Megan caminaba tranquilamente por las calles de Nueva Orleans. Hayden estaba con Elijah, hacía un rato que había vuelto del pantano después de un par de días allí, dado que los medialuna ahora la necesitaban más que nunca tras lo de Mattia, y Meg no iba a fallarle a su gente.
La híbrida frunció el ceño con molestia, desde hacía un par de minutos escuchaba pasos tras ella. Al principio pensó que era una persona que iba por su mismo camino, pero para cerciorarse comenzó a ir por zonas poco concurridas, y la persona seguía tras de ella.
Cansada, Megan a velocidad vampírica arrinconó a la persona contra la pared de un callejón solitario.
— ¿Qué demonios? —farfulló.
— Bonita, ¿me sueltas?
Megan soltó a Klaus y se cruzó de brazos. La híbrida miró donde Klaus se había quedado mirando, su mano, donde había una mancha roja. Sangre. La chica se la limpio como si de pintura se tratase.
— ¿Desayunando?
— Algo así. —murmuró.— ¿Por qué me seguías?
— Es peligroso que vayas sola sabiendo la situación actual.
— No te ofendas, pero, actualmente te quieren mas muerto a ti que a mi.
— Eres una Mikaelson, eso también te hace estar en el punto de mira. —acotó suspirando.— Pensé que seguías en el pantano.
— He vuelto hace un rato, Elijah quería ver a Hayden, la cual ahora debería estar durmiendo mientras que su tío la observa dormir. —contó.
— ¿Qué tal con la manada?
Megan sonrió levemente.
— Todo ha cambiado en los últimos meses, pero adoran a Hayden. Después de todo, es la próxima alfa de la manada Medialuna. —comento.— Sin embargo, no estás aquí por eso, estás aquí porque desde que Davina deshizo estás aterrado.
Klaus abrió la boca indignado, dispuesto a defenderse.
— No intentes negarlo, te conozco más de lo que crees. —entrelazó sus brazos.— Caminemos. —ordeno.
Klaus la obedeció sin mostrar ningún tipo de oposición.
— No puedes probar que el roble blanco no existe, tampoco puedes vivir con el miedo a algo que quizá no exista.
El rubio suspiro.
— Odio sentirme tan inútil. —confesó.— Hace unas décadas, en medio de su incesante persecución en mi busca, Mikael desapareció sin dejar rastro. Ninguna bruja pudo dar con él. Yo vivía como si el acechara en cada esquina, hasta que un día yo también desaparecí. Corte todos los lazos y desaparecí.
— ¿Qué pasó con Elijah?
— Le dije que cuidaría de los cuerpos de nuestros hermanos. —dijo.— Decir que me distancie es quedarme corto.
— No quieres volver a ser ese hombre. —adivinó.
— Ahora tengo más que perder.
Megan se detuvo en medio de una calle, Klaus la miró extrañado.
— Con tantos enemigos sueltos, ¿porque no te deshiciste de Aurora? —preguntó, sus orbes delatando su confusión .— Se lo merecía, obligó a Cami a cortarse la garganta, y... —Megan se callo.
— Y estuvo involucrada en la muerte de Mattia. —completo por ella.— He visto y escuchado tu dolor por la pérdida de tu esposo, Megan. Eres la razón por la cual no le he concedido a Aurora una muerte rápida e indolora. —se acercó y con suavidad posó sus manos en sus mejillas.— Ha de sufrir por lo que te robo.
Megan lo observó en silencio, mientras un nudo se formaba en su pecho. No era tonta, sabía con certeza la causa de esa sensación y estaba a muy poco de hacer algo al respecto.
Klaus frunció el ceño y miró hacia el otro lado de la calle, donde un hombre los observaba fijamente, tras un pestañeo desapareció. Los híbridos compartieron una mirada antes de que Klaus entrelazara sus manos y comenzara a caminar hacia el complejo.
. . .
Elijah miró a Megan con las cejas alzadas cuando la vio entrar de la mano de Klaus al complejo. La castaña como respuesta, lo ignoro, lo que sabía que posiblemente haría que Elijah le preguntará luego.
Tras reunirse con Freya, Klaus comenzó a explicarle a la bruja y a la híbrida la historia que tenía con Gaspar Cortez, alguien a quien había conocido en el siglo XVII. Todo se resumía a que Klaus había matado a el padre de Gaspar, a cinco de sus hermanos y a la amante. Y que cuando se convirtió en vampiro se convirtió en un cazador, y la única presa era Klaus.
— Esto era lo que me preocupaba. Demonios de todas las clases saliendo de sus madrigueras para dar conmigo. —habló Klaus.
— Nunca había escuchado algo tan egocéntrico y cierto a la vez. —murmuró Megan.
Klaus la miró con el ceño fruncido, y a Meg le pareció como si le mirara un perro. Quiso decírselo, pero se abstuvo, no era el momento.
Megan dejó de pensar en eso y llevó toda su atención a un ruido en la entrada. No hizo falta que mirara a Klaus para saber que él también lo había escuchado. Un segundo más tarde Klaus tenía arrinconada a Davina contra una columna del complejo.
— Menuda tontería que vengas aquí sola. —se mofó Klaus.
— Klaus, suéltala. —ordenó Megan.
Klaus bufo, dispuesto a hacerlo, pero alguien lo empujó con fuerza separándolo de Davina y mandándolo a la pared paralela. Megan clavó sus ojos en la persona que había posicionado a Davina detrás suyo.
— No ha venido sola, hermano. —dijo Kol Mikaelson.
Klaus se levantó observando atónito a su hermano, que debería estar muerto.
— Nik, has ido a por mi chica.
— No puede ser. —negó Klaus.
Freya y Elijah entraron en escena, manteniendo las distancias.
— Es Kol. —intervino Davina.— Cuando rompí tu vínculo, hubo una fuente de poder.
Freya se colocó al lado de Meg.
— Tu robaste el nexus vorti. —se dio cuenta Freya.
— Y resucite a vuestro hermano.
— Deberíais darle las gracias. —Kol encaró a sus hermanos.
Klaus dio un paso adelante, haciendo lo mismo que Kol hacía unos instantes. Tras momentos de tensión Klaus envolvió a Kol en un abrazo. Elijah por su lado se quedó mirándolo en silencio cuando sus hermanos se separaron.
— Elijah, abrázalo. —ordenó Megan dándole un golpe para que reaccionara.
Después del abrazo de ellos, Kol fijó su mirada en Freya, a quien no conocía.
— ¿Y tu eres?
— Freya. —se presentó.
— Es verdad. La hermana mayor perdida durante mucho tiempo. —recordó.— Hablando de las vueltas de nuestra familia, ¿dónde está Rebekah?
— Es una larga historia. —respondió Klaus.— Y está reservada para la familia. Davina sabe dónde está la puerta.
Pese a que Megan quería meterse y negar lo que Klaus había dicho, no podía. Davina ya no era bienvenida a la familia, había traicionado a los Mikaelson, y eso la había condenado de cierta manera.
— ¿Estas...?
— Como siempre, nuestra familia afronta muchas amenazas. Cuanto antes las conozcas, mejor. No quiero que te distraigas...
— ¿Con Davina? si pudiera dejarte de gil... —Elijah detuvo con la mano a su hermano menor.
— Kol, está bien. Me voy. —habló la bruja.
Kol fue tras ella. Megan observó desde lejos como el Mikaelson la miraba con cariño, y como Davina le devolvía con la mirada con la misma intensidad. Se querían, y eso era algo que no iba a acabarse pronto, no después de lo que había hecho ella por el.
. . .
Megan le daba el biberón a Hayden mientras escuchaba la conversación de Elijah y Marcel.
— Hazme un favor. —pidió el de traje.— Necesitamos asegurarnos de que no quede ni una astilla de roble blanco. Que se ocupen tus mejores hombres.
— Imposible. —negó Marcel.
— Nada es imposible, Marcelus. —rechisto Megan.— Soy inmortal y tengo una hija. ¿Cuáles son tus argumentos?
— Mis mejores hombres, Fukuda y Baley, han desaparecido en combate hace tres horas.
— Oh, mierda. —murmuró Megan.
— Si, oh, mierda. —la imito.— y creo que ordenar a los Strix que hagan algo que no sea buscar a sus hombres sería muy malo para mi salud.
— Es muy malo para la salud de todos. ¿Tienes alguna pista? —habló Elijah.
— Gran parte de la ciudad quiere a los Strix fuera.
— Y no les faltan motivos. —dijo Meg dejando a Hayden en el carrito.— Mas te vale conseguir la cabeza del culpable antes de que quemen la ciudad.
. . .
— Tenemos un problema. —anuncio Megan entrando a el almacén.— Elijah está a segundos de descubrir que yo he matado a los vampiros.
— ¿Qué quieres hacer?
— De momento, matar a esta mujer. —hablo mirando a la mujer que yacía atada a una silla.
Por un mísero segundo se vio reflejada en ella; atada, adolorida, siendo torturada. Solo había una diferencia; ella se lo merecía, había estado presente en la muerte de su marido, mientras que Megan era inocente, no había hecho nada.
En silencio cogió el hacha que había apoyada en la pared, dispuesta a finalizar con la vida de esa mujer.
— ¡Megan! —gritó la voz de Elijah.— ¿Qué crees que estás haciendo?
— Tomar venganza. —habló antes de decapitarla— Hayley, vete.
— ¿Segura? —Meg asintió. Hayley se fue.
— Esto tiene que parar. —dicto Elijah.
— Lo sé, ¿de acuerdo? No me trates como una loca asesina, sé lo que hago.
— No lo parece.
— Los vampiros que he matado no eran unos santos, habían matado a cientos de personas. ¡Se lo merecían!
— Te estás convirtiendo en aquello que matas.
— No, porque yo no mato por diversión. ¡Esto es venganza, Elijah! ¡Mataron a mi marido, dejaron a mi hija sin padre! ¡Todos ellos estuvieron presentes! ¡Vieron como le arrebataban la vida a Mattia! —lo encaró.— Los defiendes porque son los únicos que pueden protegerte del roble blanco. —sacó un papel de su bolsillo.— Esta es una lista de los Strix que nos secuestraron a mí y a Mattia. Los responsables de su ejecución, la cual me obligaron a ver.
— Los Strix lo verán como un acto de guerra, Megan. Te suplico que pienses en tu hija.
— No utilices a Hayden para dominarme, Elijah. He asumido riesgos por ti, por todos los Mikaelson. Es hora de que se le haga justicia a Matt. Siento si te molesta.
. . .
Megan sonrió al ver entrar a Klaus a su habitación.
— Te estaba esperando. —murmuró Meg.
El camino hacia ella con curiosidad.
— Se está haciendo costumbre que me esperes en mi habitación. —bromeó.
— Como si te molestara. —rio ella.
— No he dicho eso. —negó.— ¿Qué estás haciendo aquí?
Megan se levantó.
— Estoy cansada. ¿Sabes qué es lo único que pasa por mi mente desde la muerte de...? —cogió aire para andar hacia Klaus.— Que la vida es muy corta.
— ¿Qué quieres decir?
Megan posó sus manos en los hombros de Klaus.
— Estoy cansada, Klaus. De esperar, de fingir, de contenerme...
— ¿Qué quieres de mi, bonita?
— No es lo que quiero de ti. Te quiero a ti. —confeso.— ¡Dios, te quiero tanto que me duele el pecho solo de pensarlo! Estoy cansada de no poder estar con...
Klaus acallo las confesiones de Megan con un beso. Un buen y deseado beso.
Con la respiración agitada, Megan se separó de él y de un empujón lo sentó en la cama. Tras sacarse la camiseta se sentó a horcajadas encima de él.
— Hoy mando yo. —susurro jadeante.
Klaus no pudo sonreír más antes de besarla.
Eirene's note:
Klegan esta oficialmente en su lover era!!!!!!!!!!!!!!
Klaus y Meg mi pareja fav.
¿Opiniones?
Se que he estado desaparecida, pero que mejor manera de volver que con un buen revolcón de Meg y Klaus!
¿Cosas que querasi ver?
ADiosssssssssssssss!!!!!!!!
EIRENEEVANSS - 17/06/2023
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