Taehyung aterrizó suavemente, sintiendo cómo la brisa acariciaba sus alas mientras se acercaba al claro en el que sabía que encontraría a Jungkook. Había estado esperando este momento todo el día, y cada segundo parecía alargarse más de lo normal. Caminó con calma, asegurándose de que sus pasos sobre las hojas no llamaran demasiado la atención, al menos hasta que estuvo lo suficientemente cerca para notar la postura tensa de Jungkook. El alfa estaba de pie junto a un tronco, la mirada clavada en el suelo, los brazos cruzados, claramente absorto en sus pensamientos.

Al percibir su olor, Jungkook giró la cabeza para mirarlo, pero no se movió. Había algo en su mirada, una mezcla de desconfianza y enfado que a Taehyung le hizo alzar una ceja divertida. Decidió probar si podía relajarlo un poco. -Oh, míralo, mi alfa favorito -dijo Taehyung con una sonrisa traviesa mientras se acercaba lentamente-. ¿Sucede algo, Jungkook? -preguntó con suavidad, acercándose un paso más.

Jungkook soltó un suspiro, desviando la mirada.

-Pensé... pensé que no ibas a volver -dijo en voz baja, con un toque de orgullo herido-. O tal vez... no podías porque estabas ocupado... con otro dios, ¿no? -añadió, tratando de sonar indiferente, pero el tono de celos y duda era inconfundible.

Taehyung lo observó con atención, y una sonrisa divertida apareció en sus labios al escuchar el leve tono de celos en la voz de Jungkook. Sin embargo, había un toque de ternura en su expresión mientras daba un paso más, reduciendo la distancia entre ambos hasta que casi podía sentir el calor que irradiaba el alfa.

-¿Otro dios? -repitió Taehyung, con un toque de incredulidad y una chispa de diversión en sus ojos-. No tienes idea de cuánto tiempo he estado esperando poder escaparme para venir a verte. ¿Crees que alguien más podría interesarme tanto?

Extendió una mano hacia el rostro de Jungkook, acariciando suavemente su mejilla con el pulgar mientras sus ojos azules se mantenían fijos en los del alfa.

-Eres tú, Jungkook. Solo tú -continuó Taehyung, con voz suave pero segura-. No hay nadie más. Te elegí a ti, y cuando me enamoro, no es un capricho.

Jungkook se quedó en silencio, tratando de procesar cada palabra, mientras sentía cómo el leve resentimiento se iba disipando. Taehyung esbozó una sonrisa y, sin decir más, se inclinó y comenzó a buscar entre las flores que los rodeaban. A su alrededor, el claro estaba lleno de colores vibrantes y aromas frescos, y Taehyung los inspeccionaba con una calma absoluta, recogiendo solo las flores que consideraba perfectas.

Jungkook, todavía confundido, observaba con curiosidad cómo Taehyung elegía cuidadosamente cada flor, entrelazándolas con habilidad hasta formar una corona vibrante y natural. Con una sonrisa satisfecha, Taehyung se giró hacia Jungkook y levantó la corona para colocársela en la cabeza.

-Perfecto -murmuró, su tono lleno de orgullo-. Ahora sí, oficialmente eres el rey de mi corazón.

El alfa sintió cómo el sonrojo subía a sus mejillas al notar la mirada intensa de Taehyung, quien lo observaba con una mezcla de cariño y diversión. Su sonrisa, suave pero encantadora, parecía proclamar sin palabras que no había espacio para nadie más en su vida.

-¿Rey de tu corazón, eh? -dijo Jungkook, fingiendo despreocupación mientras tocaba la corona de flores en su cabello, aunque su sonrisa lo delataba.

-Así es -respondió Taehyung, guiñándole un ojo-. Esta corona es solo una prueba, para que nunca dudes de lo que significas para mí.

Se inclinó un poco más, tomando una de las manos de Jungkook y entrelazando sus dedos suavemente.

-Te elegí a ti, Jungkook, y pienso seguir eligiéndote cada día.