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Química

Química... no por mucho mi mejor materia, era bueno en ella y se me daba fácil, aunque por alguna razón a mis amigos solía irles mal.

—Es mi fin —dijo Gabo llorando sobre sus apuntes.

—Te irá bien —lo calmó su mujer abrazándolo.

—No, su promedio es mediocre —afirmé la realidad.

Gabo iba a decir algo pero terminó por asentir y tirarse en su cuadernos.

—Te irá bien porque Tim te va a ayudar —amenazó mirándome molesta.

—¿Yo porque?, el que no pone atención es él —me queje.

—Porque tengo este hermoso cupón que me diste —sonrío victoriosa mostrándomelo.

Lo tomé molesto para mirarlo bien.

—Estupidos cupones —gruñi tomándolo— Ya expiró —dije listillo.

—No tiene fecha —me mató.

—De verdad no me quieres ayudar —añadió Gabo mirándome triste.

—Es que eres muy... —traté de ser amable.

—Estupido lo sé —aceptó devastado.

—Solo eres malo para estudiar —insistió Jess revolviendo su cabello— por eso te va ayudar Tim.

Con un cuchillo de plástico en mano tenía que tomarla en cuenta.

—Pues ya que —suspiré— pero si vamos a estudiar va en serio.

—Le dire a mamá que te preparé de comer —gimoteó asintiendo.

En mi casa ya no estudiábamos pues Nini no lo soltaba y el corazón de pollo de mi amigo no le podía decir que no.

Mientras íbamos caminando a la salida un moreno se nos atravesó.

—Tim que bueno que te encuentro —sonrió chocando puños conmigo— Necesito tu ayuda.

—No eres el único —suspiré mirando a mi amigo que estaba a nada de un tic nervioso.

—Mañana es el examen de química y...

—Atrás roba amigos ya lo aparté —dijo Gabo poniéndose frente a mi a manera de escudo.

—Mierda sabía que debía decirte temprano —bufó el moreno— pero puedes enseñarnos a los dos no.

Mire a Gabo que aún miraba juicioso al chico frente a él.

—No... yo soy un desastre y contigo ahí Tim no se va a concentrar —se negó.

—¿Yo?  —me queje molesto— tú eres la que se distrae con todo.

—Si tu —me miró inseguro ya con el tic.

—Por favor Gabriel te lo ruego estoy a nada de reprobar —pidió Cal juntando sus manos para suplicar.

El moreno me miró un poco inseguro para suspirar.

—Está bien —aceptó— pero sin juegos iremos a estudiar.

—Si, si gracias —lo abrazó para luego abrazarme a mi.

—Bien pero tu nos llevas —asentí separándome de su abrazo— y a la primera que me desesperen me voy.

Los chicos asintieron felices, mientras Cal se iba por sus cosas me quedé con mi amigo esperándolo.

—Gracias por aceptar—murmure.

—Tengo un plan —sonrió orgulloso— tu solo actúa normal y yo veré como actúa contigo y así sabremos si le gustas o no.

—Sabes eres brillante cuando no eres un completo estupido —confirme.

—Gracias —dijo haciendo una reverencia.

Puse los ojos en blanco, Cal llegó un momento después con esa sonrisita que se cargaba siempre.

—Estoy listo —afirmó.

Nos fuimos a la casa de mi amigo, aquella en la que desde afuera podías escuchar los gritos.

Ahí estaban Diego y Dani los gemelitos golpeándose sin piedad con unos tubos de alberca.

—Te vas a lastimar más animal —lo regaño Gabo quitándole el tubo a su hermano con el brazo roto.

—Pues me curan y ya —atacó a su hermano junto con su gemelo que no tardaron en tirar al piso.

Me oculté tras del moreno quien los miraba con una sonrisa.

—¿Qué haces? —preguntó confundido.

—Te uso de escudo —sonrei.

—¿Escudo? —preguntó confundido.

No tardó en entenderlo cuando los pequeños empezaron atacarlo con sus popotes y preguntas.

—No te escondas Timcito que sigues tu —me apunto Diego con el popote y su brazo enyesado.

—Basta ya enanos —los regañó su padre.

Los niños asintieron para salir corriendo a la casa.

—Cuida de tus hermanos Gabriel —ordenó su padre.

—Como si no lo hiciera —bufó levantándose del pasto.

—Perdona uno de tus hermanos no tiene el brazo roto por no cuidarlo bien —señaló.

—Mejor ya no hablo —se quejó.

Entramos a la casa donde habían más chicos, Santiago tocando en su piano como siempre, los gemelos haciendo su desmadre y claro su madre sonrió para verme.

—Tim —sonrió abrazándome— ¿Cómo has estado mi güerito?

—Bien —conteste feliz— vinimos a estudiar.

La mujer asintió para presionar mi mejilla, mientras Gabo presentaba a Caleb un pequeño moreno llegó para verme y suspirar asombrado.

—Timcito —pronunció el bebé de tres añitos extendiéndome los brazos

—Nugget —lo cargue feliz.

El niño me abrazó con fuerza a lo que correspondí, crecía con rapidez.

—¿Se llama Nugget? —preguntó Caleb mirándole confundido.

—No pero parece uno —expliqué.

El niño asintió, era chiquito y gordito como un Nugget.

—Bueno y como te llamas Nugget —le preguntó.

—Santiago —contestó molesto— pero no me llames Nugget, solo Timcito.

Caleb asintió, Nugget era algo posesivo... ciertamente era el único chico menor de cinco que me agradaba.

Nos sentamos a comer con toda la casa llena como era aquí, al final subimos a su habitación, una pequeña pero al menos solo para él

—Bien si quieren ir al baño es ahora porque no les permitiré salir hasta que no sepan el ciclo de Krebs completo —sentencie de una vez.

Caleb empezó a reír para asentir.

—Porque te ríes —le miré confundido.

—No es broma así que si quieres ir ve —dijo Gabo asintiendo recordando cuando casi se hace encima.

Cal se levantó para ir al baño pues sobre advertencia no hay engaño.

Pasamos las siguientes horas estudiando, metiéndoles la información a los golpes... literalmente.

La puerta de su habiatacion se abrió dejando ver la risa burlona de su hermano mayor.

—Damián lárgate estamos ocupados —ordenó Gabo molesto.

—Pero si solo vengo a ver cómo está mi hermano favorito —dijo entrando— y su amiguito especial, ya veo que añadiste a otro.

—Diego lárgate o te parto la mierda de cara que tienes —añadió Gabo lanzándole lo primero que encontró.

—Eres un perdedor —atacó burlón para irse.

—Ahora si lo mato... —dijo el latino levantándose.

—No vale la pena —le recordé tomándolo del brazo para detenerlo.

—No pero que satisfacción va a ser el día que lo haga —gruñó sentándose de nuevo.

—Hermanos —dijo Cal— mi medio hermano me encerró en la lavadora, de no ser por mi primo la hubiera prendido.

—Mi hermana me tiró de las escaleras —añadí— me rompí el tobillo.

—Está bien tú ganas —dijo Gabo riendo

—¿Yo que ganó? —pregunté confundido.

Los chicos se miraron para reírse, suspiré sin entender así que supondré que es solo que están pendejos.

—Les doy cinco minutos necesito ir al baño —me levanté para salir.

Al salir del baño ahí estaba Damian parado en la puerta de su habitación.

—Hace mucho que no venias, tus mamis te prohíben juntarte con los pobres —atacó como siempre.

—Preferimos reunirnos en un lugar donde el ambiente no sea tan molesto con tu presencia—aclare.

—Oh te molesto Niño especial —me llamó como siempre lo hacía.

—No le doy valor a lo que no lo vale —afirme, desde siempre me había tratado mal y ni sabía porque.

El chico se acercó a mí para tomarme del hombro y girarme con fuerza... iba a golpearme.

—Te crees mucho pero eres un... auch Nugget suéltame —miro al bebé que le estaba mordiendo la pierna con fuerza.

—No molestes a Timcito —me defendió Nugget saliendo corriendo con su hermano tras de él.

Quien diría que un niño de tres vendría a mi rescate, me acerqué a la habitación para alcanzar a escuchar su conversación y ponerme de chismoso.

—Que raro que llevamos toda la vida juntos y hasta ahora nos hacemos amigos —dijo Cal.

—Bueno siempre nos a tocado en grupos diferentes y Tim suele ser un poco selectivo con sus amistades... por lo que me sorprende que se hayan hecho amigos —mencionó Gabo.

—Para ser honestos ni yo me la creo —aceptó riendo.

—¿Por qué? —preguntó— ser su amigo no siempre es muy fácil.

—Yo sólo quería alguien para acompletar mi equipo de básquetbol, y me sorprendió con sus tiros pero no sé... cuando estoy con él me siento bien —sonrió— llevamos poco de ser amigos pero... es raro que alguien te pueda caer bien tan rápido.

—Es especial, se gana tu corazón rápidamente —afirmó mi latino— pero es malvado así que toma tus precauciones.

Entré porque si le daban hilo iba a seguir hablando mal de mi cuanto pudiera.

—Ya acabaron sus cinco minutos —ordené— volvamos al ciclo de Krebs.

Continuamos que sin darnos cuenta ya eran las once de la noche.

—Dice mamá que mejor te quedes —mencionó Gabo a Cal subiendo la leche y galletas para cenar— tú no tienes opción ya le dijimos a tus madres y dijeron que si.

—Pido cama —asentí acomodándome de una vez.

—Le avisaré a mi abue —asintió Cal.

—Bien, yo dormiré con Nugget —afirmó Gabo— les traeré la colchoneta.

—Podemos compartir cama no —me miró Cal con media sonrisa.

Mire a Gabo en busca de respuestas a lo que asintió levemente.

—Si, seguro —acepté nervioso.

—Perfectos entonces la usare yo, Nugget golpea demasiado —se alegró.

Nos fuimos preparando para acostarnos a dormir, me puse mi pijama que guardaba aquí para emergencias.

—Lindo —dijo mirando el dibujo de medusa.

—Lo se —afirmé.

El chico se quitó la playera de inmediato, estaba bien dotado.

—Viejo si te vas a desnudar quédate los bóxers al menos he —gruño Gabo en el suelo.

—Pues ya que —bufó quitándose el pantalón— lo siento no puedo dormir con ropa.

—Ni yo —apoyó mi amigo quedándose en calzoncillos de figuritas.

—Que asco —negué, no me gustaba el tacto de la sabana en mi piel por eso siempre usaba la pijama.

Nos acostamos en esa camita que no era muy grande haciéndonos quedar espalda con espalda.

—¿Estas cómodo? —preguntó.

—Si, siempre y cuando no sudes —me queje. si

—Bien le dire a mi cuerpo que no lo haga —dijo burlón.

—Gracias—asentí restándole importancia.

Me acomodé en la cama de mi amigo dando un par de vueltas para poder acomodarme bien.

—Tim una vuelta más y nos vamos a caer los dos —me regaño Gabo.

—Es que no me acomodo —me quejé.

—Abrázalo y así se quedara dormido —se quejó Gabo desde abajo del suelo.

Me gustaba dormir con peso así que si, era una buena alternativa.

El moreno me miró esperando la aprobación la cual le di, Cal me abrazó para acomodarse.

—¿Así está bien? —preguntó.

—Si... —afirmé cerrando los ojitos para dormir.

Y así fue me quedé dormido de inmediato, desperté por los gritos de los gemelos que no se querían levantar para la escuela.

Ahí estaba aún abrazado de él, mirándonos de frente el uno al otro, me quedé observándolo, esa piel morena y ojos castaños... era atractivo.

El chico despertó para verme.

—Buenos días cupido —sonrió.

—Cal —contesté mirándole a los ojos.

Nos quedamos un par de segundos así.

—Mm me puedes soltar ya —pedí.

—Claro —dijo riendo para estirarse.

Gabo siempre se paraba temprano pues debia arreglar a Nugget para el kínder, nos cambiamos para bajar a desayunar y dar rumbo a la escuela.

El examen sería en un par de horas por lo que aún tenían tiempo para estudiar, sin embargo yo debía practicar un poco de arco.

—Tim —dijo la voz de la chica que hizo que mi tiro se arruinara.

Me giré molesto para ver a la chica que arruinó mi tiro, justo cuando iba empezando.

—Es la segunda vez Amelia —reclamé— puedes dejar de hacerlo.

—Yo... lo siento —dijo algo enojada— pero ya pasaron muchas semanas —me reclamo— se me acaba el tiempo Timothy, Me vas ayudar o no.

Era hora de decirle la verdad.

—No, no puedo...

Era la primera vez que no había hecho un flechazo... y algo me decía que no iba a ser bueno para mi reputación.

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