Love is in the air
Trajes, corbatas y zapatos formales... era el día de la boda, no, no mi boda si no la de mis mejores amigos.
Al terminar la preparatoria los dos románticos se lo propusieron al mismo tiempo pero fue hasta hoy poco después de dos meses de acabar la carrera por fin se hacía la boda.
—Odio decirlo pero eres el padrino más guapo qué he visto —sonrió Gabo ayudándome con mi corbata.
—Lo sé, aunque no soy yo el que te debería estar dando ánimos —señale acomodando su pañuelo.
—Ah ya llevamos como quince años de casado esto es un mero trámite —dijo tranquilo— aunque me alegro de que vinieras.
—No me lo podía perder... ademas Jess me iba asesinar si no venía —afirmé.
—¡Así es cupido! —me gritó desde la otra habitación.
Asentí, mi amigo me abrazó con fuerza... aunque ya habían pasado casi cinco años aún me sentía como ese chico que se había graduado de la preparatoria.
—Visítame más cabron —ordenó— me hace falta mi mejor amigo por aquí.
—Lo prometo —asentí.
Desde el día que me gradué me había mudado a la capital dejando atrás todo lo demás... a todos, venía de vez en cuando pero no tanto como ellos quisieran.
—Entonces... crees que venga —mencione nervioso acomodándome el traje.
—Cinco años y sigues sin saber ocultar tus sentimientos por él —dijo riendo— confirmó su asistencia sólo está esperar.
Asentí, estaba más nervioso que el novio por una extraña razón, pero era válido... no lo había visto en años.
—Bien hermano, es hora —suspiró— vamos.
Tomé mi posición como padrino de boda esperando, buscando entre la multitud aquella cara conocida que no estaba, claro estaba anticipado así que no perdería el control, pero todo eso dejó de importar cuando mi mejor amiga salió vestida de blanco acompañada de su padre.
Puedo decir que el novio no fue el único en soltar una lagrimita al ver a la novia y es que se veía hermosa con ese vestido, muchos recuerdos llegaron a mi como la vez que los presenté... cuando sabía que ese amor iba a ser para siempre.
—Estamos aquí reunidos para celebrar el matrimonio...
No me importo lo que decía el juez yo solo me centre en ver ese brillo en sus ojos que aún mantenían, el brillo del amor.
Cuando sellaron el matrimonio con ese beso era el más feliz de este mundo, un logro para mi carrera como cupido.
Después de la ceremonia nos fuimos a la fiesta, una gran fiesta a decir verdad.
—Increíble —se quejó mi hermanita Nini— esa debí ser yo.
—No lo creo —me burlé de la pequeña.
—Tu cállate —me gruño la niña, ya estaba entrando en la adolescencia y era un dolor de culo.
—Se ve muy bonita —dijo Auggie, el pequeño rubio era una copia mía con esos grandes ojos azules, un mini cupido.
—Verdad que si —sonreí viéndola.
El bebé se subió a mis piernas para jugar con mi corbata.
—¿Cómo te sientes siendo el hombre de la casa? —me burlé jugando con sus chinos.
—Muchas mujeres —negó— te extraño mucho.
—Yo también hamburguesita —lo abracé con fuerza.
El niño se empezó a reír, llegó un punto en que me sentí incómodo por la cantidad de gente así que decidí salir, mientras estaba centrado en el teléfono sentí alguien sentarse a mi lado.
—Podrías darme espacio por favor —pedí amablemete sin mirar, no tenía ganas de hacer contacto visuales.
—Tu no cambias verdad —dijo esa voz.
Me giré para mirarle, ahí estaba él con su gran sonrisa y ojos castaños que me miraban con un brillo particular.
—No creo —acepte mirándole— pero tú si —dije presionando sus músculos bien formados.
—Gracias, tu... también te ves bien —sonrió— pero dime qué haces aquí no deberías estar adentro.
—Me sentí incómodo con tanta gente a mi alrededor, y la boda inició hace horas no debiste llegar antes —me burlé.
—Buen punto —asintió— la práctica se alargó y bueno apenas me dejaron ir.
Asentí, se veía bien en traje a decir verdad.
—¿Quieres entrar? —pregunté confundido.
—Ahh no realmente siento el regaño de Jess desde ya —asintió risueño.
Al irme los tres quedaron en la misma universidad así que pasaron mucho tiempo juntos.
—¿Como te va? escuché que te reclutaron para los olímpicos —preguntó emocionado para cambiar el tema.
—No quería pero Oti me obligó —asentí— dijo que uno de los dos teníamos que ir.
Sip el pequeño corredor tuvo un accidente que terminó con su carrera de corredor Justo cuando lo habían seleccionado para los juegos Olímpicos, pero ahora estaba mejor.
—Pero no te quedas atrás, te reclutaron para los raptors no es así —señale orgulloso del chico.
Más le valía después de todo lo que nos hizo entrenar.
—Fue solo suerte —negó modesto.
—Así que te mudas a la capital no es así —mencione lo que me habían chismoseado.
—Si así es, así que si sabes de algún lugar donde vivir...
—Claro si quieres un roomie exigente tengo algunas ideas —mencione.
Una risita acompañado de ese color de tomate en su rostro se hizo presente.
—Te parece si entramos, podemos bailar un poco —se levantó extendiendo la mano.
—Bien pero si te humillo es tu culpa por invitarme —acepté, era buen bailarín.
—Ya lo veremos —asintió.
Entramos para que el chico saludara y bailáramos un poco, después de un par de tragos y bailes terminamos sentados en una mesa apartados.
—¿Y como te a ido señor Psicologo? —dijo orgulloso
—Bien, bueno ahora me especializare en sexología y seré cupido certificado —asentí— quien diría que terminarías como maestro.
—Es mi colchón por si lo del basketball no funciona —asintió— seré maestro de hamburguesita tal vez.
Mi hermano adoraba al niñero Caleb me habían dicho.
—Cualquiera de las dos cosas que decidas hacer estoy seguro que las harás bien —asentí.
—No coquetes conmigo quieres —dijo risueño.
—No lo hago, creo —me quedé analizando mis acciones— pero acaso hay algún tercero involucrado que impida mi coqueteo.
—Ahm si me estás preguntando si tengo pareja o novio —señalo— mm no, estoy soltero... y tú... tal vez tú si tengas algún tercero involucrado.
—No, soltero desde hace cinco años —asentí.
—No te habías cojido a un chico que se parecía a Shawn Mendes —llegó Gabo sentándose entre los dos.
El novio estaba viviendo el mejor día de su vida.
—Dije soltero no en abstinencia —le recordé.
Cal empezó a reír para asentir.
—Venga ya, ustedes dos deben salir de aquí e irse a cojer —dijo riendo.
—Tu estás ebrio —vino Jess jalando a su esposo— pero tienen razón, salgan de aquí, vayan a cenar, ponerse en contexto yo que se cojerse.
Mire al moreno que me miró de la misma manera.
—En realidad hay un lugar al que quiero llevarte —me sonrió.
—Bien... vamos —acepté.
Salimos de ese lugar para ir a no sé dónde.
—Si me vas a llevar al acuario te propongo matrimonio —me emocioné mirando el camino.
—Lamentó decepcionarte pero no te voy a llevar al acuario —dijo riendo.
—Divorcio —me queje.
El chico empezó a reír para mirarme.
—Sabes... te noto diferente —mencionó— más relajado... más feliz.
—Bueno aún se me cierra la garganta con casi toda la comida, y tengo membresía en el acuario de Toronto pero si... me encontré a mi mismo —asentí.
—Estoy orgulloso de ti —dijo sincero.
—Que hay de ti — me interese.
—Bueno lime las asperezas con mi madre y mi abue me mando a terapia —contó— me esforcé más en mis prácticas y me ficharon, también a Padi y Matt —dijo emocionado —pero bueno a ellos para otro equipo y Matt se comprometió.
—Con Padi no es así, siempre vi algo entre los dos —murmuré.
—Amm no, pero creo que aún estoy a tiempo de hablar con ellos—dijo riendo.
Llegamos a un viejo mirador con cabaña en la cima de la montaña, el tétanos no me llamaba la atención pero lo intentaría... si conseguía abrir la puerta.
—Oti dijo que estaría abierto sólo dame un segundo —pidió nervioso— venga... eso es...
La puerta por fin se abrió, tomó mi mano para entrar al mirador, ya tenía todo arreglado, un par de cobijas, una botella de vino y podía ver una nevera que esperaba tuviera helado.
—Cena romántica te parece —me animó.
—Tenias esto planeado no es así, por eso llegaste tan tarde —deduje.
—Tan listo como siempre —me guiño— tenía que asegurarme de cambiar las cobijas, Oti parece adorable pero es una bestia.
—Me gustaría comprobarlo —sonrei pícaro.
—¡Tim! —exclamó riendo.
—Vamos, me apetece una cena contigo —sonreí.
Nos sentamos con esa gran vista desde las montañas, con esa copa de vino y comida.
—La hizo mi abuela —sonrió— tranquilo nos actualizamos en tu lista de alergiasz
Una sonrisa se hizo en mi, al menos no iba morir por la comida.
Nos sentamos a platicar como si no hubiera pasado ni un día desde que me fui y es que apesar del tiempo aún me sentía cómodo a su lado, estuvimos hablando así por horas.
Hablamos de todo, de cómo le había ido en la universidad, que había salido con chicas y chicos pero no había funcionado, incluso había conocido a su padre biológico y apesar de que se había puteado a su hermanastro había hecho las pases.
Yo le conté cómo había sido el cambio de ciudad para mi, que de no ser por Kori que también estudio psicología no habría podido soportar ese cambio, mi hermana mayor Grace estaba por casarse y Jade por entrar a la universidad, estudiaría animación, Nini entraría a la secundaria y hamburguesa a primaria.
Le conté que estuve con otros pero solo para calmar mis deseos carnales, le conté mis planes a futuro y como me sentía más tranquilo conmigo mismo, había aprendido que ser cupido no estaba mal pero que me había faltado mucho para entender las relaciones.
—Cinco años si qué pasan muy rápido —mencionó él chocando su copa con la mía.
—Lo hacen —asentí— ahora cual es tu plan.
—Mudarme a Toronto —asintió— mejorar en el basket y seguir jugando, cumplir el sueño que tenía con mi padre, ¿Qué hay de ti?
—Especializarme en sexología, dar consulta y tal vez no se... hacer un libro— conté mis planes.
—Suena bien, como le pondrías —se interesó.
—mm Cupido no se enamora —lo pensé.
Una pequeña risa se hizo entre los dos.
—Y yo... ¿entro en esos planes? —preguntó con una sonrisa en su rostro.
—Solo si entró en los tuyos —dejé en claro.
El moreno sonrió para tomar mi mano y llevarnos acostar a las colchas que tenía preparadas, nos recostamos para mirar el amanecer.
—Cuando me invitaron a la boda yo solo pensaba en una cosa —mencionó— que quería volverte a ver.
Lo admito yo estaba igual.
—Conté los días y estaba emocionado aunque no sabía porque y admito entre en pánico un momento —dijo riendo— pero cuando te vi supe una cosa.
—¿Qué? —pregunté interesado.
—Que estaba listo para retomar nuestra relación —afirmó para mirarme.
Me quedé un momento mirando esos ojitos castaños que me miraban.
—Tu lograste hacer que cupido se enamorara —me burlé— que sintiera lo que no había sentido con nadie, ambos cumplimos nuestro objetivo así que si... me gustaría retomar lo nuestro.
Tal vez podría no funcionar o tal vez si... la única manera de comprender el amor es probándolo, intentándolo y luchando por él.
Al final incluso cupido se enamora.
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