O4 ៹ ،، SLIP
━━━ AVY PASÓ AL lado de su amigo, siendo detenida por este, sintiendo como su muñeca era tomada y su cuerpo girado para que lo viese de frente muy cerca suyo.
— ¿Necesitas algo más? — musita, mientras observa detenido como la chica al frente asiente mirándole a los ojos, mientras él solo observó sus labios por peripecia impulsivo —, tengo pijamas cómodos— una vez que logra ver una corta sonrisa en sus labios la suelta para que ella responda a los llamados de su hermano.
—Una camiseta estaría bien— Jacob asiente con su cabeza y se pone de pie inmediatamente, mientras ve a lo lejos como ella acomoda la almohada de su hermano a su lado y como prepara las sábanas con las que se va a abrigar.
Una vez cada uno en su lugar y otros ya profundos, ella escuchando los grillos entonar casi a la par y el río a lo lejos, subió las cobijas para que le abrigaran el cuello también, y miró a su lado, topándose con la espalda de su hermano, quien inspiraba ya sosegadamente, quizá durmiendo profundo como ella no lo había conseguido aún, pues cada vez que cerraba los ojos, juraba escuchar la voz de su abuelo reclamando la dinastía Caufield como algo condenado aun, pero que su esperanza yacía en Albane y Liam para que la salvaran..
— ¿Avy? — Ahoga un grito y aclara su garganta por lo bajo, viendo como los cobertores se desacomodan por el cuerpo de su hermano quien se torna para verle — ¿No puedes dormir? — Confirma con su cabeza y se acomoda de manera en la que quedan cara a cara, apenas notando sus perfiles por la luz del farol de afuera que se colaba por las hendijas de la ventana — ¿Me contarás a mí qué fue lo que realmente pasó allá afuera? Te pusiste rara de un momento a otro.
—No..., yo solo, me puse a soprepensar por un segundo— dice —, aunque no era el momento ni el lugar para ello— él asiente a sus bisbiseos y se queda allí cerrando sus ojos.
— ¿Tienes miedo?
—Liam, no existe un Caufield que haya intentado recuperar el poder que no esté muerto ahora mismo. el abuelo está vivo porque supo cuando detenerse.
— ¿Crees que sabremos cuando detenernos? Siempre he pensado que no somos unos Caufield ordinarios, Avy.
Después de aquellas palabras, deja que el tiempo pase y mira al techo de madera hasta que su hermano se ha dormido del todo gracias a los tragos de tequila, pues un estertor bajo le hace compañía a su desvelo, el cual no iba a ser consolado ni por ella ni por nadie en ningún momento por ahora, el reloj en la pared marcaba las dos de la madrugada, pero Avy seguía dando vueltas en la cama, incapaz de encontrar el sueño. La oscuridad del dormitorio envolvía sus pensamientos, que seguían girando en círculos alrededor de Jacob y la situación incómoda entre ellos. Cerró los ojos con fuerza, intentando ahogar los susurros persistentes en su mente que la empujaban a actuar. Quería que todo se aclarara de una vez por todas, deseaba poner fin a la incertidumbre que había estado plagando su corazón desde hacía días. nunca habia sido buena desobedeciendo a sus impulsos, así que había decidido obedecerle, levantándose del fofo lugar, sintiendo como sus pies dolían por el frío piso. Caminó hasta una de las puertas que conocía lo que guardaba en su interior del todo, y le dio vuelta a la manilla, entrando a el cuarto oscuro, dejando caerse en un pozo sin salida, del cual no mandaba su corazón ni mente, sino su instinto, que la guiaba a querer acabar con el decoro que le quedaba, o querer empezar algo de lo cual no iba a poder salir intacta.
Esa noche iba a ceder a la tensión que se había formado por años y le había estado estorbando en sus decisiones.
El cuerpo que descansaba en la cama se movió con rapidez de su lugar y se sentó restregando su rostro, viendo bien lo que se asomaba por su puerta ya cerrada, una silueta a oscuras que no se acercaba más porque estaba temblando solitaria.
— ¿Qué...? ¿Avy?
—Perdón— dice rápida y atropelladamente, aunque no lo sentía, volteando su rostro para el lado contrario en donde se encontraba Jacob —, no quise faltar el respeto entrando así mientras dormías. — Murmura, rascando su brazo izquierdo, sin darse cuenta de la verdaderamente nerviosa que se empezaba a tornar —No puedo dormir. — Entonces recuerda la familiaridad de tal escena, de una Avy tan pequeña y asustada buscando consuelo por primera vez en alguien que no fuera su hermano.
—Está bien, en serio, no hay problema— dice rápidamente y en un tono demasiado bajo, apartando la cobija para ir hacia ella y guiarla a la cama para que se sentara a su lado — ¿Quieres que hablemos al fin? — Negó y en un acto repentino de brío, se empujó hacia el rincón de la cama y descansó su cabeza en una de las almohadas, esperando algún tipo de respuesta de parte del chico sentado a su lado.
— ¿Te vas a quedar ahí? — Se dijo a sí misma que estaba yendo demasiado lejos quizá, ya no era lo mismo a cuando eran unos infantes, pero también se ató de la posibilidad de hacer eso porque tenía años de conocer al chico y que su actitud reservada y retraída de antes no había servido de nada con las acciones que estaba tomando ahora.
—Avy, ¿Qué haces?
— ¿Quieres que me vaya entonces? — Se apoyó con sus brazos en la superficie y cuando hizo a poner sus piernas de vuelta a el suelo, Jacob la devolvió a su lugar de un suave empujón y se tiró a su lado, cobijándose lo necesario y viéndole muy atentamente como ella se desenvolvió en su espacio para acomodarse perfecta y cómodamente para cerrar sus ojos.
Jacob repasó sus recuerdos de niñez al lado de la chica que trataba de descansar a la par suya, pudo volver a el tiempo en el que ella se escabullía de su padre para verlos cerca de la quebrada o acompañarlos a las playas. Perpetuaba el día que para ella uno grande, sus quince años, y su fiesta que hasta el día de hoy la chica recordaba como inmejorable y uno de los mejores días de su vida, pero no fue el mejor para Jacob, pues se había dado cuenta de que algo más crecía en su corazón en lo que respectaba a Avy, lo que hizo que se empezara a distanciar por casi un año hasta que esas inclinaciones huyeran casi del todo, hasta que la había vuelto a ver y no solo su corazón se apoderara de la situación, sino también su nivel hormonal que iba más allá de lo que él lograba entender. No lograba averiguar en qué lugar paraba ella en su vida, y nunca lo trató de averiguar, y no ahora que había sido notoriamente distraído por Bella Swan.
—Albane.
—Ah, demonios— rezonga —No me digas así, por favor— su respuesta mientras mantiene los ojos cerrados hace reír al chico y pronto sus ojos se vuelven a encontrar — ¿Qué?
—No tomes esto tan seriamente, solo que..., tengo muchas dudas— asiente, esperando que le siguiese hablando, claro que nunca se imaginó que su respuesta fueran sus labios firmes contra los de ella, los cuales además de encontrarse medio secos, estaban tensos ante su toque fuerte y rápido, el cual fue casi imposible de palpar.
Volvió a sí misma y le miró una vez más, preguntándose qué pasaría si ahora fuera ella la que saciara sus labios con ganas de más ahora, se inquiría qué clase de efecto podría tener el chico o ella, pues ahora, estaba empezando a alterar ciertas sensaciones de su cuerpo con algo tan pequeño sucedido. Entonces, sin previo aviso, de nuevo, sintió los labios de su amigo asaltar los suyos sin siquiera preguntar, siendo ahora, recibidos por su boca a medio abrir, inconscientemente esperándolo con más ansias de las que tuvo siempre. Su mente estaba nublada, y absoluto todo lo acontecido esa noche se había ido entre el baile que hacían sus labios y de los chasquidos que provocaban haciendo que se tensaran, pero no se detuvieran.
Avy tomó un respiro cerca de su rostro como todo este tiempo y decidió guiar su mano para el pliegue de abajo de la camisa del chico, sintiendo como su palma hormigueaba y el corazón le latía muy fuerte mientras sus dedos habían decidido explorar la piel morena debajo de la prenda, y como sus toques tímidos no fueron detenidos, estos se convirtieron en impulsos sinceros que la habían llevado a viajar por todo su cuerpo, terminando en su espalda para abrazarlo y hacer círculos y otras formas allí, emocionándose por el toque que Jacob tenía en su rostro, y que pronto descendió a su espalda baja para también levantar la camisa y darse la libertad de recorrer la curva que hacía de su cintura, apretándola más contra sí. Ella sintió como un escalofrío le recorría de pies a cabeza y como su mente se encontraba en cualquier otro sitio menos en sus cabales de querer atajarse. La lengua ajena no había pedido permiso para introducirse en su boca y entonces, supo de inmediato que si el ritmo de tal cosa empezada aumentaba, no sabía lo que pasaría estando en ese lugar, por su mente nunca pasó tener algún tipo de relación, la que sea, con Jacob.
—Jacob— dijo entre sofocos, manteniendo su toque firme debajo de su ropa, toque que le quemaba más cada segundo que pasaba allí. Sus palabras habían sido interrumpidas por las piernas que se empezaban a enredar en las de ella con el solo propósito de acomodarse mejor entre su cuerpo —, hay que detenernos ahora— él asintió, esperando otra respuesta de su parte, y esa había sido acomodar su cabeza en el brazo del chico para pegarse más.
—Avy...
—Creo que ya no quiero hablar.— alegó sin más y él asintió, rodeando su cuerpo con cierta inseguridad, pero cuando ella se removió para esconderse entre su cuello y pecho, supo que quizá dejar un beso rápido y su coronilla no iba nada mal para que pudiera cerrar sus ojos al fin y dormir por primera vez, con su amiga entre los brazos después de tal suceso tan inenarrable del cual ambos temían por tocar en conversación mañana, pero que aun así lo harían, ya que Jacob no parecia capaz de dejar de besarle las mejillas mientras ella trataba de dormir.
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