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Balekin caminaba por las calles oscuras de Zaun, envuelto en la penumbra de una noche interminable. Las luces parpadeantes de los edificios apenas lograban iluminar los callejones llenos de desechos y sombras inquietantes. Había perdido de vista a su hermana y a la otra chica, Vi.
Lo único que le hacía compañía era el gato negro que caminaba lentamente delante de él,aún con su pata algo quebrada pudo caminar.
No podía evitar sentir que aquel animal estaba ligado a él de alguna manera, como si se entendieran sin necesidad de palabras.

──Qué chica más loca.──murmuró Balekin con disgusto, pateando una piedra del suelo. Su voz resonó en el silencio.──¿No te pareció un poco loca, gato?

El gato no respondió, por supuesto, pero Balekin continuó hablando como si fuera su amigo más cercano.

──Qué suerte que no te disparó a ti... Aunque, bueno, fui un estúpido en dejarla escapar. Si no, ahora mismo estaría en Piltover, disfrutando de algo decente. Pero no... sigo atrapado aquí.

Con un suspiro, pateó una lata de cerveza vacía que estaba tirada en el suelo, el sonido metálico reverberando en la calle.

──En esta horrible ciudad, ¡y encima no encuentro a mi hermana! Genial.── añadió con sarcasmo, su voz teñida de frustración.

El gato, como si lo ignorara, comenzó a caminar más rápido hacia una dirección específica. Balekin, extrañado, frunció el ceño.

El animal no se detuvo, y Balekin, temiendo perderlo, aceleró el paso para seguirlo. Al llegar a un puente, el chico observó con cautela. La noche era clara, y las estrellas parecían competir con las luces débiles de Zaun.

Miró hacia abajo y, para su sorpresa, divisó a Caitlyn y Vi, que parecía estar herida. Una sonrisa se dibujó rápidamente en su rostro.

──Ahí están...

Sin pensarlo dos veces, recogió al gato entre sus brazos y calculó la altura del puente. No era demasiado alto, y él siempre había sido bueno saltando desde lugares elevados. Con un movimiento decidido, se lanzó y aterrizó con facilidad, flexionando las rodillas al caer.

El ruido llamó la atención de las dos mujeres. Caitlyn fue la primera en reaccionar, soltando a Vi para correr hacia él.

──¡Balekin!.──exclamó con alivio mientras intentaba abrazarlo.──¡Idiota! No vuelvas a perderte de mi lado. Me preocupé muchísimo por ti.

Balekin intentó corresponder al abrazo, aunque tenía al gato en los brazos. Caitlyn, al notarlo, lo miró con curiosidad.

──¿Qué es eso?.──preguntó, frunciendo el ceño.

──Es un gato, ¿no lo ves?── respondió Balekin, soltándolo para dejarlo en el suelo.──Lindo, ¿verdad? Me lo encontré en un callejón.

Vi, que observaba la escena con evidente malestar, no pudo evitar soltar un comentario sarcástico.

──Ese gato debe tener más pulgas que todo Zaun junto... Seguro ya te contagió algunas.──gruñó mientras se apoyaba en su cintura con una mueca de dolor.

Caitlyn, preocupada, se acercó rápidamente para sostenerla.

──Y tú debes tener un nido de pulgas en la cabeza, pero nadie dice nada.──respondió Balekin, alzando una ceja con tono burlón.

──¡Bale, basta!.── interrumpió Caitlyn, con voz firme.──No es momento para peleas tontas. Ayúdame a llevarla a un lugar seguro. Está herida.

Balekin se quedó en silencio por un momento, mirando a Vi con cierta preocupación. Notó su rostro pálido y el sudor que perlaba su frente. Finalmente, se acercó para ayudar, colocando el brazo de Vi sobre su hombro.

──¿Qué te pasó?── preguntó en voz baja, esta vez con un tono genuino de interés.

──Es... complicado de explicar──murmuró Vi, intentando mantenerse de pie.

──Los matones de Silco están cerca. Tenemos que apresurarnos.── advirtió Caitlyn, mirando a su alrededor con cautela.

Balekin observó a las dos mujeres intercambiar palabras mientras avanzaban. Aunque no entendía del todo lo que ocurría, mantuvo su silencio. Cuando llegaron al borde de un canal, Vi se detuvo y miró hacia abajo.

──¿Crees que puedes hacer esto?── preguntó Caitlyn, con evidente duda en su voz.

Vi no respondió. Simplemente se lanzó hacia abajo, cayendo con una habilidad impresionante a pesar de su estado. Caitlyn y Balekin se miraron por un momento, sorprendidos.

──Vaya, sí que tiene agallas.──comentó Balekin con una media sonrisa.

Sin esperar respuesta, él también saltó, asegurándose de no ser demasiado brusco. Por último, Caitlyn descendió con más cuidado, sus movimientos delicados pero decididos.

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Cuando llegaron al borde, Balekin comenzó a notar algo que lo incomodaba: Vi y Caitlyn parecían tener una ligera química entre ellas.
Lo veía en las miradas que compartían, en los gestos de preocupación de Caitlyn y en la forma en que Vi, aunque ruda, se permitía mostrar algo de vulnerabilidad. No dijo nada, pero optó por mantenerse un poco apartado. Se sentía como si estuviera interrumpiendo algo, como un extraño en medio de una conversación privada.

Apoyado contra una pared, cruzó los brazos y observó en silencio. Su incomodidad aumentó cuando Caitlyn sacó un frasco de color violeta. En cuanto Balekin vio el líquido, un escalofrío recorrió su espalda. Lo reconoció al instante: era el mismo compuesto que él utilizaba para calmar sus ilusiones o mitigar dolores extremos.

Mientras Caitlyn sostenía el frasco y se inclinaba hacia Vi, Balekin no pudo evitar tensarse.

──Tranquila, tranquila.──susurró Caitlyn, sosteniendo el rostro de Vi con cuidado.

Balekin levantó una ceja, incapaz de contener su curiosidad. Se sentía como un intruso, pero aquello era demasiado extraño para ignorarlo.

──Debemos curarte primero.──dijo Caitlyn con suavidad, pero con firmeza. Luego se puso de pie.

Vi respiró profundamente, tratando de calmarse. Caitlyn continuó.

──¿Cuál fue el nombre que te dio Sevika? ¿Jinx?

Vi asintió lentamente.

──Cierto... Jinx. Cómo olvidarlo.

Caitlyn frunció el ceño, sus ojos llenos de preocupación.

──Debemos ser más cuidadosas ahora. Silco estará vigilándote. No podemos cometer errores.

Balekin, que había estado escuchando desde su lugar, no pudo evitar intervenir.

──¿Jinx?──preguntó, su confusión evidente en el tono de su voz.──¿Quién es Jinx?

Antes de que Vi pudiera responder, Caitlyn cambió el tema de forma abrupta, dirigiéndose a Vi con una mirada inquisitiva.

──¿Antes vivías aquí? ¿Y quién es Powder?

Vi levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y tristeza.

──Powder es... mi hermana.── respondió en voz baja.──Creí que estaba muerta... pero no. Debo intentar encontrarla.

Balekin, incapaz de contener su incredulidad, se acercó un poco más.

──¿Cómo es posible que no sepas si tu propia hermana está viva o muerta?

Vi apretó los puños y bajó la mirada, respirando hondo antes de responder, se levantó del suelo.

──Es difícil controlar las cosas cuando te tienen encerrada en una celda de concreto durante años.

La tensión en su voz hizo que Caitlyn la mirara con aún más preocupación.

──¿Entonces... no tienes padres?.──preguntó Caitlyn, su tono lleno de cautela.

──No.── respondió Vi, con una amargura que llenó el aire mientras se acercaba a ella.──Los mataron... los malditos vigilantes.

El comentario cayó como un balde de agua fría. Balekin desvió la mirada, incómodo. Caitlyn también pareció conmocionada, pero antes de que pudiera decir algo, un sonido metálico interrumpió el momento.

──¿Qué fue eso?.── preguntó Vi, poniéndose inmediatamente alerta.

Se giró hacia una puerta cercana y, con un empujón decidido, la abrió de golpe. Del otro lado, emergió la figura imponente de Silco, acompañado por una presencia que heló el aire.

Balekin intercambió una mirada nerviosa con Caitlyn Sus ojos hablaban por ellos mismos: esto no iba a terminar bien.

Mientras hablaban vi y silco, Caitlyn y Balekin intercambiaban gestos rápidos. Caitlyn señaló un tubo de hierro alto que descansaba en una esquina. Sin decir una palabra, Balekin entendió lo que quería que hiciera.

──¿Dime que descubrieron?── preguntó bale.

──Al parecer, Vi tiene una hermana.── dijo Caitlyn,con un tono nervioso.

Vi dio un paso hacia atrás, sus ojos brillando con furia. De repente, con un movimiento rápido, golpeó el tubo con toda su fuerza, causando que se partiera y cayera lentamente hacia Silco y sus hombres.

El ruido fue ensordecedor. Balekin, sin pensarlo, agarró al gato negro entre sus brazos y corrió junto a Caitlyn y Vi.

──¡Rápido, muévanse!.──gritó Balekin, mientras los metales caían detrás de ellos, cerrando el paso a sus perseguidores.

El trío escapó a toda velocidad, dejando atrás el caos y el peligro. Balekin no pudo evitar mirar hacia atrás una última vez, asegurándose de que Silco no los siguiera.

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Este capitulo fue aburrido de escribir pero el capítulo 4 es mucho más interesante, hay momento de jinx y Balekin!! Muejjejs.