— Oh fuck... ¿Qué te pasó pequeña? — acarició su rostro suavemente viendo como los signos vitales estaban en crítico. Estaba en coma.

— Si la paciente muere ¡Te quedas sin trabajo! — exclamó Kang acercándose a ella — Y a ti que mierda te importa, vete a fastidiar a otro lado.

— Hagamos algo, tú sales conmigo, no te vuelvo a fastidiar nunca más y no desconecto la máquina a la que la vida de tu querida Jihyo depende. Tú decides.

— Y tú cómo sabes que ella es importante para mí y a ti que te importa si lo es o no.

— Por eso te botaron a ti con a tu familia estúpida y te mandaron a este lugar llenos de estúpidos humanos vagos. Es más, fue a propósito lo que le está pasando a Jihyo.

— Que te valga los huevos que no tengo colgando si mi familia o yo tenemos sentimientos hacia el otro, es más ¿Qué haces aquí? Que yo sepa tienes prohibido el ingreso.

— ¿Cómo lo sabes?

— Soy un demonio, tarado. Sueltas el cable y yo no hablo — el demonio soltó el cable para girar e irse. Chocó con el torso de Taehyung y la mirada de Jungkook.

— Entonces doctor ¿Quería sobornar a la doctora con desconectar la máquina de oxígeno para que se perdiera una vida y ella pierda su trabajo? Perfecto, Kookie ¿Llamaste a seguridad? — habían de dos hombres altos en la puerta quiénes entraron después de la señal que mandó Jungkook.

— Sí Tae, ya están aquí. Pueden llevárselo, tenemos cámaras grabando y se pueden ver lo que ha hecho.

— No puedo creer que sea Jihyo, es muy raro todo esto — Jungkook sacó una galleta de zanahoria y la partió en tres para todos.

Sana nunca vió una galleta tan grande.

— Tengo que averiguarlo, Tae ¿Podrías hacer que la lleven por la zona de mis pacientes? Porque aquí mi Jisoo me está reventando el teléfono por la llegada de los pacientes — revisó su móvil y había un montón de mensajes de Jisoo pero había uno en especial.