Onceavo capítulo
De vuelta
Para este punto caminar por horas y horas sin descanso se estaba convirtiendo más en pasatiempo. Si alguien hablaba de inmediato te ponías de malas, ¿y quién no? Todos tenían hambre, ya que las provisiones se estaban agotando casi, las patas de todos ardían de tanto camino, el sol era bastante fuerte y por supuesto estaban externadamente sucios.
Suspiraste, sintiendo los ojos cerrarse lentamente para después abrirlos de repente.
-(Me estaba durmiendo mientras caminaba?...)- Te preguntaste a ti misma. Demonios, primer misión y ya sentías que te volvías loca.
-Qué esas no son las montañas Cereza?...- Oíste a alguien decir, más no supiste quién había sido.
Levantaste la cabeza y sentiste la energía regresar a tu cuerpo. Esas montañas rosadas eran bastante familiares. Todos parecieron como si los hubieran regresado de la muerte o de algún trance que hasta bullicio escuchaste.
-No lo puedo creer, al fin estamos en casa.- La voz ronca y agotada del sargento resonó en tus oídos y no pudiste evitar soltar un suspiro de alivio.
-Después de esto me tomo unas buenas vacaciones...- Dijiste.
El pastó se movió detrás tuyo y un sonriente oso naranja rió a carcajadas mientras trotaba hacia adelante.
-A que llego primero eh!-
-Nadie te va a seguir dentón!- Azulín sonrió burlescamente. Tenía un poco de razón, ya que los únicos que siguieron su juego fueron los pequeños Mimosín que corrieron tras de él.
-Me estoy saboreando un largo baño de burbujas!- Achuchones exclamó.
-Vamos pues, que los baños no se toman solos!- Alzaste una pata al aire, con energías renovadas.
-Eso!- el oso color menta soltó una risilla tierna, ajustandose el moño en su cuello.
Ambos eran osos amantes de la higiene, por supuesto que tú y él se llevaría así de bien y, honestamente, cualquiera que los mire raro es aún más raro por no ser higiénico... Como Sonrisas, osea- obvio se asea pero no tanto como quisieras. Es algo que aprendiste durante estos días viajando con todos estos hombres... o más bien, dos hombres y muchachos.
No son la cosa más salubre del mundo, eso es verdad.
El ambiente al fin era algo más que preocupación y adrenalina por sus vidas. Lo cual era genial, pero no podías sacarte de la cabeza qué otras cosas podrían suceder a partir de ahora. Si esta había sido una misión cualquiera que los altos mandos habían dejado a un reducido grupo de recién recibidos en la militar, con poco entrenamiento y mala organización, ¿Cómo serían las misiones en el futuro?
Qué horror, ni siquiera querías pensarlo. Sacudiste la cabeza y simplemente seguiste caminando, mientras las montañas Cereza se hacían más y más grandes a minuto que pasaba.
Tus ojos bicolor estaban pegados al increíble escenario. Enserio, era como si de repente el paisaje se hubiera convertido en uno de ensueño, uno que viviría únicamente en los más inocentes sueños de los osos más jóvenes. Todo era tan lindo que al regresar de tus pensamientos ya se hallaban frente a la cerca de la que partieron.
Dos soldados, que resguardaban la entrada/salida del campamento los miraron con una extraña sorpresa.
-(Es como si no esperaban que volviéramos)- pensaste, un tanto confusa pero te dio igual.
-Bienvenidos. Sargento, Teniente. El Coronel Otto los espera para el reporte- dijo uno de ellos, dirigiéndose a Caricias y luego a ti, haciendo el salido militar.
-(Dios, ni siquiera un descanso? malditos.)- pensaste inmediatamente, y pareciera que no habías sido la única ya que escuchaste un gruñido de parte de Caricias.
-Bien, nos reportaremos en cuanto antes.- Respondió, para luego girar la cabeza y mirar al Padre.
Sentiste el ambiente un tanto más pesado.
-Encárguese de los soldados, nos veremos mañana como siempre para entrenar.- dijo lo último dirigiéndose a los demás, quienes claramente estaban disgustados con la idea de no tener ni un día de descanso.
-Por favor! estamos cansados!- Achuchones hizo un tierno puchero.
-Nosotros queremos pasar el rato jugando!- los gemelos siguieron.
-Y yo necesito recuperar tiempo de belleza! mire esto!- Azulín gruñó, apuntando a unas inexistentes ojeras bajo sus ojos.
Sacudiste la cabeza, vaya forma de quejarse. Pero también, tenían un punto en no estar de acuerdo con la idea. Habían vuelto de una misión que casi resultó en muerte más a parte un buen trauma para cada quien.
-Y a mí que?! esto es una guerra, no un juego! no hay tiempo para perder de esa forma! si van a andar chillando como maricones sálganse como la escoria que son!- Gruñó el oso más alto, ganando que se callaran todos y asintieran lentamente.
-Al menos deles un día, apuesto a que todos aquí necesitamos un descanso. Es la mejor forma de hacer un buen progreso.- trataste de razonar con él.
Por el rabillo del ojo pudiste ver como asentían frenéticamente ante tu petición, haciendo que Caricias hiciera un sonido de "tsk" y asintiera.
-Bien, pero hay que irnos ya.- Dijo, empezando a dirigirse hacia el cuartel general, donde Otto los esperaría. Tras un suspiro, seguiste sus pasos.
Escuchaste una voz suave, bastante sileciosa, como un susurro. Al voltear conectaste mirada con cierto oso rosado, quien ofreció una sonrisa como agradecimiento por tu intervención.
'Crunch'
Ese fue tu corazón siendo destrozado por sobredosis de ternura.
-(Al final la belleza si duele... PERO PORQUE A MI?! MI CORAZÓN CARAJO)- pensaste.
--------------------
Tras una larga charla entre Otto y Caricias podrías jurar que estabas a nada de desarollar la habilidad de dormir estando de pie porque, santos unicornios, la conversación era aburrida.
Casi deseaste estar devuelta en el bosque.
Casi.
-(No sé porqué me querían aquí si ni la cara me vieron, monton de inútiles)- finalmente eras libre de ese lugar tan incómodo.
Ni siquiera esperaste a Caricias, tu prioridad era llegar a tu cuarto y hecharte el baño más largo de tu vida, y después de eso una siesta que duraría el resto del día para rematar con una buena cena... suerte que a los de mayor rango sí les siven comida de verdad y no la porquería que un día viste.
-Ah... al fin!-
Te aventaste a la cama individual, comparado con dormir en tristes y delgados sacos de dormir habían hecho sentir que este colchón hubiera sido traído de los mismos cielos. Asegurando que la puerta estuviera bien cerrada, te despojaste de tus ropas sucias y te metiste a bañar, haciendo notar pequeñas heridas que residían en tu cuerpo.
-Qué molestia...-
Alguna vez te has quedado demaciado tiempo en la regadera, pensando cosas? Bueno, pues eso te pasó. No podías dejar de pensar en la misión que se suponía estabas cumpliendo. Pero la verdad no tenías ni idea de qué hacer, de un día a otro tenías el maldito destino de osos y unicornios encima porque sí- Y no hacer nada al respecto te hacía sentir un tanto mal por varias razones.
1, no sabes ni por dónde empezar.
2, tampoco eres la más brillante.
3, NI SIQUIERA SABES QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ
Gruñiste con fastidio, era estresante todo este lío. Pensaste en pedir ayuda, un consejo al menos, pero tampoco era como si realmente conocieras a alguien de confianza para compartir tremendos datos.
Necesitabas a alguien más, un apoyo... Alguien que sea émpático con otras criaturas, que sea de confianza, de preferencia más inteligente lo cuál no es difícil de encontrar... que fuera alguien de quién nadie sospechara si de repente empezaras a hablar con este oso... mhm, piensa Tn, piensa.
No, ni idea.
-Demonios!- Saliste de la regadera y te cambiaste a ropas más cómodas, Y LIMPIAS. Tenías el resto de hoy y mañana libres para pensar en esto, así que decidiste relajarte un poco...
Fin del capítulo
HOLAAAA
Dios cuanto tiempo JAJAJAJA, no me la creo. Buenasss. Como sea, a ver si esta vez no me vuelvo a desaparecer ehhhh
En fin, aquí está la lista del harem hasta ahora!!!
Azulín
Gordi
Achuchones
Coco
Padre
Caricas
Pompón
Sonrisas
Hermanos Mimosín
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro