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13 ៹ ،، SCARS AND BEGINNINGS

    El consultorio de Carlisle siempre olía a algo entre limpio y cálido, una mezcla de madera vieja y alcohol médico, con un dejo de lavanda que parecía suavizarlo todo. Avy estaba sentada en el borde de una camilla blanca, balanceando los pies con nerviosismo mientras observaba la luz tenue del lugar. Carlisle estaba frente a ella, revisando su antebrazo donde todavía quedaban las marcas del incidente en el estudio de ballet.

—¿Aún duele? —preguntó él con la voz suave, casi un susurro.

Avy negó con la cabeza, observando la fina cicatriz que trazaba una línea pálida en su piel.

—No, ya no... aunque no puedo decir lo mismo de las clases de química —bromeó, dejando escapar una risa breve. Luego, su mirada se tornó más seria, como si la conversación estuviera a punto de desviarse hacia un terreno más profundo.

Carlisle la observó con esa paciencia infinita que siempre lo caracterizaba. Había algo en sus ojos que hacía que Avy se sintiera a salvo, incluso después de todo lo que había pasado.

—¿Qué ocurre, Avy? —inquirió, dejando el instrumental a un lado para enfocarse completamente en ella.

Ella suspiró, sus hombros cayendo levemente.

—Es extraño, pero... ya no le tengo miedo a mi tía. Ni siquiera a lo que pasó con James. Todo eso lo siento tan lejano. —Su voz bajó un poco, como si hablara más para sí misma que para él—. Pero la universidad... pensar en el futuro, en estar lejos de Liam... me aterra más que cualquier cosa.

Carlisle se acercó un poco, apoyando una mano firme pero reconfortante en el respaldo de la camilla.

—Es natural temer lo desconocido, toda tu vida se ha tratado de cosas sobre naturales, y ahora que rozas la normalidad tienes miedo, pero el miedo no siempre es algo malo. A veces, nos impulsa a descubrir partes de nosotros mismos que no sabíamos que existían. —Una pausa, y luego una sonrisa leve apareció en su rostro—. Aunque entiendo que hay días en los que sería más sencillo simplemente... escapar.

Avy lo miró fijamente, sorprendida por lo bien que parecía leer sus pensamientos.

—¿Tú lo harías? —preguntó, inclinando la cabeza.

Él soltó una risa breve y baja.

—He tenido mi cuota de intentos por escapar, créeme. Pero siempre terminamos enfrentando lo que nos persigue, de una forma u otra.

Hubo un momento de silencio. Avy pasó los dedos por la cicatriz, como si cada trazo contara una historia que no estaba lista para dejar atrás del todo. Aunque su tía siguiera fuera no era lago que le tocaba a ella y su hermano controlar, tampoco la espía de los vulturi que estaba en su familia ahora, estaba a punto de que sus puños soltaran todo aquello que sentía que tenía que controlar, la vida ordinaria la estaba tomando del corazón, salir de la universidad local, tener sus sesiones con Carlisle y cenar con su familia, ni siquiera había vuelto a ver a Jacob o toparse con la hermana de Jasper que tanto tenían que cuidar.

—A veces pienso en irme, a algún lugar lejano. Donde nadie me conozca y pueda empezar de cero. —Luego, alzó la vista hacia él, con una expresión que mezclaba tristeza y esperanza—. Pero entonces pienso en todo lo que dejaría aquí.

Carlisle la miró con una intensidad que no era incómoda, sino tranquilizadora.

—Tal vez no se trata de empezar de cero, sino de aprender a llevar nuestras cicatrices con nosotros, como recordatorios de lo que hemos superado. — Hizo una pausa sentándose frente a ella en su cómodo sofá — Hoy habrá una fiesta en casa por el cumpleaños de Bel, espero verte ahí.

La calidez en sus palabras hizo que Avy sonriera, aunque fuera apenas un poco. Más tarde ese día, Avy decidió salir a caminar cerca del bosque que rodeaba su casa, con un jugo en la mano y envuelta en tres abrigos diferentes, era el camino que tomaba de niña para verse con el pequeño Jacob. Necesitaba despejar la mente, y la naturaleza siempre le había ofrecido un consuelo que no encontraba en ningún otro lugar, o talvez rozar los recuerdos con su mejro amigo.

Estaba distraída, pateando hojas secas, cuando una voz familiar la detuvo.

—¿Pensando en escapar de nuevo?

Avy giró rápidamente, encontrándose con Jacob Black. Su sonrisa desenfadada y la forma en que cruzaba los brazos sobre el pecho le daban un aire despreocupado, pero sus ojos oscuros tenían una intensidad que siempre la desconcertaba.

—Tal vez solo estaba explorando mis opciones —respondió ella, levantando una ceja mientras trataba de no sonreír.

Jacob se acercó, sus pasos firmes pero tranquilos. Había algo en su presencia que siempre parecía llenar el espacio a su alrededor, como si el mundo se hiciera más pequeño cuando él estaba cerca.

—¿Y qué opciones son esas? —preguntó, inclinando la cabeza con curiosidad.

Avy lo miró fijamente, notando cómo su cabello oscuro ya no caía en mechones desordenados sobre su frente, sino que ahora estaba corto y su cuerpo mas expuesto a su vista e imaginación.

—No lo sé. Tal vez irme a algún lugar donde no tenga que preocuparme por el pasado... ni por el futuro.

Jacob rió, un sonido bajo y gutural que hizo que Avy sintiera un calor extraño en el pecho.

—Eso suena aburrido. El pasado y el futuro son lo que hacen interesante el presente, ¿no crees?

Ella frunció el ceño, aunque no pudo evitar sonreír un poco.

—Siempre tienes algo listo para decirme, ¿verdad?

—Es un don —respondió él con una sonrisa que parecía tener un matiz de desafío.

Hubo un momento de silencio, en el que solo se escuchaba el crujir de las hojas bajo sus pies. Jacob dio un paso más cerca, su expresión más seria ahora.

—Avy... no tienes que huir de nada. Si te quedas, tal vez encuentres lo que realmente estás buscando.

La cercanía entre ellos era palpable, y Avy sintió que su corazón latía un poco más rápido de lo normal. Había algo en su mirada, algo que la hacía sentir vulnerable y, al mismo tiempo, extrañamente segura. Recordó la conversación que había tenido con el chico, donde había terminado con esa tensión o situación que había entre ellos, cuando había intentado trazar un límite.

—¿Y qué es eso? —preguntó en un susurro, casi sin darse cuenta.

Jacob no respondió de inmediato. En cambio, solo se quedó allí, mirándola como si estuviera buscando las palabras adecuadas, o tal vez algo más. El momento se rompió cuando una brisa helada pasó entre ellos, pero no antes de que ambos supieran que algo había cambiado. Algo que ninguno de los dos estaba listo para enfrentar del todo. Avy supo que quizá, era hora de empezarse a complicar nuevamente con algunas nuevas sensaciones además del miedo.

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