54 | lineage
La híbrida iba con una muy despierta Hayden en brazos, la cual hoy cumplía cinco meses. Realmente el tiempo había pasado muy rápido.
Megan se paralizó en las puertas del despacho de los Mikaelson, mirando a la persona que hacía mucho tiempo que no veía.
— ¿Es real lo que mis ojos ven? Stefan Salvatore —se sorprendió Megan.
Stefan ladeo la cabeza observándola. Estaba sentado en el suelo, en frente suyo, Freya, quien le acababa de poner una pasta extraña de color gris en una zona de el pecho.
— Megan Marshall. —sonrió.— Cuánto tiempo.
— Os dejaré solos. —murmuró Freya saliendo.
Stefan miró con curiosidad a la niña.
— ¿Es tu...?
— Hija. Se llama Hayden. —miró a su niña.— Me casé hace más de un año.
— Vaya, no me lo esperaba.
— Ya, ni yo tampoco. —rio.— Pero dime, ¿cómo están las cosas por Mystic Falls? ¿Cómo está la doppelganger y el grupo de gorilas?
— Elena está en un coma mágico gracias a Kai Parker, un brujo de el aquelarre Géminis que unió su vida a la de Bonnie, por lo cual, si Bon está despierta...
— ¿Elena dormida? —Stefan asintió.— Dios mío.
— Si. Y no quitemos el hecho de que estoy marcado por una cazadora que parece no poder morir.
— Rayna Cruz, ¿no? —él asintió.— He oído algo de ella, algo de una piedra fénix o algo así.
— Tiene una espada con la piedra fénix, la cual, cuando te atraviesa, extrae tu alma y se queda en la piedra.
— Demonios, Stefan, estás jodido. Y yo pensando que nosotros estábamos mal.
— Hablando de eso. No me esperaba una fiesta, pero ¿porque todos tienen tantas ganas de que me vaya?
— Déjame que te haga una lista; Está la sociedad secreta de Elijah de vampiros antiguos que son un grano en el culo. Uno de sus miembros más importantes es una antigua novia de Elijah, la cual quiso matarme ayer, está intentando deshacer el hechizo más poderoso de Esther Mikaelson. —beso la cabeza de su niña.— Y podría seguir todo el día, pero ahora soy madre, y tengo que priorizar ir a bañar a esta niña tan bonita. —hizo reír a Hayden.
— Se parece a ti, menos por el pelo.
— Ha sacado el pelo de su padre. —murmuró antes de salir.
. . .
Los Medialuna habían localizado a Aurora, y se lo habían hecho saber a Megan con rapidez. En esos instantes la híbrida se encontraba donde se supone que debía estar la pelirroja.
Era un sitio alejado, en medio de la nada, donde curiosamente, había un vagón de correos. Algo extraño en la opinión de Megan.
La híbrida camino detallando el lugar en su mente, mientras que una perturbadora música sonaba, literalmente.
Había una sábana al final de todo, era de detrás de ella de donde provenía la música. Meg apartó la sábana, dispuesta a enfrentar lo que hubiera detrás de ello, pero no había nada, absolutamente nada.
La castaña volvió a mirar a su alrededor, no había nada que le insinuara que había alguien ahí dentro con ella. La castaña volvió a deambular por el lugar, frunció el ceño al ver lo que parecía ser la puerta de un armario con cosas delante para taparla.
Megan quitó todas las cosas de delante de la puerta, dispuesta a abrirla costase lo que costase. Cogió lentamente la manilla y tiró de la puerta, la cual se abrió sin ningún problema.
El cuerpo de un hombre cayó a sus pies. Megan no pudo evitar reír al identificar a el hombre que había estado encerrado en el armario.
— Parece ser que la pelirroja te ha vuelto a engañar, ¿no es así, Lucien? —murmuró quitándole la venda de la boca.
Lucien estaba en proceso de desecación, es decir, que probablemente no había bebido sangre desde hacía bastante tiempo, por lo que tenía la piel grisácea y venas notables en todo su cuerpo.
— Saca a Klaus de aquí.
Al enterarse del paradero de Aurora, Megan no había dudado en avisar a Elijah y Klaus, quienes no deberían estar muy lejos.
. . .
Megan había buscado a los dos Mikaelson por todo el terreno de su alrededor y no había encontrado ningún rastro de ellos. Suponiendo que podían defenderse solos de Aya decidió llevarse a Lucien al complejo, donde decidiría qué hacer con el.
— No tenía ni idea de que Aya iba a acabar con Klaus y Elijah. —aseguró Marcel.— Además, ¿porque demonios confiamos en este tío tan pronto? El fue quien huyó con Aurora a la primera de cambio.
— No puedes culpar a un hombre por seguir su corazón. —se defendió Lucien tras acabarse la bolsa de sangre.— Pero en cuanto hablo de disparar a Klaus con roble blanco, se dijeron cosas, se rompieron corazones y se secaron venas.
Megan se giró hacia Marcel, enfurecida.
— ¿Tu vas a hablar de confianza? ¿Quién entregó el corazón de mi difunto marido a la gente que ayudó a matarlo?
— Compré la vida de Hayley con ese corazón. ¿Sabes una cosa? Tu me llamaste, así que si tienes otro plan, oigámoslo.
— Es simple. Asaltamos el aquelarre para que los Strix no terminen el hechizo. Punto. —hablo Hayley en nombre de su hermana.
— Para ti es fácil porque no tienes estirpe, ¿no?
— No solo se trata del vínculo. Hay que impedir una ejecución. —dijo Lucien.
— ¿De qué estás hablando? —preguntó Meg.
— ¿Una adolescente enamorada con un corazón sustituido va a romper el vínculo de la estirpe? Lo siento, pero tu querida Davina se ha metido en algo complicado y Aya lo sabe. —comentó.— Dejará que Davina desvincule a ambos hermanos y probará el hechizo disparando una bala de roble blanco al corazón de Klaus.
Los tres presentes observaron en silencio a Lucien.
— Ella siempre gana. Si tu vives, Marcel, ella gana. Si no, al menos habrá eliminado a la estirpe rival. Incluyéndome a mí.
— Su bruja vidente dijo que vio morir a Klaus y arder a toda su estirpe. —murmuró Hayley.
— Nos vio caer. Nos vio arder. Cada alma que Klaus ha convertido. Cuando Aya compruebe ese hechizo, Klaus caerá de todos modos. Si Davina fracasa, lo cual es probable, nosotros tres moriremos también. —miró a Megan.
— En realidad... —dijo Stefan entrando en el complejo.— Moriremos los cuatro.
— Como se nota que eres amigo de Klaus. —bufo Meg.— A ambos os gustan las entradas dramáticas.
. . .
— Podríamos usar uno de estos túneles y entrar por detrás. —dijo Stefan mirando el plano. Lucien hizo un sonido de desaprobación.— ¿Qué? ¿Te preocupa mancharte esos zapatos de mil dólares?
— Yo haré casi todo el trabajo sucio, nos enfrentamos a vampiros de... ¿cuanto? ¿siete veces tu edad? —miró a Megan.— ¿Esta es la mejor ayuda que tenemos?
Marcel colgó el teléfono.
— No importa. No recuperaremos sus cuerpos. —suspiro.— Vienen Strix de todo el mundo para asegurarse de que el hechizo se hace. Vigilarán cada entrada y salida.
— Tu eres su líder. Convoca una reunión, organiza un retiro. Diles que paren.
Marcel negó.
— No. Si hago eso, Aya no tendrá problemas en dar un golpe de estado. —aseguró el moreno.
— Maravilloso. Me toca a mí orquestar un gran plan.
Megan sonrió escuchando los pasos de Freya adentrarse en el complejo.
— No hace falta, Lucien. Freya ha pensado una manera para sacarlos de la chambre. Solo necesita una buena fuente de poder.
La rubia asintió.
— Canalizaría a Finn, pero quiere que nuestros hermanos perezcan, así que canalizare a Lucien. Cuanto mayor es el vampiro, mejor es la batería.
— Haremos que gane tiempo teniendo ocupada a la Strix. —añadió Meg.
— ¿Quieres que me quede de brazos cruzados en la hermana sobrante mientras tu te vas con los dos críos a por los Strix? Será una... —Freya le partió el cuello con magia.
— Eso ha sido impresionante. —dijo Stefan.
— Trabajo mejor con tranquilidad. —habló Freya.
— Entonces, ¿el plan es que nosotros tres mantengamos ocupados a cien de los vampiros más antiguos del mundo? —preguntó Marcel.
— Bueno, quizá haya otro modo. —murmuró Stefan pensativo.— Solo tienes que llevarnos a la puerta delantera.
. . .
— Nunca pensé que estaría encerrada en un maletero contigo. —bromeó Megan.— Tampoco que volvería a verte, siendo sincera.
— Yo tampoco. —rio.— En ningún escenario imaginario posible te imaginabas viviendo con los Mikaelson.
— Son un poco caóticos, no te voy a mentir, pero ahora son mi familia y no volvería atrás en el tiempo por nada del mundo.
— A veces la familia se encuentra en la gente menos esperada. —el vampiro suspiró.— ¿Queda mucho?
La híbrida sacó su móvil para mirar el gps.
— Unos minutos.
Megan salió de la aplicación dejando ver su fondo de pantalla. Era una foto de Hayley con Hope y Hayden.
— Son unas niñas muy bonitas.
— Si, lo son. —suspiro.
— ¿Estás aquí por ellas?
— ¿En un maletero con un conocido hacia una lucha que quizá no ganemos? No es la única razón, pero si. —guardó su móvil.— El padre de Hayden falleció hace unas semanas, no quiero que Hope crezca sin su padre.
— Supongo que eso depende del padre. Yo podría haberlo hecho sin el mío. De no ser por mi hermano, no habría sobrevivido.
— Así que él te defendió y ahora arriesgas tu vida por él.
— Si. Algo así.
— Nunca entendí el vínculo fraternal hasta que conocí a Klaus y Elijah. Yo sabía que podía vivir sin mi hermana, a pesar de quererla muchísimo. Klaus y Elijah se dañan entre ellos más que nadie, pero son sanguinarios cuando se trata de proteger al otro.
— Y a sus seres queridos. —añadió Stefan.
Megan sonrió mirando a Stefan.
— ¿A quién tienes de fondo de pantalla?
Stefan sacó su móvil y se lo tendió a Meg.
— Caroline. —se sorprendió.— Recuerdo que cuando estuve en Mystic Falls a Klaus le gustaba.
— Si.
— Creo que le partí el cuello una vez, o quizá fue Hayley. —recordó tendiéndole el móvil.
— Se ha endurecido desde entonces. Ahora no pasarías del segundo asalto.
— Ella también es del linaje de Klaus. —suspiró esta vez ella.— ¿Es ella la razón por la que estás aquí?
— ¿En un maletero con una conocida hacia una lucha que quizá no ganemos? Los dos tenemos nuestras razones.
Megan escuchó cómo el coche en el que iban se detuvo. Stefan trató de hablar pero ella le puso la mano en la boca.
. . .
Megan miró su móvil por tercera vez.
— Es la hora. —anuncio.
— Oye, se que no nos conocemos, pero mi vida está... en tus manos, así que hagamos que valga la pena.
— No vas a morir, Stefan Salvatore, al menos no hoy.
Stefan se quitó el remedio que le había hecho Freya para que Rayna Cruz no supiera dónde estaba, dándole pie a poder ubicarlo.
. . .
Megan observó con admiración como Rayna Cruz se deshacía de los Strix, pero sin poder quedarse a observar siguió caminando por la mansión.
La híbrida entró en la habitación donde se oían los cánticos de las brujas realizando el hechizo.
Megan fijó su vista en la extraña piscina, donde flotaban los cuerpos degollados de Elijah y Klaus. No había tiempo, y ella lo sabía.
Le partió el cuello a uno de los vampiros de seguridad y Marcel, ya estaba ahí, le partió el cuello a otro.
— ¡Megan! ¡Marcel!
— Lo siento, solecito.
— Hay que sacarlos del agua. —le indico el moreno.
Megan asintió.
— ¡No! —Davina los empujó contra un cristal con magia.
Cuando Megan se levantó vio como Elijah estaba devorando a una de las brujas, ella por su parte le partió el cuello a otra.
— ¡Davina, para! —pidió Marcel.
La joven bruja se posicionó frente a la piscina y comenzó a recitar con más fuerza, a pesar de ser la única bruja viva. Klaus abrió los ojos y se lanzó contra ella, pero Davina lo lanzó con magia a la piscina, otra vez.
Megan sintió como si su sangre fuera lava, cayó al suelo sin poder evitarlo. Sus brazos se tornaron rojos con venas aún más rojas. El dolor era insoportable, pero no era la única que lo sentía, Marcel y Klaus también gritaban junto a ella.
Davina lo estaba haciendo. Estaba rompiendo el vínculo.
El agua de la piscina salto por todas partes, mojándolos a todos. El dolor se detuvo, dejando a los afectados jadeantes. Megan se levantó mientras Elijah se lanzaba a la piscina. Klaus no se movía.
— Los he sentido irse. —susurro abriendo los ojos.— Se ha roto el vínculo de mi estirpe.
. . .
Megan observó desde una esquina como Elijah y Aya conversaban sobre cosas personales, pero no le importaba su conversación. Elijah la apuntaba con la pistola con balas de roble blanco, su mano temblaba y sus ojos estaban levemente cristalizados.
— ¡Vamos, Elijah! ¡Hazlo! —suplicó.
Ella sabía que Elijah no podía matarla, no tenía tanta fuerza de voluntad, porque muy en el fondo, la seguía queriendo. Sin embargo, ella no podía permitir que Aya siguiera viva.
No podría soportar saber que una de las asesinas de su marido se había librado de la muerte delante de sus ojos.
En un movimiento rápido se posicionó detrás de Aya y le clavó la estaca que hacía minutos que tenía en la mano. Mientras la morena jadeaba por el impacto Megan se acercó a su oreja.
— Esta es mucha más compasión de la que tuvisteis con mi marido.
El cuerpo de Aya cayó al suelo, y Megan no pudo hacer más que sostener la mirada llena de dolor de Elijah.
Eirene's note:
Ayyyy mi Stefannnn querido
Tremendas ganas me han entrado de hacer un ff con el
¿Opiniones?
Queda aproximadamente 8 capítulos para acabar el acto 3!!
Tengo preparada una cosa para el acto 4 que estoy segura que os va a encantar!
Tratare de volver a actualizar hoy, pero no se si será posible
Adiosssssssssss
Besitos en los piessss
EIRENEEVANS - 02/06/2023
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