El personaje de Kevin no estaba planeado.
Kevin no existía cuando empecé a escribir Polos Opuestos. Es más, ni siquiera había pensado en él. Sin embargo, un día mientras hablaba con mi mejor amiga sobre la novela, me preguntó lo siguiente: "Mónica, ¿por qué no creas un personaje problemático?". La idea me gustó. Pero había un problema. ¿Qué edad tendría? Le pregunté esto mismo a mi amiga y ella me respondió: "¿Por qué no haces un triángulo amoroso entre Madison, Eric y este personaje?". Los que me conocéis sabéis que no soy muy fan de estos triángulos.
Así que lo seguí pensando. Un triángulo amoroso no me parecía lo correcto. Hacer a Kevin un adolescente de diecisiete años no creía que funcionara. Le di muchas vueltas antes de llegar a la siguiente conclusión: podría tener nueve-diez años y armar mucho lío en el Moonlight.
Fue así cómo poco a poco el personaje de Kevin fue tomando forma. Él es uno de mis personajes favoritos y el que más me costó crear. Crear su vida, su pasado trágico, me destrozó por completo. Hacerle sufrir tanto siendo tan pequeño me puso muy triste. Por eso tenía claro que quería darle un final feliz.
¿Os ha sorprendido esta curiosidad?