04 | apology
Ambas lobas estaban en el salón. Hayley leía un diario de Elijah y Megan solo leía las cosas interesantes. La menor estaba muy frustrada, últimamente se aburría mucho y eso la ponía de mal humor.
— Ya te lo he dicho, Agnes, me encuentro genial. —insistió la embarazada.
— Tendrían que hacerte una revisión. —dijo la bruja.
— Los lobos están prohibidos en el barrio, aunque quisiese ir a una revisión no podría porque correría riesgo de que la mataran. —señaló Megan seriamente.
— ¿Quieres que me pase por el barrio para una ecografía rápida? —preguntó sarcásticamente Hayley.— ¿Una mujer lobo acompañada de su hermana, también mujer lobo y una bruja? No es una buena idea. —concluyó Hayley.
— Muchas mujeres matarían por tener un hijo. Me sorprende que no cuides mejor del tuyo. —expresó Rebekah.
— ¿Prefieres que salga otra vez al barrio francés y que vuelva a pasar lo de la última vez? —le preguntó la loba menor a la vampira.
— Conozco a una doctora en el pantano, en un sitio apartado. Me he tomado la libertad de concertarte una cita para esta noche. De madrugada. Solo nosotras. Los vampiros no tienen porque enterarse. —comentó la bruja.
— Para nada sospechoso. —dijo irónicamente Megan saliendo de la sala para ir a buscar las galletas que estaban en la cocina.
Cuando Megan volvió al comedor Hayley y la bruja no estaban. Miro a Rebekah en busca de respuestas pero la vampira estaba concentrada mirando el portátil. La loba se acercó para curiosear.
— Dime por favor que no tienes un fetiche con las persianas y que hay otra razón para que estés todo el día buscando una en concreto. —bromeo Megan ofreciéndole una galleta a la rubia.
— No tengo ningún fetiche con las persianas. —Rebekah agarró la galleta, luego palmeó la silla de su lado.— Siéntate y ayúdame con esto.
Klaus entró al comedor con un vaso de whisky y muchas ganas de molestar.
— Por favor, hermanita, dime que no sigues con esa búsqueda en Internet. Además ¿Cómo lo haces? ¿tecleando "desván anónimo"?
— Encontraré a Elijah, aun que tenga que registrar cada maldito desván de Nueva Orleans. —declaró la rubia.
— Es como buscar una aguja en una gran montaña de agujas.
— Es más probable encontrar esa persiana que, que Dios escuche mis plegarias y te lance un rayo encima. —dijo la loba, luego se giró hacia la vampira.— ¿Recuerdas algo de aquel desván?
Klaus estaba confuso. ¿Por qué la loba trataba bien a todo el mundo menos a él?
— Recuerdo detalles del desván al que me llevó Marcel. Había persianas en las ventanas detrás del ataúd de Elijah.
— Seguro que eso reduce mucho la búsqueda. —habló irónicamente el híbrido sentándose frente a Megan, quien puso mala cara.— Aunque yo prefiero una estrategia de verdad en lugar de un trabajo aburridísimo. La demora de Marcel en el retorno de nuestro hermano me hace sospechar que ya no está al mando de la situación. Si la lealtad de Davina hacia Marcel es forzada quizá la joven bruja está dispuesta a negociar una nueva alianza.
— Como siempre, tus luchas de poder son más importantes que rescatar a tu hermano.
— Prefiero pensar que así matamos dos pájaros de un tiro. —explicó.— Robarle a Marcel su arma secreta y recuperar a nuestro hermano.
— Pero... hay algo que no entiendo. —dijo Megan.— ¿Por qué Marcel tiene escondida a Davina? Si es tan poderosa como decís podría defenderse ella sola de todo quien que quiera hacerle daño. ¿No habrá otro motivo por el cual Marcel la mantiene escondida?
— Quizás tienes razón, bonita. —murmuró Klaus.
. . .
Hayley se preparaba para ir a la consulta de la bruja, Megan la miraba como si estuviera loca. Para la menor el nivel de locura de su hermana sobrepasaba el de Barty Crouch Jr.
— ¡¿Vas a ir?!
— Si, quiero saber si el bebe está bien. Será rápido lo prometo
— Sigo diciendo que las brujas no son de confiar. Nos secuestraron ¿recuerdas?
— No vas a detenerme.
— Si tu vas yo voy. —decidió la loba menor.
— No vas a ir por si es peligroso, Meg.
— ¿Me lo dices tú que estás embarazada?
— Soy la mayor, tu eres mi hermana menor, mi responsabilidad. —la embarazada le dio la espalda a su hermana.
— Hayley solo nos llevamos un par de minutos. Me da igual lo que me digas voy a ir igual.
— No, no vas a ir. —Hayley levantó el trapo y lo apretó contra la cara de Megan.
Segundos después la menor de las Marshall se fue quedando inconsciente en el suelo. Hayley se agacho junto a ella y le dio un beso en la frente.
— Ya te he puesto muchas veces en peligro. —susurro sabiendo que Megan no la escucharía.
. . .
Rebekah, Klaus y Hayley estaban fuera de la consulta de la doctora que Agnes había sugerido. Todo había sido una farsa. Habían intentado atacar a la embarazada.
— ¿Dónde esta la quejica de tu hermana cuando la necesitamos? —pregunto Klaus.
— Meg intentó venir conmigo pero no la dejé.
— Eso no la habría detenido. —observó la rubia mientras cogía su teléfono.
— Agnes me dio unos polvos, me dijo que los pusiera en un trapo y que hiciera que los inhalara para dejarla inconsciente. Funcionaron muy bien.
— La estoy llamando y no contesta. —habló Rebekah preocupada.
— Se suponía que ya debería haber despertado. —murmuró la embarazada.
— ¿Qué clase de polvos eran? —le pregunto el híbrido.
— No...no lo sé.
— Hay que irnos, ya. —proclamó la vampira.
. . .
— ¡Megan! —grito Hayley al entrar en casa.
— ¡Megan! —grito después Rebekah
Klaus optó por subir a velocidad vampírica a la habitación de la loba. Megan yacía en el suelo, pálida, sudorosa y con un hilo de sangre que salía de su nariz, el híbrido rápidamente se arrodilló a su lado y la movió intentando que reaccionara.
Un suspiro tembloroso salió de Hayley al ver a su hermana en ese estado, todo por su culpa. Rebekah se arrodilló al otro lado de Megan.
— Nik, su corazón late muy lentamente ¿Qué le pasa? —preguntó preocupada la rubia.
— No tengo ni idea.
Como primera y última opción Klaus cogió a Megan y la acercó a él, el híbrido se mordió la muñeca y le dio su sangre a la loba. Minutos después Megan se removió en los brazos del híbrido.
Los dos vampiros y la embarazada soltaron un jadeo de alivio. Klaus cogió a la loba y la tumbó con mucho cuidado en la cama, Hayley se acercó a su hermana y le cogió la mano.
. . .
Las horas pasaban y la Marshall no despertaba, sin embargo estaba recuperando el color. Megan abrió los ojos encontrándose con la cara preocupada de su hermana, Hayley se lanzó inmediatamente a abrazar a su hermana. Megan soltó un quejido pero no se apartó a pesar de estar enfadada con su hermana.
— Lo siento tanto, Meg. —se disculpó Hayley al borde de las lágrimas.
Las hermanas Marshall se habían peleado muchas veces sin embargo no habían estado mucho tiempo enfadadas con la otra.
— Nunca llegué a pensar que me harías algo así. —casi sollozo Megan
— Solo quería protegerte. —sollozo la embarazada.
— Y yo a ti, Haly. Pero no hiciste lo correcto.
— Lo sé y lo siento.
«Pero eso no cambia lo que hiciste» Pensó Megan, pero no lo dijo.
La mayor se sorbió la nariz, Megan sin poder evitarlo la atrajo hacia ella. La menor estaba enfadada pero entendía el porqué lo había hecho Hayley, pero no podía evitar sentirse traicionada por su hermana.
. . .
Hayley dormitaba al lado de Megan, quien miraba el techo como si fuera lo más interesante del mundo, por alguna razón la loba menor no podía dormir. Salió de la cama y caminó silenciosamente por la casa hasta llegar al patio trasero, secretamente la Marshall tenía esperanzas de encontrarse al lobo de la otra noche.
Suspirando se sentó en una de las sillas disfrutando de la suave brisa que había en la madrugada. Megan escuchó unos pasos acercarse, sin mirar supo de quién se trataba.
— Gracias. —dijo ella.
Klaus levantó las cejas sorprendido, ¿la chica se estaba dirigiendo a él?
— Hayley me ha dicho que fuiste tú quien me salvó de morir por las plantitas esas que casi me dejan mas tiesa que los Merodeadores. —continuo la loba.
Klaus frunció el ceño, ¿Quiénes demonios eran los Merodeadores?
— Estoy cansada de relacionarme con gente sin cultura. —expresó Megan, luego miró a Klaus.— También debería disculparme por lo del otro día, no debí decirte esas cosas.
Klaus habló por primera vez.
— ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
Megan suspiró apartando la mirada y fijándola en la piscina.
— Ver que te preocupas por Hayley y el bebe, antes no lo tenía claro pero ahora si. —la loba se levantó y caminó hacia dentro.— Buenas noches, pulgoso.
El híbrido sonrió.— Buenas noches, bonita.
Eirene's note:
Opiniones?
Pobre Meg :(
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Adios!
EIRENEEVANS —15/04/22
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