía al máximo de su compañía y su curvilíneo cuerpo.

- Marc, cuídala- asentí- Eva por favor llámame, si, esté preocupada-

- Solo será una semana mamá, pero tranquila te llamaré-

Se despidió de todos y yo tomé su equipaje con una mano, con la otra entrelacé nuestros dedos y deposité un beso en el dorso de su mano.

-Te prometo que será un viaje para recordar- le dije cuando al fin estábamos montados en el auto.

-Mientras sea contigo, como si pasamos la semana encerrados en la habitación de la cabaña-

Puse en marcha el motor del Audi y Eva encendió la radio, definitivamente la noche de Tito's nos va a seguir siempre pues Wisin y Yandel sonaban.

Si supieras que me gustas tanto
Que me tiemblan las manos, cuando te tengo cerca
Que no me basta ser tu amigo
Y para mí es un castigo, ver que no se da cuenta.

Que oportunos estaban siendo, la vi sonrojarse con la última frase, esto siempre seria así, prender la radio y como déjá vu sonar la canción que describe mis sentimientos. Ahí estaba yo como bobo viendo cómo se mordía el labio y reía de forma discreta esquivándome la mirada.

Se supone que esto no pasara
Pero llegan las ganas y dime quien las frena
Se supone que no respondiera
Si aparecía el deseo tocándome la puerta.
Pero el color de sus ojos, su pelo su cara
Esa mujer lo tiene todo, ¿Cómo no desearla?

Y ahí estaba yo perdido en las esmeraldas de su mirada, su cabello dorado y en su fragancia florar que me embriaga. Sus labios son adictivos, no puedo dejar de besarla así que tomo la mano que he sostenido todo el camino y le doy un tierno beso nudillo por nudillo, aunque quisiera dárselo en otro sitio. Vuelvo a poner los ojos en la carretera.

Eres mi primer pensamiento del día
A mi ritmo cardiaco le encontré melodía
Te daré mis secretos, cambiaré el libreto
Porque te quiero amar a tiempo completo.

Como una simple canción podía meterse en mi interior y descifrar todos los enigmas con los que batallo desde que conozco a esta mujer, esos que no me atrevo a expresar por cobardía, sería capaz de darle el mundo y eso pretendía, Podría estar todo el día mirando su belleza, escuchar su melodiosa voz, hundirme en su interior, pero nunca volvería a entregar mi corazón. para una persona como yo el amor no existe, está sobrevalorado, Eva no se lo merece, pero soy egoísta y no la quiero dejar ir.

Llegamos a la avenida portuaria, los ojos de Eva no dejaban de mirar todo sorprendida, el lugar estaba lleno de personas a pesar de ser enero. Bajé del auto y abrí de la forma más caballerosa del mundo su puerta, cuando la tuve a solo centímetros de mi la besé, lo necesitaba.

- Tienes hambre- le pregunté nada más terminé de alimentarme de sus besos

- Si, mucha- en su rostro se dibujó una sonrisa, no se si por la tensión sexual que había entre nosotros o porque de verdad estaba hambrienta.

-Ven vamos a desayunar- mi voz sonó firme

Abrí el baúl y saqué nuestras maletas y caminamos de la mano hasta un bar de tapas que me gustaba mucho, antes de entrar me coloqué una gorra y una a ella, la discreción por encima de todo. El local justo frente a el puerto es de dos pisos, con un estilo industrial y ofrece un menú tipo bufet, tomamos nuestras bandejas, cada uno de los platillos me parecía más delicioso y apetecible. Ambos terminamos escogiendo mini hamburguesas , croquetas de bacalao, tortilla de patatas con cebolla caramelizada y batido de fresas.

Subimos al segundo nivel donde todo estaba más tranquilo y ofrecía una vista panorámica del lugar gracias a sus ventanales de vidrio. Nos sentamos en un rincón del local y nos dispusimos a comer, todo estaba delicioso tal y como recordaba.

-Tienes...- no terminé la frace simplemente pasé el dedo por la comisura del labio de Eva- tenías mostaza, ya te dije que te ves hermosa hoy-

-No, no me lo habías dicho, pero te parezco hermosa con mostaza en el rostro-

-Siempre me lo pareces incluso con mostaza o sonrojada como ahora- ambos reímos, estar en su compañía era tan sencillo como placentero, la conversación fluía y nunca me aburría.

Caminamos tomados de las manos por el muelle, la briza del mar refrescaba nuestra piel, en un día soleado de enero, algunos barcos flotaban mar adentro, definitivamente hacia buen tiempo para salir a navegar y eso es lo que tenía en mente, la aventura nos esperaba en el mar Mediterráneo. Detuve nuestros pasos frente a un yate blanco y azul de tamaño mediano con la capacidad de albergar unas 8 personas.

-Princesa, bienvenida a la aventura- dije señalando la embarcación que era mi orgullo, la había adquirido hace dos años para poder vacacionar con la familia.

-Un barco, nos vamos a navegar- chilló cual niña pequeña.

-Vamos a recorrer las islas Baleares- sus ojos se abrieron ante la sorpresa, pero de repente saltó a mis brazos y me comenzó a besar por todo el rostro.

-Gracias Marc, me encanta- dijo separado nuestros labios pero aún se encontraba a orcajadas sobre mí.

-Espero que Bellatrix te guste- me miró algo desconcertada sin comprender mis palabras- Así se llama el yate, tiene el nombre de una estrella-

-Estás obsesionado con ellas-

-Se puede decir que si, Bellatrix es una gigante azul de la constelación de Orión- le expliqué- Ven vamos a abordar, no hay tiempo que perder-



⚽️🤰💜




Hola volví🎉🎉🎉

Ya me encuentro mucho mejor después de la Covid-19.
Así que espero que disfruten mucho este capítulo y se preparen porque vienen muchas cosas más.
Besos😘😘😘

Betty

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