Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Luz del mañana

Los sábados la mayoría de las personas suele dormir hasta tarde, algunos se paran muy temprano para disfrutar del día... yo solía empezar a dormir cuando la luz del sol empezaba a salir pero el compromiso me hizo tener que posponer mi sueño para después.

—Me alegro de que hagas más amigos —dijo Mamá dejándome en las canchas— llévate el almuerzo y usa bloqueador.

Cuando solo tienes dos amigos por los trece años de vida escolar es razonable que tus padres se empiecen a preocupar.

—Si mamá —asentí a la pelinegra para besar su mejilla antes de que continuara.

Me bajé para ver ya a dos morenos en las canchas pasándose el balón.

—¡Tim si viniste! —exclamó Caleb emocionado llegando a mi para abrazarme con medio abrazo.

Me aparté un poco incómodo ante su afecto físico, muy común en latinos según Gabo.

—Claro que si yo no rompo contratos— me quedé observando al otro chico.

Uno ochenta y tres probablemente, piel morena y unos ojos azules encantadores, se notaba que tenía una discapacidad auditiva pues tenía implantes cocleares sin embargo no era lo que más destacaba de él... era su rostro perfectamente simétrico.

La palabra atractivo se quedaba corta ante tal imponente ser frente a mi, uno con el que me presentaría de no ser por este estupido sentimiento confuso que yacía en mi y que al ver al dios frente a mi no se presentó.

—Ah el es Autumn, es el primo de mi primo —explicó— bueno no son primo en realidad, dejémoslo en que somos familia.

—Complicado —apoyó el moreno con su peculiar voz— puedes llámeme Oti.

—Un placer Oti, soy Tim —me presenté estrechando manos, con suerte y se presentaba algo como con Cal... nada, pura decepción.

—<Cupido> —le dijo al moreno en lengua de señas.

—<También pero prefiero más mi nombre> —añadí generando una sonrisa en ambos.

Me sabía perfectamente el lenguaje de señas pues me lo habían enseñado cuando era pequeño y me dignaba hablar, tiempos complicados para mis madres.

—De acuerdo Tim —asintió Oti con una sonrisa pequeña.

—Bien los demás no tardan en llegar así que porque no iniciamos unas rondas —sonrió Cal— me puedes pasar a mi pero al futuro olímpico lo dudo.

—Olímpico —le miré confundido.

El chico solo negó con una pequeña risita, empezamos calentando un poco para practicar y no mentía el chico era veloz, al parecer era un gran corredor.

Poco a poco fueron llegando las personas, entre ellos Padi que era una cara conocida y el tal Matt.

Nos pusimos a entrenar, por lo que decía Cal quería entrar a una liga de competencias... no entendía para que si él ya competía con el de la escuela.

—Vamos cupido mueve tu trasero —insistió.

—Ya me cansé —bufé para sentarme y tomar algo de agua— no me dijiste que serías tan rudo con el entrenamiento.

—Pensé que tendrías más condicion física siendo un deportista —me cuestiono dándome una toalla para el sudor.

—Lanzo una flecha con un arco y tengo recogedores de flechas —le recordé— me ves mover mucho.

El negó divertido para sentarse a mi lado.

—Está bien descansemos diez minutos —asintió.

—Gracias —bufé acostándome en el césped.

Admito que mi condición física es buena, pero podía ser que la falta de sueño o que no quería sudar demasiado era lo que me estaba afectando.

Oti se sentó a mi lado bebiendo su bebida, no soy de las personas que tiende a decir cursilerías pero joder se veía tan tierno bebiendo de su jugo con su diadema de estampados de patos en su cabeza para que no se le cayeran sus implantes.

—Tu también te cansaste o solo yo —le pregunté agobiado.

—Corro casi diez kilómetros al día y nada me cansa más que los entrenamientos de Cali —negó riendo.

Asentí agotado para cerrar los ojos un momento, sentí la mano en mi hombro un par de minutos después.

—Vamos cupido no es hora de dormir —me despertó el moreno.

—Cinco minutos más si —pedí agotado.

—Vamos eso nunca funciona —insistió levantándome.

Le miré un poco molesto para sacudirme, si me levanto tan fácil con una mano me imagino que podía hacer con las dos.

—Quita esa cara —revolvió mis rulos.

—Es la misma cara que tú pusiste al recoger mis flechas —le recordé molesto.

—Bien lo tomó pero al menos yo te voy a invitar el desayuno así que pon una sonrisa y continuemos —ánimo.

Di una sonrisa fingida para tomar el balón y volver al juego.

Entrenamos una hora más, aunque por la mitad solo me puse a lanzar los balones sin más.

No puedo decir que no fue algo productivo, mi plan B de juntar a Meli con Matt no iba tan mal, el chico era un partido decente... algo digno para el corto tiempo que iba a estar aquí.

—Bien hecho Cupido, te mereces tu desayuno —sonrió.

—Me parece bien —asentí.

Al parecer el chico vivía a las afueras, el lugar se dividía en tres, las granjas donde no hace falta explicar qué hay en esa zona, posteriormente estaba el centro donde vivíamos la mayoría y la montaña donde vivían los niños ricos... de donde al parecer venía Oti.

Llegamos a su casa, donde en efecto era una granja.

Entramos donde ya olía bastante bien, las personas siempre dicen que soy muy juicioso pero la verdad es que me gusta observar todo, es sorprendente los datos que puedes conocer con solo observar.

Al mirar la casa de Cal podía ver que era completamente un hogar pues se sentía esa vibra, también podía ver que Cal era el favorito en esta casa por las miles de fotos que adornaban los pasillos y que eran en exceso religiosos... las miles de cruces me lo decían.

—Cupido —me llamó Cal— la mesa está lista.

—Ya voy —asentí sin dejar de ver la cruz.

Nos sentamos en la mesa donde en efecto había varias cosas ya servidas.

—Hola chicos —saludó una mujer de canas blancas, ya grande y algo descuidada.

—Hola abue —saludaron al unísono.

—Vamos, vamos empiecen que están en crecimiento —insistió con una sonrisa— pero antes Padi, ya sabes.

—Lo siento —dijo el pelinegro bajando el tamal y juntando sus manos.

La mujer inició la oración para antes de comer a lo que me limite a mirar el plato y no decir nada, por obvias razones mi familia no profesaba ninguna religión.

—Amén, ahora si pueden comer —sonrio su abuela mirándome— una boca más que alimentar siempre es bienvenida.

—Abue él es Cu... Tim —me presentó— Tim ella es mi abuela.

—Mucho gusto —asentí.

—Tim, tú eres el de los amarres no —sonrío divertida— mi niño habla mucho de ti, anda come que estás muy flaco.

—Abue para ti todos están flacos —negó Cal divertido.

—Pues lo están, ay esta juventud les preocupa más estar en los huesos para verse lindos que estar sanos —negó— ya se parecen a tu primo.

—Abue... —negó— ya va a empezar tu novela no —le recordó para correrla sutilmente.

La mujer asintió recordando para darle un beso en la mejilla a Oti y luego a Cal e irse.

—Lo siento, mi abuela está obsesionada desde que no puede engordar a mi primo —contó avergonzado.

La dismorfia corporal cada vez es más común en adolescentes... al pareces tan bien afecta a las abuelas viendo a todos mas flacos.

—Está bien —asentí mirando como los demás comían sin más.

—Ah te sirvo —dijo poniendo los tamales— los verdes pican mucho pero te gustarán los rosas, esos son de fresa.

—Soy alérgico a las fresas —interrumpí— en general a la mayoría de la comida, pero no te preocupes traje la mía.

—Bueno... al menos déjame calentarla por ti —sonrió para quitarme mi tupper y llevárselo sin que pudiera objetar.

El ambiente era muy disperso, como siempre a Caleb le gustaba hablar y hablar sin darse cuenta que dos de ellos eran los típicos que cuando comen no conocen.

Lejos de algunas aportaciones de Matt me centre en ver el comportamiento del moreno... si bien entendía porque a las mujeres les llamaba la atención era encantador pero las miles de cruces y figuras religiosas me ponían incómodo como para seguir con mi investigación.

—Te llevó a casa —dijo Cal mientras los demás se despedían.

—Tranquilo puedo pedir un taxi —aseguré.

—No era pregunta cupido vamos —ordenó llevándome hasta el auto.

Para este punto esta más que claro que conversar no es lo mío, pero Cal no sé iba a rendir en eso.

—Tu tienes dos madres no —sacó el tema porque si.

—Así es, pero no entiendo como pasas de hablar del basketball a preguntar las figuras maternales que tengo —mencioné asombrado.

—Así funciono —desvío divertido— además te vi un poco incómodo en mi casa así que quería que supieras que aunque somos religiosos, más la abuela, también somos aliados.

—No ser homofóbicos no es ser aliado para que quede claro —establecí lo que muchos consideraban ser aliados.

—Lo sé, somos aliados desde que mi tío salió del closet y lo hemos sido incluso cuando decidieron formar una familia y tener hijos —dijo algo que no me esperaba— también vamos a todas las marchas y la abuela dirige una pequeña comunidad en la iglesia sobre esos temas.

Le miré apenas captando un poco.

— Me volví a perder no se supone que esas cosas van en contra —murmuré lo que siempre me hicieron creer.

—La gente lo toma como lo quiere ver pero Dios dijo ama a tu prójimo, ama los unos a los otros y es lo que decidimos hacer —afirmó.

Me detuve un momento para observarle, lo decía con sinceridad una gran sinceridad.

—Que profundo —asentí.

El chico solo negó dejándonos por primera vez en silencio.

—Se que solo estás aquí por trabajo y que vinieras fue meramente por obligación pero... gracias por venir —dijo con una seriedad que no conocía de él— me faltaba uno para el equipo y no todos se comprometen a pasar sus fines de semana haciendo esto así que... gracias.

—Como que todos no era sólo hoy —dije confundido.

El chico me miró para negar riendo.

—Si que eres gracioso —dijo nunca nadie.

—Eres raro —asentí confundido.

—Algo más a tu lista de cosas de mi, ya vez nos estamos conociendo —afirmó con una sonrisa.

—Te estoy conociendo —refórmule.

—Es cierto, trabajaremos en eso pero mientras tanto —dijo acercándose, pasando sobre mi para abrirme la puerta— sé dónde vives.

Una vez más solo eran centímetros lo que nos distanciaba.

—Mentira te equivocaste de casa —miré la de mis vecinos.

—Rayos —miró su teléfono— cerca entonces.

Puse los ojos en blanco para bajarme del coche.

—Adiós cupido —me tendió el puño al que correspondí.

—Adiós Cal —me despedí.

Ese choque de puños, una vez más esa sensación en mi estómago... iba a vomitar.

Entré a casa directo al baño mientras parecía haber una batalla para arreglar a mis hermanas.

—Por fin llegas —dijo mamá aliviada.

—¿Ocurre algo? —pregunté inseguro.

—Ya viene —sonrio Ma tocando su vientre.

—El bebé —me preocupé .

Ellas negaron a lo que entendí, mi próximo hermano o hermana estaba por llegar.

Caras nuevas y conocidas 🌚 yo creo que si.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro