En un lejano 1987, la banda había arrendado una sala de ensayos por el día, lo único que tenían compuesto como material nuevo era el riff de "Blackened", entonces, los guitarristas lo ensayaron varias veces mientras Lars improvisaba con la batería.

Se quedaron en silencio por un segundo, oían a otra banda en la sala de al lado, no lo podían creer, ¡les estaban robando el riff! Los integrantes por oído intentaron sacar una copia no exacta, lo que hizo enojar a los chicos que empezaron a hablar a susurros y mantener largos silencios para checar qué onda. Cuando los de al lado se percataron de que estaba todo silencioso, se colaron a la sala de Metallica y como ellos seguían ahí, se quedaron sorprendidos.

Lars con una sonrisa cínica, acercándose a la puerta, habló: "Qué tal todo, chicos", el resto de Metallica se sumó "sí, qué tal todo". Uno de los copiones respondió "Oh, muy bien" y corrió hacia la batería para empezar a tocar en el kit de Ulrich.

Este último murmuró un incómodo "ehhh" antes de echarlos y que cada uno pescara sus cosas con el objetivo de regresar a la Metalli-mansión para ensayar con mayor tranquilidad.