I.ㅤㅤㅤ𝑹𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏
El teléfono volvió a sonar. Ravenna suspiró con irritación, se dirigió a la cocina y se sentó en la barra. Con calma, tomó el auricular mientras cruzaba las piernas.
—¿Hola?
—Hola, cariño —respondió una voz alterada por algún dispositivo.
Era obvio que alguien estaba jugándole una broma.
—¿Quién es?
—Dime tu nombre y te diré el mío.
—Te has equivocado de número. Adiós. —Ravenna colgó sin dudar, pero el teléfono volvió a sonar casi de inmediato.
—Perdona, creo que marqué el número equivocado.
—¿Y volviste a llamar por qué?
—Para disculparme.
—Estás disculpado. —Esta vez, Ravenna colgó reprimiendo una sonrisa.
El insistente timbre del teléfono volvió a romper el silencio.
—¿Hola? —dijo Ravenna con calma
—¿Por qué no quieres hablar conmigo? —preguntó la voz al otro lado, grave y con un tono casi hipnótico.
—No sé, dime tú. —Su voz adquirió un matiz burlón—. Una compañera de clase fue asesinada minutos después de recibir llamadas misteriosas. ¿No serás el asesino, ¿o sí? Señor Voz Sexy.
—¿Te parece sexy mi voz? —respondió él, con un toque de diversión.
—Sí. ¿No quieres mostrarme al dueño de esa voz? —replicó Ravenna
—¿Quieres verme?
[...]
Antes de convertirse en Maureen Prescott, la madre idealizada de Sidney, fue Maureen Roberts, una joven de 20 años, sencilla e impresionable, que soñaba con la fama y el reconocimiento como actriz.
En 1977, Maureen dejó Woodsboro y se mudó a Los Ángeles para perseguir sus sueños. Allí adoptó el nombre artístico de Rina Reynolds y pronto conoció al influyente productor de películas de terror, John Milton. En una de sus lujosas y exclusivas fiestas, Milton le presentó a hombres que, según él, podían ayudarla a impulsar su carrera. Pero esas promesas escondían un precio terrible. En su ingenuidad, Maureen se convirtió en víctima, siendo violada por varios hombres durante aquella fatídica noche.
El horror de esa experiencia la marcó profundamente. Cuando descubrió que estaba embarazada, decidió llevar el embarazo a término y, el 4 de febrero de 1978, dio a luz a gemelos. Incapaz de enfrentar lo que aquello representaba, los entregó en adopción y dejó atrás ese capítulo oscuro de su vida.
De vuelta en Woodsboro, Maureen intentó comenzar de nuevo. Se casó con Neil Prescott y, un año después, en 1979, dio la bienvenida a su hija Sidney, construyendo una nueva identidad lejos de los fantasmas de Hollywood.
Mientras tanto, los gemelos, Roman y Ravenna, fueron adoptados por una familia acomodada de Hollywood. Crecieron como los hijos ilegítimos de una mujer que apenas conocían por su nombre artístico, Rina Reynolds, y pasaron años buscando respuestas sobre su madre biológica.
Durante su investigación, Roman y Ravenna descubrieron la dolorosa verdad sobre su madre biológica. Supieron que Maureen Prescott, antes conocida como Rina Reynolds, había sido víctima de una violación colectiva en la mansión de John Milton, un trauma del cual nunca logró recuperarse por completo. Este evento la llevó a adoptar una vida secretamente promiscua como forma de lidiar con su pasado.
A finales de 1995, cuando tenían 17 años, los gemelos lograron rastrear a Maureen hasta Woodsboro, California. Ahora llevaba una vida completamente diferente como ama de casa de 38 años, casada con Neil Prescott y madre de una hija adolescente de 16 años, Sidney Prescott.
Con la esperanza de encontrar aceptación y un lugar en su vida, Roman y Ravenna se armaron de valor para presentarse ante ella y revelar su identidad como los hijos que había dado en adopción años atrás. Sin embargo, la respuesta de Maureen fue devastadora.
—Son hijos de Rina —les dijo fríamente—, y Rina está muerta.
Sin titubeos, Maureen les cerró la puerta en la cara, dejándolos solos bajo el frío de la noche y rechazados una vez más.
El rechazo rompió algo dentro de Roman, quien canalizó su dolor y frustración en una oscura obsesión. Usando sus habilidades como aspirante a cineasta, comenzó a seguir a Maureen en secreto, filmando sus encuentros extramatrimoniales, incluyendo los que tenía con Cotton Weary y Hank Loomis, el padre del novio de Sidney, Billy Loomis.
Con estas grabaciones, Roman ideó un plan retorcido. Se acercó a Billy y, mostrándole el encuentro entre Hank y Maureen, le explicó que esa aventura había sido la causa del abandono de su madre. El conocimiento de esta traición enfureció a Billy, y Roman, con palabras calculadas y consejos mortales,lo convenció de asesinar a Maureen.
Roman aconsejó a Billy que buscara un cómplice leal y manipulable, alguien que pudiera cargar con la responsabilidad si las cosas no salían según lo planeado. Billy recurrió a su mejor amigo, Stu Macher.
Una noche, Maureen sedujo a Cotton Weary mientras él estaba borracho, lo que proporcionó a Billy y Stu la oportunidad perfecta para llevar a cabo el plan ideado con la influencia de Roman Bridger. Siguiendo sus indicaciones, los dos adolescentes asesinaron brutalmente a Maureen y plantaron pruebas para incriminar a Cotton.
Para sellar su culpabilidad, hicieron que la escena pareciera una violación y dejaron la chaqueta de Cotton, manchada con la sangre de Maureen, dentro de su coche. Además, aprovecharon un testimonio clave: Sidney, quien aseguró haber visto a alguien usando la chaqueta de Cotton salir de la casa esa noche.
El testimonio de Sidney, combinado con las pruebas plantadas, llevó a Cotton Weary a ser condenado por violación y asesinato, siendo sentenciado al corredor de la muerte.
Tras la muerte de Maureen, su reputación fue arruinada en Woodsboro. Algunos residentes comenzaron a llamarla "puta", haciendo eco de los rumores sobre su vida secreta. Según Roman y Ravenna, "todo el mundo lo sabía" en el pequeño pueblo, y las consecuencias del pasado de Maureen recayeron sobre Sidney, quien sufrió las críticas, las miradas y el estigma de los errores y secretos de su madre.
Impulsada por la misma rabia obsesiva que su hermano gemelo, Ravenna llegó a Woodsboro un año antes de que Billy y Stu ejecutaran su plan contra Maureen Prescott. Aunque aún no había conocido a los futuros asesinos, su objetivo era claro: presenciar de cerca la muerte de su madre biológica. Maureen, al notar la presencia de la joven, se mostró inquieta, pero no podía hacer nada sin poner en riesgo la vida que había construido tras dejar atrás a Roman y Ravenna.
Sin embargo, incluso después de la muerte de Maureen, Ravenna permaneció en Woodsboro. Observaba cada movimiento de Billy y Stu, asegurándose de que todo siguiera el rumbo trazado. Se integró silenciosamente al grupo de amigos de Sidney y los asesinos, compartiendo espacios con ellos sin levantar sospechas. Pero el odio que sentía hacia su madre se trasladó rápidamente a Sidney Prescott, su media hermana menor. Sidney era la hija que Maureen había elegido, aquella que tenía todo lo que Ravenna y Roman jamás tuvieron: una familia amorosa, una vida normal y una madre que nunca la rechazó.
Los celos la consumieron. La idea de que Sidney había heredado el amor y la protección que a ella le habían negado la llenaba de amargura. Decidida a hacerla pagar, Ravenna compartió sus pensamientos con Roman, quien estuvo de acuerdo en que Sidney debía ser el próximo objetivo. Juntos manipularon a Billy, alimentando su resentimiento hacia Sidney. Roman lo convenció de que ella era culpable no solo de los errores de Maureen, sino también de la tragedia que había destrozado su propia familia.
El odio de Ravenna hacia Sidney se intensificó. Sidney era, para ella, el reflejo de todo lo que había perdido y nunca tendría: la chica perfecta con la familia perfecta, el novio perfecto y la vida perfecta. Ravenna juró destruir cada uno de esos aspectos, arrancando todo lo que hacía especial a Sidney, tal como ella había sido despojada de su vida.
Ahora, casi un año después de la muerte de Maureen, Billy y Stu estaban listos para actuar nuevamente, esta vez con Sidney como su principal objetivo. Ravenna, ansiosa por ver a su media hermana enfrentarse al mismo destino que su madre, se preparaba para disfrutar de su venganza final.
[ editado diciembre 2024]
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