Aiden dejó una cantidad bastante grande de anillos de luna en la mesa.

— Aquí están todos. —miro los anillos.

— Es lo mejor. —aseguró Megan.

— Para ti es fácil decirlo. —se quejó Aiden.— Eres un híbrido. Yo vuelvo a transformarme cada luna llena. Y si vuelven los lobos fieles a Finn, nos van a destrozar. —suspiro.— Así que decidme, ¿cuándo es la boda?

— En diez días. —Mattia sonrió.— Después el poder de Lea será vuestro.

— La luna llena ya no os controlará más. —Megan pasó un brazo por los hombros de Aiden.— Haz que corra la voz. Todo lobo que quiera sumarse debe estar aquí para dar testimonio de la boda.

— Yo me encargo. —Aiden se cruzó de brazos.— ¿Qué vais ha hacer vosotros?

— Te parece poco que vayamos a casarnos. —comentó la hibrida con sarcasmo.

Aiden rodó los ojos.

— Vamos a reunirnos con una anciana. —respondió Mattia mirando a Megan.— Necesitamos a un lobo de la vieja escuela para celebrar la boda. Y luego están las pruebas. —Meg frunció las cejas con preocupación.— No te preocupes. Habrá juramentos, pruebas de confianza y fumaremos cálamo azul con una pipa de la paz. Pan comido.

La castaña sonrió, seguía preocupada pero no lo mostró.

— Que tengáis suerte. —deseo Aiden antes de marcharse.

La híbrida giró 180 grados hacia Mattia.

— ¿Sabes donde encontrar una anciana?

— Eso depende. —sonrió de lado.— ¿Te apetece conocer a mi abuela?

. . .

Megan bufó cansada.

— ¿A pie hasta Baton Rouge? A quien se le ocurre. —se quejó.

— Bah, ya no queda nada. —la miro.— ¿Nerviosa?

— Quizá un poco. Después de todo es tu abuela, tu familia.

— Técnicamente es la abuela de Jackson, pero tras lo de mis padres fue ella quien se hizo cargo de mí.

— Suena a buena mujer, espero caerle bien.

— Le suelen caer bien las chicas que traigo. —bromeó.

Meg levantó las cejas.

— ¿En serio? —el asintió.— ¿Y a cuantas chicas le has presentado exactamente?

El río.

— Nunca he llevado a ninguna. O sea que le causarás buena impresión porque no tiene a ninguna loca con quien compararte.

— Lo más probable es que yo sea la loca. —admitió.— Se me dan bien los ancianos... y los bebés también. Solo se me escapan los que hay en medio.

— Hubieras sido buena tía.

Megan se estremeció.

— Nunca lo sabré. —sonrió pretendiendo que no mentía. Pretendiendo que su sobrina estaba muerta y que no la echaba muchísimo de menos a pesar de haberla visto hace dos dias.— Suerte que aun me queda mi don con los ancianos.

— Eso es muy bonito, pero llegáis tarde. —dijo una anciana caminando hacia ellos.

Megan la analizó. Pelo blanco por los hombros, ojos azules y nariz respingona. La nariz de Jackson.

— Abuela Mary. —saludo el pelinegro abrazándola.— Esta es Megan.

— Encantada de conocerla, Mary. —sonrió.

— Deja para luego tu don con los ancianos. —volvió a andar.— Habéis llegado tarde y tenemos que empezar.

— Vale. —murmuró Megan con repentina incomodidad.

Mattia le sonrió reconfortantemente y entrelazo sus manos. Megan también le sonrió, aun que verdaderamente no se sentía tan feliz como él.

— ¿En qué consisten exactamente los rituales prematrimoniales? —Megan miró a Mary esperando que contestara.

— Ayuno, purificación, el rito de la revelación, entre otros. —número.

La híbrida parpadeo, confusa.

— ¿El rito de que?

— Oh, es muy sencillo. —indico.— Tú dices la verdad. El dice la verdad. Se purgan los secretos y todos contentos.

La verdad era una cosa de la que Megan no quería hablar. Consideraba que tenía suficientes secretos como para cuando Mattia los supera quisiera cancelar la boda.

— ¿Cómo que "se purgan los secretos"? —Megan miró esta vez a Mattia, él no la miro.

— Los dos alfas fuman la raíz de una flor de cálamo azul. Une vuestros corazones y vuestras mentes. La ceremonia no culminará si hay mentiras que os separen. De esa manera no hay ninguna. Es el ritual más importante aparte de la propia ceremonia de la boda. —palmeo el hombro de Megan.— Espero que no tengas muchos monstruos en el armario.

Tenía, y millones. Comenzando por sus dos revolcones con Klaus y acabando con la fingida muerte de su sobrina. A pesar de no querer revelar lo de Klaus no se comparaba a la magnitud del secreto de Hope.

El cálamo azul hacía que los secretos salieran a la luz y Megan no iba a arriesgarse. No pondría la vida de su sobrina en peligro. Y si seguía mintiendo el ritual no iba a funcionar.

Estaba en un callejón sin salida.

— No voy a hacerlo. —habló dejando de andar.

Tanto Mary como Mattia la miraron. El pelinegro la interrogó con la mirada pero Megan se mantuvo sin decir nada.

— Lo siento. —lo miró.— No puedo.

Se dio la vuelta dejando al James y a la Kenner atrás.

. . .

— ¡Megan! ¡Megan, espera! —Mattia llegó corriendo a su lado.

La híbrida no dejo de andar.

— No puedo hacerlo, Mattia.

— No eres la única que tiene cosas de las preferiría no hablar.

— Algunos de mis secretos no son míos.

— Puede que te siente bien sincerarte. —argumento.

— Mattia, vivo con la familia de los Originales. En esa familia, a veces la sinceridad puede matarte.

El pelinegro miro a ambos lados sin saber qué decir.

— Todos tenemos cosas que esperamos que no vean la luz. Es posible que lo que yo tenga que decir te guste menos que lo que tu escondes.

— No lo creo. —se giró para volverse a ir.

— Vuelve conmigo. —rogó.— Iremos poco a poco. Y si hay algo que te incomode, me lo dices y páramos. —ella no lo miro.— Y cuando llegue la hora de abrirse, yo lo haré primero. Porque yo no huyo y no me asusto fácilmente. —esta vez sí lo miro.— Tus secretos son mis secretos, tus demonios son mis demonios y nunca te enfrentarás a ellos sola. Te lo prometo, Megan.

Meg cerró los ojos tratando de pensar con claridad. Mattia le tendió la mano.

— Por favor.

Con inseguridad Megan la tomó.

Eirene's note:

se que es corto pero se hace lo que se puede.

ahora me pondré a escribir el siguiente capppp

¿Que os ha parecido?

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