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14 ៹ ،، TROUBLE

   La casa de los Cullen brillaba como un cuento de hadas. Luces colgaban de cada rincón, iluminando la espaciosa sala con una calidez engañosa. La familia había hecho un esfuerzo evidente por crear un ambiente acogedor, pero para Avy, la atmósfera tenía un filo que no podía ignorar. Quizás era la presencia constante de vampiros, o tal vez el peso de su propio pasado reciente.

El vestido largo que llevaba era un azul profundo, ceñido en la cintura y con una caída elegante que ocultaba perfectamente los pequeños cuchillos y herramientas que había escondido estratégicamente, podía estar creando otra realidad en su cabeza, pero no se alejaba de lo que verdaderamente era, una Caufield. 

A su alrededor, los Cullen se movían con la gracia sobrenatural que los caracterizaba. Alice era un torbellino de energía, asegurándose de que cada detalle de la fiesta fuera perfecto. Emmett ofrecía sonrisas cálidas a los pocos invitados, mientras que Rosalie se mantenía a un lado, observando con su aire distante. Pero Avy no podía evitar sentirse fuera de lugar.

Cuando Bella llegó, la atención se centró en ella como si fuera la estrella de la noche. Avy la observó desde un rincón, notando la mezcla de amor y tensión en los ojos de Edward mientras se inclinaba para entregarle un pequeño paquete envuelto en papel dorado. Todo parecía ir bien, hasta que ocurrió lo inevitable. 

El sonido del papel rasgado fue lo primero que Avy escuchó. Luego, un leve "clic" que reconoció como algo afilado desgarrando la piel. Bella había cortado su dedo con el borde del envoltorio, y una pequeña gota de sangre comenzó a deslizarse por su mano.

Todo sucedió en un instante.

Jasper, Avy sabía que era el mas inestable de los Cullen, tensó el cuerpo como un resorte y se lanzó hacia Bella. La calma cuidadosamente construida de la familia se rompió en mil pedazos. Edward reaccionó rápidamente, empujando a Bella hacia atrás y derribando a Jasper con una fuerza que hizo temblar el suelo.

Avy sintió el pánico instalarse en su pecho. La sangre en el aire era como un disparo en una zona de guerra. Sus instintos se encendieron, y antes de que pudiera procesar lo que estaba haciendo, su mano se movió hacia el pequeño cuchillo escondido en la abertura de su vestido.

Carlisle estaba a su lado en un instante, su mano fría pero firme cubriendo la suya para detener el movimiento.

—Avy, no. Está bajo control.

Ella lo miró, sus ojos desbordando ansiedad. El caos a su alrededor hacía que su corazón latiera con fuerza. Edward sujetaba a Jasper contra la pared, mientras Emmett intervenía para ayudar a calmar la situación. La mirada de Jasper, aún hambrienta, hizo que la piel de Avy se erizara.

—Esto no está bajo control —murmuró ella, su voz apenas un susurro.

Carlisle no la soltó.

—Confía en mí.

Las palabras eran tranquilizadoras, pero no bastaban para silenciar la oleada de pensamientos oscuros en su mente. Cuando finalmente todo se calmó, Avy dio un paso atrás, alejándose del centro de la atención. Su respiración era superficial, y sus manos temblaban ligeramente. Su cabeza no paraba de repetir los acontecimientos del año anterior y la llenaban de escalofríos cada dos por tres.

Avy encontró un rincón tranquilo en la biblioteca de los Cullen, un espacio lleno de estanterías antiguas y un aire de calma que parecía ajeno al resto de la casa. Sabía que estaba a salvo, pero la sensación de peligro no desaparecía del todo.

Fue allí donde Liam la encontró ya que Emmett se había encargado de llamarlo, con un vaso de agua en la mano y una mirada preocupada.

—¿Estás bien?

Avy levantó la vista y dejó escapar un suspiro.

—Sí. Solo... —se detuvo, buscando las palabras correctas—. Esto fue demasiado.

Liam se sentó a su lado, dejando el vaso en la mesa cercana.

—No es como si no estuviéramos acostumbrados a lo "demasiado", ¿verdad?

Ella soltó una risa amarga.

—Lo sé, pero hay algo diferente esta vez. No sé si es por Jasper, o porque sé que siempre estamos en la mira de alguien.

—¿Te refieres a los Volturi?

Avy asintió.

—Siempre están allí, esperando un error, una excusa para intervenir. Y ahora que Bella está tan involucrada con los Cullen, es solo cuestión de tiempo antes de que encuentren una razón.

Liam apoyó una mano en su hombro.

—Sabes que estaremos listos para ellos. Siempre lo hemos estado.

Avy lo miró, encontrando consuelo en su determinación. Liam siempre había sido su roca, incluso en los momentos más oscuros.

—¿Y si esta vez no es suficiente? —preguntó en un susurro.

Liam no respondió de inmediato, pero su mirada decía todo lo que necesitaba decir. Más tarde, mientras la fiesta continuaba con una extraña normalidad entre los pocos que quedaban, Avy decidió tomar un poco de aire fresco. Salió al porche trasero, donde las luces eran más suaves y la noche envolvía el bosque en un manto de tranquilidad.

Estaba perdida en sus pensamientos cuando escuchó un sonido detrás de ella. Se giró rápidamente, encontrándose cara a cara con Emmett.

—¿Esperabas a alguien más? —preguntó él, con una sonrisa ladeada que no lograba ocultar del todo su preocupación.

—Solo buscaba un poco de paz —respondió ella, relajándose ligeramente.

Emmett se apoyó contra la barandilla, mirándola con curiosidad.

—No es fácil encontrar paz cuando estás rodeada de nosotros, ¿verdad?

Avy dejó escapar una risa suave.

—No exactamente. Pero no es solo por ustedes. Es todo lo que viene con este... mundo.

Emmett asintió, como si entendiera más de lo que dejaba ver.

—Sabes, pensé que eras más del tipo "correr y pelear". Pero aquí estás, enfrentándolo todo como una campeona.

Ella levantó una ceja.

—¿Eso es un cumplido?

—Definitivamente. —Él sonrió, y por un momento, la tensión en el aire pareció disiparse.

La conversación continuó, ligera y sin pretensiones, pero Avy no pudo evitar sentir que cada palabra la acercaba un poco más a este mundo que tanto la aterraba y fascinaba al mismo tiempo, el mundo al que siempre perteneció y del que buscaba escapar. La noche se había vuelto más fría cuando Avy finalmente regresó al interior de la casa de los Cullen. Aunque las luces seguían brillando y las voces llenaban los pasillos, algo en el ambiente había cambiado. Era como si el incidente con Jasper hubiera dejado una sombra invisible sobre todos, un recordatorio de que el peligro siempre estaba al acecho.

Avy decidió mantenerse alejada de la sala principal. Necesitaba espacio para pensar, y los Cullen tenían suficientes habitaciones y rincones donde podía perderse sin ser notada. Mientras recorría uno de los pasillos del segundo piso, sus pasos se detuvieron frente a una puerta entreabierta. Desde el interior llegaban voces suaves, y aunque no tenía intención de espiar, algo en el tono susurrado la hizo detenerse.

—No podemos ignorar esto por más tiempo —la voz de Edward era inconfundible, baja pero cargada de tensión.

—Lo sé —respondió Carlisle, con esa calma imperturbable que siempre parecía mantener—, pero involucrar a Avy y a Liam más de lo necesario podría ponerlos en mayor peligro.

Avy sintió que su corazón se aceleraba. ¿De qué estaban hablando? Dio un paso atrás, tratando de no hacer ruido, pero el suelo crujió ligeramente bajo su peso. Las voces se detuvieron. Era obvio que la iban a asentir inmediatamente cuando llegara, por un momento se le puso olvidar lo que eran.

—Avy —llamó Carlisle desde el interior—. Puedes pasar.

Ella vaciló por un momento antes de empujar la puerta. Carlisle estaba sentado en un escritorio, con Edward de pie junto a la ventana, su rostro serio.

—¿Qué sucede? —preguntó, cruzando los brazos mientras intentaba ocultar su incomodidad.

Carlisle intercambió una mirada rápida con Edward antes de hablar.

—Hemos recibido noticias de Alice. Sus visiones han sido... inusuales últimamente.

—¿Inusuales cómo? —insistió Avy, sintiendo que un nudo se formaba en su estómago.

Edward fue quien respondió, su mirada fija en la ventana.

—No es claro. Algo está cambiando, pero no podemos ver qué. Es como si... alguien estuviera bloqueando sus visiones.

Avy sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las visiones de Alice eran una de las pocas cosas que los habían mantenido un paso adelante en los momentos más peligrosos. Si ahora estaban comprometidas, significaba que alguien, o algo, estaba jugando un juego que ellos no podían prever.

—¿Y qué tiene que ver eso conmigo? —preguntó, intentando mantener su tono firme.

Carlisle se levantó, acercándose a ella con esa calma que siempre lograba desarmarla.

—No estamos seguros, pero Alice menciona tu nombre con frecuencia en sus visiones. Algo te conecta con lo que está por venir.

Avy apretó los puños. No quería ser el centro de atención en un misterio que apenas entendía.

—Esto es... demasiado porque preocuparse no crees.

Carlisle la miró con preocupación.

—Entiendo que es mucho para asimilar, pero queremos que estés preparada. Lo que sea que venga, no estaremos solos en enfrentarlo.

Mientras la casa finalmente se sumía en el silencio, Avy decidió buscar a Liam. Lo encontró en una de las habitaciones más alejadas, observando el bosque desde una ventana.

—¿No puedes dormir? —preguntó mientras entraba, cerrando la puerta tras de sí.

Liam se encogió de hombros, sin apartar la vista del paisaje oscuro.

—¿Cómo se supone que alguien duerma sabiendo que los Volturi están esperando el momento perfecto para atacar?

Avy se apoyó contra la pared, cruzando los brazos mientras suspiraba.

—Carlisle mencionó algo sobre las visiones de Alice. Parece que están viendo algo... o a alguien que nos incluye.

Liam finalmente giró para mirarla, su rostro serio.

—Entonces no es solo paranoia.

—No. Es real.

El silencio se alargó entre ellos. Era un silencio pesado, cargado de recuerdos y temores que ninguno quería verbalizar.

—Siempre supimos que esto no iba a terminar fácilmente —dijo finalmente Liam, su tono más suave—. Pero nunca pensé que estaríamos en el centro de algo tan grande.

Avy lo observó, notando las líneas de preocupación en su rostro.

—Hemos superado cosas peores —dijo, intentando ofrecer algo de consuelo, aunque no estaba segura de si lo creía del todo.

Liam sonrió débilmente.

—Eso no significa que no duela.

Avy asintió, entendiendo perfectamente lo que quería decir.

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