Sexto capítulo
Búsqueda interminable
Nuevamente era de día, aunque esta vez el frío era más notable que los días anteriores, tal vez por la lluvia que rociaba esa misma mañana.
-Ugh... - te levantaste somnolienta.
-Estos tipos, no dejaron descansar agusto- te quejaste.
Soltaste un largo bostezo y procediste a preparar tus cosas lentamente, sumando un pequeño abrigo por encima de tu uniforme.
Tocaste tu frente recordando la herida de tu cabeza.
-(Ya debería de haber sanado) - pensaste removiendo de a poco el parche.
-Uyy! Hijo de- soltaste cuando la cinta médica jalaba tu pelaje.
Tentaste la zona notando que en efecto había ya sanado, tomaste tu casco y usaste su reflejo para ver.
Te había quedado una pequeña cicatriz.
-(Me veo genial) - pensaste con una sonrisa ladeada.
Saliste de tu casa de acampar con la intención de guardarla para seguir con el viaje. Notaste como los demás igualmente se despertaban lentamente completamente adoloridos y confundidos.
Suspiraste al recordar la noche anterior, el único que había tenido un buen sueño había sido el padre.
Que envidia.
Al terminar te dirigiste hasta la casa de acampar en la que habías dejado a Achuchones la noche anterior.
Él estaba afuera, tratando de caminar de a poco.
-No apoyes ese pie quieres? - te acercarste a él tomándole por sorpresa.
-Eh! Teniente buenos días- saludó.
Este se quedó un momento pensando, un leve rubor asomándose por sus mejillas rizadas.
-Gracias por lo de anoche- te sonrió avergonzado.
-(Eso suena muy mal) - pensaste.
-Tenías razón con lo de no comer esas orugas heh... - se rasco la nuca mientras desviaba la mirada.
-No pasa nada Achuchones, sé que tenías hambre, pero a la próxima haz caso- le sonreiste devuelta.
-De mientras hay que revisar ese pie- él asintió.
Le ayudaste a que pasara su brazo por tus hombros y tu mano en su cintura. Ambos se dirigieron con cuidado hasta la sombra de un árbol cercano.
Y nuevamente los pensamientos contigo de protagonista se asomaban en la cabeza de Achuchones, quien se preguntaba porqué era que tu amabilidad y atención hacia él hacia que un calor agradable se posicionara en su pecho.
Realmente lo ponías nervioso, y al mismo tiempo confiado, de alguna forma.
Removiste su bota para notar la venda que habías puesto la noche anterior aflojada.
Escuchaste cómo los demás ya habían salido de sus casas de acampar y estaban guardando ya.
Retiraste las vendas notando que la hinchazón había disminuido bastante, tal vez sería capaz de caminar un poco el día de hoy.
Eso hacía que sonrieras.
-Cómo está? - preguntó tu paciente.
-Mucho mejor, creo que para pasado mañana estarás bien- le sonreiste.
Este volvió a sonrojarse, a sus ojos eras muy linda,y sumando la atención que le dabas.
Uff.
-Eso está genial! - te devolvió la sonrisa.
Volviste a tu trabajo de dar seguimiento a su herida, manteniendo limpia la zona, aplicando medicamento y cubriendo con vendas.
Al terminar escuchaste pasos atrás tuyo.
-Está listo el cadete Achuchones? Ya hay que partir- reconociste la familiar voz autoritaria del sargento.
No pudiste evitar tener una vena de enfado en el rostro.
-Más o menos, podrá caminar un poco por el día de hoy- respondiste sin voltear a verlo forzando amabilidad en tu voz.
El oso menta frente a ti notó tu enfado, una gota de sudor posando en su frente mientras que él se limitaba a observar las siguientes interacciones.
-Cómo que un poco? Repito que la guerra no espera a nadie cadete! - le gritó a tu paciente.
Aunque estuviera hablando contigo.
Te volteaste lentamente con el rostro demostrando tu irritación.
-Pues estaría mejor, no, TODOS estaríamos mejor si hubieras hecho la única cosa que se te pidió- respondiste con enfado.
Él dió un paso atrás.
-UNA sola cosa- repetiste mientras te parabas y caminabas lentamente hacia él.
-Qué te hicieras cargo de UNA cosilla- seguiste avanzando hasta parar en seco.
-Y NO lo hiciste! Algo tan simple como NO DEJAR QUE SE COMIERAN LAS ORULOUR! - gritaste apuntando un dedo acusador hacia él.
-Un qué? - escuchaste a Azulín preguntar.
Parecía que el dramita entre los dos había atraído al resto del equipo, quienes estaban rodeandolos en una media luna.
Suspiraste cansada.
-Las orulour son los gusanos que comieron anoche- le respondiste haciendo un esfuerzo para parecer más calmada.
Un gesto que él había notado.
-Causan horribles alucinaciones por largos períodos de tiempo, hacen que incluso tus seres queridos parezcan monstruos que debes de matar- comenzaste a informar.
Notaste a los gemelos retorcerse un poco.
-Hacen que tu cuerpo deje de sanar heridas- seguiste.
Todos miraron por un segundo a Achuchones.
-Y para cuando se quita, quedas con horribles dolores- te recompusiste cruzando los brazos y mirándolo con ojos cansados.
Los cadetes e incluso el sargento asistieron levemente sintiendo dichos dolores en distintas partes del cuerpo, mayormente en la cabeza.
-Pero noooo, tenias que ser una puta y no hacer nada verdad? - lo miraste de arriba abajo escuchando a los cadetes soltar una risa.
-Que basura de sargento- terminaste con la conversación y te fuiste hechando humos por las orejas.
A unos pasos a lo lejos escuchaste a los cadetes quejarse y luego al Padre reafirmando que tenían que haberles hecho caso, que no era digno de Dios y así.
Pero quién se cree que es Caricias?
Ignora por completo tus órdenes médicas, hace que los cadetes coman de las orulours, se te anda arrimando drogado y alcoholizado, y encima se atreve a quejarse.
-(UGHH!) - cerraste los puños.
Suspiraste y desvíaste la mirada al cielo nublado encima de ustedes.
-(Tremenda funada) - pensaste más tranquila.
Sin los humos en la cabeza te diste cuanta de que no era completa y totalmente su culpa ya que también habías advertido a los cadetes, pero igual.
Que puta.
Escuchaste unos ruidos detrás tuyo, volteaste rápidamente a ver qué era lo que se acercaba a ti.
Una corta melena rosada se asomó por los arbustos, haciendo que la tensión que traias se fuera al instante.
Tus ojos bicolor conectaron con los de él.
-Teniente, ahí está- se acercó.
-Gordi qué tal? Porfavor dime solo Tn- le sonreiste de lado.
-Bueno, está bien, eh Tn- corrigió al instante, se le notaba un poco nervioso.
-Pasa algo? - te acercaste.
-No, no, sólo me mandaron a ver cómo estabas, y a avisarte que ya vamos a salir- él te devolvió la sonrisa con un leve rubor.
Notaste como jugaba con sus dedos y desviaba la mirada.
Tus ojos se iluminaron, tus mejillas se enrojecieron y sentiste un 'Badoom' de tu corazón más fuerte de lo usual.
-(QUÉ ADORABLE!) -
Sentiste el poco enfado que te quedba irse con el aire al instante.
Este chico era tu tranquilizante personal.
-Pues vamos entonces- respondiste con una nueva aura a tu alrededor.
Algo que notó al instante, ambos comenzaron a dirigirse de vuelta al campamento pasando por vívidos arbustos e increíblemente altos árboles.
-Y... Qué tal todo eh? - trataste de comenzar conversación.
-Eh? - te miro confundido ante la pregunta.
-Pues si, qué tal estás? Después de las orulours y eso-
-Ah, pues mucho mejor la verdad- te sonrió nervioso.
Ahora se sentía tonto por no haber entendido tu pregunta tan simpre al momento.
-Gracias por preguntar- siguió con la cabeza agachada.
Posaste una de tus manos en su hombro de forma de apoyo. Conocías el significado de su lenguaje corporal, no hibas a dejar que se sintiera menos que el resto del equipo.
-Más bien gracias a ti-
Él te miro confundido nuevamente. Parecía que frente a ti sus únicos moods eran estar confundido y nervioso.
-No lo parece pero quiero que sepas que me calmaste mucho hace unos momentos jeje- te reiste un poco.
-Oh! Denada entonces- este se río un poco después de decirlo.
La poca tensión que había se había desvanecido al momento, lo cual estaba genial ya que parecía que ambos se agradaban, bastante más no había situación para interactuar antes de esto.
En pocos segundos habían llegado ya al campamento, viendo cómo estaban todos ya listos para salir.
Gordi y tu se voltearon a ver un momento, asentiste en aprobación y ambos fueron a la formación habitual.
Excepto que ahora estabas al final de la fila junto al Padre, para darle un poco en qué pensar al Sargento Caricias.
Algo que este mismo pareció notar, suspiro y dió la señal para salir.
Otra vez estaban todos en silencio en la misma situación de sólo caminar en silencio. Pasaron por lugares bastante extraños, había un claro con ruinas en este, una gran cascada e incluso un pantano.
Pensar que estaban pasando a través de todas estas cosas en tan poco tiempo era impresionante.
Escuchaste cómo el sargento daba la orden de parar a descansar, así de la nada aunque haya pasado alrededor de una hora.
Ladeaste la cabeza en confusión.
-Sabes porqué paramos? - volteaste hacia el Padre quien seguía al lado tuyo a pesar de que los demás se hubieran ido ya a sentar.
-Hicimos un acuerdo en el que pararíamos cada cierto tiempo para que Achuchones descansara- dijo mientras se reacomodaba los lentes.
-Oh, genial!- sonreiste.
Pensar en que tenían a tu paciente en mente era bonito.
-Tn! - tus orejas miraron hacia donde se había pronunciado tu nombre.
Volteaste y ahí estaba tu rosado favorito, agitando la mano señalando para que te acercaras.
Trotaste hacia él con felicidad, era la primera vez que alguien te hablaba con ese entusiasmo, dejando atrás al oso morado que los miraba atentamente.
-Gordi! Qué pasa? - sonreiste.
-Pensé que querrías sentarte un rato- te devolvió el gesto.
Asentiste y tomaste asiento a su lado, retirando tu casco mientras lo hacías.
-Uff, usar esto da tanto calor- reiste mientras guardabas dicho objeto.
-Tienes razón, así es más refrescante- concordó contigo y se quitó el suyo también.
Ambos se quedaron en un cómodo silencio, escuchaban a las aves, cigarras y el viento en la vegetación sonar como una dulce melodía.
Notaste una mancha azul por el rabillo del ojo, era Azulín quien los veía de lejos con el ceño fruncido.
-(Parece stalker) - pensaste.
Alzaste la mano y saludaste al oso color cielo, moviendo tu brazo de un lado a otro.
-Eh Azulín! Ven a sentarte con nosotros! - le gritaste.
Este se vió sorprendido por la propuesta, pensó unos segundos y procedió a caminar hasta los dos.
Trataste de estudiar su comportamiento, caminaba lento casi como si temiera que fueras a hacer algo.
Sus ojos miraban a todos lados menos hacia tí, sus brazos rectos y tensos hacia abajo y los puños cerrados.
-(Bastante desconfiado eh) - pensaste.
Este llegó y se sentó al lado tuyo sin decir nada.
-Algo que contar? - dijiste después de unos segundos de silencio entre los tres.
-Mmh no- respondió secamente aún sin verte.
Gordi pensó un poco y se volteó hacia ustedes dos.
-Oh! Azulín- llamó a su hermano quien volteó a verlo al igual que tú.
-No te habías caído hace rato? - preguntó.
Tomó por sorpresa al otro, quién se exaltó ante la afirmación.
-No es cierto! - dijo.
-Cómo no? Te raspaste! - insistió.
-Puedes atenderlo Tn? Porfi- juntó las manos e hizo su mejor cara de perro triste.
BADOOM
-Claro que sí! - dijiste de inmediato para luego reír un poco.
-Ya dije que no tengo nada! - el osito azul rodeó los ojos.
-Vengaaa, déjame atenderte- le miraste ahora tú.
-Qué no tengo nada, n-a-d-a - deletreo.
Miraste a su hermano rosado y asistieron, ambos se acercaron e hicieron su mejor cara de porfavor.
Obviamente no funcionó.
-Qué no pesados! - se cruzó de brazos y volteó a opuestas de ustedes.
Bufaste e igualmente sacaste tus instrumentos, lo que llamó la atención de ambos osos.
-Te dije que- eh! - el oso cielo se exaltó.
Estabas remangando sus pantalones y mangas buscando por la dicha herida.
-Qué crees que estas haciendo?! - preguntó con la cara completamente roja mientras pataleaba para hacer que le soltaras.
-Tomó las medidas necesarias- dijiste.
-Ahí está! - soltaste al encontrar la herida que buscabas.
Azulín se quedó quieto al notar que lo habías descubierto, ya no había razón para seguir mintiendo por orgullo.
Había un raspón en su rodilla izquierda, no era muy grave pero parecía que dolía. Procediste a atenderlo limpiando la herida con algodón y alcohol para después cubrirlo con un parche.
-Ya está! - te alejaste un poco para guardar tus cosas
-Ves qué tan fácil es sólo admitir qué te heriste? - te burlaste de él
Este bufó y volteó a otra parte, tú y gordi rieron al unísono.
Te agradaban esos dos hermanos.
Fin del capítulo
Para este capítulo le atraes a 4 osos, ojo, atraes, no les gustas completamente aún.
Tn enojada con el pinche sargento pendejo modo uwu.
Carita de cachorro
Creí q les gustaría ver a la Tn original.
Y si, hiba a ser humana JAJAAJ
El uniforme c quedó prácticamente igual, pero la personalidad si cambió un huevo.
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