
27 | Oliver
Histérica era poco para describir en el estado que se encontraba Megan. Elijah había desaparecido, y donde se suponía que estaba había sangre de hombre lobo y vampiro, pero ni un solo rastro del vampiro de traje.
Hayley hablaba por teléfono con Klaus mientras que Marcel le pasaba un brazo por los hombros a Meg. Tanto el vampiro como la híbrida escuchaban con atención la conversación de Hayley y Klaus.
La castaña se impacientó y le arrebató el teléfono a su melliza.
— ¿Qué es más importante que tu propio hermano?
— Hola, bonita. —Meg bufó.— Y respondiendo a tu pregunta: mi vida. Davina controlaba a Mikael con un hechizo y se ha roto. Ahora Mikael tiene el puñal de Tunde, se llevó la estaca y a Cami.
— ¿Davina está bien? Como le hayas hecho algo te juro que...
— Tranquila mamá oso. —la interrumpió Klaus.— Davina está bien. Voy a rescatar a Camille y después acabaré con esto. O Mikael o yo acabaremos convertidos en cenizas. Ah, y si encuentras a mi hermano, me vendría bien su ayuda. Hasta luego, bonita. —colgó.
La castaña rodo los ojos tendiéndole el móvil a su hermana.
. . .
De un momento a otro Megan se encontraba en el ojo de la tormenta, que en su caso, era un almacén.
Megan vio como Mikael derribaba a Marcel y supo que era su momento de intervenir. Mientras que el más temido cazador daba su patético discurso, Megan aprovechó para coger unas cadenas que habían por ahí y pasarlas por el cuello, ahorcándolo.
Mikael se dio la vuelta y se liberó, quedando cara a cara con la hibrida.
— Hola papi original. —le dio con las cadenas en la cara, tirándolo al suelo.— Adiós papi original.
Ese fue el momento en el que Klaus literalmente resucitó, se levantó del suelo y se encaminó hacia su padre. El corazón de Meg casi se paró al ver a Davina aparecer.
— Se acabó Mikael. Somos demasiados. —hablo Klaus con seguridad.— ¿Vas a suplicar por tu miserable vida?
Mikael río.
— ¿Crees que eres más fuerte con todos ellos? Demuestra lo débil que eres. —Klaus permaneció impasible.— Ven a buscarme sin idiotas, mujeres y niños que liberen tus batallas. —Mikael tiró el palo que sostenía y se fue a velocidad vampírica.
. . .
Todos estaban fuera, sanos y salvos. Megan vio a lo lejos a Davina junto a Kol, quien estaba en el cuerpo de un brujo, demasiado juntitos. La híbrida no supo si alegrarse o preocuparse.
Lo sopesó, y definitivamente se preocupo.
Klaus se acercó a paso tranquilo a la híbrida, quien ya sabía que se acercaba. Megan lo miró y simplemente pasó sus brazos por el cuello del rubio, envolviéndolo en un abrazo.
Una parte de ella odiaba a Klaus por haberla dejado como un 0 a la izquierda durante meses. Pero la otra parte. . . le había cogido cariño. No supo ni como ni cuando, pero lo hizo.
— Me alegra que estés bien. —la sinceridad rebosaba en sus palabras.
Klaus le apartó un mechón de pelo de la cara y se lo pasó por detrás de la oreja. Pareció que tras eso el híbrido iba a decir algo pero algo tras de ellos captó su atención y sonrió divertido.
— Me parece que vas a tener que hacer de mamá osa. —bromeó.
Megan miró donde miraba Klaus. Marcel estaba hablando con Davina y Kol/Caleb, y parecía que no iba a salir bien.
— El deber me llama.
Meg camino rápidamente.
— ¿Podemos hablar más tarde? —pidió Davina a Marcel.
— ¿Te da vergüenza, por tu amigo? —preguntó el vampiro.
Megan puso la mano en el hombro del moreno.
— Marcel. —advirtió la castaña.
— ¿Quién demonios es este tío? —volvió a preguntar.
— Yo también me alegro de conocerte. —dijo el brujo.
— Es un amigo y me estaba ayudando. —explicó con rapidez Davina.
— ¿Ayudando a que? ¿A enfrentarte a Klaus, y matarme de paso?
— ¡Acabo de salvar la vida de Klaus para protegerte!
— Si, ¿y el psicópata cazavampiros que devolviste a la vida?
— ¡Silencio! —gritó con poca paciencia la chica Marshall.— No es el momento, ni el lugar ni las formas para hablar esto. —destacó.— ¿Entendido?
Cuando se lo proponía Megan Marshall podía dar realmente miedo.
. . .
Megan sonrió escuchando atentamente hablar a Mattia a través del teléfono, el pelinegro le contaba las cosas que había hecho últimamente, dado que no se habían visto en bastantes días.
— Te echo de menos. —confesó.
Las mejillas de la híbrida se tiñeron de rojo.
— Y yo... —la voz de la castaña se extinguió al ver a Klaus lleno de sangre.— Mattia, tengo que colgar. Hablamos luego, adios. —colgó antes de escucharlo responder.
Megan entró a la sala a la que había entrado el rubio anteriormente, donde se encontraba también Hayley.
— ¿Qué demonios te ha pasado?
— Brujas. —respondió simplemente.— Tal y como sospechaba, mi madre retiene a Elijah.
— Genial. Vamos a buscarlo. —habló rápidamente Hayley.
— Esther es muy fuerte. Nos costará encontrarla. Es más útil provocar que salga. —Klaus intentó cerrar la puerta del compartimento que había en la habitación pero Megan lo detuvo.
— ¿A dónde vas?
— Primero a cambiarme de ropa. —Klaus esbozó una sonrisa ladina.— Si quieres entrar para comprobarlo. . .
La híbrida rodó los ojos y salió de la habitación.
. . .
La menor de las Marshall había trazado un plan junto a Marcel para rescatar a Oliver, corría el rumor de que iban a matarlo y Megan no iba a permitir eso. Puede que el rubio hubiera traicionado a los lobos pero seguía siendo parte de la manada, seguía siendo familia.
Lo primero era encontrar al antiguo alfa de la manada, Meg era la alfa de algunos, pero no de todos, así que no le harían ningún caso, pero si se lo harían a su alfa.
La castaña llegó a una parte del bosque donde había una caravana. Megan se giró justo a tiempo para agarrar la flecha que le iba a dar en el corazón y sonrió con superioridad.
— Vas a tener que esforzarte más para matar a una hibrida.
El señor sacó un machete y se acercó a la chica a paso rápido.
— ¡Quieto! —dijo una voz que venía de detrás de Megan.
— ¿Jackson? —pregunto confundida la castaña.
— Megan. —saludó el pelinegro.— Has conocido a mi amigo Ansel.
— Si. . .es muy pacifico.
— ¿La conoces? —preguntó el tal Ansel.
— Si, la conozco. —Jackson se acercó a Megan.— Su hermana iba a ser mi mujer.
Nada mejor que una buena introducción para empezar.
. . .
— Cuando Francesca logró el control sobre los lobos me ofreció un anillo de luna si accedía a llamarla alfa. —comenzó Jackson a explicarle a Megan.— Y me negué. Sus hermanos me soltaron aquí creyéndome muerto. Y cuando me recupere, supe lo que os había pasado a ti, a Hayley y a la niña. —Megan bajo la mirada.— Todo se había acabado. E iba a la deriva cuando conocí a Ansel. Me ha estado enseñando las costumbres. Las tradiciones. Lo que significa ser un lobo.
— ¿Como? ¿Viviendo en medio de la nada? Literalmente.
— El caso es que los tuyos lo ponen de mal humor.
— ¿Los míos? Independientemente de lo que penséis tu y tu amiguito, los míos son los lobos. —espetó con dureza.— Se nota que no estás al corriente, Jackson. —casi sonó como una broma. El pelinegro la miró confuso.— Han jurado lealtad a una bruja pero eso solo significa que necesitan un alfa. Ellos y Ollie. —confeso.— Hay algunos lobos que son cerrados de mente, no me seguirán dado que soy una hibrida, tampoco a mi prometido por, simplemente, estar comprometido conmigo. Te necesito Jack.
— Ollie me traicionó. —el dolor se podía ver en los ojos de Jackson.— Conspiró con los guerrera. Derramó la sangre de su gente.
— Y ha intentado compensarlo...
— ¡Es demasiado tarde! Lo tienen las brujas. Está muerto. —la frialdad en sus palabras sorprendió a Megan.— Él se lo ha buscado.
— Si no quieres ayudarme, vale. Salvaré a Ollie yo misma.
La híbrida se levantó, dio un par de pasos pero Ansel se interpuso en su camino.
— ¿Tienes algún problema?
— Aunque odio a los vampiros no permitiré que las brujas maten a un lobo. —la chica lo miró con sorpresa.
Megan miro a Jackson.
— Se nota quien es el inteligente de los dos.
. . .
Megan caminaba junto a Ansel, en silencio entraron donde mantenían a Oliver atado.
— Oliver. —lo llamo la castaña.— Ollie. Despierta.
La chica caminó hacia él rápidamente.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunto el rubio.— ¿Quién es este?
— Hemos venido a salvarte, idiota.
La castaña empezó a mirar a su alrededor en busca de un conjuro o algo a la vista.
— Ollie, ¿sabes dónde está Elijah? —Meg estaba preocupada.
— Saben que estamos aquí. —avisó Ansel.
Con su oído sobrenatural Megan pudo escuchar a los lobos encaminarse a donde ella se encontraba. La híbrida rompió las cadenas de un golpe seco y ayudó a Oliver a levantarse
— Déjame aquí y vete. —pidió el rubio.
— De ninguna manera. —se negó Meg.— Si quieren pelea, habrá pelea.
— No. —dijo Ansel.— He venido a salvar a uno de los míos, no para ver como los matas. Salid por la parte de atrás tan rápido como podáis. Yo los detendré.
Ella asintió, se acercó a Ollie, quien se apoyó en la castaña y caminaron hacia la salida.
— Ten cuidado. —pidió la híbrida antes de desaparecer.
. . .
— ¡Salid! ¡Sabemos que estáis ahí! —gritó uno de los lobos.
Megan maldijo en su interior. La chica salió de su escondite, dejando a Oliver en la oscuridad y a salvo de momento.
— Hay dos opciones para resolver esta situación. —comenzó ha hablar la castaña.— Os olvidáis de esto y dejáis que nos vayamos. —dio un par de pasos lentamente, hasta su forma de moverse gritaba peligro.— O morís. —finalizó mostrando sus ojos de hibrida.
— No podemos hacerlo. —dijo uno de ellos.
— Será la segunda opción entonces.
Oliver salió de detrás de una de las tumbas.
— Idiotas. —les llamo a todos.— ¿Estáis dispuestos a luchar contra un híbrido? ¿Para qué? ¿Para matarme a mí? —se señaló.— ¿Y todo porque una bruja os lo ordeno? Sé que no soy inocente, pero nunca he olvidado por lo que estaba luchando. Íbamos a ser una manada. Y ahora...estamos enfrentados. Eso nos reduce a nada.
Los lobos seguían en silencio. Lentamente se apartaron dejando camino para que Oliver y Megan pasarán.
. . .
Cuando Megan volvió donde se encontraba Jackson se encontró con Mattia en el lugar. Tras sentar a Oliver la castaña no dudó en correr a los brazos del pelinegro.
— Jack, Matt, os lo tengo que decir.
— No hace falta, Ollie. Nos vendiste a Francesca. —lo interrumpió Jackson.
— Oye, se que eso ya no tiene remedio. Pero escúchame. —pidió.— Sois los elegidos. —Oliver se levantó como pudo.— Sois alfas de nacimiento. Matt, junto a Megan tenéis que liberarlos, nuestra gente no puede ser esclava. —el rubio comenzó a toser sangre, hasta acabar de rodillas en el suelo.
— Ollie. —lo llamo Jack.
— Ollie. —esta vez fue Mattia.
— ¿Qué demonios le pasa?
— Son las brujas. —le respondió Meg a Jackson.
Ambos pelinegros se arrodillaron junto a Oliver.
— Dijeron que tenía hasta medianoche. —recordó la hibrida.
— No me dejes. —susurro Jackson.
— Ollie, reacciona. —Mattia le tocó la cara.
Sangre comenzó a salir de los ojos de Ollie, segundos después Megan escucho su último suspiro.
Eirene's note:
Holaaaaaaa
Que tal estáis?
Por fin he tenido tiempo de actualizar.
Que os ha parecido el capitulo?
Cada vez amo mas a Megan
Opiniones/sugerencias/algo que queráis ver?
Adiossss
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