Taehyung había soñado muchas veces con cómo sería el cortejo perfecto para un alfa, pero lo que sentía por Jungkook hacía que cada plan que tenía en mente se sintiera insuficiente. Quería sorprenderlo y, más que eso, asegurarse de que cada momento juntos fuera especial. Así que, con una sonrisa traviesa y un toque de creatividad divina, ideó pequeños gestos para hacer que Jungkook se sintiera único cada vez que se encontraran.

El primer día de su cortejo, Taehyung decidió llevarle un obsequio pequeño, algo personal y cargado de significado. Con paciencia, escogió una piedra de luna en el Olimpo, la cual pulió y limpió él mismo hasta que quedó brillante y suave. Cuando la piedra estuvo lista, Taehyung le añadió una fina cuerda de cuero y la convirtió en un collar sencillo, pero que irradiaba una calma que le recordaba a Jungkook.

Al día siguiente, al llegar al claro donde siempre se encontraban, Taehyung notó a Jungkook apoyado en un árbol, esperándolo. La escena era perfecta: el alfa estaba recostado contra el tronco, con la vista perdida en el cielo, y al escuchar los pasos de Taehyung, se volvió hacia él con una sonrisa tranquila.

-Te traje algo -dijo Taehyung, extendiéndole el collar mientras observaba atentamente la reacción de Jungkook.

Jungkook lo tomó en sus manos y lo observó en silencio por un momento, frotando la piedra de luna con el pulgar. Alzando la vista hacia Taehyung, sonrió con una mezcla de sorpresa y agradecimiento.

-Es increíble. ¿Lo hiciste tú? -preguntó, pasándose el collar por la cabeza sin perder tiempo.

Taehyung asintió, notando cómo el collar parecía hecho a la medida para él.

-Lo escogí porque me recuerda a ti. Tranquilo y fuerte, como una piedra de luna -dijo con un guiño, disfrutando el leve sonrojo que subía por las mejillas de Jungkook.

El día después, Taehyung se presentó con algo un poco más atrevido: decidió sorprender a Jungkook preparándole un picnic improvisado en el claro, con algunos alimentos frescos que había conseguido en la tierra. Con la ayuda de un par de nubes, Taehyung había dispuesto una pequeña mesa sobre el pasto y había puesto frutas frescas, pan y una jarra de jugo.

Cuando Jungkook llegó y vio la escena, se quedó boquiabierto.

-Vaya, ¿esto es para mí? -preguntó, claramente sorprendido y encantado.

-Claro -respondió Taehyung, haciéndole un gesto para que se sentara a su lado-. Un cortejo requiere detalles, ¿no?

Ambos se acomodaron y empezaron a comer, mientras conversaban de temas casuales, riéndose de pequeñas historias de su día a día y hablando de cualquier cosa que se les viniera a la mente. Con cada sonrisa y cada broma, Jungkook se iba sintiendo más cómodo, y Taehyung, por su parte, estaba seguro de que este cortejo no solo era especial, sino genuino.

En otro momento de su cortejo, Taehyung decidió llevar a Jungkook a un lugar especial. Como dios, tenía la habilidad de crear espacios ocultos, y esa vez creó un rincón secreto en el claro, una especie de refugio rodeado de árboles y cubierto de pequeñas flores brillantes. Con un gesto, hizo que los pétalos de las flores destellaran en colores suaves, como si fueran pequeñas estrellas.

-Pensé que te gustaría un lugar para relajarte, uno donde solo estemos tú y yo -dijo, guiando a Jungkook dentro de este nuevo espacio.

El alfa, que había estado al borde de la risa al ver el entusiasmo de Taehyung, se quedó sin palabras al entrar. Su expresión cambió de sorpresa a una profunda calma y gratitud mientras recorría el lugar con la mirada.

-Nunca pensé que vería algo como esto... -susurró, asombrado, antes de volverse hacia Taehyung con una sonrisa cálida-. Gracias, Taehyung. Este lugar es increíble.

Pero Taehyung no se detenía allí. Quería mantener las cosas interesantes, así que, un par de días después, cuando el cielo estaba despejado y la luna llena iluminaba el bosque, Taehyung se llevó a Jungkook al borde de un acantilado cercano. La vista era espectacular, con la luz de la luna reflejándose en el río y las estrellas brillando en el cielo.

-¿Listo para una pequeña aventura? -preguntó Taehyung, extendiendo una mano hacia él.

Jungkook lo miró, divertido y un poco nervioso.

-¿Qué tienes en mente?

-Confía en mí -dijo Taehyung, con una sonrisa segura.

Al sostenerle la mano, Taehyung usó sus alas para elevarse con Jungkook, llevándolo sobre el bosque y permitiéndole ver la tierra desde una perspectiva completamente nueva. Aunque solo volaron unos pocos minutos, el impacto fue profundo: Jungkook observaba el paisaje en silencio, sin poder creer la belleza que lo rodeaba, mientras Taehyung lo sostenía firmemente, asegurándose de que cada segundo fuera inolvidable.

Cuando finalmente descendieron, Jungkook apenas podía contener la emoción.

-Esto... esto fue increíble, Taehyung -dijo, con una sonrisa que dejaba ver sus emociones a flor de piel-. ¿Siempre haces este tipo de cosas por las personas que te gustan?

Taehyung se encogió de hombros, con un brillo juguetón en los ojos.

-Solo cuando son especiales -respondió, mirándolo directamente a los ojos antes de soltar una pequeña carcajada-. Y debo decir que tú lo eres.