Competencias
Para muchos las competencias pueden ser abrumadoras, estresantes, incluso fastidiosas y para algunos otros la cosa más divertida... para mi sólo era un requisito más para que me dejaran seguir lanzando flechas todos los días sin ser fastidiado.
—¿Emocionado? —preguntó el moreno recogiendo las flechas.
—Para nada —contesté relajado bebiendo mi jugo.
—Pero entonces... eso significa que no irás a entrenar —me miró Cal dándome las flechas.
—No, la competencia suele durar todo el día —expliqué indicando que guardara mis cosas— aún así puedes entrenar con los demás como antes.
—Agh no pueden al parecer Padi tiene cita con el médico, es cumpleaños de la abuela de Matt y Oti también tiene competencia —se quejó ayudándome a guardar las flechas.
Le miré confundido, quitándole las flechas pues las estaba guardando mal.
—Entonces tu plan era que entrenáramos los dos solos —caí en cuenta.
—Exacto —asintió orgulloso— algo así como un intensivo.
Negué de inmediato, si así era intenso no me imaginaba cuánto más podía ser.
—Lastima será para la otra —me libré, este loco me iba a matar.
El castaño bufó molesto para cruzarse de brazos.
—Bien, ya que estoy sin planes supongo que podría irte a ver —añadió feliz.
—¿Quieres irme a ver lanzar flechas por horas? —pregunté confundido, por gusto ni mis amigos iban.
—Bueno no solo verte, también apoyarte —afirmó.
—¿Apoyarme? —repetí confundido.
—Claro, eso que hacen los amigos cuando se necesitan —me explico divertido de manera burlona.
—No creo que...
—Decidido iré —sonrió cambiando el tema— mándame la dirección de acuerdo.
—No pero...
—Te veo, éxito —dijo sin más agarrando sus cosas para irse.
—Pero si será aquí —bufé cuando ya se había ido.
Suspiré para seguir guardando mis cosas, teniendo que iniciar de nuevo pues lo había hecho mal, fui a desayunar antes de iniciar las clases, ahí estaba Gabo con su cuaderno haciendo miles de anotaciones.
Me acerqué para inspeccionar, demasiados cálculos.
—Te equivocaste en el punto —informé sacando mi desayuno.
El chico suspiró para mirar y borrar las cuentas.
—Según yo no teníamos tarea de matemáticas —mencioné lo que me causaba conflicto.
—No es tarea —negó tratando de hacer las cuentas otra vez mal.
Le quité la hoja para resolverlas por él, observando las cuentas.
—Problemas de dinero —concluí ante las cuentas.
—Algo así —suspiró— Diego se rompió el brazo ayer, esta bien pero tuve que ayudar con el pago del hospital y ahora me quedé sin fondos para pagar el viaje de verano.
—El viaje al que me obligaste a ir —remarque molesto.
Gabo asintió, mi amigo vivía con un presupuesto ajustado lo que significaba que si quería algo fuera de su presupuesto tenía que trabajar por el... y si que le había costado juntar ese dinero.
—Estupido Diego me tenía que salir con esto ahora —se quejó molesto.
—Si, culpa a tu hermano de seis por romperse el brazo —negué indignado.
—Verdad, y encima me regañaron a mi por no cuidarlo bien —se quejó.
Ya entendía porque se había caído el niño.
—Estabas hablando con Jess —supuse.
El chico asintió, era fácil que se distrajera mandándose mensajes o fotos provocativas.
—Si quieres te puedo prestar...
—Eso no —se negó orgulloso como siempre.
Suspiré, quería ayudarlo pero no sabía como.
—Aunque tengo un plan que te involucra a ti —sonrió.
Lo miré para entender de inmediato.
—Oh no, no me vestirás de cupido en san Valentín y me harás repartir chocolates —me negué de inmediato.
—Tim vamos nos haremos ricos —insistió su idea que me pedía cada año. — Venga de verdad quiero ir con ustedes al viaje —me miró con sus ojitos de perro— te prometo que me encargaré de todo, tu solo tendrás que vestirte ese día y máximo una hora.
Me quedé pensando en lo que había dicho hace un rato el moreno.
—Está bien acepto —cedí.
—Por favor Tim te lo imploro yo...
—Ya dije que si —gruñi.
El chico me miró asombrado para lanzarse a mi en un abrazó como nunca antes.
—Gracias, gracias —sonrió.
—¿Eso hacen los amigos no? —me cuestioné.
—Si, eso hacen —afirmó aún abrazado a mi.
—Bien, pero ya suéltame —ordenó.
Mi moreno asintió para de inmediato sacar su computadora y empezar hacer los carteles para la publicidad.
—Chicos —saludó Jess— como están mis razones de venir a la escuela.
—Gabo me va a vender —conté resignado.
—Lo pondré a dar chocolates en san Valentín —informó orgulloso
La chica nos miró para asentir.
—Anótenme me uno —sonrio.
—Explotadores —me queje.
Gabo asintió más feliz que nunca.
Los días antes a una competencia tenía que entrenar doble por lo que me había quedado por la tarde.
—Nos vamos —insistió Grace mientras mandaba mensajes como loca, tenía una adiccion— tengo clase de baile.
—No te pedí que te quedaras —señalé a la pelirroja.
—Pero mamá si —se quejó.
Entre risitas la llegada de Kori con Cal me distrajeron fallando mi tiro.
—Perfecto fallaste, te veo en el auto —sonrió burlona.
Bufé para recoger mis cosas.
—Te veo mañana cupido —se despidió Cal.
—Adiós —me despedí recogiendo la flecha.
La chica me miró para rodar los ojos.
—Así que es verdad, cometes un error y lo dejas —dijo atacándome— tanto miedo le tienes al fracaso.
—Al contrario, si me doy la oportunidad de seguir fallando me acostumbraré a fallar —expliqué.
—Que estupidez —me atacó .
—Si es una estupidez porque soy campeón nacional desde los ocho —confronte ante lo lógico.
—Presumido —bufó.
Nos subimos al auto con mi hermana, en un par de semanas podría sacar mi licencia por lo que no tendría que viajar más con ella o mis madres.
Las tardes antes de mis competencias no solía hacer nada más que comer galletas y mirar televisión.
Algo bastante fastidioso es que los torneos suelen ser temprano por lo que a las ocho de la mañana mi familia ya estaba lista para salir.
—Si ya sabemos que va a ganar para que vamos —se quejó Jade medio dormida todavía.
—Si, Nini dormida —acompaño la enana en brazos de mamá.
—Yo no las quiero ahí, nuestras madres son las que las obligan —me queje.
—Muy bien vamos a tranquilizarnos —dijo Ma— vamos todos juntos porque somos familia y nos apoyamos entre nosotros de acuerdo.
—De acuerdo —dijimos al unísono.
Llegué a la escuela donde ya estaban poniendo todos los blancos, y preparando las flechas.
—Listo campeón —dijo mi entrenador.
Aquel hombre con sobrepeso y peluquín mal puesto era mi supuesto entrenador, básicamente lo habían metido porque por reglamento tenía que tener uno.
Al ser autodidacta el hombre solo se presentaba en las competencias, en realidad sólo era profesor del equipo mediocre de tenis.
—Listo —asentí.
—Bien ve hacer lo qué haces —sonrió feliz.
Asentí para ir calentando un poco, Gabo llegó pues era mi recogedor de flechas, algo que también tenía que tener.
—¿Nervioso? —me preguntó Gabo.
—Nunca —negué lanzando la primera flecha.
—Yo que tú si lo estaría —dijo Pedro, un chico que intenta ganarme desde hace ya tiempo— tenemos un nuevo recluta a tu nivel.
—Si sabes qué significa ser campeón nacional, que por diez años he sido el mejor del país —remarqué— pero si tú lo dices me gustaría tener algo de competencia, ganarles comienza a ser aburrido.
El chico bufo para irse maldiciendo por lo bajo.
—Eres malvado —asintió Gabo riendo.
—Lo sé —asentí.
La gente comenzaba a llegar más y más, con la mirada traté de buscar al susodicho pero no estaba.
—¿A quien buscas? —me preguntó Gabo.
—A tu mamá —contesté.
El chico tocó su sien para negar irritada.
—Y aquí el pendejo soy yo por enseñarte jerga mexicana—gruñó.
—Si lo eres —sonreí burlón.
El moreno me dió un buen golpe para negar.
—Más bien estas buscando un moreno, algo alto con carita de bebé y linda sonrisa —me miró levantando y bajando las cejas pícaro.
—Si, tu hermano —contesté evadiendo el tema.
—Ahora si...
Después de perseguirme por un rato la competencia dió inicio, yo era de los últimos en participar pues la escuela solo participa conmigo, así ahorraban en dinero, no me obligaban hacer equipo con personas y les daba más prestigio a la escuela.
Sin embargo ese día me sentía intranquilo por una extraña razón.
—Seguro se le hizo tarde —me animó Gabo.
—No me importa si no vino —empecé a estirar.
—A mi me parece que si —señaló— pero es hora de partirle el culo a los de la montaña así que tranquilizó y a ganar —dijo mi amigo dándome una nalgada.
Le miré feo para ir a mi posición, a mi lado estaba un chico castaño de brillantes ojos verdes.
—Así que tú eres el supuesto prodigio del arco no —me miró mi contrincante— me llamó Dylan, y será un placer ganarte.
—Demuéstramelo con hechos, las palabras las usan las personas inseguras de su potencial —le miré de arriba abajo— y tú te ves muy inseguro.
El chico solo bufó para volver a lo suyo.
Me preparé y respire, eran esos momentos en los que solo éramos yo, mi arco y la diana.
En la primera ronda se lanzaban en nuestro caso diez flechas que se iban puntuando para eliminar algunos y clasificar a los demás, después de eso se iniciaba con los sets, cinco sets en los que se lanzaban cada uno tres flechas.
Por lo común desde las primeras tres se podía ver que era una victoria simple, pero esta vez... ese chico llevaba el mismo puntaje que yo.
Para el último set por primera vez sentía algo en el estómago.
—Me siento mal —le dije a mi amigo a mi lado en el descanso— creo que voy a vomitar.
—Creo que no —me miró para sobar mis hombros — son nervios
—Yo nunca había estado nervioso —dije confundio.
—Pues lo estás, así que respira tu puedes —me calmó— y más vale que si porque aposté mis últimos fondos con uno de los niños ricos.
—Gracias por la precion extra —me quejé.
—De nada, ánimo —sonrió.
El silbato que indicaba que iniciaba el último set sonó para ponernos en posición, siempre se hacía ese silencio completo a la hora de disparar y fue ahí en ese silencio que se escuchó un grito.
"Vamos cupido" se escuchó por todos lados.
Me giré y ahí estaba siendo golpeado por Jess en la cabeza para que se callara.
Negué para ponerme en posición, respire y dejé que la flecha hicieran su trabajo... al parecer la presión pudo con mi contrincante.
Gane la contienda como era de esperarse.
—Que ridiculo alardear y perder —estreche su mano como era obligatorio.
El chico solo aplastó mi mano con fuerza para irse.
Entre risas y vítores me acerqué para ver a Cal, el chico se acercó para abrazarme y revolver mi cabello.
—Nunca dejas de sorprenderme cupido —halagó feliz.
—Yo... pensé que ya no venías —murmuré.
—Si perdón mi mamá llegó y bueno yo me tuve que escapar para venir aquí —contó con una pequeña risa.
—Viniste a ver un tonto torneo en vez de estar con tu mamá que llega recién de estar en servicio —señale confundido.
—Prometí venir apoyarte no —dijo divertido.
—Pues gracias —supuse.
El chico asintió, nos quedamos en silencio por un momento sin saber que decir... tenía un aspecto cansado y algo triste.
—Anda ve a casa a estar con tu familia —lo corrí.
—Me gustaría invitarte a celebrar pero si no regreso mi abuela me va a desheredar —dijo burlón— lo dejamos para después.
—Claro —asentí.
—Bien es una cita —sonrió burlón para revolver mi cabello.
El moreno se fue mientra mi mejor amigo llegaba contando el dinero que le había quitado a los niños ricos.
—A caso lo que veo es una sonrisa —dijo burlón.
—Tengo una cita al parecer —murmuré robándole lo que me pertenecía mientras me alejaba sin contarle más.
—Tim... he tim espera cuéntamelo todo —ordenó corriendo tras de mi.
Una cita... había conseguido una cita.
Uhh avemus cita 🌚
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