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VI

Jungkook sonrió con una mezcla de incredulidad y satisfacción. No sabía si reírse o dejarse llevar por la emoción que crecía en su pecho cada vez que Taehyung lo miraba así, como si él fuera todo lo que le importaba en el mundo. Sentía el peso de la corona de flores en su cabeza, sus pétalos frescos y aromáticos rodeándolo y, de alguna manera, llenándolo de una calidez que era tan nueva como reconfortante.

-Así que... rey de tu corazón, ¿eh? -repitió Jungkook, intentando sonar despreocupado mientras miraba al suelo, aunque una sonrisa empezaba a dibujarse en sus labios. No podía evitarlo; Taehyung parecía tener ese efecto en él.

Taehyung se rió, una risa suave y ligera como el viento que soplaba suavemente a su alrededor. Sus alas, ahora relajadas, se movían ligeramente al compás de su risa, dándole un aire despreocupado que le quedaba demasiado bien.

-Exacto. ¿A quién más coronaría? -replicó Taehyung con esa confianza juguetona que parecía ser natural en él-. ¿Te imaginas a alguien más llevando esto? No creo que a nadie le quedara tan bien.

Jungkook negó con la cabeza, ahora sí soltando una risa ligera. La energía que Taehyung traía consigo parecía haber borrado cualquier molestia que había tenido esos días en los que él no había aparecido, y, sin pensarlo mucho, dio un paso hacia adelante, acortando la distancia entre ellos. Era raro, pero se sentía extrañamente natural estar así de cerca.

-Bueno, supongo que no me puedo quejar -murmuró Jungkook, ahora con la vista puesta en la corona de flores que adornaba su cabello-. Nunca pensé en llevar flores en la cabeza, pero... siendo tú quien las hizo, no me importa.

Taehyung esbozó una sonrisa satisfecha, como si acabara de ganar un pequeño reto. Con delicadeza, levantó la mano y tocó suavemente el borde de la corona, ajustándola un poco en la cabeza de Jungkook.

-¿Ves? Te queda perfecto -dijo con una expresión de aprobación-. La próxima vez te haré una corona aún mejor, una con las flores más especiales que encuentre. Pero por ahora, esto es lo mejor que puedo ofrecer.

Jungkook arqueó una ceja, divertido por el tono comprometido de Taehyung.

-¿Estás insinuando que vendrás muchas veces más a verme? -preguntó, fingiendo un aire de sorpresa-. ¿No tienes algún otro lugar al que debas ir, o quizás... otros planes?

Taehyung se rio y sacudió la cabeza, como si la idea fuera completamente absurda.

-Eres imposible -le dijo entre risas, dándole un empujoncito en el hombro-. Claro que voy a volver. ¿Crees que me aguantaría la vida en el Olimpo sabiendo que estás aquí, con esa carita de alfa celoso? Imposible.

La risa de ambos se mezcló, llenando el claro con una calidez que se sentía ligera, sin ninguna presión. No había necesidad de decir nada más, solo estaban ahí, juntos, sin que ninguno intentara forzar una conversación. Había algo en la tranquilidad del lugar, en la naturaleza que los rodeaba y en el momento compartido, que hacía que el tiempo se sintiera como algo irrelevante.

Después de unos minutos, Jungkook se dejó caer en la hierba, apoyando su espalda contra un árbol cercano, y miró a Taehyung, quien se unió a él, sentándose a su lado, sus alas plegadas a la perfección. Sin nada que romper la paz del momento, ambos simplemente se quedaron mirando el cielo, las nubes pasando perezosamente.

-¿Sabes? No imaginé que un dios como tú se molestaría en hacer cosas como esta -dijo Jungkook, girándose para mirar a Taehyung, su voz tan suave como la brisa.

Taehyung levantó la vista, con una expresión pensativa que contrastaba con su actitud juguetona de antes.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí, Jungkook -respondió con una sonrisa tranquila-. Pero, de todas las cosas que tengo que hacer allá arriba, venir aquí a verte es, sinceramente, lo que más espero.

Jungkook se quedó en silencio, su corazón latiendo fuerte ante la honestidad en las palabras de Taehyung. Fue un momento breve, pero significativo, que los dejó con una sensación cálida en el pecho.

Finalmente, Taehyung se incorporó y, con una sonrisa pícara, se inclinó hacia Jungkook.

-Bueno, rey de mi corazón -dijo en un tono juguetón-, ¿qué piensas hacer con tu título?

Jungkook se echó a reír, sintiendo cómo esa broma ligera era justo lo que necesitaba.

-No sé, tal vez abusar de mis poderes y hacer que mi dios personal venga a verme cada vez que quiera -respondió en el mismo tono-. No es una mala idea, ¿verdad?

Taehyung lo miró, con una chispa divertida en los ojos.

-¿Abusar de tus poderes, dices? -repitió, poniéndose de pie, y extendiendo una mano hacia Jungkook para ayudarlo a levantarse-. Tendrás que ganarte eso, querido alfa.

Jungkook aceptó su mano y se puso de pie, sin soltarla. Le dedicó una sonrisa traviesa, sintiéndose más ligero que en los últimos días.

-Entonces, estaré aquí para cuando decidas volver.

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