
O3 ៹ ،، THE CALM BEFORE THE STORM
━━━ HABÍA TOMADO del asiento trasero otra chaqueta más por si acaso, sintiendo sus brazos y dedos débiles por la falta de sueño.
Avy abrió su puerta de pronto y de golpe, sin ver que una camioneta estaba justamente al lado y que la había impactado. Soltó un grito ahogado y vio que la dueña se encontraba afuera del carro tan feo, pero aun así le inquietaba el estado de la cosa ajena, rápidamente se bajó de su auto y tapándose la boca se volvió a la chica y luego a la puerta del auto, disculpándose sin parar, una y otra vez, sin notar que el daño que creía haber hecho no era notado para nada, de hecho nada había logrado dañar la puerta. Al otro lado del auto Liam negaba bajando la cabeza, pensándose para él que hoy su hermana no tenía control sobre sí misma, sopesaba en el largo día que le esperaba.
—No hay problema, en serio, no le ha pasado nada— señala la otra con una voz calmada y una sonrisa a medias, parecía hasta insegura al dirigirse a la pelinegra.
Cuando Avy se detuvo a mirarla bien, su boca se abrió sorprendida y sonrío acariciándose el cabello para atrás cuando logró reconocerla.
— ¡Oh, Bella! ¡Eres Bella! ¿No? La hija de Charlie— ella asiente y Avy ríe un poco, dejando caer sus manos hasta chocar con sus muslos —Soy Avy Caufield, yo..., soy amiga de Jacob— la chica parece tratar de sonreír mientras Avy no dejaba de hablar atolondradamente, entonces Liam intercedió, tomando a su hermana de los hombros, acercándola a él hasta sacarla de entre los dos autos y alejándola de la chica un poco —Es un placer conocerte, Bella.
— ¿Quieres entrar con nosotros? — Bella negó a la pregunta de Liam, señalando con la barbilla a un grupo de chicos entrando, levantando los brazos en su dirección.
Los dos sobrantes asintieron y le dieron la espalda para seguir su camino. Avy no detenía su gruñir cada vez que subía un escalón, sentía que los músculos de sus muslos temblaban y en cualquier momento iba a desplomarse por las gradas, su espalda dolía con el peso de su mochila y los párpados le pesaban. El aire fresco de la mañana la envolvió mientras caminaba hacia el colegio. Cada paso parecía pesado, como si llevara mancuernas en sus botas negras. Recordó la invitación de esa noche, no sabía cómo enfrentar a Jacob después de lo que había pasado entre ellos, después de la incomodidad y la distancia que se había interpuesto entre ellos.
A pesar de la falta de sueño y el agotamiento físico, Avy se obligó a concentrarse en las clases, a ignorar las miradas curiosas y los susurros que la rodeaban. Todo lo que podía hacer era esperar a que el día pasara y tomar decisiones correctas.
🌘
Deslizó la bandeja por las barras que estaban cerca de la comida, había puesto en su plato una ensalada con carne y una manzana para más tarde, hubiera querido arroz, pero su sonambulismo no la dejó darse cuenta de la gran bandeja con el alimento blanco que había. Caminó impeliendo sus botas, con las mangas del morral resbalándose por sus brazos, puso la comida en la mesa y tiró de la silla para sentarse. Estaba empezando a preguntarse dónde estarían sus amigos y su hermano, en la cafetería no estaban por ningún lado.
Cuando se dispuso a comer un carraspeo llamó su atención desinteresada, una rubia de ojos dorados la miraba tan indiferente como siempre, y a su lado, un chico grande y alto, con un semblante algo simpático. Detrás de ellos venía el resto de chicos, tomando asiento sin pensarlo, chocando miradas con la chica. Notó que en ellos, faltaba el más interesante, la cereza del pastel.
—Te vamos a dar el privilegio de sentarte con nosotros— A las palabras de Emmet la peli negra soltó una risa, tirando de los bordes bajos de la silla para arrimarse más a la mesa y pegarle un mordisco a su carne, aun mirando esa divertida expresión.
Una vez que todos se habían sentado, a la rubia no le quedó de otra que pasar cualquier otra frase pasiva agresiva que quisiera expresar y tomar asiento junto a su novio, mirando sus manos o hablando con él.
—Vaya, si que soy afortunada. — Dice nada más, y sigue comiendo sin ver a ninguno de los Cullen a los ojos, distrayéndose en su mundo, sin notar las miradas curiosas que estaban sobre ella, las que siempre estaban cada vez que se acercaba a algún miembro de la familia Cullen. —A ver si entiendo, ¿Hoy seré el reemplazo de Edward?
Alice Cullen, quien estaba a su lado, tocó su hombro sin aviso y ladeó la cabeza un poco, retiró su tacto y su mirada se oscureció un poco, para que después, una risita se le saliera y mirara cómplice a su pareja. No dijo nada más, ella conocía los dones que cargaban algunos de los Cullen, aun así, no hizo nada al respecto cuando Edward leía su mente sin permiso o cuando Alice no dejaba de verla divertida, era lo que tendría que aguantar desde que nació conociendo a los Cullen.
— ¿Tienen algo nuevo?
—Dime tú. — Canta Rosalie con un tono de voz nivelado y algo odioso — ¿Algo para contar?
—De hecho sí, pero no lo haré aquí. ya estamos llamando demasiado la atención.
El almuerzo se había pasado en comentarios internos entre los Cullen y los bocados seguidos de Avy con su comida, buscando en que distraerse, notando que su hermano y el resto de amigos no habían ido a la cafetería, tampoco le llamaron o avisaron sobre algún cambio. Decidió no decirles nada por ahora, era típico de ellos, se dijo, el hacer planes pensando que ella se iba a negar, o esa era la excusa para no invitarla a cosas que seguramente pondría queja luego.
—Te acompaño— dijo Emmet levantándose al mismo tiempo que ella, siguiéndola cuando dejó su bandeja en el área para lavar, y cuando había salido de la cafetería a los pasillos nuevamente, fue con ella incluso afuera cerca de las gradas del campo.
Había algo que le estaba faltando por decir, quería que hablara ya, su interior se ponía inquieto y alterado con justas razones.
— ¿Qué quieres decirme? — Pregunta sin dar muchas vueltas, dejando su bolso en el suelo para luego ella tomar asiento y verle la cara pálida.
—Nada, solo estar con viejas amigas— ratificó, sintiendo ciertas ganas de reírse en su cara de nuevo, en cambio, solo recostó su espalda a la grada de arriba y cerró sus ojos, pensando en cosas que no debía a una hora que hubiera dicho prohibida, rodó los ojos esperando sus palabras, preguntas o tan solo un ambiente de silencio por reservarse lo que haría —Recibimos ciertas noticias desde Italia.
— ¿Qué clase de noticias? — Paseó su mirada por todo el lugar, pero no encontró a nadie con quien irse del lado de Emmet.
—Ya sabes, una de esas cartas donde el apellido Caufield es puesto en la mira de todos los clanes.
—Aro.
—No, Marcus.
—Supongo que las cosas de complicarán más a partir de ahora, la hermana de Jasper está cerca.
🌘
Cuando salió del auto para dirigirse a casa de Jacob, se abrazó a sí misma con todo y su gabardina, guardándose del frío tan intenso que le recorría por todo el cuerpo. Mientras podía mirar el vaho que salía por sus labios, dirigió la mirada hacia la gran llama que crecía a lo lejos con chicos a su alrededor terminando de colocar leña para que esta creciera. Otros movían los troncos y ponían mesas de madera para colocar lo que se estaban tomando en el momento o lo que se iba a consumir.
Una voz la llamó, más bien la sacudió por dentro, despertando una sonrisa pequeña y pasos torpes por el dolor o parálisis a medias que le generaba el frío intenso, deseaba acercarse al fuego y no apartarse de él lugar cálido hasta que todo terminara.
Llegó a los brazos de Jacob sintiendo calidez al instante, calmando sus sentidos, agradeciendo una y otra vez que guardara tanto calor. no era ahora donde se resolvian las cosas, se estaban comportando como los amigos de siempre, pero habia algo en ella que no lo terminaba de sentir así.
—Sentía que iba a morir. — Dice entre carcajadas, mientras caminan a la fogata, llegando entre conversaciones y risas.
— ¡Avy está aquí! — Exclama Billy con una sonrisa —Estábamos por empezar con las historias.
—Mi parte favorita.
A las manos de Avy había llegado una taza con un líquido cálido en el, chocolate caliente con malvaviscos en la superficie flotando, la sonrisa que le dio a Sam fue como la de una niña pequeña, Jacob la había notado, y sintió que corazón su corazón se encogió en su pecho.
La peli negra miró de nuevo a Billy y esperó a que comenzara con alguna historia, que diera un sermón antes, algo, pero estuvo entretenido hablando con una de las mujeres a su lado para ver que contaba al fin.
— ¡Daskiya! — Exclama —《Hay una leyenda de esta mujer, secuestraba a los niños de las aldeas para cocinarlos y comerlos. Una vez que los tenía a montones como si fueran un rebaño de ovejas, y llegaba su tiempo para cocinarlos, la gigante mujer pegaba los ojos de los niños para que no se dieran cuenta de lo que iba a pasar. En el río de Yaq'ilis se encontraban dos grandes rocas, donde en medio hacía la fogata, una de las niñas con sus ojos sellados, calentó sus manos y las puso en sus ojos, una y otra vez, hasta que sus palmas empezaron a enrojecer de manera muy dolorosa, cuando logró ver algo, vio a Daskiya, bailando alrededor del fuego y cantando. Pudo ir hasta ella y empujarla al fuego, ver como ardía y gritaba, la gran fogata que habría terminado con su vida y la de los otros pequeños.》Es algo curioso, en ese mismo lugar, hace diez años, sucedieron dos homicidios, dos niños, cuyo padre enloqueció y los llevó a la muerte. Es un sitio maldito para los niños.
—Cada que un niño desaparece, se rumoreando cosas. Que son ofrendas de algunas brujas Quileute a Daskiya, para ser más poderosas. — Mientras Sam hablaba, miraba los ojos curiosos y muy abiertos de Avy, con su taza de chocolate a medias, su rostro era una poesía.
— ¿Dónde está el río? — Pregunta Liam.
—A unos cuantos kilómetros luego de salir de Forks.
—Interesante.
La noche pasaba rápido, las risas se sentían hasta el corazón, eso les quitaba el frío a los hermanos Caufield, la compañía era tan dulce como el chocolate que se tomaron a montones y la comida estaba tan deliciosa como las risas seguidas por cada conversación alucinante. Las leyendas ese día se habían puesto en pausa para dar un espacio familiar y agradable, algo que, a Albane le parecía extraño.
Todo se detuvo para ella, su ansiedad no pudo retirarse solo esa noche para darle rienda suelta a su corazón y estar tranquilo, no, solo podía pensar, mientras veía a Liam riendo y jugando con los demás muchachos en que pronto su deber como verdaderos Caufield comenzaba, se sentía como la calma antes de que rompiera la tormenta sobre ellos sin alerta ni avisos.
— ¿Estás bien? — Jacob rodea uno de los brazos de Avy con sus dedos, llamando al fin su atención, ella solo puede asentir y darle una sonrisa para calmarle la duda.
Billy había sacado una botella de tequila y luego de varios tragos decidió irse a la cama, no sin antes decirle a los hermanos que se quedaran por esa noche, y no les pareció mala idea.
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