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XIII

Los días pasaron, y la cercanía entre ellos se volvió una necesidad constante para Jungkook, que ya no soportaba ver a Taehyung alejarse ni siquiera por unos momentos. La intensidad de sus emociones iba en aumento, y su lado posesivo se manifestaba con cada mirada, cada caricia. Taehyung, lejos de incomodarse, estaba absolutamente fascinado por esta versión más instintiva de Jungkook, sintiendo en el aire ese suave aroma de tierra mojada y lluvia, característico de su presencia, que parecía intensificarse cada vez que el lobo en él quería marcar territorio.

Esa tarde, mientras paseaban por el mercado, el delicado aroma a lavanda que Taehyung desprendía flotaba en el aire, envolviendo a ambos en una atmósfera serena. Las personas se giraban a observar a Taehyung a su paso, fascinadas por la etérea belleza del dios del amor. Sus alas, imponentes y perfectamente desplegadas, parecían tener un brillo suave bajo la luz, acentuando aún más su presencia. Su figura era inigualable, y el encanto que irradiaba era tan envolvente como el propio aroma a lavanda que lo caracterizaba; todos podían ver en él un destello de divinidad, como si un ser celestial hubiera decidido caminar entre los mortales.

Pero cada vez que alguien miraba a Taehyung con demasiado interés, el aroma terroso y fresco de Jungkook parecía rodearlos con más fuerza, como un aviso silencioso. Fue evidente cuando un joven comerciante les ofreció un par de flores frescas, incapaz de ocultar su asombro ante la majestuosa presencia de Taehyung. Jungkook entrecerró los ojos y tiró de Taehyung hacia sí, rodeándolo como si fuera su bien más preciado. Incluso Taehyung, que solía mantenerse impasible ante la admiración que provocaba, no pudo evitar una sonrisa ante esa muestra de protección que emanaba de Jungkook, acompañada por la firme y protectora presencia de su lobo interior.

-¿De verdad necesitas tantas atenciones de los demás? -preguntó Jungkook en un tono bajo, con una mirada que dejaba claro que estaba dispuesto a proteger lo que era suyo.

Taehyung alzó una ceja, complacido por la mezcla de determinación y celos en la mirada de Jungkook.

-¿Atenciones? -repitió, entre divertido y complacido-. Yo solo tengo ojos para una persona, y está justo frente a mí.

Pero Jungkook no parecía satisfecho. Sus manos se deslizaron hasta la cintura de Taehyung, sosteniéndolo con firmeza, mientras su lobo casi parecía despertarse, envolviéndolos en su esencia fresca y cautivadora. Se inclinó un poco, rozando sus labios cerca del oído de Taehyung, y en un susurro posesivo le dijo:

-Entonces hazlo más evidente, porque no me gusta cuando los demás te miran de esa forma. Quiero que sepan que eres mío, que nadie tiene derecho a acercarse.

El tono de Jungkook, mezclado con la cercanía de su aliento cálido y el perfume a lluvia que él siempre emanaba, hicieron que un estremecimiento recorriera el cuerpo de Taehyung, quien se mordió el labio mientras una chispa de emoción lo embargaba.

-¿Y cómo quieres que lo haga evidente? -preguntó en tono bajo, coqueto, desafiándolo.

-De esta forma, -murmuró Jungkook sin dudar. Lo atrajo hacia sí y lo besó, un beso profundo y lento que hizo que Taehyung perdiera el aliento. Era un gesto claro para cualquiera que pudiera observar: Taehyung le pertenecía. Taehyung sintió cómo el aroma a tierra mojada de Jungkook lo envolvía, intensificando aún más el momento, mientras su propia fragancia a lavanda parecía bailar en el aire a su alrededor. Se dejó llevar, disfrutando de cada segundo, mientras sus manos acariciaban la espalda de Jungkook, trazando lentamente el contorno de su figura.

Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban de manera entrecortada, pero Jungkook aún lo sostenía con firmeza, sin dejar espacio entre ellos.

-¿Ahora estás más convencido de que no tienes que preocuparte? -preguntó Taehyung, sonriendo con una chispa traviesa en los ojos, sintiendo el aroma de Jungkook rodeándolo como una manta protectora.

-No del todo, -admitió Jungkook, sus manos todavía aferradas a la cintura de Taehyung-. Pero no planeo soltarte en todo el día, así que ya verás lo que es estar realmente marcado como mío.

Taehyung dejó escapar una risa suave, complacido. No se había imaginado cuánto podría disfrutar de este lado celoso y protector de Jungkook, pero saber que su amor era tan intenso y que no deseaba compartirlo con nadie más lo hacía sentir especial y deseado.

De regreso en la cabaña, el aroma de la madera y de las flores silvestres llenaba el aire, combinándose con el perfume natural de lavanda de Taehyung y el aroma fresco de lluvia y tierra mojada de Jungkook, creando una atmósfera cálida e íntima. Jungkook no dejó de demostrarle cuánto lo necesitaba cerca. Lo guió al sofá, sentándose junto a él y manteniendo una mano firmemente alrededor de su cintura, mientras la otra se enredaba en su cabello. La presencia del lobo de Jungkook parecía intensificarse, reclamando a Taehyung como su compañero, dejando claro que nadie más tenía lugar en la vida de su amado.

-¿Sabes? -dijo Jungkook, con una sonrisa ladina-. Creo que cuando vuelvas al Olimpo, no dejaré que te vayas sin mí. No soportaría que te acerques a nadie más en mi ausencia.

Taehyung, encantado con ese lado posesivo de Jungkook, alzó una mano para acariciar suavemente su mejilla, sus dedos rozando con dulzura los contornos de su rostro.

-No hay nadie en el Olimpo que me importe tanto como tú, -susurró Taehyung, con una mirada que reflejaba todo el amor y la devoción que sentía-. Eres el único que logra hacerme sentir tan vivo.

En un movimiento lento, Taehyung se inclinó para besarlo nuevamente, disfrutando de cada segundo y deleitándose en el aroma a lluvia y tierra que Jungkook desprendía, tan cálido y tan suyo. E

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