18 | the boom
Megan bajo las escaleras del complejo con una mueca de cansancio. Estar inconsciente no era lo mismo que dormir.
— Me alegra ver que has despertado. —murmuró una voz no muy lejos de ella.
La loba giró la cabeza para encontrarse a Elijah sentado leyendo pacíficamente el periódico.
— Alégrate de que no haya ido aún a mutilar al perre vergue de Marcel.
El vampiro frunció el ceño, pero decido no preguntar qué significaba perre vergue.
— ¿Cómo está Hayley? —preguntó Megan preocupada.
— Está en el pantano. —comentó el original.— Quiso quedarse aquí contigo pero con lo que pasó anoche está más segura ahí.
Megan asintió, murmuró un "voy a desayunar" y se fue a la cocina.
. . .
— ¿Tu estas bien? ¿ Y Hayley y la niña? —preguntó Rebekah en la llamada.
La castaña le acababa de contar los sucesos de ayer.
— Si, tranquila Bex, todas estamos bien. —respondió la loba metiendo las galletas en el horno.
— Y bueno, cuéntame ¿qué tal con los lobos? ¿hay alguno...que te guste?
Megan río.
— ¡Eso significa que sí! —chillo la rubia al otro lado del teléfono.
— ¡No!
— ¡Si!
—¡No!
— ¡Si!
La loba se quedó en silencio.
— ¡Megan Marshall! ¡Habla ahora mismo!
— ¡Vale! —soltó exhausta la castaña.— Solo si dejas de gritar.
— Estupendo. —celebró Rebekah.
— Hay un chico...—casi escucho como Rebekah se impacientaba al otro lado del teléfono.— Se llama Mattia James, es muy amable conmigo, y bueno... con todo el mundo en realidad.
— ¿Te gusta?
— ¡No! —chilló con voz aguda la loba.— Solo me parece agradable, gracioso, y bastante atractivo. Eso es todo.
Rebekah se quedó en silencio.
— Te gusta. —aseguró.
— No.
— Si.
— No.
— Si.
— Uy la cobertura es muy mala adiós, Bekah. —Megan colgó.
La loba suspiro aliviada antes de sacar las galletas del horno, dado que ya había pasado el tiempo de horneado.
. . .
Megan pico con suavidad la puerta de la habitación de Klaus.
— ¿Quien? —pregunto la voz del híbrido desde dentro.
— Megan.
— Pasa.
La loba abrió la puerta lentamente y entró con cautela.
— Si no supiera quien eres diría que te da vergüenza entrar. —aseguró el rubio mientras dejaba de pintar para mirarla.
La castaña rodó los ojos. Claro que le daba vergüenza, pero no lo diría.
—Elijah va a llevarme de vuelta al pantano. Vengo a despedirme y a agradecerte. —dijo entrando más en la habitación. Klaus se acercó a ella, también.— Se que lo hiciste por Hayley, pero aun así te lo agradezco. —murmuró cortando el contacto visual.
Niklaus la cogió por la mandíbula para hacer que lo mirara.
— No lo hice por Hayley. —susurro cerca de sus labios.
Megan juro que podría perderse en la mirada color miel del híbrido, un ligero pero ruidoso sonido hizo que Megan diera un par de pasos atrás, volviendo a la realidad y deshaciéndose del agarre del rubio.
— Tengo que irme. —musitó saliendo de la habitación con el corazón a mil.
. . .
La chica Marshal veía con una mueca como Hayley hacía ejercicios de respiración con Eve, que se suponía que la ayudarían a la hora del parto.
— ¿Seguro que no puedo dar a luz en un hospital? Ya sabes, ese lugar lleno de médicos y drogas.
— Las mujeres lobo han dado a luz aquí desde antes de que tu nacieras.
— ¡Viva los picapiedras! —soltó Megan.
— Tu cállate. —le ordenó Hayley.
Eve la miró con una sonrisa.
— Ya te tocará a ti.
Megan apartó la mirada e intentó centrarse en otra cosa que no fuera la imagen que se abría paso en su cabeza.
— Voy a tomar el aire. —balbuceó Megan.
. . .
Elijah hablaba y hablaba, honestamente Megan no le prestaba ni un ápice de atención, desconecto en el momento en el que el original comenzó a decir que la alianza que habían formado iba a salir mal.
Seguramente saldría mal, pero Megan no quería escucharlo. No por orgullo, si no por pereza.
La loba frunció el ceño al escuchar el motor de una moto cerca del pantano, tanto ella como Elijah, Hayley, Jackson y Oliver salieron de la cabaña para ver qué pasaba.
— ¿Quién de vosotros está al mando? —preguntó el motorista.
— ¿Quién lo pregunta? —la voz de Jackson fue amenazante.
El motorista no respondió, simplemente sonrió macabramente, cosa que a Megan no le dio buena espina. Elijah a velocidad vampírica se lanzó sobre él, pero no evitó que las hermanas salieran volando.
La gente comenzó a despertar minutos después, Megan miró a su lado, donde Hayley se acababa de incorporar con cara de estar mareada.
Megan como pudo se incorporó, lo único que escuchaban sus oídos era un insistente pitido que no paraba nunca. La loba vio como Jackson y Oliver estaban bien, y se levantaban con cuidado, busco con la mirada a Elijah, quien también estaba bien.
— ¿Hayley estás bien? —pregunto aun no pudiendo escuchar su propia voz.
La embarazada asintió, aún anonadada por el reciente hecho. Megan se incorporó del todo y dejando a su hermana con Oliver fue a ver si alguien necesitaba ayuda.
Una niña de unos 4 años miraba sin pestañear el cuerpo muerto de uno de los lobos, sin dudarlo la loba fue hacia ella y la cogió en brazos, después la alejó del cuerpo dándole caricias en la espalda y besos en el pelo, tratando de tranquilizarla.
— Megan ¿estás bien? —preguntó preocupado Mattia llegando a ella.
La castaña asintió rápidamente.
— Toma, llévatela de aquí. —pidió la chica dándole a la niña.
Mattia se fue, Megan se acercó a su hermana, que estaba con Elijah, quien ayudaba a un hombre que no podía caminar.
— Puedes ir, yo me quedo con ella. —habló Meg cuando llegó a su lado.
El vampiro se fue y las hermanas se fueron cada una por un lado, había mucha gente que necesitaba su ayuda. Megan corrió hacia donde estaba Oliver y Eve, el chico iba a sacarle un palo de la pierna a una chica, cosa que no debía hacer.
— ¡Oliver no! —grito la loba, pero ya era demasiado tarde.
Megan se arrodilló al lado de la chica y presionó con sus manos la herida.
— Rubio, dame tu camisa.
— ¿Qué?
— ¡Hazlo ahora o se desangrara! —bramo Megan..
Cuando Oliver le dio su camisa la castaña le hizo un torniquete en la pierna a la chica.
— Nunca debes quitar el objeto sino la persona se desangrara. —le dijo la loba al rubio.
El chico asintió.
— ¿Cómo sabes hacer eso? —preguntó Eve.
— Aprendes de todo cuando te vas de casa a muy corta edad y teniendo una hermana que se mete en problemas a menudo. —Megan miró a la chica.— Esto detendrá la hemorragia hasta que empieces a curarte.
Entre Eve y Oliver levantaron a la herida, y Eve la ayudó a caminar para ponerla a salvo. Oliver tiró una silla con rabia, sobresaltando a Megan.
— Vampiros. —susurró con asco.— Ni siquiera tienen cojones para hacer el trabajo sucio. ¿por qué molestarse si pueden obligar a un desgraciado a que lo hagan por ellos? Devolvamos el golpe con más fuerza. —se acercó a ella con el enfado saliéndole por los poros.
— Si, sí y no. —respondió la loba simplemente.
— ¡Nos han bombardeado! —bramo el rubio.
Megan utilizó todo su autocontrol y calma para no gritarle de vuelta.
— ¿Crees que no lo se? Estoy aquí al igual que tu. —contestó caminando hacia atrás.— Cuida de ellos y de mi hermana hasta que yo vuelva.
— ¡¿A dónde vas?!
— Si han sido los vampiros, me hago una idea de el cobarde que ha dado la orden. —aseguró con seguridad.
. . .
Megan se bajó del coche de Elijah, el cual había tomado sin que él se diera cuenta, aun que realmente le importaba muy poco el que se enterara que le había robado el coche, tenía mejores cosas en las que pensar.
Abrió de una patada la puerta del bar en el se escondían los vampiros que no tenían anillo de día y entró con decisión.
— Tienes mucho valor presentándote aquí, loba.
— Si crees que entrar aquí es valor vas a alucinar con lo que le voy ha hacer a Marcel cuando le encuentre. —hablo con la intención de distraerlos con sus palabras.
De una patada, Megan tiró a Diego de la silla, el cual no se lo esperaba, pero se levantó rápidamente. Sin esperar más, la loba lo estampo contra una columna clavándole la punta de un palo de madera.
— Alguien ha tenido la osadía de atacar a mi manada en el Pantano esta mañana y, como no veo a ninguna de vuestras mentes pensantes por aquí... —le clavo más el palo, ya que el vampiro se intentó zafar del agarre de la castaña. Megan miró a Diego seriamente.— Dime dónde está Marcel y todos volveremos a nuestros asuntos.
Diego sonrió burlón, por lo que la loba empujo más el palo de madera hacia su corazón.
— ¿Crees que bromeó? —preguntó a escasos milímetros la castaña del moreno.— ¡Había familias allí! ¡Niños! ¡Mujeres y hombres mayores! ¡Embarazadas! ¡Gente inocente ha pagado con su vida algo de lo que no tenía culpa!
— Tenía una casa en el 19-17 de Patterson. —Diego suspiró derrotado.— Si no se ha ido, estará allí.
Megan le retiró el palo del pecho de golpe, se dio la vuelta y caminó con una sonrisa satisfecha hacia la salida.
. . .
— Holi. —dijo Megan cuando Klaus respondió a su llamada.
— Estoy un poco liado, bonita
Megan hizo una mueca al escuchar al padre Kieran maldecir de fondo.
— Esta mañana alguien ha enviado al Pantano un mensajero con una bomba.
— ¿Qué? ¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Hayley y el bebe...? —la loba le interrumpió antes de que el rubio siguiese acribillándola a preguntas.
— Hayley y el bebe están bien, la he dejado con Jackson y Elijah, ellos cuidaran bien de ella. —contestó la castaña.— Elijah también está bien, total, no puede morir dos veces. —soltó antes de volver a centrarse. — Yo también estoy bien, estoy en la ciudad, le he robado el coche a Elijah. —comentó como si nada.
— ¿Qué haces en la ciudad?
— Detrás de un ataque así debe estar el sin cerebro de Marcel, por lo que, he amenazado a Diego y me ha dado una dirección donde podría estar.
Megan no lo sabía pero Klaus sonrió con orgullo.
— Hace años que odia a los lobos, y viendo lo que hizo el otro día en la fiesta de las brujas...—dejo la frase al aire.— Voy a darle muchos putazos, si quieres venir te paso la dirección.
— Megan, te aseguro que cuando acabe aquí te prestaré toda mi atención. Mientras tanto, por favor, no te busques problemas.
Megan frunció el ceño, entre ofendida y cabreada.
— Dos cosas. —comenzó la loba.— uno; no quiero tu atención, quería que me acompañases a pegarle a Marcel. Y dos; tarde. —colgó.
El móvil de Megan sonó, era Klaus, con una sonrisa colgó la llamada y se metió dentro del edificio.
. . .
— Marceeeellussss. —canturreó Megan entrando en la sala.
— Pasa. —soltó sarcásticamente el vampiro mientras se levantaba del sillón.
— Oh, qué considerado. —respondió la chica también con sarcasmo.
— ¿Qué te trae por aquí, Meg?
Megan miró a su alrededor.
— Bonita casa. —cambio de tema.
— Es temporal. —Marcel fue hacia el mini bar.— ¿Quieres una copa?
La castaña negó.
— La casa es de un amigo. —explico.— Aunque no lo creas, aún me queda algún amigo vivo.—la Marshall levantó las cejas, sin contenerse.— Necesito amigos que me mantengan informado que me avisen si alguien viene para acusarme de cosas que yo no he hecho.
— Diego es un sapo. —protestó la chica.
— Es un amigo leal. —corrigió.— Por cierto, no tenías que tratar así a Diego. Tu y yo tenemos pendiente una charla.
— ¿Quieres hablar? Habla. —exigió.
El vampiro la miró mientras se volvía a sentar en el sofá.
— Eres una chica dura. —objeto.— Te pareces a tu padre.
El corazón de Megan dio un vuelco, su enfado casi cayó en picado ante la mención de su padre.
— Así es, le conocía, y a toda tu familia. —explicó antes de que ella preguntara.— De hecho, si los hubieras conocido igual que yo sabrías cuántos enemigos tienen. En los 90, los Medialuna tomaron la ciudad o lo intentaron. Se dejaron la piel luchando. Les daba igual a quien matar mientras consiguieran más poder.
— Y esa maldición fue tu forma de pararles los pies ¿no?.Que heroico, Marcellus.
— Era eso o matarlos a todos y no me gustan las masacres indiscriminadas. Tengo por principio no matar a niños.
— Eso he oído. —comentó.
— No solo lo has oído, Lea Labonair. —dijo acercándose a ella.— Tu y tu hermana sois la prueba.
Megan parpadeo, entre confusa y descolocada.
— ¿Desde cuándo sabes quienes somos?
— Vi tu interés y el de Hayley en los Medialuna. Después de vuestra reunión familiar en la casa de la plantación empecé a sumar dos y dos.
— Se sincero, por favor, Marcel. —pidió.— ¿Tú mataste a mis padres?
El vampiro bajo la mirada.
— Había muchas luchas internas entre los lobos. Tu familia se escondió y alguien los delató. Sinceramente, no se quien. Yo llegué después, os encontré a ti y a tu hermana en la misma cuna.
Megan se pasó una mano por el pelo.
— Dime una razón por la que debería creerte.
— Créete lo que quieras, pero tu eres la última Labonair. —hablo volviendo al mini bar.— Piénsalo, pude sacar ventaja para nuestro bando, pero en lugar de eso, os entregue al padre Kieran.
Marcel sacó una bolsa y la puso en la mesa, Megan le miró desconfiadamente.
— ¿Qué es eso?
— Dinero, mayormente para que empieces de cero con Hayley en un lugar seguro. —confeso.— Hoy lo del pantano no ha sido cosa mía, pero tal y como pintan las cosas, puede que me culpen a mi.
— Así que ese es tu gran plan. —la loba se sentó a su lado.— Sacar a Hayley de la ciudad para que Klaus y Elijah la sigan.
— Bueno, no te negaré que me vendría de perlas.
— Y por qué no te aplicas a ti mismo el plan. —preguntó Megan.— Al fin y al cabo no tienes nada ni nadie que te retenga aquí.
— Yo nací aquí, Megan.
— Y yo también.
Dada por finalizada la conversación la castaña se levantó y caminó hacia la salida.
— El tipo de la moto, el de la bomba... —hablo Marcel haciendo que ella se diera la vuelta.— Tenía un problema con el juego. Debía dinero al casino. Más bien a los humanos que los dirigen. —ella asintió y se volvió a dar la vuelta.— Y Meg, cuando las cosas se pongan feas recuerda que yo traté de salvarte, otra vez.
Megan salió de ahí sin darle una mirada más a Marcel.
. . .
— Volví. —anuncio Meg al llegar donde Elijah y Hayley se encontraban.
— Me robaste el coche. —dijo el vampiro.
— Te robe el coche. —afirmó la loba.
La chica frunció el ceño hacia donde su manada estaba.
— ¿Por qué parece que han comenzado una manifestación?
— ¡Por la mañana verán que no somos cobardes! —grito Oliver
— ¿Qué demonios? —preguntó Megan desconcertada.
— ¡No tenemos miedo! —volvió a gritar Oliver.
— Se está haciendo con el poder aprovechando la tragedia. —explicó Elijah.— Y no está solo. —confesó.— Hubo otro ataque cuando te fuiste.
— ¿Qué? —pregunto atónita la loba.
Lo siguiente que recuerda Megan es correr hacia una cabaña y entrar a toda velocidad. Un par de lágrimas salieron de sus ojos al ver el cuerpo sin vida de Eve estirado en la cama.
Lo siguiente que sintió la loba fue los brazos de Mattia aferrándose a ella como si fuera la última persona del mundo, mientras ella hacía lo mismo.
Eirene's note:
Opiniones?
No se que decir de este cap, salvo que es muy largo.
En fin, hasta el proximo cap!
Besos en los piesss
Votad y comentad cositasss
EIRENEEVANSS - 17/08/2022
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