Capítulo 8
Capitulo 8
Emilie
Nos separamos automáticamente de aquel abrazo que ambos nos dimos y vimos a Estela que nos miraba con el ceño fruncido y preocupación.
-Claro...ya vamos-contesta todavía en shock,Cupido.
Seguimos en silencio por el largo pasillo a Estela, mientras caminábamos observé distintas pinturas de peleas heroicas, personajes de la historia universal. Entre uno de las pinturas pude distinguir a Juana de Arco, quien fue una de las primeras feministas porque con sólo 17 años encabezó el ejército real francés, siendo la primera mujer en esa época en comandar un ejército, y por tal motivo la admiraba, porque fue valiente a pesar que en ese tiempo primeriaba la opinión de los varones.
-Es una gran mujer ella, digna de admirar-escucho por adelante que opinaba Estela- Cómo puedes observar este es mi propio salón de la fama.
-¿Con pinturas robadas por ti?-bromea Cupido – No me cabe duda que hacías eso.
-Quizás, ser no querido – responde ella – Pero son las pinturas originales, dando entender que cuesta lo que el cuerpo de ella- Me apunta riendo- Lo siento chica, pero cada pintura de estas sale eso o más.
-Y si te venden un cuadro que salgo retratado yo....¿lo comprarías?-pregunta Kal
-Por supuesto que lo compraría, es algo obvio. -responde sonriendo-Para rayarlo y quemarlo en la chimenea de mi casa. Es más, hace un mes compré una e hice eso, no tienes idea de lo bien que me sentí.
La cara de espanto de cupido es imaginable, es como cuando me dijeron que One Direction se iba a separar pero en comparación a lo último esto da risa, lo último no.
-También pensé en comprar un muñeco vudú tuyo-rió- Pero quería hacer otra cosa, y va respecto a tu amiguito de abajo
-¿A gran Kal? Pero si él no ha hecho nada-dice de forma apenada- Es inocente de todo. Por favor, no lo mates.
Pongo los ojos en blanco tratando de ignorar el comentario pervertido de Cupido.
-Ahora hablando en serio....miren, en verdad no tengo noticias muy buenas-confesó- Al hablar con mi dios, él accedió a hablar personalmente con ustedes.
-Eso es una buena noticia, pero tiene un pero y eso no me agrada.
-Exacto, tiene uno.
-Dime, ¿Acaso Ares tiene miedo de mí?-responde sarcásticamente- Por qué por lo que sé yo no me he metido con ninguna de sus ninfas...oh verdad con todas.
-¿Cuándo te tomarás las cosas en serio, Kal?-pregunta ya perdiendo la paciencia la ninfa, Ares quiere hablar con ambos y tú solo bromeas.
-Pero si es verdad Estela, me acosté con todas-alza las manos explicando.
Estela hace caso omiso a lo que Kal anteriormente explicó y nos adentra a un oscuro y gran vestíbulo en que en las paredes había dibujos de soldados y distintas armas antiguas como flechas, puntas, entre otras. Toda esta decoración hacía referencia a su dios, Ares.
-Es precioso-murmuro contemplando los alrededores.
-Mi palacio es mejor que esto, mundana-responde cupido- No te dejes enamorar con unos pares de flechitas, tampoco por él porque es peor que yo.
-Nadie es peor que tú, imbécil
-Créeme, él es peor.-responde serio- Si te mira mucho o algo ponte atrás mío para esquivar la mirada. Siento que eres mi responsabilidad en frente de los dioses. No te lo tomes a mal. Sé que te puedes cuidar y proteger, pero desgraciadamente muchos de los dioses son muy raros y yo he vivido toda mi vida con ellos. Por favor, solo te quiero proteger.
Asisto todavía dudosa y entramos a la última habitación del gran vestíbulo.
-Amo, aquí están.
En la pantalla se reflejó hombre. Al verlo note que no era cualquier hombre, era un dios griego. Alto, moreno, pelo castaño ondulado y ojos oscuros y brillantes como el carbón, era como Noah Centinero pero es una versión más griega y poderosa.
-¿Qué tal alitas? ¿Cómo está todo allá? Supe el castigo que te dio tu madre respecto a lo que hiciste con Apolo, nunca creí que hicieras eso muchacho. Tú sabes perfectamente el código que tenemos.
-Él no contó toda la historia, en verdad amigo yo no hice tantas cosas. Ahora hasta mi madre me odia, o eso creo.
-Hablando de tu madre, tengo que hablar esto contigo. No he tenido ninguna comunicación con ella estos últimos días, siendo que con tu madre era con quien más compartía.
Aprieta la mandibula Kal, reflejando su disgusto a escuchar tal comentario. Me lanza una mirada de preocupación y por primera vez note que él tenía sentimientos reales por alguien, y esa persona es su mamá.
-¿Crees que...?
-No, es imposible. Son hermanos, se respetan y se quieren.-después me mira a mí- ¿Ya te conseguiste alguien?
-Sí-miente
-No-respondo automáticamente
-¿Cómo? Estoy confundido, pero es hermosa esta pelirroja- sonríe mostrando sus perfecta dentadura- ¿No tienes una hermana? Puede que me enamore de ella.
Por un momento quise contestarle. Quise decirle que tenía una hermana gemela, pero me costaba, no quería conmemorar sus recuerdos, porque la extrañaba. Extrañaba a mis padres, a ella, a todos.
Pero la cosa ya estaba hecha, y aunque daría cualquier cosa para estar con ellos, era imposible.
-No, no tengo-miento con un hilo de voz- Sí consigo una te aviso, ¿mi abuela, vale también, es menor que tú?
-Yo feliz. Me encantan las pelirrojas
-Te encantan todas, imbécil –refuña cupido
-¿Se puso celoso el dios de los amores? Por lo menos a mí me quieren, a ti no de coña.
-Si te pones así, manga de flechas me vengaré- ríe Cupido- Pero blando en serio, ¿crees que mi madre este bien?
El tono afligido
-Amigo, ella se cuida y protege sola, tu madre es muy valiente. Estará bien, en caso que ella esté en peligro....
La llamada de corta, al retomarse, vemos una imagen que nos impacta a los tres.
Afrodita estaba inconsciente.
Sus ropas estaban rotas, sucias y andrajosa. Y todo su cuerpo estaba mascullado, con algunas heridas y con múltiples golpes y moretones. Se veía muy demacrada. La tenia Hefestos entre sus brazos.
-¡Ares!-se escucha Hefesto gritando – Llama a las nodrizas, necesitamos ayuda.
Ares todavía en Shock, asiste lentamente, nos mira a nosotros con ojos impactados.
-Lo siento, no puedo hablar contigo.-musita en voz baja, apagando la trasmisión.
Cupido se aleja lentamente de donde estábamos, se ve desorientado y nauseabundo, todavía no lo puede creer.
Estela incomoda hace ademan de mirarme y sonreír lastimosamente.
-Yo...me voy....estaré en la cocina si me necesitan-juguetea con mi pelo intentado de sonreír y se va, dejándonos nuevamente a solas Kal y yo.
Le doy un nuevo vistazo a cupido que esta agachado mostrándome la espalda en la esquina de la habitación. No sabía qué hacer, ni que decir pero algo me decía que tenía que estar con él, lo quería apoyar. Porque yo también había vivido esto y no quería que él se derrumbara, como yo lo hice.
Me acerqué lentamente donde él se encontraba y le toque el brazo en señal de compañía.
-No estás solo, estás conmigo.
Me agarra la mano y me la sujeta, entendiendo todo. Levanta su cara y veo sus ojos llenos de lágrimas.
-¿Emilie?-me llama en susurro-¿Te puedo abrazar?
Sonrío con sinceridad, a pesar de todos los problemas que habíamos pasado, algo dentro de mí se conmovió viéndolo así y yo no tenía resentimientos contra él, de eso estaba segura.
-Por supuesto.
Abro mis brazos y los quedamos abrazados, esperando que algún milagro u algo hicieran que Afrodita este nuevamente con su hijo.
.....................
Holi, me encanta que les guste esta nove <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro