Capítulo 13: Nuevos comienzos
Gabriel Steven
Esta invitación que le hice a Sara, parece de primera cita, pero no debo mentir que últimamente siento que si debería darme una oportunidad con ella, quizás es muy pronto, sin embargo, mis sentimientos por Sara son verdaderos.
Tengo que ir a casa por ropa, aunque no me guste, solo iré por algunas de mis cosas y a avisar a mi madre que no volveré a convivir en el mismo techo que mi padre, no después de lo que me dijo. Ya no renunciaré a mi felicidad por la de él, seré un hombre libre e independiente.
Llegué en 30 minutos aproximadamente a mi destino, puedo ver qué mi papá no se encuentra en casa, ya que su auto de color azul no está en la entrada, al menos no tendré que lidiar con él.
— Hola joven Gabriel, su madre está muy preocupada por usted — Dijo una de las sirvientas de la casa, que me abrió la puerta. No quise responder a su comentario así que me dirijo a mi cuarto directamente.
— ¿No piensas decirme en dónde estabas? — Me detuvo mi madre en las escaleras.
— Eso es lo menos que importa, ahora si me permites buscaré mis cosas para irme definitivamente de aquí — Le respondí y subí por las escaleras a mi habitación.
— ¿Qué es esa idea? no puedes decirlo tan fácil y abandonarnos Gabriel, somos tus padres — Me interroga ella en frente de mi cuarto.
— Si fueran realmente mis padres no me obligarían a casarme con una chica que no amo solo por un negocio que le sirve más que nada a ustedes y no a mí — Le dije mirándola a los ojos.
— Te prometo que será el último en el que estarás involucrado, es un negocio importante para tu papá y luego podrás casarte con quien quieras de verdad —
— Sé perfectamente que no será así, si me caso, no habrá vuelta atrás y lo que más quiero es mi libertad — Empaqué algo de ropa en una maleta, una caja en donde ahorré plata por mi propia cuenta y mi cuadro favorito, en el que están mis amigos y familiares de Colombia. Eso es lo más importante para llevarme, mi documento lo tengo en mi billetera así que no hay más que guardar.
Ahorré dinero de unos seis cuadros que hice para unos compañeros de trabajo, todo comenzó un día cuando en mi tiempo libre estuve dibujando un paisaje de invierno con un lince en el centro, un compañero vio el dibujo y me dijo que le gustó mucho, que era su animal favorito entre muchos, por lo se ofreció a pagar por el dibujo para llevárselo con él, sin embargo, se lo regalé sin ningún inconveniente, ver a alguien que le guste una de mis "obras de arte" es algo que me pone muy contento. Aunque no quedó el tema ahí, al otro día, quiso que le dibujara la mascota de su novia, lo cual primero dije que no podría, que yo no era para esos pedidos pero después me insistió tanto que acepté hacerlo. Me pareció buena opción de dibujar su pedido en una hoja tipo cuadro mediano y chico (el último sería gratis porque es un extra), al principio no quise que fuera por dinero, sin embargo, lo acepté porque serviría para mis gastos de materiales, el chico pagó por el dibujo y luego me pidió que le haga otro para su mamá y su hermana pequeña, de paso otro compañero de trabajo vio los dibujos y me dio unas tres ideas que tuvo para regalar a su esposa, que dejó su país natal para vivir con él. Le dibujé sus pedidos sin problema y con vocación a lo que me gusta hacer. Ellos me dieron la idea de que en las calles de París me siente con mis cosas a hacer retratos a la gente que pase por ahí, que dibujo muy bien, pero no pude con esa iniciativa porque mi padre me mantuvo ocupado, aunque lo quería hacer.
Quizás no es mucho dinero pero puedo pagar la cena de esta noche o otro gasto.
— Comenzaré una nueva vida sin ustedes, espero que lo entiendas y también recuerdes que te quiero — Le dije mientras le di un abrazo, al final es mi madre, aunque no me dio la posibilidad de ser feliz en nuestro país natal, no habló ante mi padre para que al menos pueda visitarlos, no impidió muchas cosas pero es la que me dio la vida.
— No lo hagas Gabriel, no me abandones — Suplicó ella.
— Este es mi nuevo comienzo mamá, buscando mi felicidad y no permitiré que se interpongan en mi camino, hasta pronto — Hablé seriamente y a la vez siento tristeza por tener que dejarlos a pesar de que no son los mejores padres, sé que no será fácil pero el primer paso es alejarme de ellos.
Sara Castillo
Suena raro que esté por cenar con un chico que acabo de conocer, siendo yo, la persona más desconfiada de todo el mundo, no soy de hablar con gente desconocida o aceptar a alguien una invitación, sin embargo, aquí estoy, preparándome para cenar con Gabriel. Aunque ya hemos almorzado juntos, es mi primera noche en esta nueva cuidad y no puedo esconder mis miedos.
Son las 20:50hs, ya estoy lista, no me cambié de ropa, solo me puse una camisa de cuero, para combinar con mis botas negras y un peinado suelto simple.
Bajé al restaurante del hotel, noto que hay bastante gente cenando, por suerte vi a Gabriel viendo el menú cerca de una de las ventanas y me dirigí hacia él.
— Toma aciento y pediremos la comida — Dijo amablemente.
— Gracias — Le hablé al sentarme.
— Quisiera algo sencillo, la verdad aún no tengo mucho conocimiento de que comida es más rica que otra — Comenté al ver el menú, con distintos platos llamativos.
— Entiendo, pediré algo que te gustará, será un filete con papas fritas ¿Te parece bien? — Me preguntó él.
Yo le respondí que sí y le dijo el nombre del plato en Francés al mesero que se nos acercó, también pidió limonada para tomar.
— Perfecto, en unos minutos estarán sus pedidos — Dijo el mesero.
— Así que es tu primera noche en París ¿cómo te sentís con este cambio de ciudad? — Preguntó él, mientras esperamos la cena.
— Si te soy sincera, tengo miles de dudas y miedos, preguntas como "¿Encontraré un trabajo? ¿podré pagar un alquiler? ¿me adaptaré a este lugar?" invaden mi mente, aunque trato de estar lo más tranquila posible — Me expresé sinceramente.
— Entiendo tu preocupación, no pretendo entrar totalmente en tu vida pero si me dejas, puedo ayudarte en lo que pueda, como te dije antes, podemos encontrar un trabajo y un departamento para tí juntos — Con las últimas palabras de mi compañero en la mesa, éste agarró una de mis manos sutilmente, mostrando que está siendo sincero.
No puedo evitar sentir esas emociones de cuando estás en una primera cita, sé que es demasiado pronto, sin embargo, a pesar de todo, intuyo que al lado de Gabriel, puedo comenzar una nueva vida, sanando mis inseguridades y preocupaciones.
— Muchas gracias de verdad, no sé que sería de mi si no te hubiera conocido — Le dije, con una sonrisa y alejé mi mano de la suya con la excusa de que me acomodaré mi pelo, no quiero que se ponga tenso el ambiente, prefiero no pensar el tema de mis sentimientos ahora, menos planteárselo.
En cuestión de minutos, llegó el mismo mesero con los platos y una jarra de jugo de limón, antes de retirarse nos sirvió la limonada en nuestros vasos, muy buena atención.
— Espero que lo disfrutes, buen provecho — Me dijo Gabriel.
— Gracias y igualmente — Le hablé y empezamos a comer.
Mientras cenamos, él me preguntó de que podría trabajar, yo respondí que no tendría problema con el trabajo, no importa si tenga que limpiar, atender clientes o lo que sea, me adaptaré, aunque si es mejor gastronomía, estaría bien, ya que cocinar, es lo que más me gusta hacer.
— Muy rica la cena, fue una buena elección — Comenté luego de que terminamos de comer.
— Me alegro por eso, se podría decir que tengo buenos gustos — Se expresó Gabriel.
Aprovecho el momento para ver la vista de el frente del hotel por la ventana, me atrajo algo inusual pero a la vez que me espero en esta ciudad, un hombre elegante, baja de un auto azul con dos guardaespaldas a su lado, va a entrar al hotel por lo que veo, no le doy mucha importancia y vuelvo a mirar a la calle, que está tan linda, este espacio tiene buena vista.
— Justo ahora tenés que aparecer — Se expresó en voz alta Gabriel, al ver al mismo hombre que observé por la ventana, éste viene hacia nosotros y no entiendo porqué.
— Sabía que estarías aquí, no puedes huir de tus obligaciones — Dijo el señor con voz de enojo.
— ¿Qué obligaciones papá? aclaré el tema en casa, no es el momento ni el lugar para discutir, así que te pido que hablemos mañana — Habló mi acompañante, que se paró en frente del hombre, por lo que escuché es su padre, la persona que le puso muchos obstáculos en su vida.
— Soy el dueño del hotel, así que puedo hacer lo que quiera, veo que tienes una invitada ¿quién es? — preguntó su papá, dirigiendo su mirada hacia mí, de verdad ya nos arruinó la noche, tengo miedo por lo que pueda pasar, parece ser un hombre de un carácter fuerte.
— Eso no te importa, ella no tiene que ver con el asunto por lo que no la molestarás ¿de acuerdo? — Gabriel está siendo desafiante ante su padre, esto me suena a que no terminará bien.
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