Capítulo 21: Buscando el regalo perfecto
Gabriel Steven
En pocas horas será el cumpleaños de Sara y debo hacerle algo especial, tengo conocimiento de su vida y por lo que ha pasado, merece un cumpleaños diferente.
En lo que falta para llegar al destino me pongo a pensar y se me ocurrió la mejor idea: Un almuerzo argentino con sus comidas favoritas y si puedo saber si torta preferida sin que sospeche sería aún mejor.
— Sara ¿te puedo preguntar algo? para conocerte mejor, vos también podés saber más de mí, claro si lo deseas — Le pregunto.
— Sí, al final viviremos en el mismo lugar por meses así que no vendría mal conocernos más — Responde ella.
— Perfecto, ¿cuáles son tus comidas favoritas y postres? quisiera saber sobre tus gustos — Pregunto cautelosamente para que no sospeche.
— La comida de mi país la prefiero mil veces, sea empanadas de carne, pizzas, asado, locro, entre otros platos, y mi postre favorito es la chocotorta, aunque tengo en mente varios — Se expresa Sara, contándome sus gustos culinarios.
— Suena bien todo — Comento.
— ¿Y cuáles son tus gustos? — Ahora me pregunta ella.
— Me gustan varios platos y sobre todo los de mi país por ejemplo las arepas, ajiaco, de postre me encanta el arroz con leche y la cheesecake — Le respondo.
— El arroz con leche es un postre que me recuerda a mi abuela, siempre me lo preparaba en los días lluviosos/calientes — Comenta Sara.
— No hay nada mejor como la comida que te hace sentir en casa — Digo.
Tiempo después llegamos a la casa de mis padres, toco la puerta y nos atiende mi madre, creo que esperaba que volvamos.
— Bienvenidos, pasen — Dice ella al abrir la puerta.
— Gracias mamá — Le hablo y pasamos con Sara.
Vamos directamente hacia mi cuarto, mamá nos sigue y empieza a preguntar.
— ¿Se van a quedar o ya encontraron un departamento? — Interroga ella.
— Ya tenemos un contrato en un departamento que queda cerca del restaurante en donde trabajamos — Responde Sara.
Entramos al cuarto y mientras acompañante toma sus cosas, yo saco uno de mis relojes para venderlo, ya que con el dinero que me den Pienso comprar la comida y la torta para el festejo.
— Hijo ¿cómo van a hacer con los gastos? hasta que le paguen su primer sueldo — Al escuchar estas palabras de mi madre saco otro reloj, me lo regalo mi padre pero bueno, los necesito no quisiera estar sacando cosas que le pertenecen.
— Con esto podremos tener más dinero y aparte nos dará un adelanto, no te preocupes por eso mamá — Le digo y también todas mis cosas y bajamos de las escaleras.
— ¿No necesitan algo más? — Pregunta mamá.
— No muchas gracias por todo, estaremos en contacto — Le digo.
— Un gusto señora, gracias por recibirme en su hogar, nos veremos pronto — Habla Sara mientras abrimos la puerta para irnos.
— No es nada, hijo si necesitas algo no dudes en llamarme ¿si? — Dice ella.
— De acuerdo, nos vemos — Le respondo, antes de salir la abrazo y nos vamos en un taxi, mamá me dejó en el bolsillo de mi mochila algo de dinero así que lo usaré para pagar el viaje, ya que sería agotador llevar nuestras cosas hasta el departamento caminando.
Pasados unos minutos, llegamos a nuestro destino, bajamos el equipaje del vehículo y le pago al chofer.
Sara abre la puerta del departamento y yo me encargo de meter sus cosas y las mías.
— Por fin siento que mi vida se va a ordenar — Cometa mi compañera al sentarse en el sillón.
— Verás que sí, sé optimista — Agrego yo.
Pasamos media hora o más en acomodar nuestras cosas y viendo los detalles de la cocina y la sala, en un rato iré a vender los relojes y preparar todo para mañana.
— Lo más importante ¿Quieres que duerma yo en el sillón y vos en la cama? así estarás cómoda — Pregunto en la habitación, es una cama grande, con una mesa de luz y un armario que tiene un lindo espejo.
— No me parece que sea justo Gabriel — Dice Sara.
— Entiendo pero al menos por esta noche ¿sí? mañana charlemos mejor el tema — Insisto yo.
— De acuerdo, solo por esta vez — Aceptó ella.
Pasamos un tiempo más hablando y luego Sara hace una lista de lo necesario para hoy, porque lo demás lo compraremos cunado nos den el adelanto.
— Y bien ¿qué quieres cenar esta noche? puedo hacer lo que me pidas — Pregunta ella.
— Se me ocurre pastas y una rica salsa ¿qué me dices de eso? así lo anotamos para ir a comprar — Le respondo.
— Me parece bien, te anotaré lo que necesitamos para la comida — Dice Sara, parece estar feliz, comenzando una nueva vida.
— El desayuno lo elegís vos, así estamos iguales — Propongo.
— Está bien, yo te escribo acá todo — Me dice ella mostrándome su libreta.
Ya teniendo todo anotado corta la hoja y me la entrega.
— Si hace falta algo más mándame un mensaje, volveré pronto y cierra la puerta con llave — Digo mientras abro la puerta.
— De acuerdo, ve con cuidado Gabriel — Habla Sara, nos despedimos y salgo a la calle.
Por suerte la joyería está bastante cerca así que voy sin prisa, hay un local no muy lejos de aquí en donde hacen tortas, luego de vender los relojes iré a ese lugar y después me quedaría ver en donde consigo el almuerzo.
•••
Me pagaron muy bien por los dos relojes, entonces decido primero separar lo que gastaré en la lista que hizo Sara y lo demás para la sorpresa.
Al llegar a la panadería, veo que también tienen en las vitrinas comidas saladas y justamente empanadas, ojalá tengan de carne, así compro todo allí.
— ¿Qué medida de la torta quiere? ¿para cuántas personas será la chocotorta? — Pregunta la chica que me está atendiendo, que sin obviar el tema, también habla español.
— Mediana si es posible, no seremos muchos — Le respondí, no le iba a decir que somos solamente dos personas, creo que iba a quedar mal.
— De acuerdo, ya casi estará listo su pedido, ¿desea algo más? — Dice la joven.
— De hecho sí, en sus vitrinas ví comidas saladas y me gustaría saber si hacen empanadas de carne o que son típicas de Argentina — Le comento a la empleada.
— Sí, aunque tendrías que esperar hasta la noche, ya que aún no están preparadas, una pregunta ¿sos de allá? no muchos clientes vienen a pedir especialmente ese tipo de relleno — Me dice ella, tendré que volver en un par de horas.
— De acuerdo, una docena pediré, y no, no soy de Argentina pero una amiga es de allá y mañana es su cumpleaños, así que quiero que se sienta como en su país, o al menos intentarlo — Le respondo.
— Sí que es una buena amiga, si no, no harías esto por ella ¿verdad? — La pregunta de la joven me dejó pensando, no le contesté porque se fue a buscar la torta. Sin embargo, sus palabras tienen mucha razón, Sara es una amiga especial y quiero que sea feliz en su cumpleaños.
Al volver la chica me entrega la chocotorta en una caja y me da el detalle de mis pedidos para pagar, pensé que iba a gastar más pero no, aún me queda dinero, creo que le buscaré un regalo más.
Después de pasar por un supermercado, iré de vuelta por la joyería, ya pensé en un lindo obsequio.
Al ya tener todo comprado de la lista de Sara, me dirijo al lugar que mencioné, estoy algo cargado de más pero será rápida la visita.
— Hola, ¿Tienen collares con el dije de la Torre Eiffel? porque quisiera uno para regalar — Hablo al entrar a la joyería.
— Claro que sí, ya te muestro los tamaños — Dice el chico que me atendió cuando les vendí los relojes.
En seguida saca de diferentes cajas cuatro tipos de Torre Eiffel. Uno es mediano, otro grande y otro pequeño, aunque el último me gustó más, no es tan chiquito ni tan grande, tiene la medida justa y los detalles de la Torre son perfectos.
— Me llevo éste — Comento señalando el collar.
— Buena elección — Habla el chico.
Mientras él pone lo que elegí, yo saco el dinero para pagar.
— La persona a que le regales esto recordará París cada vez que lo vea — Se expresa el joven cuando pago y me entrega el regalo.
— Eso espero, es mi idea, gracias — Le digo y salgo del lugar.
Listo, tengo todo, ahora regresaré al departamento y cuando sea la hora de buscar las empanadas, volveré a salir.
— Volví — Hablo al tocar la puerta del departamento, así Sara pueda escucharme.
— Ya te iba a mandar un mensaje porque te estabas tardando — Me dice ella al abrir la puerta.
— Estoy aquí como ves, tranquila — Le digo, paso y ella me ayuda con unas bolsas.
— ¿Qué traes en esa caja? — Pregunta Sara al verla, era obvio que iba a querer saber su contenido.
— Es para mañana, no la vayas abrir ¿de acuerdo? — Respondo tranquilamente para que no sospeche.
— Claro, aunque me da curiosidad — Dice ella.
— Lo sabrás mañana, ahora acomodemos estas cosas y luego hagamos la merienda — Trato de convencerla.
Luego de que me hizo caso, sacamos los alimentos de las bolsas y vamos colocando según su ubicación, poniendo los no perecederos en los estantes de la cocina, lo de higiene en el baño y lo que vaya en la heladera.
Después decidimos estar un rato libres y ponernos cómodos, ella en la cama y yo en el sillón, quise darle su espacio, para que pueda hablar con su amiga o simplemente descansar.
Pasó el tiempo y ya es la hora de la merienda, yo compré dos ensaladas de fruta así que no tendríamos que preparar nada.
Disfrutamos de nuestra merienda cómodamente, charlando de cosas de la vida y conociéndonos mejor.
Pasadas las 19hs, decido ir a bañarme para luego salir a buscar el almuerzo de mañana.
Después de ducharme Sara entró a bañarse, le digo por la puerta del baño que saldré a hacer algo importante y que volveré en seguida, así puedo traer el pedido sin que sepa lo que fui a buscar.
Minutos después vuelvo con las empanadas, las guardo en heladera y hago como si hubiera salido a comprar algo para la cena pero que no encontré.
— Yo preparo la salsa y vos cocinas la pasta ¿si? — Dice Sara cuando comenzamos a preparar la comida.
— De acuerdo — Respondo con una sonrisa, me gusta la idea de cocinar juntos.
Tiempo después la cena está lista, preparamos la mesa y luego ella sirve la comida, mientras yo coloco jugo en los vasos.
— Pasé un lindo día hoy — Comenta Sara.
— La verdad que sí, estoy seguro que este lugar nos traerá buenos momentos por compartir — Digo yo, mostrando que también disfruté el día.
Siento que hoy aumentó la confianza entre nosotros, en la charla de la tarde y cuando cocinamos, eso me pone contento.
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