Flechas, arcos y balones
Cinco treinta de la mañana, era la hora que tenía que estar ciertos días para poder practicar en el campo de americano.
—Cuando dijiste que fuera tu recogedor de flechas no dijiste que sería tan temprano —se quejó el moreno envuelto en suéteres con su café en mano.
—Si bueno en realidad esa es la razón por la que el último renuncio —expliqué, eso y que me hizo enojar y una flecha casi lo deja sin ojo.
Caleb negó tomando un sorbo a su café, con cara de sueño a más no poder.
—¿Cómo vas a disparar así? —preguntó mirando a su alrededor— está todo negro.
—Solo espera —sonreí.
Las luces se prendieron en cuestión de minutos iluminando toda la cancha por completo.
Su sonrisa se hizo presente al ver el lugar.
—Espera como es que consigues todo esto —dijo emocionado— ¿No eres el único miembro? Nosotros apenas y tenemos uniformes.
—Llevo nueve campeonatos nacionales ganados, conmigo basta para un equipo —asentí— bien solo hay tres reglas básicas como recogedor, siempre debes estar tras de mi, nunca te atravieses en mis tiros y más importante no me distraigas.
—Entonces solo me quedó callado y espero tu indicación para que vaya por la flecha —entendió rápidamente.
—Prácticamente, sigue así y conseguirás un asenso —afirme.
El moreno sonrió para sentarse y calentarse con su café.
Comencé mi práctica estirando y calentando los músculos.
Llegando la hora de la diversión como siempre tomé las flechas para empezar mi práctica, siempre en el blanco, siempre en el punto correcto.
—Listo —le dije a Caleb que miraba ilusiónado.
—Tienes que enseñarme hacer eso —se levantó para ir por ellas.
—Cobró por hacerlo —me adelanté burlón, no le había enseñado a muchos y esos pocos eran niños con padres ricos, claro quien no quiere prácticas con un campeón nacional.
—Mm que te parece medio café y una dona —sonrió dándome las flechas.
—Demeritas mi trabajo así —le miré incrédulo.
—La dona es de chocolate —insistió con una sonrisa.
Suspiré para verlo.
—Venga está bien, pero si me colmas la paciencia esto se acabo —amenacé serio.
—Mejor no lo arruinó entonces —sonrió burlón acercándose.
—Bien primero sujeta el arco de esta manera —le mostré para luego darle el arco.
El chico lo tomó como se lo indiqué tomando una posición un poco incorrecta.
—No está mal, solo levántalo un poco más —indique levantando un poco más sus brazos con mis manos.
Él sonrió entendiendo.
—Ahora va lo difícil, la flecha —se la di— no la pegues a tu cara para iniciar o te cortarás, solo jálala y retenla.
—Bien, así —me mostró tenso.
—Espalda recta —dije poniéndome tras de él— jala un poco más —lo ayude tomando su mano para que estirara más, en estos momentos estábamos por completo casi pegados el uno al otro.
Suéltalo —indique susurrando en su oído.
Caleb lo hizo acertando en blanco, no en el centro pero para ser su primera vez lo hizo bien.
—¡Oh lo viste! —exclamó sonriendo girando su cabeza hacia mi, el poco espacio entre los dos era nulo que de no ser por qué retrocedí nuestros labios hubieran rosado.
—Eres buen aprendiz, suerte que tienes un gran maestro —me alague como siempre.
—Vamos otra vez —insistió con energía.
Me quedé observándole por unos segundos.
—Increíble —nos llamó la voz— a mi ni siquiera me dejas tocar tu arco y a él ya le enseñaste —se indignó Gabo.
—Tu no me ofreciste una dona y café para eso o si —me libre fácilmente.
Mi amigo se cruzó de brazos indignado, rodando los ojos como siempre.
—Bien vamos, tengo que hacer dos rondas más —bufé tomando mis cosas— y ya que estás aquí también serás recogedor.
—Yo sólo venía a ver cómo le iba a Caleb, o si ya te había abandonado —señaló la segunda opción más creíble.
—Eso no, tenemos un trato —afirmó el otro moreno.
—Pues bien, silencio que quiero tirar —me quejé.
Mientras yo practicaba los latinos no dejaban de hablar algo que se me hizo sospechoso.
Terminé la práctica sin accidentes algunos.
—Te veo en química —se despidió Cal.
—Ahí nos vemos —asentí.
Gabo se la pasó mirándome casi todo el día.
—Ya sé que soy hermoso pero basta de mirarme quieres —insistí en el almuerzo.
—Tienes una cierta vibra diferente que aún no comprendo —dijo confundido— no lo sé pero me gusta.
—Adivino tu tercer ojo mexicano te los dice —me burlé a lo que insistía con fervor.
—Pues si sabes —señaló él muy digno— búrlate lo que quieras pero como asistente de cupido algo sé.
—El puesto lo tienes porque eres el único que me soporta —señalé— nepotismo en el puesto solamente.
—Bueno como tu mejor amigo sé que algo te traes —me miró reformulandolo— puedes hablar conmigo sabes.
—Si necesito decirte algo lo haré —lo ignoré usando la táctica que mejor servía — te vienes a estudiar hoy a mi casa —si, cambiar de tema era la mejor solución.
—Claro, alimento gratis —aceptó como siempre— y ya sabemos si será hermanito o hermanita.
—Sigo rezando por otro hermano —dije mientras garabateaba en mi libreta.
—Ya te lamentarás cuando tengas a un mounstrito de hermano —señaló.
—Tengo tres, necesito más aliados contra ellas —explique mi principal razón.
El moreno sonrió comiendo sus chilaquiles.
—Oye y de que estabas hablando con Caleb —me interese sacando el tema
—Nada importante, cosas de latinos ya sabes —evitó el tema.
—Sospechoso —le mire inseguro.
—Tranquilo no estábamos hablando mal de ti —me calmó— al menos él no.
Gabo solo sonrió, un beso en la mejilla me hizo fruncir el ceño.
—Me vas a pegar él herpes —me quejé limpiándome.
—Dramático —dijo Jess— tenemos trabajo muévete.
—Necesito vacaciones —me repetí lo que llevaba un tiempo pensando.
Tenía mis trabajos en los casos claramente, hablaba con personas para flecharlas.
Jess era la encargada de acomodar esto, decía que le divertía pero en realidad sólo lo hacía porque le encantaba el chisme.
Después de mi tercera junta en una de las salas de la biblioteca llegó la directora.
—Pensé que habíamos sido clara con usted joven Love —se quejó la amargada.
—Estamos estudiando —negué— y en caso de que pueda comprobar lo contrario no estamos haciendo nada malo.
—Vi entrar a tres personas más aquí —se quejó.
—No sabía que había límite para estudiar —gruñi.
—Como sea, vayan a clase chicos —regañó
—Chica —remarcó mi amiga.
—Ya lo creo —dijo mirándola de arriba abajo.
Salimos, miré a la directora con molestia y es que Jess por un momento de su vida no fue Jess, le llamaban Jason y biológicamente lo clasificaron como chico, pero ese "chico" siempre fue Jess.
—Sigue molesta por lo del súper intendente —señaló— me alegro.
—Ese hombre merecía alguien mejor —asentí.
Llegamos con Gabo al que claro no le pareció nada la actitud de la directora, sin embargo a Jess ya le valía lo que decían los demás.
Al acabar las clases nos fuimos a mi casa, mamá ya estaba cocinando cuando se emocionó por ver a mis amigos
—Gabo, Jesss me alegra verlos —se emocionó— que bueno que nos visitan ya hacía tiempo que no venían.
—Su hijo ya no nos quiere Amber —dramatizó Gabo a la rubia frente a él.
—Así es —se le unió Jess riendo.
Mamá me miró para cruzarse de brazos.
—Se comen mi comida, ya peleo contra tres no es justo con otros dos —me quejé.
—Hay suficiente comida en esta casa así que no seas envidiosos —regañó mamá— venga les aviso cuando esté lista la comida.
—Pues ya que —bufé.
Al subir las escaleras ya estaba Nini al acecho.
—¡Gabo! —exclamó feliz para lanzarse a él en un abrazo.
—Princesa —la cargó feliz— ¿Cómo estás?
—Feliz de verte, que bueno que vienes ya te extrañaba —lo llenó de besos.
Mi amiga se quedó sin decir nada esperando su turno.
—Nini saluda —le miré a la grosera.
—Hola hermanito —me besó haciéndose la tonta.
La miré serio señalando con la mirada a la chica.
—Jess —saludó de mala manera.
—Hola Nini —le sonrió— estas creciendo mucho.
—Así es —asintió bajándose de los brazos de mi amigo— vamos Gabo Ma me compro nuevo maquillaje.
—Solo un poco —Sentenció conociéndola.
—Y ahí va mi novio —suspiró Jess.
—No por mucho —añadió mi hermana que la alcanzó a escuchar.
Si, mi hermana estaba obsesionada con mi mejor amigo a tal punto en el que vivía la ilusión de que se iba a quedar con él... mejor no le decía lo del anillo.
Tiré mi mochila al suelo para luego acostarme en mi cama.
—Me despiertas cuando sea la comida —me tapé con mi cobija.
—No tienes remedio —negó destapandome— pero te necesito, bueno a cupido.
—Has cita —bufé.
La muy lista tomó la agenda de citas para anotar su nombre y aventarmela.
—A que curioso es mi turno —se burló.
Bufé para sentarme y verla.
—Quieres consejos para su regalo no es así —dije lo que ya me suponía.
La morena asintió sacando folletos de viajes lujosos.
—Creo que un viaje...
—No lo aceptará y lo sabes —la detuve de inmediato.
Si bien mi amigo no tenía el nivel económico para pagar un viaje tan caro y su orgullo no lo dejaba aceptar un regalo así.
—Pero si lo convences tal vez...
—No tienes que ir a un lugar tan costoso para demostrarle que lo amas —le recordé.
—Ya se, solo siento que se lo merece además se lo debo no muchos saldrían...
—No le debes nada a nadie, mucho menos sentir que debes pagar por el amor que recibes —dejé en claro— y en todo caso me lo debes a mí por juntarlos.
Una sonrisita se hizo presente en ella.
—Bien tú eres el experto —suspiró— que me recomiendas.
—Mm estaba guardando esto para su cumpleaños pero en vista de tu desesperación te lo daré —asentí sacando un folleto— es una cabaña, está cerca de la montaña para que haga eso de caminar que le gusta, es accesible y seguro con una cena romántica es la cita ideal.
—Por eso eres el mejor —me abrazó con fuerza.
—Lo sé —di una palmadita en su brazo para alejarme de su abrazo.
—Ya vez, te está engañando —señaló Niño de la mano de mi amigo con un maquillaje extravagante y dos bolas en el pecho.
—Es un abrazo Nini contrólate, y ahora ve a tu habitación que los adultos vamos hablar —la corrí.
—Ah si —dijo el moreno confundió.
—Si, porque traes relleno —le miré curioso.
—En este punto de mi vida no lo sé —negó mirando su pecho— pero me vería bien de Drag —guiño.
—Apuesto que si —sonrió ella picara.
Gran error porque ahora no podía quitarme de la cabeza a mi amigo como Drag.
Para mi suerte mamá nos llamo para comer, la suerte de tener una mamá chef, lo malo es que por el embarazo termina comiéndose la mitad de lo que preparaba.
—Ya se acerca Valentín chicos —sonrió la rubia de quien había heredado su cabello— ya tienen planes, qué tal pareja —me miró curiosa.
—A mi ni me veas —dirigí la mirada en la pelirroja.
—Tendría si me presentaras a alguien envidioso —atacó mi hermana mayor.
—Uh y si me...
—No te puedo presentar personas irreales o píxeles de pantalla Jade —me adelanté a sus tonterías.
—La vida es cruel —suspiró volviendo a lo suyo.
—Yo tengo alguien en mente —dijo Nini sin dejar de ver a Gabo.
Claro a Jess solo le daba risa, que podía hacer ante una niña de cinco años.
—Aunque dicen por ahí que te han visto con un latino guapo —me echo a los leones mi hermana.
Después de contestar mil preguntas y dejar en claro que era por trabajo por fin dejaron el tema, pero Gabo no parecía muy convencido.
Al final de un viernes atareado me tiré en cama para mirar la primera película de terror que se me presentara.
C. B 💙
Mañana a las 9, canchas de sur 😎
T.L 🏹
Un trato es un trato, nos vemos ahí. 👍🏼
Me emocionaba la idea de verlo fuera del ambiente escolar, era una buena oportunidad para ver con quien estaba tratando... ver al verdadero Caleb.
Bueno bueno ya se nos está poniendo buena la cosa.
El siguiente capítulo vendrá con sorpresa para mis lectores de mis otras historias 🙌🏻
Les dejo el dibujito especial de este mes del Pride
❤️🧡💛💚💙💜
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